En 1976 Floreal Edgardo Avellaneda, de 14 años, vivía con su familia en Sargento Cabral 2385, de Munro. Iris Pereyra de Avellaneda era su madre, y Floreal Avellaneda, su padre, era delegado de la fábrica textil Tensa, ambos militaban en el Partido Comunista (PC).
El 15 de abril de 1976 «El Negrito», tal como lo apodó su hermana Estela, fue secuestrado con su madre por un grupo de tareas conformado por militares y policías a la usanza de aquella época: los llevaron encapuchados, sin ninguna orden judicial y robaron electrodomésticos de la casa. Buscaban a Floreal padre, que pudo escapar.
El Negrito fue arrojado al Río la Plata, desde un avión y su cuerpo fue encontrado el 14 de mayo de 1976 con muestras de haber sufrido degradantes torturas físicas. Su madre fue alojada en la cárcel de Olmos con evidentes signos de tortura y maltrato (la llamaban «la vieja» y tenía 35 años).
Seis probados represores de la dictadura fueron acusados por estos hechos después de 33 años. Santiago Omar Riveros, Ernesto Verplaesten, Osvaldo Jorge García, Raúl Horacio Harsich y César Amadeo Fragni; todos ex miembros del ejército; y Alberto Aneto, ex policía en Villa Martelli (otros tres fallecieron con los años).
La sentencia
La sentencia sostuvo que quedó probada la existencia de la llamada Zona 4, a cargo del Comando de Institutos Militares, con asiento en Campo de Mayo. Allí fueron llevados Iris y su hijo, donde permanecieron en condiciones inhumanas, luego de pasar por la Comisaría N° 4 de Villa Martelli, donde también los torturaron.
El lugar específico fue un sector llamado «Los Tordos» o «El Campito», LRD en la jerga de los represores, que indicaba que era un campo de concentración, por donde pasaron varias víctimas, y un centro de torturas. Los torturadores tenían apodos como «escorpio», «gordo» o «padre francisco», entre otros.
La zona 4 abarcaba los partidos bonaerenses de: Escobar, General Sarmiento, General San Martín, Pilar, San Fernando, Tigre, Tres de Febrero, Vicente López. A partir de mayo de 1976, de acuerdo con unaorden del Comando de Operaciones se suman Exaltación de la Cruz, Zárate y Campana.
Este comando tenía bajo su mando y jurisdicción a las comisarías de la zona y los comisarios recibían instrucciones de Campo de Mayo. De los reos, Alberto Aneto era efectivo de la Comisaría 4ta. de Villa Martelli cuando ocurrieron los hechos. El ex militar, Santiago Omar Riveros, era el Jefe de la Zona 4.
Jorge Osvaldo García, otro ex militar, era director de la Escuela de Infantería, con asiento en Campo de Mayo al producirse los delitos, y estuvo a cargo del área de Vicente López.Horacio Harsich, y César Amadeo Fragni eran oficiales de esa escuela también y participaron en los delitos.
Tres acusados de la causa fallecieron: Clodoveo Arévalo: segundo de García en el área Vicente López y Subdirector de la Escuela de Infantería.Américo Ferreño, titular de la Comisaría 4ta. de Villa Martelli, y Roberto Sánchez Negrete, encargado del traslado de Iris Avellaneda desde el Comando a Olmos.
Miserias humanas
Tanto Riveros como García usaron el derecho a dirigirse al tribunal antes de escuchar la sentencia. Trataron de descalificar el juicio y de escudarse en las leyes de obediencia; García pidió el uso del Código de Justicia Militar, mientras que Riveros llegó a calificar de «foránea» (sic) la legislación internacional sobre derechos humanos.
De acuerdo con el fallo, a Riveros le corresponde prisión perpetua y efectiva en una cárcel por el allanamiento ilegal, los robos, el secuestro y las torturas a Iris Avellaneda y el homicidio agravado por alevosía contra Floreal. Después de un día tenso, que comenzó a las 9,30, la sala prorrumpió en vivas y aplausos al escuchar esta sentencia.
A Verplaesten, como coautor plenamente responsable, lo sancionaron con 25 años de prisión, también efectiva en una cárcel, aunque lo absolvieron del allanamiento y robo. García, también como coautor, recibió 18 años de prisión efectiva, por el allanamiento y el robo y los secuestros, y como partícipe primario en los otros delitos.
A Harsich y a Fragni, también como coautores, les aplicaron 8 años de prisión por el allanamiento ilegal, los robos y los secuestros de Iris Avellaneda y su hijo Floreal, pero los absolvieron por los tormentos y el homicidio de «El Negrito». Durante la lectura de la sentencia también el caso de ambos represores se analizó en conjunto.
Al ex policía Aneto, siempre como coautor responsable, la Justicia lo condenó a 14 años de prisión por el allanamiento ilegal, el robo, el secuestro y los tormentos de la mujer y, como partícipe necesario, al niño Floreal, aunque el Tribunal lo absolvió por elhomicidio de «El Negrito».
En el punto 13 del fallo el Tribunal definió los delitos de la causa como «delitos de lesa humanidad» (por lo tanto imprescriptibles), y en el 14 ordenó que «el cumplimiento de las penas impuestas sea llevado a cabo en establecimientos del Servicio Penitenciario Federal» y en el caso de Verplaesten «de un examen pericial médico y psicológico».
El abogado
En diálogo con Prensa Libre el abogado de la querella, Jorge Brioso, valoró «la correcta apreciación de la prueba» que tuvo el Tribunal y que «los hechos están reconocidos por completo», pero tomó distancia de las intencionalidades de los delitos que imputó el Tribunal.
En esta línea Brioso adelantó a Prensa Libre que la querella apelará las penas, pues considera que todos deben tener reclusión perpetua. El abogado ponderó el juicio en democracia y recordó: «cuando colegas planteaban un Habeas Corpus en los ´70 la duda no era si conseguían condena sino si los harían desaparecer a ellos también».
Luego explicó: «Este es el avance. Hoy tenemos una sentencia judicial inobjetable que reconoció los hechos, la cuestión de la calificación y los lapsos de las penas es una cuestión para seguir luchando en el ámbito de la Justicia, de donde nunca se debió salir».
El padre
Floreal Avellaneda, el padre de «El Negrito», recordó: «me vinieron a buscar a mi. Me escapé. Me tirotearon la casa, pero no me imaginé que se iban a llevar de rehenes a mi señora y a mi hijo para torturarlos terriblemente». Avellaneda adelantó que en octubre se iniciarán treinta juicios de hechos ocurridos en Campo de Mayo.
«Seguirán los juicios hasta que se pongan en evidencia las atrocidades cometidas, porque hay mucha gente que todavía no conoce», advirtió Avellaneda y explicó: «es el primer juicio que se le hace al Comando de Institutos, al 1er. Cuerpo de Ejército, y allí se calcula que hubo más de 5.000 desaparecidos, y hasta hoy no se habían juzgado».
La madre
Iris Avellaneda, sobreviviente del secuestro y los tormentos, que presenció el juicio junto a sus otros hijos, Estela y Marcos, se mostró contenta con el fallo aunque no satisfecha, y señaló: «les dieron una condena bastante ejemplar, yo esperaba más para Aneto porque nos torturó a los dos (a ella y a su hijo)».
La última aberración
La madre de Floreal reveló que, tras la apelación, la familia Avellaneda se dispone a encontrar el cuerpo de El Negrito, y relató: «en 1979 fueron militares argentinos a Uruguay y se robaron varios cadáveres, entre ellos el del Negrito, esto nos dijo un empleado del Cementerio Norte».
La sobreviviente del campo de concentración El Campito de Campo de Mayo continuó: «Nos dijeron que ponían el cuerpo en un tubular. Mentira. Desapareció. Una vez que encontremos el cuerpo del Negrito ahí vamos a estar tranquilos porque habremos cumplido con él. No fue en vano la lucha de 33 años por los 30.000 desaparecidos».
Para el abogado Brioso «el debate sobre derechos humanos está más actual que nunca cuando ha vuelto como un fantasma el golpe en Honduras. Es de estricta actualidad que se de una señal como ésta, desde la Justicia argentina, de que los actos aberrantes nunca quedarán impunes».
Durante la lectura de la sentencia estuvo presente el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, reconocido jurista y docente, un hombre que sufrió en carne propia la persecución política.