martes, 2 de noviembre de 2010

El mal es superficial el bien y el pensamiento son profundos

LA BANALIDAD DEL MAL. (*)

Por Carlos A. Valle.

Buenos Aires.

"Fue como si en aquellos últimos minutos [Eichmann] resumiera

la lección que su larga carrera de maldad nos ha enseñado,

la lección de la terrible banalidad del mal, ante la que

las palabras y el pensamiento se sienten impotentes."

H.Arendt, Eichmann en Jerusalén

Un enjambre de ancianas en negros ropajes asecha a la espera de la muerte de la mujer que yace en su lecho. Con su último estertor aullidos hirientes acompañan el saqueo de todo lo que encuentran a su paso. Una doliente escena hacia el final de la recordada película "Zorba el Griego". Viene a la memoria cuando se repasan algunos de los comentarios que se apresuraron a publicar sobre la muerte del ex Presidente de la Nación Néstor Kirchner.

La reiterada reacción contra el artículo de Rosendo Fraga que, a menos de dos horas de anunciado el fallecimiento, establecía los condicionamientos futuros del gobierno: "La continuidad institucional no está en riesgo en la Argentina, pero puede estarlo la gobernabilidad en el tramo final del mandato de Cristina, si ella no aprovecha lo que posiblemente sea su oportunidad histórica: dejar de ser la presidenta de una facción, para pasar a serlo de todos los argentinos." (LN.27.10)

Joaquín Morales Sola, que en cada uno de sus notas viene deshojando su visceral ataque a la persona de Kirchner y a quien ha demonizado de incontables maneras, no puede dejar de afirmar: "Una vida sin poder no era vida para Néstor Kirchner. Por eso, quizás, su vida y su poder se apagaron dramáticamente enlazados. El final del poder era, para Kirchner, el final de la vida." (LN 28.10) Lo que E. van der Kooy (C.31.10) reafirma: "Su satisfacción de poder en vida, de verdad, nunca tuvo límites."

Una visión que Nelson Castro confirmó en su programa de televisión y que describió en una nota donde en una extendida y difusa calificación "científica"- que tornaba su opinión en objetiva- se catalogaba a  personas dependientes de drogas y fármacos y a los que  sufren estrés como aquellas "que presentan ese rasgo de conducta -que las hace agresivas, altamente competitivas y obsesionadas con el paso del tiempo- suelen tener niveles elevados de colesterol en sangre, lo que las expone a un riesgo significativamente mayor de padecer enfermedades cardiovasculares".(Perfil, 28.10)

O como acentuó Carlos Pagni (LN 27.10): "El sentimiento de orfandad que está envolviendo desde ahora a un conjunto de políticos que, en su verticalismo extremo, han confiado su suerte a un padre todopoderoso que los relevaba de preguntarse por el destino final de sus acciones." Ricardo Roa, Editor General Adjunto de Clarín (30.10) lo comparte: "Hubo dolor y enojo ante la muerte. Y una rabia en un punto análoga a la iracundia que Kirchner nunca disimuló. En unos, mensajes de respaldo hacia Cristina. En otros, el reclamo de que nada cambie."

Por otra parte hay que mencionar que ni siquiera se insinúa una valoración de la presidencia de Néstor Kirchner. No es difícil entender que ese olvido voluntario evita que se obnubile a ese cerco psicológico cuestionable que se encargó de modelar una imagen peligrosamente demoníaca. La rápida mirada que dirigen al futuro inmediato y los condicionamientos que se le proponen a la Presidenta para encararlo resultaron calcados en varias notas.

Carlos Pagni (LN 27.10) afirmaba: "La psicología ya no prestará los servicios que brindó hasta ahora a una Argentina rudimentaria, en la cual la mayor parte de las decisiones relevantes salían de una sola cabeza. Hay que mirar todo de nuevo. Hay que pensar todo de nuevo."

Eduardo van der Kooy (C.28.10) comparte: "El deceso de Kirchner obligará a ahora a Cristina a un esfuerzo ingente para manejar la maltrecha maquinaria de poder que le dejó su marido como herencia." y su recomendación: "Una amortiguación para esa carencia objetiva de Cristina podría ser la apertura de un Gobierno que, con el tiempo, se fue encapsulando de manera peligrosa."

Un editorial de Clarín (31.10) lo reafirma: "El Gobierno tiene la alternativa de buscar acuerdos o persistir en la política de confrontación que afectó la imagen presidencial. El deseo de recuperar el diálogo, la búsqueda de consensos y mejorar la institucionalidad fue expresado mayoritariamente en estos días."

La innegable y mayormente espontánea presencia masiva durante el funeral de variados sectores sociales, la notoria presencia de jóvenes, las reiteradas muestras de aprecio y de aliento no pudieron ser ignoradas, pero sí relativizadas. Juan José Sebrelli (LN30.10) asume que "Los funerales de Néstor Kirchner debían ser previsiblemente multitudinarios. Forman parte de los rituales de la sociedad del espectáculo en la era de los medios, de la adicción por los eventos masivos y la cultura de la muerte o necromanía." Y repitió con otros que "una amplísima mayoría -que no se vio en televisión- hizo su vida normal; en las calles, en los cafés no se notó un clima de tristeza ni desasosiego."

Todo esto sucedió, según Morales Solá de esta manera: "Miles de personas, muchas espontáneas y otras tantas movilizadas, desfilaron por la Casa de Gobierno; sobraron las consignas sectarias. La ciudad, sin embargo, no alteró el ritmo normal de su vida cotidiana." Y para reafirmar su ignorancia o más bien desprecio por las sentidas expresiones populares señala que "Es una lástima, al final de cuentas, que un ex presidente haya sido despedido de este mundo por el agresivo kirchnerismo que creció bajo su sombra."

¿Cómo avizoran el futuro? Luis Majul (LN. 29.10) lanza uno de sus apocalípticos pronósticos. "Hay una inquietante versión que prenuncia el inicio de una lucha salvaje." Roberto Garagarello, profesor de Derecho Constitucional UBA/Di Tella (C.29.10) lo acompaña "¿Será posible, entonces, construir la coalición de fuerzas capaz de frenar y revertir dicha tendencia? Para quienes no vimos en Kirchner a un aliado en los ideales, ni lo sentimos como a un político amigo, su muerte es ante todo fuente de preocupaciones intensas."  Alfredo Leuco (Perfil 29.10) parece no poder obviar los elementos positivos que van emergiendo pero no puede dejar de decir "En este análisis poco importa si eso es bueno o malo para el país. Se trata de registrar lo que pasa con mayor ecuanimidad posible."

De todas maneras, para Morales Solá (LN 31.10) el vacío creado por la muerte de Néstor Kirchner "no lo podrá llenar una militancia activa y, a veces, sectaria, ni la invocación al supuesto renacimiento de un kirchnerismo confuso e inasible. La propia solidaridad social que la Presidenta recibió y recibirá, razonablemente, en las próximas semanas no es un termómetro definitivo de la política."

En esto lo acompaña su colega Mariano Grondona (31.10)  cuando se pregunta: "¿Hacia dónde dirigirá sus pasos la Presidenta? ¿Hacia la confrontación o hacia el apaciguamiento? Las primeras señales que dio la viuda de Kirchner no fueron, en este sentido, halagüeñas." Por eso encuadra su pronóstico en la agenda que se propone con insistencia. "Cristina subirá sin duda en las encuestas. ¿Pero cuánto durará este clima favorable? ¿Algunas semanas? Probablemente. ¿Un año? Difícilmente. Lo más sensato sería entonces aconsejar a la Presidenta para que, aprovechando el calor de la simpatía popular que ahora la rodea, cimiente gradualmente su menor poder mediante un diálogo constructivo con los opositores."

Eduardo van der Kooy hablando de los días por venir (31.10) vuelve a recalcar: "Una muerte y un funeral que estuvieron rodeados de dolor pero también de espíritu poco conciliador. De parte del Gobierno y muchos de sus adherentes. De aquellos que celebraron en lugar de respetar." Para él son "señales de una sociedad que ha sido inducida peligrosamente a la adicción al fanatismo." Y añade una frase que desnuda un cinismo periodístico que se alimentó de la calumnia, la mentira y el descrédito sistemático: "Varios medios de comunicación debieron frenar mensajes hirientes y provocativos." Ahora, si ese freno responde a la intención de revisar la propia historia de estos últimos años será bienvenida por la sociedad.

Estas son solo grageas de algunos de los repetidos mensajes que reflejan una persistente y programada estructura mediática que sueña con el poder omnímodo de los medios para insuflar la sumisión a los poderosos. Han podido turbar el pensamiento y la acción de muchos induciendo el temor,  la inseguridad y el descrédito y sugiriendo el ilusorio camino de siempre volver a empezar, de la necesidad de cambiar todo.

Hoy ese bloqueo ha sido quebrado por una realidad ocultada que está saliendo a la luz que pone de manifiesto la tarea y el empeño en que muchos están comprometidos por una sociedad más justa y solidaria y dejando al descubierto la no siempre reconocida "banalidad del mal".

Hanna Arendt iluminó su frase al decir: "Estoy convencida de que el mal nunca puede ser «radical», sino únicamente extremo, y que no posee profundidad ni tampoco ninguna dimensión demoníaca. Puede extenderse sobre el mundo entero y echarlo a perder precisamente porque es un hongo que invade las superficies. Y desafía el pensamiento, porque el pensamiento intenta alcanzar cierta profundidad, ir a la raíz, pero cuando trata con la cuestión del mal esa intención se ve frustrada, porque no hay nada. Esa es su «banalidad». Solamente el bien tiene profundidad y puede ser radical".+ (PE) 

(reemvio del despacho 9175 del 101102) 

PreNot 9179
101102

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