SECRETARÍA DE JUSTICIA Y LA DEA, CON LIBRETO DE HOLLYWOOD
EE UU, agobiado por la crisis, inventa denuncias contra Irán
Estados Unidos viene haciendo denuncias contra el Irán desde 1979, cuando la revolución islámica derrocó al sha Reza Pahlevi. La del martes 11 se lleva el Oscar como la más burda de la larga serie.
EMILIO MARÍN
Desde 2006 EE UU impulsa en la ONU sanciones contra la República Islámica de Irán, aduciendo que su programa pacífico nuclear estaría apuntado a fabricar armas atómicas. Curiosa acusación, teniendo en cuenta que la superpotencia acumula arsenales con miles de bombas de ese tipo, en su territorio y en el extranjero. Y eso con el agravante de haber sido el único que empleó este tipo de armamentos, en agosto de 1945.
Ya hubo cuatro resoluciones votadas en el Consejo de Seguridad en contra de Teherán. La última data de junio de 2010. Reforzó el embargo de armas, congeló bienes de empresas iraníes en el exterior y quitó a decenas de funcionarios islámicos la posibilidad de viajar al exterior.
Esas resoluciones se basaron en recomendaciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), aunque durante la gestión del egipcio Mohamed El Baradei sus condenas a Irán no eran lo suficientemente fuertes, según Washington y sus aliados. El japonés que lo reemplazó, Yukiya Amano, se plegó casi a la perfección al plan de las grandes potencias. Se dice que en pocas semanas hará una grave denuncia asegurando que Irán habría puesto proa a su primera bomba atómica. Aún si esta fantasiosa declaración tuviera algo de cierto, es llamativo que se arme un escándalo mundial por eso y que de las más de 5.000 ojivas nucleares norteamericanas no se diga ni una palabra.
Las represalias contra el país islámico no han sido unánimes. La última sumó a último momento a Rusia y China, que le dieron un consentimiento erróneo pero superficial. Brasil y Turquía votaron en contra, en tanto El Líbano se abstuvo.
¿Quién mentía? ¿Los yanquis con su acusación de que los iraníes experimentaban para fabricar armas nucleares? ¿O éstos con su aclaración de que querían producir más energía y darle más usos pacíficos del programa?
La respuesta se deduce del cable de la agencia Xinhua del 5 de setiembre pasado: “La central nuclear de Bushehr, la primera de su tipo en Irán, ya está conectada a la red de suministro de electricidad nacional con un abastecimiento de 60 megavatios, informó el día 4 el canal estatal de televisión IRIB”. La agencia china agregó que fue un paso “para la fase inicial de funcionamiento de la central, con una capacidad total de 1.000 megavatios”. Bushehr empezó a ser construida en 1975, pero luego del derrocamiento del Sha fue obstaculizada por los embargos estadounidenses y debió ser terminada por técnicos rusos.
Sin embargo, para los sucesivos gobiernos norteamericanos, para una parte del Consejo de Seguridad y de la actual cúpula de la AIEA, el presidente Mahmud Ahmadinejad sólo sueña con arsenales atómicos.
Burdo complot
La política norteamericana de atacar con falsos argumentos a la revolución islámica dio lugar esta semana al burdo complot denunciado por el secretario de Justicia, Eric Holder, y el jefe del FBI, Robert Mueller. Según estos funcionarios de la administración Obama, Irán tenía un plan para asesinar al embajador de Arabia Saudita en Washington, Adel al-Jubeir. Un presunto miembro de la Fuerza Quds, de los Guardianes de la Revolución, y un iraní naturalizado ciudadano estadounidense, Manssor Arbabsiar, habían contactado a un narco del cartel mexicano los Zetas con el encargo de ese crimen. El sicario, que sería un narco arrepentido operando como agente de la DEA, denunció que le habían ofrecido 1.5 millón de dólares por aquel encargo.
A nivel político y periodístico internacional, aquella versión cotiza tan bajo como los títulos de la deuda griega. Suena desopilante por donde se lo mire. Mueller, en la conferencia de prensa, admitió que sonaba a libreto de un thriller o película de Hollywood, aunque dijo que las muertes en este caso podrían haber sido reales.
La denuncia suena ridícula en cuanto a los datos aportados. El supuesto “cerebro” iraní fue definido por sus compañeros de facultad que lo conocían de años como un chambón desordenado e incapaz, que perdía todo el tiempo el celular y las llaves. ¿Los iraníes confiarían en este personaje, que no era religioso islámico? Arbabsiar vivía hace 30 años en EE UU, tenía condenas penales, un divorcio y un lote de furiosos acreedores que lo perseguía para cobrarle deudas de negocios fracasados
Además, ¿la Fuerza Quds, tan eficiente y preparada, giraría 100.000 dólares de “adelanto” de pago desde bancos, en modalidad que podría rastrearse? Desde Teherán aprovecharon para decir que tal transferencia bancaria no podría hacerse porque las sanciones norteamericanas no permiten girar ni un dólar.
Hubo declaraciones iniciales de Holder y Mueller, y posteriores de Hillary Clinton y el vicepresidente Joe Biden. El jueves 13 salió a la cancha Barack Obama, reafirmando la frágil denuncia, en el marco de una conferencia de prensa con el presidente de Corea del Sur. Lee Myung-bak estaba tan contento por la firma de un convenio de Tratado de Libre Comercio, que no le importó quedar “pegado” a la campaña antiiraní. El inquilino de la Casa Blanca no aportó ninguna prueba extra del complot, como si la credibilidad del imperio fuera de acero inoxidable.
Entrando ahora en el plano político, la operatoria estadounidense ofrece sus mayores flancos.
Sólo le cree “Gaceta Ganadera”
Se pueden enumerar varias razones para no creer la denuncia norteamericana:
-En 2002 George Bush creó la categoría del “Eje del mal” y puso allí a Irak, Irán, Corea del Norte y otros países, como si todos fueran socios y patrocinadores del terrorismo. A la postre se demostró que el único terrorista era el texano bruto.
-En 2002 y 2003, para justificar la agresión a Irak, Bush y Colin Powell aseguraron que Saddam Hussein tenía armas prohibidas, aunque los inspectores de la ONU habían desechado tal acusación. Eran todas mentiras.
-Las listas del Departamento de Estado siguen incluyendo a Cuba como promotor del terrorismo, otra evidente falsedad. En este caso se busca justificar el bloqueo norteamericano, que este 25 de octubre sufrirá en la ONU una paliza por vigésima vez.
-A principios de año Obama comenzó a divulgar mentiras sobre Libia. Por ejemplo, aseguró que Muammar Khadafy había ordenado bombardear a la población civil. Con esos montajes, el imperio y sus aliados europeos lograron forzar una resolución en el Consejo de Seguridad para establecer un embargo de armas y “corredor aéreo” de protección de los civiles. El objetivo verdadero era derrocar el gobierno y poner títeres que pagaran con el petróleo libio.
Y respecto a Irán ya se mencionó que las falsificaciones y demonizaciones vienen de muchos años atrás. La puesta en escena del martes 11 no fue la primera y seguramente tampoco la única. Busca aislar al gobierno de Ahmadinejad, para dejarlo en situación de debilidad y poder agredir el país persa a corto o mediano plazo.
Ese momento todavía no ha llegado, porque EE UU y la OTAN todavía deben cumplimentar la ocupación de Libia, donde hay asignaturas pendientes. Luego sigue Siria en la lista. Más tarde podría ser el turno de agredir a la revolución islámica que en 1979 condujo el ayatolá Ruhollah Jomeini y hoy tiene en ese lugar a Ali Jamenei.
Las imputaciones de Obama y sus funcionarios son vistas como un invento cuyo único objetivo es sancionar al país persa. El diario mexicano La Jornada añadió la hipótesis de que los yanquis quieran más injerencia en México con el pretexto de que “el terrorismo islámico” habría logrado allí una supuesta conexión con Los Zetas.
En Argentina los únicos que se tomaron en serio el montaje del imperio fueron tres de sus servidores.
Uno es Mauricio Macri, quien dio por cierta la versión de ABC News de que podría haber atentados en Buenos Aires y corrió a ofrecer ayuda policial al gobierno nacional. Paz-Rudy se burlaron de él en Página/12, diciendo que lo podrían llamar si se necesitaba “pinchar” teléfonos.
El otro fue la cúpula de la AMIA y Daia. El lobby sionista quiere meter llave a la puerta de las relaciones con Teherán, preocupado por los signos de apertura de setiembre pasado en la ONU.
El tercer comprador de basura fue “La Nación”. Su editorial del jueves 13, “Una denuncia y una alerta”, pidió que “la advertencia del gobierno de Obama contra Irán debe ser evaluada por la comunidad internacional y por nuestro país”. La nota aconsejaba: “la denuncia realizada por el gobierno de los Estados Unidos no puede tomarse a la ligera y debería ser analizada en profundidad con las autoridades del país del Norte, pese al notorio deterioro de nuestra relación bilateral”. Así, de paso enrostraba a Cristina Fernández la culpa del deterioro. La “tribuna de doctrina” es cada año más pro-estadounidense.___