domingo, 28 de marzo de 2010

Torcidos e inhumanos golpe y oposición en Argentina Emilio Marín diario La Arena

QUÉ DEJARON LOS ACTOS DE REPUDIO AL 24 DE MARZO

Masivo repudio a los represores, y un público más variado con Madres y
Abuelas

Desde hace muchos años que las marchas de repudio al golpe del 24 de marzo
de 1976 son numerosas y emotivas. Es posible que la de este año haya sido la
mejor en cantidad y calidad.

EMILIO MARÍN

Que la presidenta de la Nación pronunciara un discurso crítico de lo que
implicó el golpe, desde el recién inaugurado "Centro Cultural Haroldo
Conti", en el ex predio de la ESMA, fue un significativo mojón de cuánto han
cambiado ciertas cosas en derechos humanos.

Allí ya funcionaban el "Espacio de la Memoria" y el "Encuentro Cultural
Nuestros Hijos" (Ecunhi), el primero bajo la dirección de Ana M. Careaga,
hija de una de las desaparecidas en la Iglesia de la Santa Cruz, y el
segundo a cargo de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.

Ahora se suma el "CC Haroldo Conti" con el escritor Eduardo Jozami, al
tiempo que en Córdoba quedaba inaugurado el Sitio de la Memoria en el ex
Centro Clandestino de Detención del "Campo de la Ribera". En 2007 con la
asistencia del entonces presidente Néstor Kirchner se había reconvertido en
la misma dirección el antro "La Perla", el principal centro de exterminio
manejado por el III Cuerpo de Ejército del ahora condenado Luciano B.
Menéndez.

El 1 de marzo, por otro lado, la Comisión de la Memoria de Rosario recibió
las llaves de la ex sede del II Cuerpo de Ejército, que supo funcionar como
centro clandestino de detención. Pasará a engrosar la lista de Museos de la
Memoria.

En cada uno de estos lugares hubo actividades culturales de repudio al 34º
aniversario del asalto al poder y la represión ilegal comenzada por lo menos
en 1975.

En el acto realizado en el "Haroldo Conti" no se trató de una velada
cultural sino propiamente política, con la premiación a cuatro padres de
detenidos-desaparecidos (una forma de mostrar que detrás de Madres y Abuelas
estaba el resto de la familia).

Si hubiera que destacar algún sentido del mensaje de Cristina Fernández se
podría decir que fue su fuerte apoyo a Abuelas de Plaza de Mayo, en relación
a la causa judicial donde la entidad brega por los análisis de ADN a los dos
hijos adoptados en forma harto irregular por la dueña de Clarín.

La jefa de Estado hizo una fuerte crítica al poder extorsivo de ese medio,
sin nombrarlo, sobre sectores políticos, judiciales y económicos, lo que
implicó en simultáneo un durísimo cuestionamiento a los magistrados. En esa
causa hace ocho años que aceptan trabas y dilaciones de modo que Ernestina
Herrera de Noble impide conocer la verdad: ¿sus hijos, son o no son
apropiados de desaparecidos?

Cómo habrá sido de grave la amonestación presidencial a la justicia, que
aunque expresó su deseo de que haya un resultado feliz en esta causa, dejó
un clara advertencia: "si eso no sucede, déjenme comprometerme: yo, como
Presidenta, voy a acompañarlos a otros tribunales internacionales a
pedirlo". En la tarde, marchando hacia la Plaza, muchas columnas cantaban:
"Clarín, Magnetto/ devuelvan a los nietos".

Golpe Cívico-Militar

La implicancia de Herrera de Noble en el golpe videlista, del que recibió
como regalo Papel Prensa y otras prebendas, dio pie a un aspecto no novedoso
pero más desarrollado en esta oportunidad. Fue muy fuerte la denuncia del
cuartelazo como "cívico-militar".

El documento de Madres Línea Fundadora, Abuelas, Familiares, Hijos y
Hermanos, quienes organizaron la primera de las marchas del miércoles, lo
dejó meridianamente claro. "Los cómplices del hambre de hoy son los mismos
que hace treinta años: los Macri, los Herrera de Noble, los Bunge & Born,
los Pérez Companc, los Rocca, Fortabat, Blaquier y su Ingenio Ledesma, la
Sociedad Rural Argentina, Mercedes-Benz, Ford, Techint, Acindar y tantos
más. La dictadura se hizo entre muchos: militares y civiles al servicio del
exterminio y la apropiación de niños", decía inobjetablemente.

Se podría agregar que en 1975 la Unión Industrial y la Sociedad Rural
formaron la APEGE (Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias) y
organizaron el mes antes del golpe un lock out como señal de que
acompañarían el putsch. Además de UIA y SRA estaban allí la Bolsa de
Comercio, la Cámara Argentina de Comercio, el Consejo Empresario Argentino,
los banqueros, Carbap y la Federación Agraria (con Humberto Volando jugando
parecido rol retrógrado al de Eduardo Buzzi en la actualidad).

Que los manifestantes hayan rodeado en número cercano a los 70.000 o más a
Abuelas, Madres y demás organismos de derechos humanos, y que hayan hecho
suyas las críticas al poder económico concentrado de esos años y al poder
mediático, es un dato político saliente.

Traducido al plano de los derechos humanos: José A. Martínez de Hoz debiera
consultar urgente con sus abogados, pues el secretario de Derechos Humanos
de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, ya lo denunció dos años atrás y podría
sumar más ímpetus en esa causa.

Domingo Cavallo, ex secretario del Ministerio del Interior del general
Horacio Tomás Liendo y luego titular del Banco Central donde estatizó las
deudas privadas, es otro candidato puesto para hacerle demandas de justicia.

El gesto no debería agotarse en que esos personajes ruines paguen por lo que
hicieron. Eso es lo primero, pues hasta ahora han gambeteado muy bien su
responsabilidad, dejando sólo a los represores de uniforme en el banquillo.
Pero el castigo no debería quedar allí: hay que anular la ley de entidades
financieras de Videla, Martínez de Hoz y Adolfo Diz. Del mismo modo hay que
reemprender una campaña nacional por la aplicación de la nueva ley de
medios, trabada por cuatro jueces que defienden a Clarín y el grupo
Vilas-Manzano-De Narváez.

La oposición, borrada

La jornada de movilización del miércoles 24 sirvió para sacar otra
conclusión política: la oposición conservadora se borró por completo. Fue
ajena totalmente a una causa nacional pues como bien dijo Cristina Fernández
en su discurso del mediodía, sin derecho a la identidad no hay calidad
institucional ni democracia ni estado de derecho.

Elisa Carrió, ex funcionaria judicial de la dictadura en Chaco; Eduardo
Duhalde, ex intendente de Lomas de Zamora no molestado por el Proceso;
Mauricio Macri, ex vicepresidente del emporio Socma tan favorecido por el
brigadier Osvaldo Cacciatore; Julio Cobos, del partido que acercó cien
intendentes a la dictadura mientras otros correligionarios como Mario Abel
Amaya y el intendente de Ledesma, Jujuy, doctor Luis Aredéz, eran
asesinados; Oscar Aguad, que compartió palcos hasta 1998 con el genocida
Menéndez; etc, no se hicieron ver en ninguna de las marchas contra el
terrorismo de Estado.

Ni siquiera los que alguna vez coquetearon con la JP, caso de Felipe Solá,
quien dijo haber discrepado con el indulto de su jefe Carlos Menem, tampoco
dijeron ni mu.

Esa borratina generalizada debe ser tenida muy en cuenta por la opinión
pública porque es toda una radiografía de la oposición. La placa revela
falta de valores democráticos, ningún compromiso con los derechos humanos,
pactos de conveniencia con la derecha militar y la dueña de Clarín, etc. En
el mejor de los casos, hablaría de mezquindad política: hizo el vacío con
tal de no "engordar" actividades que supone podría capitalizar el gobierno.

Y no se trata sólo de aquellos líderes claramente de derecha y
centro-derecha. Algunos que se dicen de centroizquierda, como Pino Solanas,
también brillaron por su ausencia o pasaron desapercibidos, no sea cosa que
Hebe de Bonafini les diera un tirón de orejas o algún televidente de 678
Facebook les reclamara la devolución del voto.

Pese a que los medios como TN aguardaban incidentes en la Plaza, la
manifestación fue totalmente tranquila. Hasta los trotskistas de Vilma
Ripoll, que se habían victimizado por supuestas actitudes "provocadoras" y
"patoteriles" de Madres y el gobierno, pudieron leer su documento en un
costado del histórico Paseo. Orinaban fuera del tarro, pues para ellos el
enemigo principal de la jornada eran Néstor Kirchner y Cristina Fernández,
mientras el grueso de la concurrencia cantaba contra Videla, el genocidio,
Clarín y a favor de los 30.000 desaparecidos.

En todo caso, después de esos blancos el siguiente en orden al repudio era
Duhalde, por su propuesta de parar los juicios y hacer un plebiscito. "La
sociedad ya condenó a los asesinos del pueblo y no permitirá ningún tipo de
perdón, ni de amnistías, ni de reconciliación", decía el documento de
Abuelas, aplaudido por un público mayoritario de clase media porteña y del
conurbano, y mucha presencia juvenil. También en esto la oposición
conservadora perdió el tren.

No todo puede pintarse color rosa. Las desapariciones forzadas de Julio
López y Luciano Arruga son signos de que la represión no desapareció ni
mucho menos del aparato policial. Y esto es también tema de los derechos
humanos.

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