En nombre de Graciela Ramirez
No tenemos por qué estar tristes
http://justiciaparaloscinco.wordpress.com/2011/10/17/no-tenemos-por-que-estar-tristes/
Por Ana Margarita González y Rafael Hojas Martínez
Foto: René Pérez Massola
El pretexto para la entrevista es el cumpleaños de Tony, pero en el fondo era una deuda con nosotros mismos. Maruchi y Tony son como una misma persona; ella es la retaguardia de la familia y la pieza clave del rompecabezas que él arma cada segundo de sus días en la injusta prisión.
Este 16 de octubre, Tony y Gabriel, su hijo menor, celebraron sus cumpleaños; hacía 16 años que no se veían, que no se abrazaban. Seguro fue un momento especial, de amor, esperanza y felicidad. “Ni las rejas ni las condenas ni las presiones van a hacer que nosotros flaqueemos o dejemos de vivir en la alegría de mi familia”.
Ese fue el augurio de María Eugenia Guerrero (Maruchi), horas antes de partir hacia Estados Unidos para visitar a su hermano.
“Las visitas son el aliento, la esperanza, la fuerza y salimos fortalecidos, porque Tony inspira. Tratamos de disfrutar esos encuentros, hablar de todo, hacer planes, recordar momentos felices y olvidarnos de que estamos allá dentro.
“Casi siempre Tony y Tonito se ponen a jugar cartas. Recordando la etapa de la escuela al campo, un día nos pusimos a cantar canciones de la época; de los chistes nos reímos, y a veces la risa era tan alta, que les decía: oigan, bajito, que en cualquier momento nos mandan para el hueco.
“Mi hermano nos contó que al terminar esa visita, un preso le dijo: ‘sentí envidia de la alegría que tenían ustedes, de la familia’. Ese hombre estaba allí, pero sus condiciones no son las mismas, las causas son otras, las familias son otras. Nuestra causa nos enorgullece muchísimo.
“Tony siempre dice ‘no tenemos por qué estar tristes. Hay que vivir con esperanza, con optimismo, con alegría, con mucho amor; mirar hacia adelante, entregándolo todo’. Esta visita va a girar alrededor de mi hermano con su hijo, lo que representa para nosotros y especialmente para Gabriel, que cumplió 19 años, y hace sus estudios universitarios en Cuba.
“Con sus creaciones, mi hermano cumple su parte todos los días; lo hace en condiciones difíciles, ha dibujado en su celda en momentos de lock down. Aún así me pregunto cómo es posible que pueda reflejar tanto amor, tanta paz, tanta paciencia. Es una mezcla de honor y dolor, como lo describe mi mamá.
“Tenemos que luchar todos los días para acortar el tiempo, no podemos conformarnos con lo sucedido con René: salió de la prisión cumpliendo injustamente su condena. No logramos sacarlo antes, pese a las campañas y a las acciones realizadas.
Mi prioridad
“Atender los reclamos de mi hermano es mi prioridad. Para crear, él necesita alguien que lo ayude. Yo soy su apoyo y me ha servido de mucho. Fue maravilloso cuando se propuso hacer los retratos de patriotas cubanas, porque entrevisté a mujeres de la historia de Cuba como Pastorita Núñez, la hija de Cayita Araujo, Margot; aprendí, viví aquellos momentos, sacaron fotos,… Siempre estoy a la espera de una nueva tarea.
“Le digo que cuando salga de la prisión no quiero que sea mi jefe, ahora sí; él es exigente, organizado, pone términos, a veces un poco apretados, pero siempre lo priorizo y cumplo.
“A veces la gente piensa que ellos tienen buenas condiciones. En las cárceles de un país capitalista también funciona la ley del mercado. Si pintan es porque compran los materiales, y bien caro. Todo allí lo convierten en negocio: los talleres de artesanía, de cerámica, de pintura.
“Cuando empezó en la prisión de máxima seguridad no había tranquilidad y no lograba concentrarse para la poesía; un día conoció a un preso que estaba haciendo un retrato y se entusiasmó, le pidió que lo enseñara y aprendió. Lo hace por respeto a la persona que recibirá la obra; ni remotamente se considera un pintor.
“Igual sucede con la correspondencia, no puedes mandarle lápices, sobres, papel; allí hay que comprarlo todo. El servicio de correo electrónico no es directo, hay un servidor en el que se inscriben y lo revisan, una manera de controlarlos. Esa es la prisión que la gente cree fácil.
“Una de las cosas que decía Weinglass, era que a un hombre como Tony, dedicado por años a educar y enseñar a la población penal, que en ese país está olvidada, debieron reconocerle esa conducta y no someterlo a una prisión de máxima seguridad que no le correspondía.
“Ellos no pierden la oportunidad de marcarnos. El día que murió Weinglass, sabiendo la afectación que provocó en mi hermano y la comunicación que habíamos mantenido sobre su enfermedad, no me dejaron entrar a la prisión. Dijeron que había un error con mi nombre en la lista de visitantes y no pude verlo ni viernes ni sábado ni domingo.
“Weinglass, además de ser un abogado excepcional, con experiencia en casos políticos, fue un luchador por esta causa y un amigo de mi hermano, una voz muy importante dentro de Estados Unidos. Lamentamos que no haya podido estar hasta el final”.
Tony también tiene libertad supervisada
“Mi hermano siguió el camino de René después que este salió de la prisión. Ellos están contentos, y al mismo tiempo preocupados porque no pueda regresar a Cuba; Tony también tiene esa condición de libertad supervisada, y ha dicho: ‘Rene es el termómetro de lo que pueda suceder conmigo’.
“Es muy peligroso mantenerlo en Miami, donde los terroristas actúan impunemente e inventan un show para hacer cualquier cosa. René no es un ciudadano norteamericano que se va a preparar para incorporarse a esa sociedad, él no va a vivir en ella, por tanto no necesita de tal tratamiento; ellos son cubanos, crecieron en Cuba, donde tienen a sus familiares. Aquí deben volver”.
Hay momentos que Maruchi no olvida. “Vi a mi hermano en el hueco, a través de un cristal y esposado, en el año 1999. Cuando subió el elevador al piso 12 de la prisión de Miami, sentí escalofríos, no sabía si eran ganas de ir al baño o frío; estaba sola y aunque él había tratado de prepararme sicológicamente, fue duro para mí.
“Asomó aquellos ojazos y me dijo: ‘dime qué, aquí estoy, ¡entero! Mi hermana, ¡qué bonita!’ Estaba tan delgado, tan blanco, sin embargo me neutralizó. Así le hice cuatro visitas”.
Mi enemigo es el tiempo, no la voluntad
Por muy parecidas que sean las personas y mucho que se amen, siempre habrá diferencias. “Él es muy noble, paciente, te da la vuelta para decirte algo que no le gusta, pero yo voy al directo. Nunca discutí con mi hermano, porque cuando me iba a alterar, él era más paciente, con una frase me desarmaba.
“No me gusta que a veces es muy suave, muy lento; yo no soy así. Cuando te va a hacer un cuento te mete unas muelas, y le digo: ve al grano, dime el final y después me haces el cuento.
“Hay una anécdota, no recuerdo si fue René o Ramón, que decían: ‘caballeros, al que tenemos que poner a hablar es a Tony, que cuando empiece la jueza se queda dormida y se olvida de todo’. Él es divino, siempre es esa sonrisa, esa calma. Él se sabe aguantar. Mi enemigo es el tiempo, no la voluntad”.
Maruchi apuesta por la solidaridad. “Es la esperanza, nos fortalece que mucha gente nos apoye. Weinglass decía: ‘una causa política que tenga una campaña y un respaldo solidario internacional al final va a triunfar’.
“Necesitamos más el esfuerzo de todos los días y por todos los medios. Hay que llegar a la gente, porque independientemente de que este sea un caso político, es más una causa humana. Ellos defienden la vida”.
by Rafael Hojas Martínez
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