lunes, 17 de octubre de 2011

Colombia Bogota los cinco cubanos presos en Estados Unjidos Carlos Maldonado

 

El imperio en su laberinto. El caso de los cinco Héroes Cubanos

Por Carlos Maldonado

 

Cuando alguien adopta posturas que riñen con los conceptos generalmente aceptados de honestidad, transparencia, sencillez, solidez, credibilidad, solidaridad, todos afincados en el humanismo, cuya construcción tanto ha costado a la humanidad millones de vidas de sus más denodados hijos y de otros tantos inocentes, se puede decir firmemente que es inmoral. 

Por tanto, si esto se equipara a desarrollo de la humanidad, podemos con toda seguridad afirmar que los inmorales son los que han tratado a través del tiempo, por todos los medios posibles, desde los más solapados hasta los más violentos, frenar ese desarrollo porque eso ha implicado e implica mantener la seguridad de su estatus. Salvaguardar sus intereses de minoría ante las demandas justas de la mayoría de disfrutar lo mismo que ellos disfrutan. Para mantener ese privilegio egoísta, es necesario recurrir a mecanismos de engaño y fuerza. Sin embargo, a medida que la razón basada en la justicia se difunde en las mentes y corazones de la mayoría, a los inmorales se les reduce paulatinamente su espacio tanto que se ven impelidos a ceder en sus pretensiones. De una manera negociada o, en muchas ocasiones, tal como la historia lo evidencia, de forma violenta; revolucionaria. 

Los Estados Unidos que, desde la promulgación de las Actas de Filadelfia, se  vanagloria de ser el defensor número uno de los derechos humanos, ha violado sistemática y flagrantemente los mismos a través del tiempo, dentro del marco de una visión escolástica que los sitúa como el faro de las naciones de la cual se desprenden la doctrina Monroe, el corolario Roosevelt que han dado pie a políticas, de más está decirlo, abusivas y violentas que han anegado y lo siguen haciendo, de sangre el planeta. Petulantemente injerencistas en los asuntos internos de las demás naciones. 

Traigo esto a colación por el caso más emblemático, en estos momentos, de la perversa “justicia” yanqui como lo es el caso de los Cinco Héroes cubanos: Gerardo Hernández, René González, Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino. A quienes se les acusa de “terroristas” cuando bien se sabe, por documentado, que a lo que llegaron fue a realizar en territorio norteamericano un monitoreo de los grupúsculos contrarrevolucionarios de inmigrados cubanos que mantienen un ataque sistemático y violento contra su patria, Cuba. Eso es lo que enfureció al gobierno yanqui que los patrocina manteniendo en su propio territorio a terroristas connotados de la talla de Luis Posada Carriles con categoría de protegidos. Esa hipócrita política exterior es la que desenmascararon los Cinco Héroes. De ahí, su brutal reacción y represión. 

Sin haberles probado los delitos que les imputan, sino sembrando otros en juicios amañados por la presión que ejercen sus terroristas cubanos de Miami, ese sistema jurídico les ha impuesta irracionales y descomunales penas que recuerdan sistemas jurídicos depravados ya rebasados por la historia, pero que se mantienen en algunos espacios primitivos del planeta como son los mismos Estados Unidos y en otras regiones del mundo que casualmente están bajo la tutela de éste, como es el caso del campo de concentración que poseen en la misma Cuba, en el territorio arrancado ilegalmente a ésta, en la base militar de Guatánamo donde permanecen presos fuera de toda justicia a nivel planetario cientos de presos políticos fruto de su guerra antiterrorista. 

Estados Unidos, la base militar de Guantánamo en Cuba y las demás bases que poseen alrededor del mundo son catalogados como limbos inalcanzables para la justicia global. Además de ser centros de torturas. Categorías que no solo están penadas por la legislación mundial sino una aberración inhumana en plena época de la defensa plena a los derechos humanos. Atisbos de que los inmorales se están quedando solos. 

Siguiendo con el caso de los Cinco Héroes, a pesar de su incongruencia con los mínimos principios de justicia y humanidad llevados a cabo en los juicios, se les impone un castigo que nunca debió darse porque ningún delito cometieron, todo lo contrario. Su desproporcionalidad se entiende como una extensión más del que han venido imponiendo a través del inmoral bloqueo económico al insurrecto e “insolente” archipiélago caribeño por el único delito de que su pueblo decidió caminar otro camino fuera de la órbita de Washington. 

Los inmorales, que históricamente han sido aislados, solo tienen la fuerza bruta para prevalecer. Siguen empecinados a pesar de que el mismo devenir ha demostrado que la fuerza de la razón y la vergüenza siempre termina por imponerse. 

El caso de los Cinco Héroes presos en las cárceles del Imperio, aislados y sometidos a torturas físicas y psicológicas, es la bisagra que abre la ventana que muestra el cuerpo deforme y facineroso de su justicia. Que da a conocer de su espurio y prehistórico comportamiento. Desnudos tendrán que ceder ante el empuje de la justicia mundial encabezada por los pueblos. 

Al igual que los apóstoles presos en las cárceles romanas por propagar el mensaje del amor, los Cinco serán liberados, más pronto que tarde, de sus grilletes. Y, sus carceleros cegados por la luz del ángel de la justicia. La mazorca empezó a desgranarse, como dicen en mi país, y René González saldrá libre hoy. Y, a pesar de ser conminado a permanecer en la guarida de los terroristas, Miami, con los peligros que eso implica, sé que saldrá triunfante y pronto podrá feliz abrazar a su familia. Eso le imprimirá más energía a la fuerza descomunal que se unirá a la lucha por la liberación de sus hermanos que aún permanecen en injusta prisión. Y, la de todos los que hoy permanecen en las mazmorras clandestinas del Imperio por oponerse a sus codiciosos designios. 

Vientos de cambio soplan en el norte también. Sus pueblos se han dado cuenta de la inmoralidad de sus dirigentes la cual ha venido reventándose reiteradamente contra el muro de verdad y dignidad de la pequeña nación que blande la insignia de la estrella solitaria; y, que hoy ya no lo es, pues, tras de su ejemplo cientos de naciones y miles de pueblos caminan aislando a los impúdicos que ven aterrorizados como su mundo antropófago se cae a pedazos. 

El Imperio igual que el Minotauro tropieza a cada momento en su propio laberinto. 

¡Alcanzaremos toda la justicia! 

Carlos Maldonado

Colectivo “La Gotera”

 

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