domingo, 28 de agosto de 2011

We badly need respect life not killing Leonardo Boff:(Sigue en castellano) ex1

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We  badly  need  respect

By Leonardo Boff

Theologian

Earthcharter Commission


Modern culture, from its dawn in the XVI century, has been based on a brutal lack of respect. First, a lack of respect for nature, which is treated as a torturer treats his victims, in order to steal all her secrets, (Bacon). Then, for the original peoples of Latin America. In his 1562 book, A Short Account of the Destruction of the Indies, (Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias), Bartolome de las Casas relates, as an eyewitness, that the Spaniards «in only 48 years occupied an area larger than the length and width of the whole of Europe and part of Asia, robbing and usurping everything with cruelty, injustice and tyranny, where twenty million souls were killed and destroyed in a country we had seen filled with people, and of such a humane people». (Décima Réplica). Shortly thereafter, millions of enslaved Africans were brought to the Americas, and sold as «items» in the market and used like coal in the processes of production.

The litany of instances of lack of respect in our culture would be long, culminating in the Nazi extermination camps, where millions of Jews, gypsies, and others considered inferior were annihilated.?

We know that a society only grows and attains minimally humane relations when it establishes respect for one another. Respect, as Winnicott shows, is born in the bosom of the family, especially in the figure of the father, who is responsible for one's passing from the world of "I", to the world of "others", which is the first limit to be respected. One of the criteria of culture is the degree of respect and self-control its members impose upon themselves and observe. Then, just measure, a synonym of justice, appears. If such limits are not observed, we see a lack of respect and imposition on others. Respect presupposes recognition of the other as other and its intrinsic value, be it a person or any other being.

Among the many current crises, the general lack of respect is surely one of the gravest. Lack of respect dominates every aspect of individual, familial, social and international life. For this reason, the Franco-Bulgarian thinker, Tzvetan Todorov, in his recent book, Fear of the Barbarians, (El miedo a los bárbaros, Galaxia Gutenberg, 2008) warns that if we do not overcome fear and resentment and do not assume collective responsibility and universal respect we will not have the means of protecting our fragile planet and the already threatened life on Earth.?

The theme of respect leads us to 1952 Nobel Peace laureate, Albert Schweitzer, (1875-1965). A native of Alsace, he was one of the most preeminent theologians of his time. His book, The Quest of the Historical Jesus, (Historia de las investigaciones sobre la vida de Jesús), is a classic, because it shows that a scientific biography of Jesus cannot be written. The Gospels contain history, but are not history books. They are theologies that use historical facts and narratives in order to show what Jesus means for the salvation of the world. Therefore, we know little about the real Jesus of Nazareth. Schweitzer understood that the Sermon on the Mount is historic and it is important to live it. He abandoned his chair of theology, stopped giving concerts of Bach (he was one of his best interpreters) and enrolled in medical school. On graduating, he went to Lambarene, Gabon, in Africa, to found a hospital to serve people suffering from Hansen's disease. And there he worked, with great limitations, for the rest of his life.?

He explicitly confessed: «what we need is not to send missionaries there who want to convert the Africans, but persons willing to do for the poor what needs to be done, if the Sermon on the Mount and the words of Jesus make any sense. What really is important is to become a simple human being who, in the spirit of Jesus, does something, no matter how small it is.»?

During his work as a physician, Schweitzer found time to write. His principal book is Reverence for Life, (Respeto ante la vida), which he proposes as the articulating axis of all ethics. «The good», he says, «consists of respecting, conserving and elevating life to its maximum value; evil consists of not respecting, destroying and hindering the development of life.» And he concludes: «when the human being learns to respect even the smallest being of creation, be it animal or vegetable, no one will need to be taught to love his fellow human being; the great tragedy of life is when a man dies within while he is still alive.»

It is urgent that we hear and live this message, in these dark days that humanity is experiencing.

Leonardo Boff
08-26-2011

Free translation from the Spanish sent by Melina Alfaro, alfaro_melina@yahoo.com.ar,

done at REFUGIO DEL RIO GRANDE, Texas, EE.UU.

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Cuánta falta nos hace el respeto

 2011-08-26

La cultura moderna, desde sus albores en el siglo XVI, está asentada sobre una brutal falta de respeto. Primero hacia la naturaleza, tratada como un torturador trata a su víctima con el propósito de arrancarle todos sus secretos (Bacon). Después, con las poblaciones originarias de América Latina. En su Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias (1562) cuenta Bartolomé de las Casas, como testigo ocular, que los españoles «en sólo 48 años ocuparon una extensión mayor que el ancho y largo de toda Europa y una parte de Asia, robando y usurpando todo con crueldad, injusticia y tiranía, habiendo sido muertas y destruidas veinte millones de almas de un país que habíamos visto lleno de gente y de gente tan humana» (Décima Réplica). Luego esclavizó a millones de africanos, traídos para las Américas, negociados como «piezas» en el mercado y consumidos como carbón en la producción.

Sería larga la letanía de la falta de respeto de nuestra cultura, culminando en los campos de exterminio nazi con la aniquilación de millones de judíos, gitanos y otras personas consideradas inferiores.?

Sabemos que una sociedad sólo se construye y da un salto hacia relaciones mínimamente humanas cuando establece el respeto de unos hacia otros. El respeto, como bien lo mostró Winnicott, nace en el seno de la familia, especialmente de la figura del padre, responsible del paso del mundo del yo hacia el mundo de los otros, que surgen como el primer límite a ser respetado. Uno de los criterios de una cultura es el grado de respeto y de autolimitación que sus miembros se imponen y observan. Surge entonces la justa medida, sinónimo de justicia. Si se rompen los límites, aparece el irrespeto y la imposición sobre los demás. Respeto supone reconocer al otro como otro y su valor intrínseco, bien sea persona o cualquier otro ser.

Entre las muchas crisis actuales, la falta generalizada de respeto es seguramente una de las más graves. La falta de respeto campea en todas las instancias de la vida individual, familiar, social e internacional. Por esta razón, el pensador búlgaro-francés Tzvetan Todorov en su reciente libro El miedo a los bárbaros (Galaxia Gutenberg 2008) advierte que si no superamos el miedo y el resentimiento y no asumimos la responsabilidad colectiva y el respeto universal no tendremos cómo proteger nuestro frágil planeta y la vida en la Tierra ya amenazada.?

El tema del respeto nos remite a Albert Schweitzer (1875-1965), premio Nobel de la Paz en 1952. Natural de Alsacia, era uno de los más eminentes teólogos de su tiempo. Su libro Historia de las investigaciones sobre la vida de Jesús es un clásico, por mostrar que no se puede escribir científicamente una biografía de Jesús. Los evangelios contienen historia pero no son libros históricos. Son teologías que usan hechos históricos y narrativas con el objetivo de mostrar lo que Jesús significa para la salvación del mundo. Por eso, sabemos poco del Jesús de Nazaret real. Schweitzer comprendió que el Sermón de la Montaña es histórico y es importante vivirlo. Abandonó la cátedra de teología, dejó de dar conciertos de Bach (era uno de sus mejores intérpretes) y se matriculó en la facultad de medicina. Terminada la carrera, fue a Lambarene en Gabón, en África, para fundar un hospital y servir a enfermos del mal de Hansen. Y allí trabajó, dentro de las mayores limitaciones, todo el resto de su vida.?

Confesaba explícitamente: «lo que necesitamos no es enviar allí misioneros que quieran convertir a los africanos, sino personas dispuestas a hacer por los pobres lo que debe ser hecho, si es que el Sermón de la Montaña y las palabras de Jesús tienen un sentido. Lo que realmente importa es volverse un simple ser humano que, en el espíritu de Jesús, have alguna cosa por pequeña que sea».?

En medio de sus quehaceres de médico encontró tiempo para escribir. Su principal libro es Respeto ante la vida que él coloca como eje articulador de toda ética. «El bien», dice él, «consiste en respetar, conservar y elevar la vida hasta su máximo valor; el mal, en no respetar, destruir e impedir que la vida se desarrolle». Y concluye: «cuando el ser humano aprenda a respetar hasta al menor ser de la creación, sea animal o vegetal, nadie necesitará enseñarle a amar a su semejante; la gran tragedia de la vida es que muere dentro de un hombre mientras vive».?

Qué urgente es oír y vivir este mensaje en los días sombríos que la humanidad está atravesando.