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Enviado Lunes, 21 de Junio de 2010
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Mundial de Fútbol Sudafrica 2010: Todos en nombre de la Bella Ganancia.
El Mundial de Fútbol 2010 de la FIFA debe ser expuesto como la completa farsa que es. El ZACF condena duramente el atrevimiento y la hipocresía del gobierno al presentar el evento como una oportunidad "única en la vida" para el desarrollo de aquellos que viven en Sudáfrica (y el resto del continente). Lo deslumbrantemente claro es que la "oportunidad" es y sigue siendo de la frenética sed del capital mundial y nacional y la élite gobernante sudafricana.
De hecho, por decir lo menos, el evento probablemente tendrá más consecuencias devastadoras para los pobres y la clase obrera sudafricana, un proceso que ya está en funcionamiento.
En la preparación para recibir el Mundial el gobierno ha gastado cerca de R800 billones (R757 billones en desarrollo de infraestructura y R30 billones en estadios que nunca más serán llenados), una gigantesca bofetada en el rostro de aquellos que viven en un país caracterizado por su pobreza desesperada y por una tasa de desempleo que bordea el 40%. En los últimos cinco años los trabajadores pobres han expresado su indignación y desacuerdo respecto al fracaso del intento del gobierno de reparar la enorme desigualdad social en alrededor de 8.000 protestas por servicios básicos y vivienda en todo el país. Esta pauta de gastos es una evidencia más del mantenimiento del fallido modelo capitalista neoliberal y su economía "del goteo", que no ha hecho más que profundizar la desigualdad y la pobreza a nivel global. A pesar de haberlo negado antes, el gobierno ha admitido recientemente esto dando un giro, y ahora finge que el proyecto "jamás tuvo la intención" de generar ganancias [1].
Sudáfrica necesita desesperadamente infraestructura pública de gran escala, especialmente en el sector del transporte público, que en algunas ciudades - como Johannesburgo - está casi completamente ausente. El Gautrian [tren de alta velocidad], que fue lanzado el Martes 8 de Junio (justo a tiempo para el gran evento) es probablemente la mayor ironía: en un país en el que la gran mayoría cuenta con inseguros mini-buses taxis privados para recorrer grandes distancias diariamente, el Gautrain ofrece alta velocidad, lujoso transporte para los turistas y aquellos que viajan entre Johannesburgo y Pretoria... al menos para los que pueden pagarlo, tomando en cuenta que un simple viaje entre el del aeropuerto a Sandton cuesta la gran suma de R100. La misma imagen se muestra por todos lados: la Compañía de Aeropuertos de Sudáfrica (ACSA) ha gastado cerca de R16 billones en mejorar los aeropuertos, la privada Agencia Nacional de Carreteras Ltda. (SANRAL) ha gastado casi R23 billones en una nueva red de carreteras con peaje, que significará estrictas medidas de recuperación de costos para devolver los billones invertidos, y la mayoría de lo cual será solo un ínfimo beneficio para el pueblo pobre sudafricano. A lo largo de todo el país las municipalidades han emprendido planes de regeneración urbana... acompañados de planes de aburguesamiento, tal como los intentos del gobierno de empapelar rápidamente la dura realidad sudafricana.
Alrededor de 15.000 personas sin techo y niños de la calle han sido acorralados y botados en refugios en Johannesburgo; en Ciudad del Cabo la municipalidad ha desalojado a miles de personas de áreas pobres y campamentos ilegales como parte del proyecto de embellecimiento de la Copa Mundial. Ciudad del Cabo (sin éxito) intentó desalojar a 10.000 residentes de Joe Slovo [uno de los asentamientos ilegales más grandes de Sudáfrica] de sus hogares para esconderlos de los turistas que viajaban por la autopista N2, y en otros lugares se han eliminado para hacer espacio a estadios, estacionamientos para los fanáticos o estaciones de tren [2]. En Soweto, las calles han sido embellecidas a lo largo de las principales rutas de turistas y de la FIFA, en tanto las escuelas adyacentes lucen ventanas rotas y construccionesque prácticamente se vienen abajo.
Si bien muchos sudafricanos se mantienen sin convencer, otros son inundados y arrastrados por el diluvio de propaganda nacionalista que apunta a desviar la atención del circo que es el Mundial. Cada Viernes ha sido considero "Viernes de fútbol", día en el que se alienta a la "nación" (y se fuerza a los chicos de la escuela) a lucir remeras de Bafana-Bafana [la selección nacional africana]. Los autos son equipados con banderas, la gente aprende a bailar el "Diski-dance" que es bailado en cada restorán turístico, y se compran muñecos de la mascota Zakumi. Todo escéptico a este show es denigrado como antipatriótico: el principal ejemplo aparece cuando la huelga del Sindicato Sudafricano de Trabajadores del Transporte y Aliados (SATAWU) se deja de lado "por interés nacional" [3]. En un contexto en el que cerca de un millón de trabajados han sido perdidos en el curso del año pasado, las celebraciones del gobierno de que la copa mundial ha creado cerca de 400.00 puestos son vacías e insultantes. Los trabajos que han sido creados a la carrera son en su mayoría casuales o con "Contratos a plazo fijo", tomados por los trabajadores que no están sindicalizados y que son pagados muy por debajo del salario mínimo.
Aparte de la represión de los sindicatos, los movimientos sociales han recibido una hostilidad similar de parte del Estado, que ha puesto extraoficialmente una prohibición absoluta a toda protesta durante el curso del evento. De hecho, hay cierta evidencia de que esto se ha llevado a cabo ya desde el primero de Marzo. De acuerdo a Jane Duncan,del Instituto de Libertad de Expresión :
Un impactante informe realizado a fines de la semana pasada acerca de las otras municipalidades que son sede de partidos del Mundial ha revelado que una prohibición total a concentraciones está en funcionamiento. En palabras de la municipalidad de Rustenberg, "los encuentros están cerrados por el Mundial". La municipalidad de Mbombela recibió un informe de parte del SAPS [servicio policial sudafricano] de que no iban a permitir concentraciones durante la Copa Mundial. El Concejo Municipal de Ciudad del Cabo ha declarado que continúa aceptando solicitudes de marchas, pero señaló que "sería un problema" durante el periodo del Mundial. De acuerdo a las municipalidades de Bahía Nelson Mandela y Ethekwini, la policía no permitirá concentraciones a lo largo del periodo del Mundial [4].
Aunque es claro que la constitución, a menudo aclamada por su "progresismo", está lejos de ser garante de la libertad y la igualdad que el gobierno dice que es, esta nueva forma de represión está claramente en contradicción con el derecho constitucional de las libertades de expresión y reunión. Sin embargo, los movimientos sociales en Johannesburgo, incluyendo al Foro Anti-Privatización y muchos otros, no se han dado fácilmente por vencidos, habiendo hecho gestiones para conseguir autorización para una marcha de protesta el día de apertura con la ayuda del Instituto de Libertad de Expresión. No obstante, la marcha está siendo forzada a ser contenida a tres kilómetros del estadio, en donde no atraerá el tipo de atención mediática que al gobierno preocupa.
No ha sido solo el Estado el que ha sido severo en términos represivos con los pobres y con cualquier actividad o manifestación en contra del Mundial en el marco de pintar a Sudáfrica como un anfitrión abierto de brazos que invita a acudir en masa a sus hoteles de alta categoría, posadas y cocteles, sino que lo hace bajo la orientación de aquel imperio legal de Sepp Blatter y sus amigos llamado FIFA (brillantemente llamada THIEFA [juego de palabras con la palabra "thief", ladrón en inglés] por el Foro Social de Durban). No solo esperan beneficiarse de una ganancia inesperada de cerca de 1.2 billones de euros, sino que han ganado ya alrededor de un millón de euros solo con los derechos de los medios de comunicación.
Los estadios, y las áreas que los rodean, que han sido transferidos a la FIFA por la duración del torneo (literalmente "capullos libres de impuestos", creando áreas controladas y monitoreadas por la FIFA exentas de los impuestos normales y otras leyes estatales), y todas las rutas hacia y desde los estadios han sido limpiadas por la fuerza de todo aquel que venda productos no autorizados de la FIFA y de aquellos que sobreviven en campamentos ilegales a lo largo de las rutas del aeropuerto. Lo mismo ocurrió con las personas que contaban con las ventas del Mundial para aumentar sus ingresos para sobrevivir, que son abandonados al "goteo" de la economía.
La FIFA, como dueña exclusiva de la marca de la Copa Mundial y sus productos derivados, tiene además un equipo de aproximadamente 100 abogados revisando el país por cualquier venta no autorizada de esos productos o comercialización de la marca. Dichos productos son confiscados y los vendedores son arrestados a pesar del hecho de que la mayoría de las personas en Sudáfrica y del continente compran sus productos del sector del comercio ilegal, en tanto pocos tienen R400 para gastar en camisetas de equipos y otros. También ha amordazado efectivamente a periodistas con una cláusula acreditada que previene que las organizaciones de medios de comunicación desacrediten a la FIFA, comprometiendo de forma clara la libertad de prensa [5].
La mayor ironía es que el fútbol fue alguna vez verdaderamente el juego de la clase trabajadora. Ver partidos en vivo en estadios era barato y fácilmente accesible para las personas que optaban por usar 90 minutos de su vida en olvidar la pesadez diaria en la que vivían bajo la bota del patrón y del Estado. Hoy, el fútbol profesional y la Copa Mundial da ganancias exorbitantes a un pequeño grupo de la élite global y nacional (con billones innecesariamente gastados y en tiempos de una crisis global del capitalismo) que cobran a los clientes miles de rands, libras, euros, etc. temporada a temporada para ver con molestia a futbolistas que cobran excesivos sueldos caer y rodar ante el menor empujón, y que discuten, a través de agentes parasitarios, acerca de si merecen o no sus enormes sueldos. Un juego que en muchos aspectos mantiene su belleza estética, que ha perdido su alma de clase obrera y ha sido reducido a otra mercancía a explotar.
Bakunin dijo una vez que "la gente va a la iglesia por las mismas razones por las que va a la taberna: para perder la conciencia, para olvidar su miseria, para imaginarse, aunque sea por unos minutos, libres y felices". Quizá, entre las enceguecedoras banderas nacionalistas flameando y el sonido de las vuvuzelas [cornetas], podemos sumar el deporte a su ecuación y agregar que puede parecer más fácil olvidar que tomar parte activa en el combate contra la injusticia y la desigualdad. Hay muchos que lo hacen, sin embargo, y los pobres y la clase obrera son menos maleables a la ilusión de lo que al gobierno le gustaría creer. Desde los acampes temporarios a la puerta de los estadios, hasta las protestas y manifestaciones masivas, pasando por las acciones huelguistas en el campo, autorizadas o no, a pesar de las burlas y los abucheos y las categorías de "anti-patriótico" o las prohibiciones a la libertad de expresión, haremos oír nuestras voces desafiantemente para exponer las terribles desigualdades que caracterizan a nuestra sociedad y a los juegos globales llevados a cabo a expensa de las vidas de aquellos sobre los que se han construido los imperios y que serán, tarde o temprano, destruidos.
¡Abajo el mundial!
¡Phansi (Abajo) la represión estatal y el nacionalismo divisor!
¡Phambili (Viva) la lucha del pueblo en contra de la explotación y el lucro!
Esta declaración fue publicada por el Zabalaza Anarchist Communist Front [Frente Anarco Comunista Zalabaza]
* El título de este artículo fue inspirado en la reciente canción The Beautiful Gain de los Chomsky AllStars.
Traducido al español por Martín Alvarez.
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