En nombre de Graciela Ramirez
Sábado, 10 de Diciembre de 2011
Hablo de Derechos Humanos y viene a mi memoria la imagen de Esperanza Labrador, Madre de la Plaza 25 de Mayo de Rosario, de origen cubano y español cuyo esposo, hijos y nuera fueron asesinados durante la dictadura militar argentina. Esperanza falleció en noviembre de este año sin ver condenados a los genocidas que destrozaron su familia, pero tuvo la tranquilidad de partir sabiendo que sí serán juzgados y sentenciados, porque en la Argentina de hoy no habrá espacio para la impunidad.
Hablo de Derechos Humanos y veo la imagen de Giustino Di Celmo exigiendo juicio y castigo al criminal Posada Carriles por el asesinato de su hijo Fabio. Hablo de Derechos Humanos y recuerdo a cada uno de los familiares de Barbados que luego de 35 años siguen esperando justicia.
Hablo de Derechos Humanos y veo a Adriana Pérez y Olga Salanueva exigiendo las visas que les han negado durante 13 años para visitar a sus esposos injustamente presos. Hablo de Derechos Humanos y veo a Mirtha madre de Antonio, a Magali madre de Fernando, a Irma madre de René que siguen tocando puertas para decir lo que la gran prensa niega: que se acabe ya la injusticia contra sus hijos y todo su pueblo.
Veo a Ivette con sus 13 hermosos años y a Lizbeth que en poco tiempo cumplirá sus 15, veo a Laura y Gabriel
estudiando en la universidad, a Tonito, Ailí e Irmita ya graduados, ya trabajando y que siguen clamando justicia y libertad para sus padres.
Tomo prestado el poema de Paul Eluard que nos envía nuestro Antonio Guerrero desde la prisión de Florence en Colorado, como el mejor homenaje que podemos rendir a nuestros Cinco y la memoria de todos los que ya no están.
Un solo pensamiento
Sobre mis cuadernos de escuela,
sobre el pupitre, sobre el roble,
sobre la nieve, sobre la arena
escribo tu nombre.
Sobre las paginas leidas,
sobre las paginas incolumes
-piedra, sangre, papel, ceniza-
escribo tu nombre.
En las imagenes doradas,
sobre los signos de la Corte,
sobre tizonas y corazas
escribo tu nombre.
Sobre el pan blanco de los dias,
sobre el prodigio de la noche,
sobre la flor y las vendimias
escribo tu nombre.
Sobre los cielos que azulan
en los estanques - muertos soles-;
sobre los lagos - vivas lunas_
escribo tu nombre.
Sobre las colinas remotas,
en las alas de los gorriones,
sobre el molino de las sombras;
escribo tu nombre.
Sobre los halitos del alba,
sobre la mar y sus galeones,
sobre la demente montana,
escribo tu nombre.
Sobre el vellon de los espacios
y el estertor de los ciclones,
sobre el limo de los chubascos,
escribo tu nombre.
Sobre las formas cintilantes,
sobre la patina de bronce,
sobre las fisicas verdades,
escribo tu nombre.
Sobre la rutas desveladas
y las sendas sin horizontes,
sobre las mareas humanas
escribo tu nombre.
Sobre la llama que fulgura,
sobre la llama que se esconde,
sobre los techos que se juntan
escribo tu nombre.
Sobre la fruta en dos partida
del espejo que me recoge;
en mi cielo- concha vacia-
escribo tu nombre.
Sobre mi can goloso y tierno
y en la oreja que atenta pone,
sobre su salto poco diestro
escribo tu nombre.
Sobre la grada de mi puerta,
sobre la loza y los arcones,
sobre las ascuas de la len~a,
escribo tu nombre.
Sobre la carne que se entrega,
en la faz del amigo noble,
sobre la mano que se estrecha
escribo tu nombre.
Sobre el vitral de los secretos,
sobre las bocas ya sin voces,
sobre los mas hondos silencios
escribo tu nombre.
Sobre el albergue derruido,
sobre el escombro de mi torre,
sobre los muros de mi hastio
escribo tu nombre.
Sobre la ausencia sin deseos,
sobre los extintos pavores,
sobre el anhelo sin memoria
escribo tu nombre.
Y en el poder de tu palabra
mi vida vuelve a comenzar:
he renacido a tu llamada
para invocarte:
LIBERTAD.
!Venceremos!
Cinco abrazos.
Tony Guerrero Rodriguez
FCI Florence
8 de diciembre de 2011