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CONCUYÓ EXITOSAMENTE LA REUNIÓN DEL ALBA
Naciones del ALBA a la par de Argentina en reclamo por Malvinas
Concluyó en Caracas la XI Cumbre del ALBA, con acuerdos políticos y económicos que profundizan la integración regional. Argentina no es miembro de ese espacio, pero fue invitada y recibió fuerte apoyo por las islas.
EMILIO MARÍN
La Alternativa Bolivariana de Nuestra América fue fundada en diciembre de 2004 por Cuba y Venezuela. Desde entonces, por convicciones propias sobre la unidad e integración regional, y por el empujón que dio la crisis mundial, otros gobiernos dieron un paso hacia la sumatoria.
En agosto de 2008 Manuel Zelaya tomó esa valiente decisión integracionista y eso le costó en Honduras el golpe de Estado de junio de 2009. Roberto Micheletti, el golpista, y su sucesor Porfirio Lobo, sacaron a Tegucigalpa de ese lugar.
Los socios son Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Dominica, Antigua y Barbuda, y San Vicente y las Granadinas. Ahora volverán a ser más, porque la XI Cumbre de los días 4 y 5 de febrero pasado sumó a tres países caribeños. Santa Lucía y Surinam pasaron a la categoría de invitados especiales permanentes, y Haití a la de invitado especial.
En poco tiempo más esas tres representaciones caribeñas estarán como miembros plenos y habrá seis naciones del Caricom (Comunidad del Caribe), más de la mitad de las mismas.
En ese reclutamiento mucho ha tenido que ver Venezuela con su ayuda petrolera o con renta derivada de ese recurso que tiene en exceso. Chávez no pudo conformar una petrolera de toda Sudamérica (por reticencias de Brasil y Argentina, comprometidos con las multinacionales del crudo). Concentró entonces su proyecto en una zona menor: Petrocaribe, que ha sido una bendición para Cuba, Nicaragua y los socios caribeños viejos y nuevos. Santa Lucía y Surinam decidieron ingresar primero a la compañía regional de petróleo, y luego completarán los trámites del ALBA.
Otro tanto pasa con Haití, cuyo presidente Michel Martelly tiene gran interés en acceder a los beneficios de esa integración, teniendo en cuenta los dramas que padece el reputado país más pobre del continente (más empobrecido, que no es lo mismo).
Pero no sólo de petróleo vive el hombre. La cita comenzó por dos asuntos políticos, uno que la tocaba más de cerca y otro que se desenvuelve a miles de kilómetros del Palacio de Miraflores.
El tópico inicial fue Malvinas, donde hubo acuerdo en emitir una declaración solidaria con Argentina, comprensiva con su gobierno y muy crítica de Londres. Esta fue advertida por Chávez: si ataca, Argentina no estará sola. La mejor propuesta fue de Rafael Correa (Ecuador) de que el ALBA analizara sanciones conjuntas contra el Reino Unido si no devuelve las islas.
ALBA político
Vinculado con Malvinas, Evo Morales hizo otro aporte significativo: que el ALBA tuviera su propio Comité de Defensa, para adoctrinar a sus Fuerzas Armadas en que le deben obediencias a sus pueblos y no al imperio, en referencia a Yanquilandia.
La Comisión Política, integrada por los cancilleres, debatirá próximamente esa iniciativa del aymara, recibida con aprobación por los representantes. Chávez, entusiasmado, dijo que se debía elaborar una doctrina militar en común y hacer ejercicios militares propios del ALBA.
En el Comando Sur del Ejército norteamericano con asiento en Florida, en la IV Flota y en las bases estadounidenses en Colombia, esos proyectos de Caracas deben caído muy mal. En la base inglesa de Mount Pleasant, en Malvinas, ídem.
El canciller Héctor Timerman estuvo invitado en la cumbre, por el tema malvinero. Agradeció la solidaridad y reflexionó que Argentina no estaba sola sino que era Gran Bretaña la que no salía de su soledad.
Por razones obvias de cortesía y diplomacia, ninguno de los jefes de Estado presentes le preguntó a Timerman si el gobierno cristinista piensa pedir su incorporación al espacio regional más avanzado que existe. Los argentinos sí pueden sugerir eso, porque es el alineamiento de su patria lo que estaría en debate. El cronista lo vuelve a preguntar: ¿cuándo el gobierno nacional dejará de ser parte del G-20 liderado por los decadentes EE UU y Unión Europea y pasará a revistar en el ALBA, nutrido por los mejores gobiernos de Latinoamérica y el Caribe? Quizás Cristina Fernández no se lo ha planteado. Sería bueno que lo haga, que al menos abra el debate.
El otro asunto internacional que concitó la atención en Miraflores fue Siria. Aleccionados por la acción invasora anterior de las grandes potencias contra Libia, que culminó con la ocupación y el asesinato de Muammar Khadafy, los socios del ALBA debatieron la realidad siria. Consideraron que allí se libra una inicial guerra de carácter injerencista y desestabilizador, inspirada por Washington y sus socios europeos. Creen que los centenares de crímenes supuestamente cometidos por el gobierno del presidente Bashar Al Assad, en realidad son parte del montaje de esas potencias y son responsabilidad de fuerzas separatistas que éstas alientan.
La XI Cumbre hizo valientes denuncias contra la administración Obama y pidió por la paz en Siria, pronunciándose por un diálogo de las partes en pugna que respete la unidad y soberanía del país, y el mandato del presidente Al Assad. Para el Departamento de Estado, ese pronunciamiento pro Siria sería la prueba de Chávez y Cía coordinarían políticas con Rusia y China. Es que en simultáneo, el Consejo de Seguridad de la ONU no pudo aprobar una resolución contra Damasco debido al veto de Moscú y Beijing. Siria, agradecida…
Lo económico, prioritario
Los ochos socios y sus invitados especiales no se limitaron al debate regional y mundial. Dedicaron mucha atención a los asuntos económicos, donde uno de los más enfáticos fue el presidente de Cuba, Raúl Castro. Este se dirigió a sus colegas y a Chávez, que presidía el debate, para opinar sobre lo prioritario de lograr buenos acuerdos económicos. Autocrítica de por medio sobre cómo procedió a veces Cuba y él mismo en estos asuntos, reflexionó que las medidas debían ser muy bien meditadas, sin apresuramientos, porque los temas son complejos y hay muchos países involucrados.
En lo económico se acordó dar nuevo impulso a Petrocaribe, siempre con el respaldo en oro negro que significa la venezolana Faja del Orinoco, donde el anfitrión expresó que “hay petróleo para 200 años” para todos los socios. Su producción pasará este año de 3 a 3.5 millones de barriles diarios.
Y coherente con esos recursos y esa solidaridad, Venezuela dispuso aportar 300 millones de dólares a un fondo del ALBA, equivalente al 1 por ciento de sus reservas comprobadas de crudo.
El Consejo Económico Permanente fijó su sede en Caracas y su secretario será el ex ministro ecuatoriano Diego Borja, propuesto por Correa. Un cable de Prensa Latina precisó que “la Secretaría Económica la conformarán los Ministros de Economía y Finanzas de los países miembros de la ALBA con el objetivo de establecer políticas que fortalezcan la integración regional, productiva y comercial. Esta designación se considera también un reconocimiento al impulso que el Gobierno ecuatoriano ha venido realizando para consolidar una nueva estructura financiera regional y la utilización del Sistema Único de Compensación Regional (Sucre)”.
El referente de Ecuador tuvo varias intervenciones destacadas a lo largo del cónclave. Ya se dijo que propuso que la región adoptara sanciones contra Inglaterra si se seguía negando a negociar con Argentina la soberanía de las islas. Acusando a Londres de incumplir resoluciones de la ONU, Correa se interrogó que si los violadores de esas normas hubieran sido países latinoamericanos, “¿cuántas sanciones no les habrían votado?”.
El ecuatoriano tuvo otra propuesta interesante. En abril próximo se hará en Cartagena, Colombia, una nueva Cumbre de las Américas, que reúne a todos los países menos a Cuba. Su iniciativa fue que los ocho países preguntaran a Colombia, país organizador, si la isla socialista está invitada o no. Y en caso que haya una respuesta negativa, que el ALBA boicoteara la cita. Chávez quedó chocho y mucho más Raúl Castro, quien calificó de “justa” la idea del líder de Ecuador.
La mayor parte de la reunión fue transmitida en vivo y en directo por Telesur, en un método de transparencia que no abundan en otros debates de otras entidades internacionales. Raúl Castro expresó sus reservas porque si hubiera habido alguna diferencia entre los socios, que en este caso no ocurrió, los cables exagerarían ese hecho y hablarían de que fulano se fajó con mengano. Pero al mismo tiempo puso como positivo esa transmisión para que las poblaciones “nos oigan y nos conozcan”. Lamentablemente muchos hogares argentinos no pueden ver Telesur, por negativa de Clarín-Cablevisión y por los límites de la televisión pública.
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Sergio Ortiz
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