lunes, 14 de febrero de 2011

falleció hermano de barrendero argentino desaparecido

 

Chuy, una vida entregada en abundancia.

"En la madrugada del día 2 de febrero de 2011, el corazón lleno de las vivencias y celebraciones en torno al cuerpo frágil y sereno de nuestro hermanito Chuy, siento necesidad de compartir algo del tesoro de la persona y de la  vida de Chuy, que brotó en maravilloso testimonio de densidad pascual, dentro de todos los encuentros de estos días" escribe Bernardita, quien reside en  Los Teques, Venezuela.

Bernardita se refiere a Jesús Silva,  hermano de Mauricio Silva, uruguayo, sacerdote salesiano, integrante de la Fraternidad del Evangelio Padre Carlos de Foucauld, desaparecido el 14 de junio de 1977, mientras realizaba su trabajo de barrendero de la Municipalidad de  la Ciudad de Buenos Aires.(*)

La autora del recuerdo de Chuy sostiene que "No hacer memoria de "lo visto y oído" sería no saber escribir la Historia Sagrada"  de un hombre "fogoso, entero, apasionado, soñador y sobretodo de inmenso corazón compasivo"  quien se angustiaba por "un mundo más justo y solidario, de una iglesia compasiva y seguidora de Jesús de Nazaret" quien  en Comunidad. Elena repetía  "Cargo conmigo desde hace más de 30 años un muerto en las espaldas", la hablar de su hermano Mauricio.

Desde sus convicciones y el dolor Chuy," manifestaba una rebeldía evangélica, profética y se hacía solidario de toda acción, toda palabra necesaria para `anunciar´ y `denunciar´ todo lo que construye o destruye este Reino de Jesús, especialmente en nuestra Tierra Venezolana"  donde " veía como el Proceso Bolivariano que vivimos en Venezuela en estos 12 años, iba en la línea de un país, de un mundo que él soñaba, con sus aciertos y errores, pero lo más cercano a este Reino de Dios que nos toca construir"

Hermanito del Evangelio,  vino a Venezuela, exiliándose de la Dictadura  en Argentina. Aquí buscó, ante todo, "sobrevivir", curar la herida de la desaparición de su hermano, cosa casi imposible, encontrando un cauce a su gran anhelo de entrega, de dar felicidad, de curar otras heridas. Inició un proyecto inédito, "no previsto por ninguna Constitución, ninguna  Institución", dar un hogar, "ser padre y educador,   junto con Elena que fue quién mejor permitió a Chuy de dar la medida de su gran corazón",  criando  muchos muchachos y muchachas, que hoy son padres, y hasta abuelos"

En el velatorio de Chuy, el mayor de ellos, José Alfredo, invitó a rodear el cuerpo de Chuy y el "más pequeño", Javier, hoy padre de 3 hijos, dijo recordó "cómo en Chuy, él tuvo el padre que nunca tuvo"

Al trasladar el cuerpo de Chuy al cementerio, Bernardita se sentó al lado del chófer del carro fúnebre y comentó el impacto recibido de ver  "durante todo el trayecto, desde la casa hasta abajo del cerro, `allá en la ciudad´, como cantaba Alí Primera, la gente estaba en la calle, delante de su puerta, o trabajando, comprando, o sea, el trajín de estas veredas de barrio, pregutando  ¿es el padre Chuy? ¿Es Chuy? Y se persignaban tocándose el pecho… Hasta algunos muchachos, tambaleando, que llamamos `perdidos´, hacían lo mismo. Era el pueblo de Chuy, los amigos de Chuy, las y los que se sintieron reconocidos en vida por Chuy".

"Los símbolos ofrecidos en una misa reflejaron las raíces de Chuy- Bernardita- : el bombillo de mate uruguayo, la presencia de la Palabra de Dios, la Biblia en la vida de Chuy, pero igualmente los noticieros que Chuy leía diariamente, como persona encarnada  en este país que le importaba tanto, el cáliz y la patena que su mamá guardaba en su casa, para cuando Chuy la iba a visitar, y por fin, dos balas que cayeron en la casa de Chuy y que son símbolo de vidas segadas en nuestros barrios. Elena las enterró con Chuy, para expresar el deseo que nunca más sean quitadas vidas de tantos jóvenes".

"Fue la fiesta de la iglesia de `abajo´, de los insignificantes e imprescindibles, de los cuales Chuy forma parte. ¡Chuy  Vive!" expresa Bernardita al finalizar su misiva.+ (PE)

(*) Ver PreNot 9355 El Grito del Evangelio en Uruguay.

PreNot 9354

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