domingo, 21 de febrero de 2010

RUTAS MORTALES ARGENTINAS EL RAPIDO

Van a cumplirse diez años de esta denuncia.  ¿Vos manejás igual, te quejás igual, ó te bancás la estupidez general?

 

Buenos Aires, 26 Marzo del 2000.    República Argentina.

Señores de la Empresa  EL  R A P I D O

 

                 He dejado transcurrir casi dos meses desde el viaje que realicé junto a mi esposa y que motiva esta severa advertencia. 

 

Se trata entonces de un acontecimiento sopesado y elaborado durante largo tiempo y no expuesto al calor de la inmediatez. 

 

El 1º Febrero del corriente año abordamos en Mar del Plata un micro de vuestra empresa que como horario de salida impreso en el pasaje tiene las 18.30 horas y ocupamos los asientos 7 y 8, que por su ubicación cercana al conductor, me permite testificar lo que constituye una peligrosísima y desaprensiva actitud del señor a cargo del volante. 

 

En razón d haber personalmente conducido durante décadas vehículos de gran porte sé de los riesgos que implica la distracción o el hecho de conducir con “una sola mano”.    Ocurrió que ya en total oscuridad, y semidormido, me despabiló una animada conversación cuyo volumen era (sin ser alto) desusado para el interior de un vehículo de pasajeros a oscuras.   

 

Fue así como fui testigo durante horas de la charla que mantuvieron el conductor con el pasajero que ocupaba el asiento delante del nuestro y q es el primero d micro.   La charla se mantuvo todo el tiempo y estando el pasajero un metro atrás y en diagonal al conductor, pude asombrarme ante las veces q el conductor giraba su cabeza hacia atrás para mirar educada pero peligrosamente – a su pasajero interlocutor.

 

Realmente y aunque el micro no rebosaba de gente (estaría por la mitad) me asustó la posibilidad d una tragedia colectiva.   Buscando de sacudirme el miedo q me producía ver las luces del vehículo atravesando la oscuridad reinante en la ruta, mientras el chofer miraba hacia atrás, comencé a distraerme contabilizando las veces que solo una d sus manos conducía “su” y “nuestras vidas” y allí pude determinar que el locuaz y gesticulador chofer, inconsciente soltaba una de sus manos – la derecha – para moverla, abrirla, cerrarla al ritmo y calor de la charla, para entenderse mejor y manifestar mejor a su interlocutor sus opiniones. 

 

Haciendo un promedio pude determinar que lo hacía 3 veces por minuto.  El chofer era un hombre mayor y su interlocutor también y mayor hubiera sido la tragedia en la que podríamos habernos visto involucrados si la suerte no nos hubiera acompañado. 

 

La vista en el camino, esperando lo inesperado, especialmente en la oscuridad, manos sobre el volante para poder reaccionar en una emergencia, son condiciones mínimas que merece un confiado pasajero que aborda vuestras unidades, no para sentirse colgado de un trapecio, con grave riesgo de la vida ó la integridad física. 

 

Esperanzado solucionen esta actitud en éste trabajador, con una severa advertencia en razón de las vidas que tiene a cargo y que los demás conductores puedan enterarse y también asumir y modificar cualquier conducta desaprensiva, al conducir vehículos me despido.

 

Muchas muertes en las rutas son absolutamente evitables. Les deseo a ustedes y a todos quienes llevan almas de un lado al otro, excelentes réditos en sus inversiones y labor.

 

Pero que esas almas las lleven de pueblo a pueblo y no al cielo aceleradamente.

 

                                                                                                                Eladio González Rodríguez  c.i.  4.676.650   

                                                                                                               Rojas 129 Capital   telfax 4-903-3285

                                                                                                                Director Museo Ernesto Che Guevara

P.d. adjunto fotocopia del boleto impreso o pasaje.

Copia a : Ministerio Transporte

                Arq. Rodolfo Livingston

 

29 Marzo 2000  Telefonearon de la empresa, dando explicaciones y lamentando lo ocurrido.