MILLONES DE PERSONAS OBLIGADAS A DESFILAR EN CUBA
Por Jorge Jorge González
Para KAOS en la RED
Hoy el mundo conoce una verdad irrebatible: ¡millones de personas fueron obligadas a desfilar en Cuba este 1 de mayo del 2010! Se veía en sus caras de alegría, en sus risas y cánticos defendiendo la Revolución de un extremo a otro de la Isla, en los niños y niñas felices , adolescentes, jóvenes blancos, negros, mestizos, en los de mediana edad y en los pocos millares de personas más ancianas que aun a costa de sus dolores en los huesos o de su avanzada edad no se permitieron el lujo de ver el acontecimiento desde un mullido sillón frente al televisor, a pesar de que así se podían apreciar mejor los detalles, al considerar ese privilegio una acción inmoral.
A las cuatro de la madrugada salí de mi casa para ir a la Plaza como he hecho siempre desde niño, junto a mi padre entonces, después con mi hijo en brazos y ahora junto a los amigos y vecinos, sin que nadie del gobierno, del Partido, de la Seguridad del Estado, me hubiera conminado a punta de pistola, ni con groseras amenazas “a posteriori”, simplemente por ese sentimiento de apoyo a la Revolución, al socialismo, a la patria siempre amenazada por enemigos reales, buitres imperiales o subalternos deseosos a toda costa de destruir nuestros sueños de mañana y esa realidad de justicia social que compartimos todos, hasta aquellos peleles y vende patrias que se alinean al enemigo, no por convicciones y principios, sino por hacer méritos que les permitan acceder, como Judas modernos, a un puñado de monedas, aun a costa de la sangre de sus hermanos debido a sus traiciones.
Cuanta gente hermosa encontré a mi paso, cuanto rojo, cuanto azul y blanco de la bandera se veía caminar hacia sus puntos de encuentros preestablecidos para lograr rematar la epopeya con limpieza y gracia; iban con pomos de agua, con ron, algunos hasta con sus mascotas animales, con retratos de Fidel, de Raúl, del Che, de Vilma, que adornan sus casas y ahora salían con sus cristales y marcos para que otros supieran cuanto les aman y que después devolverían a sus tronos domésticos.
No hacían faltas palabras para describir emociones, porque cada cual lleva las suyas por dentro o las expresa de forma estentórea cuando es necesario para reafirmar sus ideas.
¡Cuántas Damas de Blanco (no importa si vestidas de ese color como las doctoras o enfermeras, o de otras muchas tonalidades que alegraban la vida) vimos este día!, pero no como aquellas que no merecen nuestros comentarios por no responder a nada digno ni respetable al menos para los que hoy cantábamos a la Revolución, sino otras, reales, de esas que merecen cientos de premios Nóbel de la Paz por haber sabido cuidar durante estos años difíciles nuestra historia, tradiciones de lucha , la cultura, la familia y además, amamantar seres solidarios capaces de entregar sin pedir nada a cambio sus conocimientos a otros pueblos y a las que los enemigos ni siquiera se refieren alguna vez, salvo para denigrarlas o tildarlas de peones del castro-comunismo, porque no son capaces de ver jamás la verdad que les nubla la visión o no les interesa quitarse las vendas porque eso no pagaría sus lujos exquisitos.
Muchos o todos estábamos en huelga este día, pero no de hambre para complacer peticiones, sino para exigir justicia, para pedir la libertad de nuestros Cinco hermanos encarcelados injustamente en los Estados Unidos por luchar contra el terrorismo, para reclamar el cese del bloqueo que trata de asfixiarnos desde hace décadas aunque no lo lograrán jamás, por defender el derecho soberano a darnos el sistema político que hemos aprobado constitucionalmente pero más aun por convicción y que es un ejemplo para otros pueblos que así lo sienten y por eso defienden a Cuba como la antorcha olímpica a la que aspiran acceder un día.
Codo a codo los artistas e intelectuales de mayor relieve, junto al obrero, al campesino, al trabajador de servicios, al de comunales, al estudiante, como ha de ser y es en un país donde lo poco que tenemos de capital social es compartido por igual, sin importar quién tiene más y quién menos porque así lo hemos defendido como principio y, aun cuando muchas cosas cambien, a nadie se le ocurre pensar en privatizar o cooperativizar la educación o la salud pública.
Es posible que algunos medios digan que el desfile no se estaba transmitiendo en directo, que todo era un montaje de la dictadura, que por medios digitales se habían puesto a reír , a cantar, a gritar ¡Viva Fidel!, ¡Viva Raúl!, ¡Viva la Revolución ¡ y a bailar a millones de personas pero que además - como en Hollywood-, se habían agregado millones de “figuritas virtuales” para que parecieran más…No dudamos nada, al fin y al cabo para ellos “las uvas están verdes”.
Si de algo no tengo dudas es que el mensaje hacia nuestros críticos –a veces hasta con ropaje de amigos-, está servido en bandeja de oro: el pueblo cubano defiende y defenderá su Revolución con palos, con piedras, con las uñas o con lo que sea preciso, pero no caerá como tonto palomo ante los señuelos de odio y división que nos sitúan cada día a la puerta de la casa los mensajeros de la muerte a nivel global, que jamás salvadores de nada bueno que exista…los conocemos bien… y por eso se siguen equivocando una y otra vez en las predicciones sus “gurús” de pacotilla o “tanques pensantes” oxidados por el tiempo. Les debe doler mucho ver a tantos jóvenes en los desfiles pues en ellos tienen puestas sus esperanzas más oscuras para el futuro de Cuba.
Los amigos de decenas de países y que por cientos estaban en la tribuna de la Plaza de la Revolución, en las plazas provinciales o municipales o desfilaron junto a los cubanos, serán los mejores intérpretes de lo ocurrido y podrán dar fe ante el mundo de cuanta honestidad nos acompaña no sólo hoy, sino siempre y por eso vuelven una y otra vez como verdaderos hermanos de sangre, los otros, que sigan esperando los cambios que les convienen a ellos para destruir el socialismo cubano…nosotros cambiaremos las cosas que necesitamos para hacerlo indestructible.
La Habana, mayo del 2005