domingo, 18 de marzo de 2012

Cuba Nunca volvera a eso porque hoy tienen lo que tenían que tener embicap

Para mostrarle al Papa que los visita ahora y ve que TIENEN LO QUE TENIAN QUE TENER.

Para  recordar

                                 por  Nuria Barbosa León, periodista de Granma y Radio Habana Cuba

Una infancia infeliz, califica mi amigo, El Jabao, su vida en la Cuba capitalista. Relatos imborrables que repite. Quiere asegurar que la memoria no se pierda con el paso de los años.

Su madre, abandonada por el marido, enfrentó sola una prole de siete hijos. Vivían en una habitación alquilada por unos pesos, en un edificio multifamiliar de la Habana, conocido como solar, donde se compartía el baño con los demás inquilinos y en los pasillos merodeaba el vago, la prostituta, la delincuencia, el tráfico de productos y de drogas, el desorden y la chusmería.

Los niños, sin asistir a la escuela, pasaban la mayor parte del tiempo, solos. Una de las hermanas mayores, con apenas doce años, cuidaba de ellos.

Todos aprendían rápido el trabajo, deambulaban entre los comercios cercanos buscando personas que pagaran unos centavos por cargar una jaba o enviar un mensaje a cualquier lugar. Eso proporcionaba una peseta con los que podía comprar algo para echar a la boca, aunque fuera un café con leche de 10 kilos.

La mamá, criada en una mansión de Miramar, escondía la sobra de la comida de sus señores en el fondo del cubo de desperdicios. Se le prohibió llevar algo para su casa, aunque fuera botado por los patrones.

La noche resultaba la bendición, los hijos se sentaban alrededor de la mesa hasta ver aparecer a la madre que era recibida con la pregunta “¿Qué trajiste?” Entonces repartía equitativamente en cada uno de los platos el poco de comida conseguida que siempre resultaba insuficiente.

Como consuelo y ante el reclamo de los muchachos de algo más para el estómago, la madre aconsejaba:

--Tomen agua, con la comida se toma mucho agua.

 

Beatriz Sarlo, Juan José Sebreli, Santiago Kovadloff, Rafael Filippelli, Emilio de Ipola, Vicente Palermo, Marcos Novaro, Eduardo Antón;  Jorge Lanata, Gustavo Noriega, Pepe Eliaschev, Luis Alberto Romero, Hilda Sábato,   Daniel Sabsay, Roberto Gargarella,  José Onaindia, Fernando Iglesias y Silvina Walger, nos averguenzan tanto

que redoblamos nuestra tarea de hacer conocer al ícono de la ética mundial Ernesto Che Guevara.

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