Juventud Rebelde, jueves, 20 de enero de 2011)
Reflexiones de Fidel Castro
Es hora ya de hacer algo
(El líder de la Revolución Cubana cita declaraciones e informes
publicados recientemente que advierten sobre la amenaza de verdaderas
hambrunas en numerosos países. Denuncia que aunque durante años se
habló sobre la crisis de los alimentos originada por hechos económicos
y cambios climáticos, el mayor emisor de gases contaminantes del
mundo, Estados Unidos, se negaba a tomar en cuenta la opinión mundial.
«Si los millones de toneladas de soya y maíz que se invertirán en
biocombustibles se destinan a la producción de alimentos, la elevación
inusitada de los precios se pararía, y los científicos podrían
proponer fórmulas que puedan detener e incluso, revertir la
situación», enfatizó Fidel y alertó: «Se ha perdido demasiado tiempo.
Es hora ya de hacer algo.»)
Contaré un poco de historia.
Cuando los españoles “nos descubrieron”, hace cinco siglos, la cifra
estimada de la población de la Isla no sobrepasaba los 200 mil
habitantes, los cuales vivían en equilibrio con la naturaleza. Sus
fuentes principales de alimentos provenían de ríos, lagos y mares
ricos en proteínas; practicaban adicionalmente una agricultura
rudimentaria que les suministraba calorías, vitaminas, sales minerales
y fibras.
En algunas regiones de Cuba aún se practica el hábito de producir el
casabe, una especie de pan elaborado con yuca. Determinados frutos y
pequeños animales silvestres complementaban su dieta. Fabricaban
alguna bebida con productos fermentados y aportaron a la cultura
mundial la nada saludable costumbre de fumar.
La población actual de Cuba es posiblemente 60 veces mayor a la
existente entonces. Aunque los españoles se mezclaron con la población
autóctona, prácticamente la exterminaron con el trabajo semiesclavo en
el campo y la búsqueda de oro en las arenas de los ríos.
La población indígena fue sustituida por la importación de africanos
capturados a la fuerza y esclavizados, una práctica cruel que se
aplicó durante siglos.
De gran importancia para nuestra existencia fueron los hábitos
alimenticios creados. Fuimos convertidos en consumidores de carne
porcina, bovina, ovina, leche, queso y otros derivados; trigo, avena,
cebada, arroz, garbanzo, alubias, chícharos y otras leguminosas
provenientes de climas diferentes.
Originalmente disponíamos de maíz, y se introdujo la caña de azúcar
entre las plantas más ricas en calorías.
El café fue transferido por los conquistadores, desde el África; el
cacao lo trajeron posiblemente de México. Ambos, juntos al azúcar,
tabaco y otros productos tropicales, se convirtieron en enormes
fuentes de recursos para la metrópoli después de la rebelión de los
esclavos en Haití, ocurrida a principios del siglo XIX.
El sistema de producción esclavista perduró, de hecho, hasta la
transferencia de la soberanía de Cuba a Estados Unidos por el
colonialismo español que, en cruenta y extraordinaria guerra, había
sido derrotado por los cubanos.
Cuando la Revolución triunfó en 1959, nuestra isla era una verdadera
colonia yanki. Estados Unidos había engañado y desarmado a nuestro
Ejército Libertador. No se podía hablar de una agricultura
desarrollada, sino de inmensas plantaciones explotadas a base de
trabajo manual y animal que en general no usaban fertilizantes ni
maquinarias. Los grandes centrales azucareros eran propiedades
norteamericanas. Varios de ellos poseían más de cien mil hectáreas de
tierra; otros alcanzaban decenas de miles. En conjunto eran más de 150
centrales azucareros, incluidos los de propiedad de cubanos, los
cuales laboraban menos de cuatro meses al año.
Estados Unidos recibió los suministros azucareros de Cuba en las dos
grandes guerras mundiales, y había concedido una cuota de venta en sus
mercados a nuestro país, asociada a compromisos comerciales y a
limitaciones de nuestra producción agrícola, a pesar de que el azúcar
era en parte producida por ellos. Otras ramas decisivas de la
economía, como los puertos y refinerías de petróleo, eran propiedades
norteamericanas. Sus empresas poseían grandes bancos, centros
industriales, minas, muelles, líneas marítimas y férreas, además de
servicios públicos tan vitales como los eléctricos y telefónicos.
Para los que deseen entender no hace falta más.
A pesar de que las necesidades de producción de arroz, maíz, grasa,
granos, y otros alimentos era importante, Estados Unidos imponía
determinados límites a todo lo que compitiera con su propia producción
nacional, incluida el azúcar subsidiada de remolacha.
Desde luego, en cuanto a la producción de alimentos es un hecho real
que dentro de los límites geográficos de un país pequeño, tropical,
lluvioso y ciclónico, desprovisto de maquinaria, sistemas de presas,
riego, y equipamiento adecuado, Cuba no podía disponer de recursos, ni
estaba en condiciones de competir con las producciones mecanizadas de
soya, girasol, maíz, leguminosas y arroz de Estados Unidos. Algunas de
ellas como el trigo y la cebada no podían ser producidas en nuestro país.
Cierto es que la Revolución Cubana no disfrutó un minuto de paz.
Apenas se decretó la Reforma Agraria, antes de cumplirse el quinto mes
del triunfo revolucionario, los programas de sabotaje, incendios,
obstrucciones y empleo de medios químicos dañinos se iniciaron contra
el país. Estos llegaron a incluir plagas contra producciones vitales e
incluso la salud humana.
Al subestimar a nuestro pueblo y su decisión de luchar por sus
derechos y su independencia cometieron un error.
Por supuesto que ninguno de nosotros poseía entonces la experiencia
alcanzada durante muchos años; partíamos de ideas justas y una
concepción revolucionaria. Quizás el principal error de idealismo
cometido, fue pensar que en el mundo había una determinada cantidad de
justicia y respeto al derecho de los pueblos cuando, ciertamente, no
existía en absoluto. De eso, sin embargo, no dependería la decisión de luchar.
La primera tarea que ocupó nuestro esfuerzo fue la preparación para la
lucha que se avecinaba.
La experiencia adquirida en la batalla heroica contra la tiranía
batistiana, es que el enemigo, cualquiera que fuese su fuerza, no
podría vencer al pueblo cubano.
La preparación del país para la lucha se convirtió en el esfuerzo
principal del pueblo, y nos llevó a episodios tan decisivos como la
batalla contra la invasión mercenaria promovida por Estados Unidos en
abril de 1961, desembarcada en Girón escoltada por la infantería de
marina y la aviación yanki.
Incapaz de resignarse a la independencia y al ejercicio de los
derechos soberanos de Cuba, el gobierno de ese país adoptó la decisión
de invadir nuestro territorio. La URSS no tuvo absolutamente nada que
ver con el triunfo de la Revolución Cubana. Esta no asumió el carácter
socialista por el apoyo de la URSS, fue a la inversa: el apoyo de la
URSS se produjo por el carácter socialista de la Revolución Cubana. De
tal modo es así que cuando la URSS desaparece, a pesar de eso, Cuba
siguió siendo socialista.
Por alguna vía la URSS conoció que Kennedy trataría de usar con Cuba
el mismo método que ella aplicó en Hungría. Eso indujo a los errores
que Jruschov cometió con relación a la Crisis de Octubre, que me vi en
la necesidad de criticar. Pero no solo se equivocó Jruschov, se
equivocó también Kennedy. Cuba no tenía nada que ver con la historia
de Hungría, ni la URSS tuvo nada que ver con la Revolución en Cuba.
Esta fue fruto única y exclusivamente de la lucha de nuestro pueblo.
Jruschov tuvo solo el gesto solidario de enviar armas a Cuba, cuando
estaba amenazada por la invasión mercenaria que organizó, entrenó,
armó y transportó Estados Unidos. Sin las armas enviadas a Cuba,
nuestro pueblo habría derrotado a las fuerzas mercenarias como derrotó
al ejército de Batista y le ocupó todo el equipo militar que poseía:
100 mil armas. Si la invasión directa de Estados Unidos contra Cuba se
hubiese producido, nuestro pueblo habría estado luchando hasta hoy
contra sus soldados, que con seguridad habrían tenido que luchar
también contra millones de latinoamericanos. Estados Unidos habría
cometido el mayor error de toda su historia, y la URSS tal vez
existiría todavía.
Horas antes de la invasión, después del ataque artero a nuestras bases
aéreas por aviones de Estados Unidos que portaban insignias cubanas,
fue declarado el carácter socialista de la Revolución. El pueblo
cubano combatió por el socialismo en aquella batalla que pasó a la
historia como la primera victoria contra el imperialismo en América.
Pasaron diez presidentes de Estados Unidos, está pasando el undécimo,
y la Revolución Socialista se mantiene en pie. También pasaron todos
los gobiernos que fueron cómplices de los crímenes de Estados Unidos
contra Cuba, y nuestra Revolución se mantiene en pie. Desapareció la
URSS, y la Revolución siguió adelante.
No se llevó a cabo con permiso de Estados Unidos, sino sometida a un
bloqueo cruel y despiadado; con actos terroristas que privaron de la
vida o hirieron a miles de personas, cuyos autores hoy gozan de total
impunidad; luchadores antiterroristas cubanos son condenados a cadena
perpetua; una llamada Ley de Ajuste Cubano concede ingreso, residencia
y empleo en Estados Unidos. Cuba es el único país del mundo a cuyos
ciudadanos se aplica ese privilegio, que se niega a los de Haití,
después del terremoto que mató más de 300 000 personas, y al resto de
los ciudadanos del hemisferio, a los que el imperio persigue y
expulsa. Sin embargo, la Revolución Cubana sigue en pie.
Cuba es el único país del planeta que no puede ser visitado por los
ciudadanos estadounidenses; pero Cuba existe y sigue en pie, a solo 90
millas de Estados Unidos, librando su heroica lucha.
Los revolucionarios cubanos hemos cometido errores, y los seguiremos
cometiendo, pero jamás cometeremos el error de ser traidores.
Nunca hemos escogido la ilegalidad, la mentira, la demagogia, el
engaño al pueblo, la simulación, la hipocresía, el oportunismo, el
soborno, la ausencia total de ética, los abusos de poder, incluso el
crimen y las torturas repugnantes, que con obvias, aunque sin duda
meritorias excepciones, han caracterizado la conducta de los
presidentes de Estados Unidos.
En este momento la humanidad está enfrentando problemas serios y sin
precedentes. Lo peor es que en gran parte las soluciones dependerán de
los países más ricos y desarrollados, quienes llegarán a una situación
que realmente no están en condiciones de enfrentar sin que se les
derrumbe el mundo que han estado tratando de moldear en favor de sus
intereses egoístas, y que inevitablemente conduce al desastre.
No hablo ya de guerras, cuyos riesgos y consecuencias han transmitido
personas sabias y brillantes, incluidas muchas norteamericanas.
Me refiero a la crisis de los alimentos originada por hechos
económicos y cambios climáticos que aparentemente son ya irreversibles
como consecuencia de la acción del hombre, pero que de todas formas la
mente humana está en el deber de enfrentar apresuradamente.
Durante años, que en
realidad fue tiempo perdido, se habló del asunto. Pero el mayor emisor
de gases contaminantes del mundo, Estados Unidos, se negaba
sistemáticamente a tomar en cuenta la opinión mundial. Dejando a un
lado el protocolo y demás tonterías habituales en los hombres de
Estado de las sociedades de consumo, que en su acceso al poder los
suele atolondrar la influencia de los medios de información masiva, la
realidad es que no prestaron atención al asunto. Un hombre
alcoholizado, cuyos problemas eran conocidos, y no necesito nombrar,
impuso su línea a la comunidad internacional.
Los problemas han tomado cuerpo ahora de súbito, a través de fenómenos
que se están repitiendo en todos los continentes: calores, incendios
de bosques, pérdidas de cosechas en Rusia, con numerosas víctimas;
cambio climático en China, lluvias excesivas o sequías; pérdidas
progresivas de las reservas de agua en el Himalaya, que amenazan
India, China, Pakistán y otros países; lluvias excesivas en Australia,
que inundaron casi un millón de kilómetros cuadrados; olas de frío
insólitas y extemporáneas en Europa, con afectaciones considerables en
la agricultura; sequías en Canadá; olas inusuales de frío en ese país
y en Estados Unidos; lluvias sin precedentes en Colombia, que
afectaron millones de hectáreas cultivables; precipitaciones nunca
vistas en Venezuela; catástrofes por lluvias excesivas en las grandes
ciudades de Brasil y sequías en el Sur. Prácticamente no existe región
en el mundo donde tales hechos no hayan tenido lugar.
Las producciones de trigo, soya, maíz, arroz, y otros numerosos
cereales y leguminosas, que constituyen la base alimenticia del mundo
-cuya población asciende hoy, según cálculos a casi 6 900 millones de
habitantes, ya se acerca a la cifra inédita de 7 mil millones, y donde
más de mil millones sufren hambre y desnutrición- están siendo
afectados seriamente por los cambios climáticos, creando un gravísimo
problema en el mundo. Cuando las reservas no se han recuperado
totalmente, o solo en parte para algunos renglones, una grave amenaza
ya está creando problemas y desestabilización en numerosos Estados.
Más de 80 países, todos ellos del Tercer Mundo, ya de por sí con
dificultades reales, están amenazados con verdaderas hambrunas.
Me limitaré a citar estas declaraciones e informes, de forma muy
sintetizada, que se vienen publicando en los últimos días:
“La ONU advierte del riesgo de una nueva crisis alimentaria.
“11 de Enero de 2011 (AFP)”
“‘Estamos ante una situación muy tensa’…” Coincidió la FAO.
“Unos 80 países enfrentan un déficit de alimentos…”
“El índice global de precios de productos agropecuarios de base
(cereales, carne, azúcar, oleaginosos, lácteos) se sitúa actualmente
en su nivel máximo desde que la FAO empezó a elaborar ese índice hace 20 años.”
“NACIONES UNIDAS, enero (IPS),”
“La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO), con sede en Roma, alertó la semana pasada que los
precios mundiales del arroz, el trigo, el azúcar, la cebada y la carne
[...] registrarán significativos aumentos en 2011…”
“PARIS, 10 de enero (Reuters) - El presidente de Francia, Nicolas
Sarkozy, llevará esta semana a Washington su campaña para enfrentar
los altos precios globales de los alimentos…”
“Basilea (Suiza), 10 enero (EFE).- El presidente del Banco Central
Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, portavoz de los gobernadores de
los bancos centrales del Grupo de los 10 (G-10), alertó hoy de la
fuerte subida del precio de los alimentos y de la amenaza
inflacionista en las economías emergentes.”
“Banco Mundial teme una crisis en el precio de los alimentos, 15 de enero (BBC)
“El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, le dijo a la BBC
que la crisis sería más profunda que la de 2008.”
“MEXICO DF, 7 de enero (Reuters)”
“El ritmo anual de inflación de los alimentos se triplicó en México en
noviembre comparado con dos meses antes…”
“Washington, 18 enero (EFE)
“El cambio climático agravará la falta de alimentos, según un estudio”
“‘Desde hace más de 20 años los científicos han alertado sobre el
impacto del cambio climático, pero nada cambia aparte del aumento de
las emisiones que causan el calentamiento global’, dijo a Efe Liliana
Hisas, directora ejecutiva de la filial estadounidense de esta organización.
“Osvaldo Canziani, ganador del Premio Nobel de la Paz en 2007 y asesor
científico del informe, indicó que ‘en todo el mundo se registrarán
episodios meteorológicos y condiciones climáticas extremas, y los
aumentos de la temperatura media superficial exacerbarán la intensidad
de esos episodios’.”
“(Reuters) enero 18, Argelia compra trigo para evitar escasez y disturbios.
“La agencia estatal de granos de Argelia ha comprado alrededor de 1
millón de toneladas de trigo en las últimas dos semanas para evitar la
escasez en caso de disturbios, dijo a Reuters una fuente del
Ministerio de Agricultura.”
“(Reuters) enero 18, Trigo sube fuerte en Chicago tras compras de Argelia.”
“El Economista, 18 Enero, 2011
“Alerta mundial por precio de alimentos”
“Entre las principales causas están las inundaciones y sequías
ocasionadas por el cambio climático, el uso de alimentos para producir
biocombustibles y la especulación en el precio de los commodities.”
Los problemas son dramáticamente serios. No todo sin embargo, está perdido.
La producción actual calculada de trigo alcanzó la cifra de casi 650
millones de toneladas.
La de maíz, rebasa esa cantidad, y se acerca a los 770 millones de toneladas.
La soya podría acercarse a los 260 millones, de los cuales Estados
Unidos calcula 92 millones y Brasil 77. Son los dos mayores productores.
Los datos en general de gramíneas y leguminosas disponibles en el 2011
son conocidos.
El primer asunto a resolver por la comunidad mundial sería escoger
entre alimentos y biocombustibles. Brasil, un país en desarrollo,
desde luego tendría que ser compensado.
Si los millones de toneladas de soya y maíz que se invertirán en
biocombustibles se destinan a la producción de alimentos, la elevación
inusitada de los precios se pararía, y los científicos del mundo
podrían proponer fórmulas que de alguna forma puedan detener e
incluso, revertir la situación.
Se ha perdido demasiado tiempo. Es hora ya de hacer algo.
Fidel Castro Ruz
Enero 19 de 2011
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MOVIMIENTO MEXICANO DE SOLIDARIDAD CON CUBA
nuestra página web:http://www.unidad.org.mx/mmsc/
nuestro blog (información sobre actividades del movimiento de
solidaridad, resolutivos del encuentro nacional e invitaciones a
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página web de la Embajada de Cuba en México: http://www.embacuba.com.mx/