Sábado 27 de marzo de 2010
Neuquén
Una noche de Primera
(AW) En una jornada para la epopeya la franja rebelde de Neuquén enfrentó, resistió y desarticuló la ferocidad represiva que pretendió castigar la protesta y amenazar a los que protagonicen las próximas luchas. La acción solidaria y decidida se extendió desde la madrugada hasta el mediodía siguiente y logró liberar a la totalidad de los detenidos.Por qué aquí vibra la Capital Nacional de la militancia.
Neuquén, 27 de marzo de 2010(Exclusivo Agencia Walsh) A poco de andar por esta tierra el impacto es grande: la ciudad despliega con legitimidad su lauro de “Capital Nacional de la Militancia”. Se afirma que las cifras, contundentes, la ubican primera en la relación activistas/ habitantes. Esta franja rebelde se organiza y reclama por los temas más diversos: clase, sindical, género, medioambiente y, entre otros, derechos humanos en cárceles, cuestión que no interpela a muchos en el territorio donde sobreviven y mueren los hijos más vulnerables del pueblo.
El segundo impacto en la capital del Comahue es la cantidad de policías. Los hay con uniforme de calle, otros pertrechados como tortugas armadas para la guerra, otros de increíble parecidos a sus rottweillers y otros que se disfrazan de militantes, trabajadores, amas de casa o pibes rocanroleros. Andan a pie, coches de civil, motos cualunques o bicicletas portabuchones. Visten ropas que usa la gente y también simulan hablar su lenguaje.
El pasado 24 de marzo más 12 mil almas marcharon por la Avenida Argentina al cumplirse el 34º años del inicio de la dictadura cívico-militar genocida. La iniciativa fue convocada por Madres de Plaza de Mayo filial Neuquén y Alto Valle y respaldada por H.I.J.O.S., Asamblea por los Derechos Humanos, Corriente de Militantes por los DD. HH, Zainuco y Centro de Profesionales por los Derechos Humanos. Además de los obreros de Zanón, docentes, estudiantes, estatales, medios alternativos como Organización y Resistencia o Editorial El Fracaso; feministas de La Revuelta, Sin Cautivas, Desobedientes y kasandrxs. También compañeros de la Asociación de Trabajadores de la Educación, la CTA, partidos de izquierda, muchos luchadores llegados de las tomas, niños de cortísima edad y una agrupación de percusión: “Cosa ‘e Negro” que, entre otras, marcó el ritmo del arte y de la lucha.
En el mismo momento en que hablaba Lolín Rigoni (Madres) tronaron los disparos de balas de goma y los gases policiales volvieron rugosas las gargantas: “La memoria puede elegir olvidar o recordar. ¿Vamos a olvidar a los genocidas que mataron, encarcelaron, torturaron, robaron?" preguntó Lolín a la multitud. Por su parte, al iniciarse las primeras corridas Inés Ragni (Madres) da firme su posición: "No nos vamos a ir porque acá están nuestros queridos hijos, que dieron su vida para que nosotros estemos aquí". “No nos movamos, nos quedamos acá. De acá no nos sacan”, enfatizó. A la vez, se preguntó, en medio del creciente nivel del enfrentamiento: "¿adónde está el jefe de policía, adónde está el gobernador?"
Precisamente, Inés preguntaba por Jorge Sapag quien junto a Jorge Sobich, ambos de distintas fracciones del Movimiento Popular Neuquino, acordaron la represión de antemano. Así lo afirmó la abogada del Ceprodh Ivana del Bianco, al día siguiente, -cuando la pelea ya había arrancado de las rejas a 20 detenidos-, en el acto de repudio al poder apaleador: “esta represión es parte del pacto para frenar a la lucha de los docentes, a los ceramistas de Stefani, Zanón y también quieren evitar la confluencia de los que cuestionan”. “Y nos hacen esta provocación a pocos días de cumplirse un aniversario más del fusilamiento del compañero Carlos Fuentealba”, agregó. En el mismo sentido se expresaron todos los demás oradores.
Por su lado, el sapagismo no atinaba a dar alguna respuesta coherente. Mientras el ministro de Seguridad Guillermo Pellini negó rotundamente la caza de pueblo movilizado, el andar de los coches irregulares y los sérpicos disfrazados de gente, el comisario Prieto dirá que esto constituye la normalidad de los operativos ante “los desmanes”.
“¡No se los llevan!”
Luego de la cacería, que incluyó también patrulleros con sirenas, fueron detenidos un número incierto de personas. De ese modo, a la madrugada habían quedado 12 compañeros en la Comisaría Primera, 6 en la seccional del Menor y 8 en la Unidad de Máxima Seguridad Nº 11. Los menores fueron rápidamente liberados ante el reclamo y la misma ley que impide su permanencia intramuros. De ese modo, dos centenares de militantes y familiares rodearon literalmente a la Primera donde se escribió una página que será parte de la epopeya que nutre las ásperas tierras del Neuquén.
El hecho saliente de la noche sucedió cuando, desde el interior de la comisaría, una combi chapa FDK 545 cargada con los prisioneros pretendió trasladarlos a la U-11. Allí, una madre desesperada gritó: “Se llevan a los chicos”.
La reacción fue vertiginosa, la militancia y los familiares impidieron, con el cuerpo, que la combi saliera totalmente de la Primera y quedó atascada en la vereda frente a una barrera humana que bramaba “¡No se los llevan!”. El chofer uniformado acelera, pero la fuerza del motor no puede superar a la energía e indignación de los militantes. La puja se repetirá una y otra vez. La combi logró avanzar unos centímetros cuando 20 tortugones de Infantería pertrechados con armas largas y escudos se desplegaron en línea y tomaron posición para disparar. “¡No se los llevan!” fue la respuesta y la combi fue empujada hacía atrás. Al parecer, la presencia de dos diputados provinciales Rodolfo Cannini y Paula Sánchez, y la del Defensor del Pueblo José Duto, entre otros factores, evita que se activen fácilmente los gatillos.
En la vereda maltrecha de la Primera tres madres preguntan a esta Agencia qué se sabe de sus hijos quienes habían sido apaleados y conducidos a U-11. Ellas son Mirta, Nelsi y Ana. Y el feroz delito que habían cometido sus tres pibes fue andar en patineta en las cercanías de la marcha. Hombres de civil en coches sin identificación, armados con pistolas y palos los secuestraron a garroterapia pura. “¿Qué tiene que hacer mi hijo en una cárcel de alta seguridad?”, se interroga Ana, mientras sus lágrimas le mojan el pecho destemplado.
Un abogado pugna por ingresar a la Primera, pero el uniformado sin nombre aprieta su ametralladora y le dice que no. “¿Por qué no?”. “Porque esta es mi casa y hago lo que se me cantan los huevos”, explicita.
“¡Libertad!, ¡Libertad!, exige el gentío en las narices de la comisaría. Fue en ese momento que Gladys de Zainuco informa la decisión colectiva de permanecer allí hasta la liberación de todos. Entre los que hablan, Raúl Godoy, histórico de Zanón, propone medidas de lucha. Lo hace como uno más. Ya no tiene cargos. Es un obrero de la línea de producción valorizando la palabra empeñada. Así, con redoblantes, bombos y varias rondas de mate, se improvisa un campamento de alerta y aguante.
El juez Marcelo Muñoz, el fiscal Ignacio Di Maggio, Sobich y Sapag engrosaban la insultoteca que supieron construir. La madrugada avanza y la firmeza permanece hasta el amanecer y aún más.
Al mediodía, la puja tendrá un resultado. Habrá vencedores y vencidos: la franja rebelde y los familiares en guardia alta arrancarán a los presos de la U-11 y de la Comisaría 1ª. Y aún más: a ninguno de los liberados se le abrirá causa alguna.
¿Qué explica esta capacidad de acción, solidaridad y decisión? ¿Cómo se hizo tan cierto eso de que si tocan a uno nos tocan a todos? Como se sabe, la rebeldía que vibra en Neuquén no surgió de un repollo. El dolor y la pelea contra la impunidad de antiguos fusilamientos, la tenacidad mapuche, los revolucionarios de los ’70, la labor del obispo del pueblo Don Jaime (de Nevares), los hermanos chilenos que lograron huir de Pinochet y continuar la batalla desde aquí, el pedazo de Patagonia viva que se referencia en Osvaldo Bayer y la reciente inmigración joven son algunos de los elementos que se entreveran y explican el por qué de esta insubordinación permanente.
El sol se trepó a lo más alto del cielo para alumbrar una nueva jornada cargada de abrazos y reencuentros. Abundan lágrimas de victoria y libertad, cansancios reconfortantes y una sólida certeza: La franja rebelde y los familiares habían sudado, resistido, llorado, puteado y vivido una inolvidable noche de primera.
Oscar Castelnovo y Pilar Leiva
(Desde Neuquén)
Agencia Rodolfo Walsh