miércoles, 18 de agosto de 2010

Maten a Perón no importan los argentinos colaterales Plaza Mayo, Plaza Congreso General Valle

Tenía doce años y me crucé con mi viejo a la vereda de enfrente de mi casa en calle Montevideo 353, casi esquina Sarmiento,  para ver pasar los aviones argentinos que mataban a argentinos como yo. 

 

Las explosiones de las  bombas y el ametrallamiento mataron gente y destruyeron locales en Avda. Rivadavia frente a la Plaza Congreso.   Estábamos a trescientos metros de donde cayeron bombas asi que nos salvamos por casualidad. 

 

Al día siguiente fui con mi bicicleta y vi los destrozos en Plaza Congreso, luego fui hasta Plaza de Mayo donde un cordón de seguridad no me dejó pasar, se oían terribles explosiones pues detonaban las bombas que no habían explotado al ser arrojadas.          

                                                        Eladio González   toto  

 

 

  ¡Maten a Perón! 

El 16 de junio de 1955, Buenos Aires es escenario de un hecho espantoso: una formación de aviones navales bombardea Plaza de Mayo. Los pilotos tienen una orden: Maten a Perón, ese día, a las 12.40, 29 aviones de la Marina lanzaron unas diez toneladas de bombas con el propósito de matar al presidente, que había sido reelecto en el 1951 con el 68 por ciento de los votos. Se ametralla la Avenida de Mayo, y hasta hay un avión que regresa de su fuga para lanzar una bomba olvidada. 

Cientos de argentinos fueron muertos y miles heridos en la histórica plaza y sus adyacencias, entre civiles que habían acudido en apoyo al gobierno, y la mayoría, anónimos transeúntes. 

Nuestro Pueblo, que estuvo alejado del escenario de la última guerra mundial, jamás pudo imaginar el espanto de un ataque aéreo, y experimentó ese horror en carne propia, el ataque venía de su propia aviación, que nunca había tenido que bombardear a nadie, hace su bautismo de fuego derramando sangre de su propio Pueblo. 

Fue el día más sangriento de la historia argentina contemporánea. 

El General Juan José Valle fue quién retomó el Ministerio de Marina, desde donde se atacaba la Casa de Gobierno. Salvó del linchamiento a los marinos golpistas que permanecían allí. Aunque la vida de todos  ellos fue respetada, no le perdonaron su lealtad a Perón. Un año después Valle, y otros treinta y un civiles y militares serian fusilados luego de intentar reestablecer el gobierno democrático de Perón…

Comenzaban a escribirse años negros, de persecución y opresión para el pueblo argentino.  

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