CONMEMORACIÓN
25 AÑOS DEL CEMIDA
INVITAMOS A TODOS NUESTROS AMIGOS Y AL PUBLICO EN GENERAL, AL ACTO
RECORDATORIO DE NUESTRA CREACIÓN, QUE SE EFECTUARÁ EL DÍA 4 DE NOVIEMBRE DE
2009 EN LA SALA RAÚL GONZALEZ TUÑÓN DEL CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIÓN,
CORRIENTES 1543, BUENOS AIRES, A LAS 1900 HORAS
HARAN USO DE LA PALABRA (POR ORDEN ALFABÉTICO): OSVALDO BAYER, NORA
CORTIÑAS, ROGELIO GARCÍA LUPPO, MIRTA MÁNTARAS Y ADOLFO PEREZ
ESQUIVEL.
A LOS 25 AÑOS DEL CEMIDA
NUESTRA HISTORIA
En 1984, un grupo de militares retirados, hastiados de golpes de
estado y sistemas dictatoriales, avergonzados de la impunidad de
algunos delincuentes que con su accionar pretendieron mimetizarse
con las instituciones que su conducta había deshonrado, decidimos
formar el Centro de Militares para la Democracia Argentina (CEMIDA)
con los siguientes objetivos:
1.- Apoyar, fortalecer y propiciar la continuación del esfuerzo de
institucionalización en la República, con la certeza de que la
democracia constituye el único medio para lograr la profundización
de la liberación argentina y latinoamericana.
2.- Hacer conocer a la opinión pública y en particular a los
oficiales de las Fuerzas Armadas, la existencia de un pensamiento
militar genuinamente constitucionalista opuesto a toda manifestación
militar que exceda los límites de lo legal, lo moral y lo ético;
según las más puras tradiciones sanmartinianas.
3.- Propiciar toda acción destinada a recuperar para la Nación
Argentina, fuerzas armadas con sentido nacional y continental,
porque ellas fueron creadas al calor de las luchas por la
independencia y su virtud fundamental debe ser la subordinación de
su acción a la voluntad soberana de su pueblo.
En ese camino, sufrimos todo tipo de persecuciones institucionales
y personales, se nos difamó, se insinuó que estábamos
subvencionados por el gobierno y luego, por un movimiento comunista
internacional, nuestros directivos sufrieron privaciones de su
libertad, increíbles juicios militares, afrentosos "Tribunales de
Honor", amenazas y atentados personales y familiares, colocación de
una bomba en la sede de la institución, y otros tipos de
agresiones, tedioso de enumerar.
Pese a ello, muchos militares e integrantes de las Fuerzas de
Seguridad, se asociaron a nuestra organización y, lo más
destacable, fuimos respetados y consultados por nuestro pueblo y
sus representantes, así como por periodistas y estudiosos
extranjeros. Nuestra prédica contribuyó a que la dirigencia
militar se expresara claramente a favor de la democracia y en
contra de todo golpe de estado. También contribuimos a que la
opinión pública respaldara los juicios a integrantes de las
Fuerzas Armadas comprometidos en las violaciones de los Derechos
Humanos, y sus respectivas condenas.
Ese inesperado respeto hacia un grupo de militares e integrantes
de las Fuerzas de Seguridad, permitió que no se confundiera a
delincuentes individuales con las instituciones que ellos
integraron, y ése, ha sido un servicio que prestamos y que aún
no ha sido reconocido por nuestras propias instituciones.
MENSAJE DEL PRESIDENTE DEL CEMIDA CNL (R) HORACIO P. BALLESTER
Siendo aún jóvenes oficiales de baja graduación, varios de los que fuimos
muchos años después fundadores del CEMIDA, nos unimos en nuestro común
objetivo de pretender recuperar la vigencia de los ideales sanmartinianos en
el interior de nuestras fuerzas armadas para poder apoyar el desarrollo
nacional con justicia social, que hiciera desaparecer el abismo
socioeconómico que dividía y sigue dividiendo el nivel de vida de nuestro
pueblo en muy injustos estratos poblacionales.
Pensamos ingenuamente que nuestros objetivos podían sintetizarse en muy
pocas palabras: "la humanización" del capitalismo".
Aún cuando ya estábamos hartos de golpes militares, en una nueva prueba de
ingenuidad, pensamos que la persona indicada para materializar nuestros
anhelos podía ser el General Juan Carlos Onganía, que a principios de la
década de los años 60 había logrado sacar al Ejército del caos en que se
había sumergido con tantas intervenciones al margen de la ley.
En el pecado tuvimos la penitencia, el mismo régimen que habíamos apoyado y
en el que alguno de nosotros llegó a cargos altos acordes con nuestro grado
militar, fue el que traicionó sus promesas y terminó con nuestras carreras
profesionales.
Comprendimos entonces, duramente, que los golpes de estado jamás podrían
aportar a la nación soluciones que hicieran felices a sus habitantes. Fue
así, que ya varios años antes del golpe cívico-militar de 1976, eran varios
los grupos uniformados que nos oponíamos a la anunciada como inminente nueva
caída de un gobierno constitucional. Algunos pagaron duramente su osadía,
antes y durante el autodenominado "Proceso de Reorganización Nacional": el
Teniente Coronel Bernardo Alberte fue arrojado al vacío desde la ventana de
un 6º piso; el Teniente Devoto de Marina está desaparecido; el Coronel
Perlinger estuvo siete años preso sin haber sido acusado de nada ni por
nadie; (nombramos solamente casos emblemáticos, hubo muchos más).
Al subir el gobierno constitucional en 1983, las únicas voces militares que
se escuchaban, de personal militar en actividad o retirado, eran favorables
a la dictadura militar. Nuestras voces opositoras carecían de eco
periodístico. Pensamos entonces en la conveniencia de formar una ONG, y
fue así como el 15 de noviembre de 1984 formamos el CEMIDA (Centro de
Militares para la Democracia Argentina)…. Y obtuvimos el eco deseado, antes
de los 10 días de nuestro anuncio de creación, una bomba dañó seriamente
nuestras instalaciones. Nuestra organización entonces fue conocida
mundialmente, aparecimos en "Le Monde" de Francia, en "Der Spiegel" de
Alemania Occidental, "The Baltimore Sun" de Estados Unidas, radios de los
países escandinavos, etc.
La bomba nos vino también muy bien para producir un "blanqueo" de aquellos
militares que habían pedido su incorporación pensando que era cierto el
rumor que corría en el sentido de que el CEMIDA era un invento de la
Presidencia de la Nación.
Hoy lamentablemente está frenada la incorporación de nuevos miembros, ya
que nuestros estatutos – obviamente – no permiten el ingreso de miembros que
hubiesen participado, tolerado y/o aún sigan aprobando el terrorismo de
estado puesto en práctica por las dictaduras militares
En la actualidad nuestra principal actividad (además de continuar con el
dictado de charlas, conferencias, participación en seminarios, mesas
redondas, etc), es concurrir como testigos, peritos, o asesores en los
Juicios por Violaciones de los Derechos Humanos que se realizan en
Argentina, Italia, España, Francia, Haití, El Salvador, Perú, Guatemala y
Estados Unidos. En el orden nacional participamos en los juicios realizados
en las ciudades de Rosario (Santa Fé), Bahía Blanca, Neuquén, Corrientes,
San Martín (Provincia de buenos Aires), Santa Fé y varios en Capital
Federal.
Para finalizar, queremos hacer llegar nuestro afectuoso recuerdo para los
camaradas fallecidos, en especial para el General Ernesto V. López Meyer,
Coronel Luis César Perlinger, Capitán José Luis D'Andrea Mohr y Suboficial
de Aeronáutica Eduardo Kawin.
MENSAJE DEL SECRETARIO CULTURAL DEL CEMIDA CNL (R) AUGUSTO B.
RATTENBACH
El CEMIDA nace por la necesidad de corregir una actitud histórica equivocada
que adoptaron las FFAA desde el 29 de mayo de 1810 y que se prolonga hasta
el final del llamado Proceso de Reorganización Nacional.
¿En qué se manifestó esa errónea actitud?
En actuar paulatinamente como un Estado dentro del Estado, con leyes
propias, vigilando permanentemente los actos de las distintas autoridades
civiles. En suma, convertido en árbitro de toda acción de importancia en el
interior del país.
Ya a fines de 1880 esa tendencia empieza a tener mayor vigor. Es cierto que
nuestro país resultó dueño de un inmenso territorio que necesitó de la
fuerza militar para tener posibilidades de sobrevivir a los peligros
externos e internos.
Pero, poco a poco la fuerza militar se hizo cargo de aspectos políticos y
técnicos ajenos a su función específica. Los militares acabaron por
suplantar, en sucesivos golpes militares, a las autoridades legítimamente
constituidas.
Esos "golpes" terminaron por mellar la herramienta castrense y la acostumbró
a cometer excesos propios de regímenes dictatoriales, repudiados por todo el
mundo civilizado y democrático.
Cuando se terminó el Proceso de Reorganización Nacional y reapareció la
democracia, las FFAA mantuvieron su fisonomía acostumbrada: Hermetismo en
las contestaciones y el aislamiento dentro y fuera del país.
En ese momento nace el CEMIDA y rápidamente comenzó a derribar mitos
militares, leyes especiales, hermetismo intelectual castrense y privilegios
de todo tipo.
La reacción de las autoridades superiores de las FFAA no tardó en recurrir a
sus métodos habituales: Sanciones, Sumarios, Atentados, Persecuciones, etc.
Pero poco a poco, la opinión pública, los gobiernos Provinciales y de la
Nación y las organizaciones de Derechos Humanos apoyan y divulgan el
pensamiento del CEMIDA, no sólo en el país sino también en varios países
latinoamericanos con una problemática parecida.
Podemos suponer que lentamente pero sin claudicaciones se abre una nueva
etapa en la relación correcta entre los gobiernos civiles y las FFAA, no
sólo en la República Argentina sino en otras naciones latinoamericanas.
MENSAJE DEL SECRETARIO GENERAL DEL CEMIDA CNL (R) JOSE LUIS GARCÍA
A poco de andar, advertimos la existencia de amplios sectores de la
población con sentimientos absolutamente distantes del respeto y el afecto
hacia las organizaciones militares y que sentían un profundo recelo y aún
un miedo remanente ante cualquier organización castrense.
Un accionar militar en el pasado, basado en el terror, torturas y masacres,
fue el gestor de ese sentimiento generalizado y ello se incentivaba por las
manifestaciones de sus componentes que proclamaban que seguían siendo
integrantes de las mismas FF AA que cometieron los atropellos a los derechos
humanos. Aunque ya no existía la misma posibilidad de seguir ocultando su
accionar pasado ante las sociedades argentina e internacional, por razones
de orgullo y de honor institucional, seguían firmemente en la defensa de una
posición corporativa, exhibiendo una garantizada impunidad. Siempre se hizo
lo correcto y necesario, decían, y, salvo algunos "excesos,"ello fue lo
que se debía hacer y que volverían a hacer en caso necesario.
Ante esa pertinacia el poder político no intentó nunca un cambio
imprescindible, se contentó con retoques superficiales y operó en todos los
gobiernos - a partir de 1983 - tratando de limitar el poder de los militares
con reducciones presupuestarias, disminuyendo sus efectivos hasta alcanzar
cifras nunca vistas, dejando envejecer sus equipos y armamentos hasta su
total inutilidad sin reemplazos y permitiendo su preparación profesional
sólo en las llamadas "Misiones de Paz de las Naciones Unidas" dónde,
curiosamente, pasaron a cumplir misiones policiales o de seguridad interior
que la nueva Ley de Defensa prohíbe en el territorio nacional.
Las conductas criminales de algunos de sus integrantes no se juzgaron, salvo
en un pequeño sector de los Altos Mandos, y se benefició en forma
indiscriminada a todo el personal, con una legislación de perdón y olvido,
en lugar de efectuar la investigación pertinente que hubiera acusado a los
que habían delinquido y sobreseído a aquellos que sólo hubieran cumplido su
deber en concordancia con las normas que regulaban su accionar.
Recién a partir de 2008 se empezaron a corregir esas anomalías, y a la
fecha, 25 años después, se ha comenzado a saldar una deuda que sólo
benefició a los delincuentes impunes.
Desgraciadamente por temor o por cálculos políticos, no se reestructuraron
las organizaciones castrenses, convocando para esa tarea a antiguos
oficiales superiores de las tres armas, cuya conducta intachable fuera
garantía de justicia, eficacia e idoneidad. Esas tareas fueron
desarrolladas por presuntos beneficiados por las Leyes de Obediencia Debida
y de Punto Final que no efectuaron ningún cambio de fondo.
El mal está hecho. Ahora habrá que esperar que el decurso del tiempo borre
las huellas de tantas desgracias. Pero no debería dejarse de lado el
accionar de algunas estructuras no orgánicas castrenses como los clubes de
oficiales, que se han convertido en refugio de personajes que siguen
reivindicando el Terrorismo de Estado. "Foros"de oficiales retirados,
presuntas organizaciones de promociones y otras yerbas, colaboran en esas
actividades ante la vista y paciencia de las autoridades que, en algunos
casos, ayudan al financiamiento de esos elementos. Los jóvenes integrantes
de las organizaciones militares, que nada tuvieron que ver con la "guerra
sucia", contemplan como algunos de sus superiores reivindican impunemente
los delitos de lesa humanidad cometidos para salvar "los más altos intereses
de la nación". Los pocos que se atreven a disentir son perseguidos como
si el tiempo no hubiera pasado.
Mientras tanto y como una especie de venganza indirecta, el poder político
ha ido disminuyendo los salarios del personal militar que antes se
equiparaban con los percibidos por otros integrantes de la administración
pública. Además se ha dejado de cumplir con las leyes que regían el sistema
de retiros y pensiones, convirtiendo a algunos de sus "beneficiarios",
entre ellos un gran grupo de pensionistas, en personas en situación de
pobreza extrema y con prestaciones sociales muy reducidas. Ello ha producido
una ola de juicios contra el Estado y desatado la llamada"industria del
juicio".Como contrapartida no se ha efectuado ningún juicio para
investigar el enriquecimiento ilícito de los miembros de las cúpulas de la
dictadura que usufructuaron el botín de guerra robado a sus víctimas y que
disfrutan lo mal habido con toda impunidad.
Hoy- 25 años después de nuestra fundación - hubiéramos querido despedirnos
de nuestros connacionales y decirles: el peligro ha pasado, el sector
militar está definitivamente integrado al devenir democrático de la Nación.
Pero el objetivo está parcialmente cumplido, en alguna de las FF AA no fue
debidamente consolidado. Si se mantienen en alguna de ellas los parámetros
tradicionales de la relación FFAA / Sociedad, la vida política del país
seguiría tan escorada hacia la llamada derecha, que ninguna fuerza política,
moderadamente progresista, podría implantarse. Nunca podrían llegar a
imponerse electoralmente otras fuerzas que no fueran las de la propia
derecha, ya sea oligárquica empresarial o de los ámbitos afines a las FF.
AA. Aún una fuerza moderada o centrista, con capacidad de modificar el
panorama social disminuyendo las diferencias económicas y la humillante
situación de pobreza de gran parte de la población posibilitando una más
justa distribución del ingreso, vería muy difícil imponer sus objetivos si
no se termina de modificar - para siempre - el imperio de la ideología
fundamentalista que logró imponer la llamada"Doctrina de la Seguridad
Nacional". Prueba de ello han sido los fracasados intentos golpistas en
Bolivia y Venezuela, las continuas conspiraciones que soportan los gobiernos
democráticos de Nicaragua y Ecuador, y el - hasta hoy exitoso, - golpe de
estado en Honduras. Por todo ello prometemos a la sociedad argentina,
continuar nuestra tarea hasta la consolidación de nuestros objetivos
fundacionales.
Un párrafo final de reconocimiento para nuestro primer Presidente el Sr.
General D. Jorge Leal, héroe vencedor del Polo Sur, ejemplo de virtudes
personales y profesionales y que, como tantos otros argentinos de similares
valores, permanece al margen del merecido reconocimiento público.
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Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba