sábado, 13 de agosto de 2011

gualicho amor argentino taba peones membrillo pastelitos

Autora   Irene  Perpiñal    

¡  Tengo  que  conseguir  su  amor  !Jueves  24  de  Julio  de   2003

                                          

 

 

 

 

 

 

..............   así pensando con fuerza, iba de una punta a la otra de la pieza, mirando de reojo su rostro en el raído espejo del roperito que reflejaba una mujer rolliza, desgreñada, en batón y chancletas.

 

                 Ella nunca había soñado tener un amor, su prima la Rosita sí.    Claro, era tres años y medio más joven y se había puesto un diente nuevo, calzaba zapatos colorados de tacón y el Adrián le trajo del pueblo un saquito de  “ nilón ” azul que le marcaba el busto y le hacía juego con la pollera.

 

                 Los domingos toda la parentela y la peonada, se reunía (sobre todo) después de la faena de chancho, donde desde la abuela hasta los más gurises ponían manos a la obra.  La factura se repartía, se guardaba en graza, al oscuro, y la cabeza se la jugaban a la taba. 

 

                 La Rosita le había cebado ese día al Adrián, con hojitas de cedrón y Ella, que había amasado desde tempranito, se quedó con los pastelitos de membrillo sin tocar.

 

                ¡ La pucha !  que es caprichoza la suerte, pero más adelante iría a lo de Ña Maura a que le haga el gualicho, porque al Adrián lo vió ella primero, cuando él se conchabó en la finca y ahí nomás le flechó el corazón.

 

                La Maura le aconsejó hervir pata de lechuza overa, ponerle ramita de curanto suave y el tercer martes de luna llena llenar un frazquito y gotearle al amargo del candidato, pero ¡ ojo !

que naides más lo tome.

 

                Pa´ el 25 de Mayo todos se reunieron alrededor de un asado con cuero de una vaquillona chica que ya renqueaba.   Ella cebó el mate pensado, cuando de pronto en un descuido, la Rosita de puro metida se lo sacó en un discuido pa´ convidarlo al Adrián, pero éste justamente cortaba unos churrasquitos jugosos, entonces pa´l disimulo Rosita se lo tomó......

 

                A las cinco en punto de la tarde, cuando corrían los matungos la carrera de sortijas, a la Rosita le crecían los pelos en la cara y se le enchuecaron los ojos.

 

                Y al otro día nomás, Ella, la Herminda encontró un paquetito con un saquito de “nilon” azul y .... una cartita de amor.

 

Corazón: Diseñó  el  ADRIAN                                                de  la          autora. 

 

 


                       

 

 

 

 

 

 

 

Aquí están mis emoticones personalizados. El sentado a la derecha de Luna (la perra) es un niño amigo que

a diario viene y toma su vaso de leche. Ese día la mitad se la ofreció a Luna (miren la lengua del animal).

 

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