En nombre de Graciela Ramirez
Enviado el: Martes, 18 de Octubre de 2011
Notas de un diario de viaje. III
*Llanisca Lugo, Washington, 17-10-2011
Las calles de Washington están llenas de edificios sobrios que no dan espacio a luces y carteles del mercado. El Museo del aire y el espacio, la Casa Blanca, hacen pensar en tristes páginas de la historia. Para quien llega buscando los grandes monumentos, puede parecer difícil sentir al pueblo que aquí vive. Sin embargo en cada esquina se encuentran rostros de ese pueblo construyendo signos de esperanza, desde los más públicos hasta los más privados y pequeños.
En la plaza de La libertad el movimiento de los indignados organiza reuniones, radicaliza su discurso en debates que ya no son solo sobre Wall Street, y se va haciendo cada vez más diverso y semejante a quienes han sufrido por tantos años la injusticia del sistema, mientras Connie sigue plantada desde 1981 frente a la Casa blanca, en el parque La Fayette para protestar contra la guerra en Iraq, los bombardeos en Libia, y las acciones imperialistas impulsadas por el gobierno norteamericano. Lo resume con sencillez: Vivamos en función de la paz o aceptemos el fin de la humanidad.
El espíritu de Martin Luther King, recientemente homenajeado con la inauguración de un Memorial en Washington, sigue vivo entre mucha gente buena de este país, que a pesar de la maldita circunstancia de la guerra y el mercado por todas partes, no pierde su camino de construir también dentro de EEUU, una sociedad solidaria de justicia y paz.
Hemos recibido dos muestras de ello muy recientemente. Tim, un joven mecánico que trabaja en los Talleres que asisten a las escuelas en Meryland, arregló nuestra guagua, y al saber que era para niños cubanos, decidió no cobrar nada a pesar de que tuvo que comprar los materiales que necesitaba. Su sonrisa expresaba alegría y sorpresa cuando los niños fueron a agradecerle con besos y abrazos.
Lion, de la brigada Venceremos, nos dice que Cuba es su corazón y nos abre las puertas de su casa para que comamos y juguemos. Las pequeñas lámparas que alumbran el patio de su casa, crean un clima de familiaridad y confianza que nos deja a todos sentados en círculo conversando sobre Gerardo, Tony, René, Ramón y Fernando largo rato.
La Colmenita sigue andando por las calles y avenidas de esta ciudad. Vamos de Maryland a Washington todos los días. Nuestra guagua tiene pintado por fuera con letras grandes Liberen a los cinco, fin del bloqueo. Así rodamos entre carros modernos. Vamos jugando, cantando, compartiendo impresiones de lo que vivimos. Si se hace tarde, aprovechamos algunos sacos de dormir para que los niños descansen. Dentro de esta guagua crece el susurro de otro mundo.
En todos y todas está el deseo de intercambiar y acercarse a los niños de este país. La visita a la Oxon Hill UMC, una escuela bilingüe del Estado de Meryland ha sido muy bueno para estos fines. Los colmeneros compartieron clases y juegos con niños y niñas desde primero hasta octavo grado.
Siendo honesta, el equipo de futbol de la escuela nos dio más de una enseñanza de cómo meter goles sin armar jugadas brillantes mientras los nuestros se peleaban un poco por no haber hecho el pase que buscaban y no conseguir el gol de la noticia. Luego de perder el primer juego 3 a 1, quedamos empatados en el segundo, mientras las niñas cubanas, que no querían jugar futbol al inicio, dejaron en blanco el marcador de la escuela, ganando el partido uno a cero.
David, Chase, Ricarda, Sydney, CJ, Austin, saludaron a los cubanos al cierre del torneo con un apretón de manos o una palmada, antes de que los colmeneros salieran a vestirse para presentar La cucarachita Martina, que fue recibida con mucho calor por todos los niños de la escuela y sus profesores. La directora dijo no haber visto nada mejor desde Cuba. También un profesor expresó su gratitud por haberse emocionado como pocas veces en su vida.
La función terminó con una gran conga: ¡Que linda se ve Santiago, parece un cachumbambé! Profes y niños pequeños recorrían el salón riendo y bailando en trenes que invitaban a viajar juntos, en los que todos eran invitados a pasarla bien. Una vez más los niños demostraron que para ellos es muy fácil construir puentes, abrir un diálogo y comprenderse a pesar de las diferentes lenguas y culturas.
Disfrutamos mucho este momento e inevitablemente pensamos en las consecuencias que ha tenido el bloqueo en esta larga historia de muros fabricados con la intención de mantener a Cuba cerrada y lejos.
Todos estos han sido aprendizajes muy importantes para los niños, que están disfrutando y creciendo con esta visita llena de grandes momentos, pero para ellos sigue siendo el momento más importante, cuando reciben llamadas de los cinco.
A las primeras de Gerardo y René se les sumaron las de Tony y Fernando, con quienes los niños se desbordaron en mensajes de cariño. Canciones, frases de agradecimiento, besos, van de un lado al otro del teléfono borrando distancias y celdas entre niños y héroes que se abrazan en un deseo común.
*Llanisca Lugo, guionistade Abracadabra, miembro del Memorial Martin Luther King de La Habana.
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