¡Hurra! por Daniel García-Peña por Gloria Gaitán Habrá que detenerse a analizar cuidadosamente el por qué – contra todos los pronósticos unánimes de la prensa y de la opinión callejera – perdió Carlos Gaviria frente a Gustavo Petro la consulta electoral que se realizó ayer domingo en Colombia para escoger, además del Partido Liberal, candidato presidencial para el Polo Democrático Alternativo (POLO). En los círculos políticos ya se debaten varias hipótesis y yo resaltaría dos: 1º. la vanidad y soberbia infinitas de Carlos Gaviria, que le sirvieron de escafandra para aislarse de la gente y 2º. el sectarismo y exclusión, ya seculares, de los tres principales grupos políticos que lo rodeaban: el MOIR, el Partido Comunista y la familia Rojas con su ANAPO y sus satélites, como Jaime Dussán. Pero no toda la debacle se debe a los errores y defectos del sector gavirista. Hay que contabilizar por igual los aciertos de la campaña de Petro que, además de logros, lamentablemente también incluyó posiciones rechazables, como legitimar la presidencia espuria de Álvaro Uribe Vélez, que le quitó algunos votos, entre ellos el mío. Pero hay algo de esta campaña "petrista" que quiero destacar y es la gerencia asumida con éxito absoluto por Daniel García-Peña, quien cuenta también a su haber la gerencia de todas las campañas electorales exitosas del Polo, calificadas por la prensa como "un palo electoral" sorprendente. Estas campañas han sido: - La que llevó a Lucho Garzón a la Alcaldía de Bogotá, derrotando a quien parecía seguro candidato, Enrique Peñalosa. - La que produjo un resultado masivamente inesperado, como fue la candidatura presidencial de Carlos Gaviria, que arrasó en Bogotá, llevando al Polo a una posición política envidiable en el momento. - La que le dio el triunfo a Samuel Moreno Díaz como segundo alcalde del Polo para Bogotá. - El triunfo de Gustavo Petro sobre Carlos Gaviria. En todas ellas se desempeñó Daniel García-Peña como gerente y sus cualidades personales, su manejo incluyente y abierto, su honestidad, su capacidad gerencial, su calidez humana, su ilimitada modestia, su apertura de mente, su ninguna ambición personalista y su generosidad espiritual, permitieron que cada uno de los militantes encontrara en él la persona que lo escuchara y atendiera sus deseos con amplitud y apertura. Toda esa amalgama de cualidades – tomando los riesgos que fueron necesarios y aprovechando las simpatías que tiene en la sociedad - le permitieron maximizar su gestión y sus efectos. Carlos Gaviria debe hoy maldecir el momento en que decidió aplicarle a Daniel García-Peña todo el sectarismo y la soberbia de que es capaz para encubrir el propósito de que los más ambiciosos se apoderaran del aparato organizativo del partido, creyendo que los buenos resultados también estaban garantizados para el futuro, lo que los hizo sentirse ilusamente ad-portas del poder. A Daniel mis excusas por este artículo que, dado su carácter, no le va a agradar, pero el sabe que yo actúo siempre según mi consciencia y que, por esa misma razón, no voté por Gustavo Petro, pues pienso que no se puede y no se debe legitimar la presidencia de Álvaro Uribe que ha utilizado todos los métodos más antidemocráticos y violentos existentes para ejercer el poder. Bogotá, septiembre 26 de 2009
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