dibujado en 1975 el Nuevo Quijote de América de Oswaldo Guayasamín
Donan obra de Guayasamín al Complejo Escultórico Memorial Ernesto Che Guevara, de Santa Clara
Freddy Pérez Cabrera
Santa Clara.— Con la entrega al Complejo Escultórico Ernesto Guevara de Santa Clara, de una gigantografía que reproduce un retrato del Che llamado El nuevo Quijote de América, dibujado en el año 1975 por el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, por parte de su hijo Pablo, presidente de la Fundación que perpetúa y difunde la obra de su padre, culminaron las actividades en Cuba por el aniversario 90 del natalicio del famoso pintor ecuatoriano y universal.
La obra El nuevo Quijote de América fue entregada por Pablo Guayasamín (derecha), hijo del gran pintor ecuatoriano, al Complejo Escultórico Ernesto Guevara, de Santa Clara.
Al entregar el obsequio, el hijo del prestigioso artista expresó que "la luz de Guayasamín anda por toda la América. Es la luz de Fidel, del Che, de Martí, de Bolívar, de Manuelita Sáenz, que hoy recorre el continente, la misma luz que nos ilumina a todos los que soñamos con un mundo mejor".
Recordó los lazos de hermandad que unen a los pueblos de Cuba y Ecuador, y ratificó que la Fundación, heredera de las enseñanzas y la ética humanista de su padre, siempre estará al lado de esta Isla de la Libertad, principio legado desde el triunfo mismo de la Revolución cubana en 1959.
Durante el intercambio, en el que participaron jóvenes ecuatorianos que estudian en nuestro país, también se encontraban presentes el poeta José Regato, quien dedicó décimas al Pintor de Iberoamérica y Pedro Martínez Pírez, miembro de honor de la Fundación Guayasamín y subdirector de Radio Habana Cuba, quienes destacaron los vínculos históricos entre los dos pueblos.
En un ambiente de canciones y poesías alegóricas al cumpleaños de Oswaldo Guayasamín, fue entregado al Complejo Escultórico un folleto contentivo de imágenes de una colección de primeras copias de grabados del pintor Francisco de Goya, bajo el título Los desastres de la guerra, que había adquirido Guayasamín, quien se consideraba un admirador de la obra del artista español.