viernes, 9 de octubre de 2009

IZQUIERDA DIESTRA EN LA CRITICA A CUBA REVOLUCIONARIA JORGE JORGE GONZALEZ Y CONCIERTO MOLESTÓ A DIESTROS Y ZURDOS

EL CONCIERTO DE JUANES Y LAS CRÍTICAS DE LA IZQUIERDA

 

Por JORGE JORGE GONZÁLEZ

 

Para Kaos en la Red 

 

De una manera natural, a estas alturas, ya el concierto de Juanes y sus amigos  en La Habana, el pasado 20 de septiembre, debía ser material para revisar en el futuro por los que  estudian  la historia, aun cuando quedan ecos  a ambos lados del  Estrecho de  la Florida,  no como noticia que pudiera aportar mucho más, salvo chismes de un  "paparazzi" cubano en el área de los artistas –como hemos leído recientemente- , algunas  fotos de última hora y cualquier otra cosa similar, pero nunca algo nuevo, sin embargo, desde antes de la presentación y  más aun después de terminado el jolgorio, son muchos los mensajes que he recibido de amigos de Cuba, de personas  con pensamientos absolutamente  de "izquierda", que no entienden por qué fue necesario hacer este acto  en nuestro país y, precisamente, convocado por artistas extranjeros desconocidos para ellos y además en la Plaza de la Revolución, símbolo  de la Cuba socialista .

 

Si no fuese por la grave y serio de algunos de los planteamientos expresados por esos amigos, ni siquiera me tomaría el trabajo de  escribir sobre el tema, pero como  parece que  en los círculos en que se desenvuelven, esto ha sido  motivo de fuertes discusiones, me atrevo entonces a plantear mi punto de vista de manera pública.

 

¿Tenemos los cubanos derecho a construir la sociedad que  defendemos a nuestra manera, o para hacer esto o aquello debemos consultar a todo el universo, por temor a equivocarnos? Creo con honestidad, que la Revolución cubana es bastante grandecita como para que todos nos quieran  ofrecer sus consejos o darnos nalgadas para que andemos derechos por el camino que ellos prefieren, aunque la vida aconseje cambios en muchos sentidos y hasta la propia  dirección del país nos pida rectificar aquellas cosas  en que deba hacerse y las nuevas generaciones  soliciten un ritmo adecuado a sus intereses, nada  similares a los que nacimos antes de 1959 y que es una realidad que está más allá de las opiniones que puedan llegarnos desde otros países donde existen diferentes tradiciones, otros problemas y conflictos generacionales diferentes a los que podemos tener por acá, donde al menos una parte de las carencias en materias de salud y educación que vemos a diario en los reportes noticiosos de cualquier lugar,  nos son oscuros e incomprensibles, como llegados de otra galaxia y para algunos, hasta increíbles que sucedan.

 

Recuerdo, cuando a raíz de la desaparición del antiguo campo socialista europeo, que muchas delegaciones de "socialistas" como Felipe González, venían a La Habana casi a dictarnos cómo debíamos actuar para seguir adelante y nos decían los cambios que debíamos poner en práctica para adaptarnos al "fin de la historia" –Fidel Castro se ha referido a  este tema en ocasiones-, sin embargo…hicimos lo que consideramos mejor para el país en ese momento y resistimos el  embate , pasamos literalmente hambre colectiva, no teníamos petróleo, electricidad, ropa, calzado, medicamentos, nuevos libros, transporte: casi nada de nada y no sólo sobrevivimos al  bloqueo comercial de los Estados Unidos, sino al otro bloqueo impuesto por los antiguos amigos que dejaron de vendernos casi todo y de comprarnos otro tanto, pero fuimos saliendo adelante y aquellos sueños de muchos por ahí que apostaban al derrumbe del socialismo en Cuba, que prepararon maletas para venir a reclamar propiedades nacionalizadas décadas atrás y que hoy son ocupadas por  viviendas de obreros y campesinos, se quedaron  esperando el milagro y murieron de pena o hastío…los que cuidamos de la Revolución, aun seguimos aquí defendiéndola y apostando a que el mañana será muy superior, si dejamos a un lado muchas de las deficiencias que aun nos corroen como  un ácido, porque estos años también nos trajeron otros males que se han enquistado en algunos como la corrupción , el robo de los bienes colectivos para uso personal, el desinterés por el trabajo al no ser el salario un estímulo para producir más, la existencia de mecanismos diabólicos –como el permiso de salida y las autorizaciones especiales, aun vigentes por desgracia- para la salida y entrada libre de los ciudadanos del país, aunque también se han dado pasos como  la apertura en los hoteles, anteriormente sólo reservados para los turistas extranjeros, la entrega de tierras ociosas a los que puedan hacerlas producir alimentos y mejores precios para sus productos, la posibilidad de acceder a Internet en algunos sitios públicos –aun cuando el pago sea excesivo según el criterio mayoritario de la población, atendiendo a la estrechez de banda y la lentitud de la conexión satelital-, en fin, que conocemos sobradamente nuestras virtudes y nuestros defectos más graves, pero también  tenemos una idea muy clara de cómo enfrentarlos colectivamente.

 

Una de las primeras críticas que se le  hacen al concierto se centra en la figura de Juanes, al plantear que, ¿cómo es posible que a una persona como él, fiel uribista, se le permita cantar en la Plaza? No soy quién para cuestionar las preferencias políticas de Juanes, ni de nadie, pero él es colombiano y eso no es un demérito pues, aunque nos duela reconocerlo, a Uribe lo sigue mucho más del cincuenta por ciento de los habitantes de ese Estado, ¿por qué los revolucionarios no  reflexionamos sobre eso también un poco? ¿Cómo es posible que una persona como Uribe siga en las preferencias de su pueblo y odie , de la manera en que odia, a los guerrilleros internos que han cometido  asesinatos,  secuestran personas o  están  vinculados al narcotráfico. Sí, me hablarán de los paramilitares que el gobierno colombiano alimenta, de los desastres del Ejército, pero al final la ganancia se la lleva el Presidente Uribe que ha sabido hacer las cosas de una mejor manera según el criterio de sus compatriotas y ahora se prepara para su casi seguro tercer mandato consecutivo en las urnas. Creo que cada país tiene sus propias características y su modo de ir hacia adelante o hacia atrás, según nuestras convicciones y posibilidades, pero nadie tiene el derecho de decirle qué hacer en una situación determinada y dar los consejos, sólo si le son pedidos, porque siempre ha sido fácil jugar ajedrez fuera del tablero, pero cuando se está de jugador, cometemos los mismos o peores errores que aquellos a los que  señalamos sus faltas.

 

No creo que el concierto era el momento para que Juanes o, inclusive, algunos de los artistas cubanos, hubiese pedido libertad por los Cinco cubanos presos desde  hace once años de manera injusta en los Estados Unidos por luchar contra el terrorismo  -aunque Juanes lo hiciera por los secuestrados que mantiene la guerrilla colombiana y no dijera nada de los presos de la guerrilla encarcelados por  Uribe -, porque no se podía caer en esa provocación y enviar un mensaje politizado al mundo, que más que beneficios nos hubiera hecho mucho daño. Para evitar cualquier comentario malintencionado, en la Plaza no se encontraba presente ningún dirigente importante de la Revolución, los que seguramente  lo vieron por la televisión-, se evitó todo lo que fuera posible ,sin  faltar a principios y uno de ellos, no negociable, fue dejar en la Plaza la imagen del Che Guevara, que allí estuvo como  uno más  saliendo en las pantallas por el mundo, aunque a Juanes o a cualquier otro no les gustase: al pueblo sí y por eso muchos llevábamos puestas remeras con su rostro.

 

 Algunos de esos amigos me dicen que, ¿cómo  aceptamos la exigencia de ir vestidos de blanco, pues eso fue un espaldarazo a las Damas de Blanco? En este país, como en  muchos otros, siempre hemos identificado el blanco con la paz, no por las Damas de Blanco que aquí en Cuba apenas se conocen  -al contrario de lo que sucedió en Argentina con las Abuelas de  Plaza de Mayo- y considero que muy pocos de los que estaban vestidos de ese color en la fiesta sabían siquiera de estas mujeres, llevadas casi al grado de mártires mediante la propaganda mediática en Internet  -donde jamás dicen nada del dinero que reciben del contribuyente norteamericano y de otros lugares-, pero que acá no se ganan ni un centavo por su conocimiento público.

 

Algunos me han llegado a decir que lo de  la camisa negra de Juanes es es una concesión al fascismo, cuando ni siquiera habían escuchado su canción emblemática por estas tierras  del Caribe. ; no quiero decir con esto que pudieran existir ocultas intenciones, pues siempre las hay, hasta en las mejores empresas pero ,de lo que si no tenemos duda la mayoría de los cubanos ,es que fue un acto muy hermoso donde el    amor estuvo presente hasta el final  y al que le dimos todo el sentimiento posible y cantamos, bailamos y reímos como si fuésemos niños tanto los que estuvimos allí en la plaza, como otros millones, frente a los televisores; se dice que cientos de millones de personas vieron la señal televisiva en el Planeta, ¿es esto despreciable para  enseñar esa Cuba que los grandes medios no muestran jamás?, ¿podíamos dejar de aprovechar esta ocasión única, como pueblo, para hacerlo, para pedir la unión de todos los cubanos  vivan donde vivan? Creo que  hubiésemos cometido  un acto de estupidez gigante de no haber aceptado la propuesta de Juanes y sus amigos.

 

Aquellos  allegados al proceso revolucionario cubano conocen bien que acá es difícil que algo tan serio se improvise por parte de nuestras autoridades, ¿es que acaso éstas pudieron ser tan ingenuas como para caer en un infantilismo pueril? Todo lo relacionado  con el concierto tiene que haberse  analizado hasta  el último suspiro,  mirando los pro y los contra y parece que los pro fueron los que ganaron y yo  aplaudo ese decisión, como la gran mayoría de mis compatriotas que ya piensan en los próximos grandes conciertos públicos que se  darán, siendo el  primero, en  enero, con Ricardo Arjona, otro ídolo musical del continente en estos momentos...y vendrán más y más, porque no se puede seguir tratando de aislar a Cuba como hasta ahora se ha hecho; no importa los dividendos de Juanes y  los demás, hay que pensar en lo que ganamos los cubanos con estos conciertos o presentaciones. ¿Por qué va un argentino , un chileno, un norteamericano, de la izquierda, a ver a Juanes, a la Tañón o a cualquier artista de su gusto y pagando una fortuna por las entradas, si no están de acuerdo con los presupuestos ideológicos que ellos representan? Y van a verlos por su talento indiscutible…. entonces, ¿por qué los cubanos no podemos hacer lo mismo, cuando  la entrada es además gratuita , como hemos compartido todo en este país en los últimos cincuenta años.

 

¿Es que  nuestros amigos de una parte de la izquierda -sobretodo latinoamericana- quieren condicionarnos a que sigamos siendo el ejemplo que ellos suponen debemos darle al mundo, de humildad, solidaridad, pueblo instruido y leal -lo que sin duda seguiremos siendo-, mientras  se afanan en no ponerse de acuerdo entre ellos mismos y siguen fraccionándose en miles de pequeños grupos y partidos que jamás darán al traste  con los problemas internos de cada uno de sus países, mientras viajan de vacaciones a Bariloche, a Viña del Mar, a Europa o asisten a esos caros conciertos de sus "enemigos de clase"?

 

Sin la solidaridad de esos amigos de la izquierda a lo largo de estas décadas hubiese sido casi imposible llegar hasta hoy, pero también debo pedirles que sean un poco más reflexivos y no lancen a rodar la primera piedra que encuentren en el camino, ese es un consejo, que aunque no me lo pidan se los doy.

 

La Habana, octubre del 2009

 


No se bien si Dios es argentino.     Pero juro por lo que más quiero, que Ernesto Che Guevara   SI   lo es.     Toto
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