Museo Che Guevara exhibe al paso de transeúntes en calle Rojas 129 Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina su condena por el asesinato de indígenas peruanos. Acusa al Presidente y denuncia al pérfido escriba del Imperio. (foto, carteles, esqueleto y texto - Toto)
De: Gustavo Espinoza Montesinos <gustavoe1941@yahoo.es>
Para: america.rebelion@gmail.com
Enviado: sáb,19 junio, 2010 11:48
Asunto: MARIATEGUI, EL CHE... Y LOS 5
MARIATEGUI, EL CHE GUEVARA… Y LOS 5 CUBANOS PRESOS.
Por GUSTAVO ESPINOZA M. (*)
Nos reunimos recientemente para rendir homenaje a dos personalidades descollantes del escenario latinoamericano: José Carlos Mariátegui y Ernesto "Che" Guevara.
Lo primero que podríamos preguntarnos es qué los une a ellos, qué los vincula, para que los tomemos en cuenta en un mismo contexto y en un mismo homenaje; además, por cierto, de su identificación con el ideal socialista que nos envuelve a todos.
Nacieron ambos un mismo día, un 14 de junio, pero pertenecieron a diferentes escenarios. Vieron la luz en países distintos, y también en momentos distintos de la historia continental. Tuvieron ocupaciones y actividades en cierta medida similares, pero obró cada uno en su propio campo en busca de un porvenir mejor para sus pueblos.
Mariátegui fue un pensador, un ideólogo, pero también un activista revolucionario a carta cabal. Y el Che combatió en todas las trincheras, armadas o no, por los mismos objetivos del Amauta.
Y ambos tuvieron también elementos comunes que hay que valorar como un modo de confirmar nuestro respaldo a la causa que ellos representaron y que nosotros, nos esforzamos por continuar.
Hay que decir, en primer lugar, que ambos fueron hombres de pensamiento, de ideas, y que amaron con fuerza el conocimiento humano, la formación humana y, sobre todo, la cultura.
Mariátegui -como se recuerda- fue amigo y contertulio de grandes personalidades de la vieja Europa. Henri Barbusse y Romain Rolland alumbraron su camino en el plano de las ideas, pero también en el trazamiento de grandes ideales de vida. Como lo dijera en su momento, Mariátegui apreció muy altamente a "Juan Cristóbal" el epónimo personaje de la obra cumbre del también autor de "El Alma encantada". Y el "Che" -no lo olvidemos nunca- llevaba en su mochila guerrillera el "Canto General", esa egregia creación de Pablo Neruda, sin igual en nuestro tiempo.
Los dos fueron, además, hombres de una extraordinaria sensibilidad humana, exquisitos y apasionados en la formación de su propio carácter, duros consigo mismo, pero sobre todo solidarios con la causa de los más necesitados. Entendieron por experiencia propia las dificultades del hombre y conocieron de manera directa los retos y los desafíos que la civilización contemporánea nos pone por delante. Y dieron una batalla leal y consecuente contra una sociedad arrogante, insensible, basada en la opresión y en la injusticia.
Por ese modo de mirar la vida, ligaron las suyas a la lucha más concreta de los trabajadores. Mariátegui, como se recuerda, estuvo vinculado desde sus años mozos al combate por la Jornada de las 8 horas, por la organización sindical, por la afirmación de la conciencia de clase de los trabajadores.
Y el "Che", guiado por los mismos propósitos, actuó en Guatemala, en México y en Cuba por concretar el ideal de sociedad que se había propuesto, y por cuya causa, dio la vida en la hermana Bolivia en 1067.
Y es que los dos -y ese un tercer elemento a considerar- fueron profundamente internacionalista. No pensaron solamente en su país, aunque tuvieron siempre en cuenta la realidad que los rodeaba y se propusieron firmemente cambiarla.
Pero eran conscientes que la batalla que tenían por delante no se encerraba en estrechas fronteras nacionales, sino que se irradiaba al mundo, porque era, finalmente, la causa mundial de los trabajadores.
Por eso enfrentaron en su lucha no solamente a un gobierno, o a otro. Enfrentaron un sistema de dominación mundial, el capitalismo; y aspiraron a construir un modelo distinto, aunque también universal: el socialismo.
Y es que sabían que las causas del hambre y la miseria de los pueblos, del atraso de nuestras sociedades, del subdesarrollo y la dependencia; radicaba en la estructura de dominación que se abatía sobre todos los países.
Por eso, Mariátegui, que hizo célebre aquella frase que quedó en la historia: "peruanicemos al Perú", nos habló con el más cálido afecto de la Revolución Rusa , a la que consideró el acontecimiento dominante de nuestro tiempo, de las luchas del proletariado europeo y de la Revolución Mundial.
Y el "Che" combatió en Guatemala, en Cuba, en el corazón de Africa Negra y en Bolivia, por la libertad de América
Ambos eran conscientes, entonces que los trabajadores de nuestro país y de otros, no tenían que luchar sólo contra los empresarios que en su mismo suelo succionaban su fuerza de trabajo; sino contra un sistema de dominación basado en esquemas de propiedad y de producción egoístas, y contrarios a la razón humana.
Y los dos, por cierto, fueron verdaderos dirigentes de nuestros pueblos. Confirmaron largamente aquello de que dirigente es en verdad quien dirige, quien orienta, quien señala un camino a los demás, y emprende la ruta que lo habrá de llevar a la meta.
Y esto es importante subrayarlo en un país en el que se confunden con cierta frecuencia los términos, y se cree que dirigente es quien tiene un cargo determinado en una organización política, social, sindical o de otra índole. Y no es así.
Mariátegui solamente ocupó un cargo en los últimos meses de su vida, en la dirección del Partido que constituyó pero siempre fue un dirigente. Y el "Che" renunció a todos los cargos formales para combatir como un activista de base en la lucha revolucionaria. Pero allí confirmó largamente su función como dirigente revolucionario que hoy todos le reconocen.
Estos cuatro elementos que perfilaron la imagen de los hombres a los que aludimos en nuestro tiempo no solamente alumbraron la lucha de todos. Sino que, además, proyectaron su ejemplo en otros valerosos combatientes de la misma causa y con similares rasgos distintivos.
Por eso puede decirse con toda propiedad que Mariátegui y el Che anidaron en el corazón, en el ejemplo, y en el coraje de los cinco héroes cubanos aún prisioneros del Imperio.
René y Fernando, Ramón, Antonio y Gerardo, son también hombres cultos, poseen un infinito espíritu solidario que los llevó a arriesgar sus propias vidas para la salvación humana; dan muestras permanentes de una firme convicción internacionalista, por lo que su causa se alza en todos los confines del planeta; y juegan cada día el rol de dirigentes, porque orientan el derrotero de los olvidados de la tierra, llamando a todos a la lucha por la justicia y por la dignidad.
Son por cierto, paradigmas del Che y de Mariátegui, combatientes verdaderos por la causa del hombre y emblemáticas representaciones de lo que constituye el ideal de nuestro tiempo.
Por eso nos convocan. No basta, entonces que nosotros hablamos de Mariátegui y el Che. Es indispensable que trabajemos cada día por la libertad de estos valerosos luchadores que no pueden permanecer un año más, un mes más, un día más, en las prisiones del Imperio.
Los 5 personifican hoy por cierto, la legítima herencia de quienes –como Mariátegui y el Che- nos dieron pensamiento, conciencia y vocación de combate. (fin)
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / www.nuestra-bandera.com