Ernesto Che Guevara de Caballito a Plaza Mayo por Eladio González toto
Es día 24 de marzo de 2012 y sale de Rojas 129 avanzando hacia avenida Rivadavia en Plaza
Primera Junta. Quienes van o vienen, aguardan en la cola de transporte, venden sobre mantas
ó en el césped, clientes, dueños, empleados , vigiladores de negocios, policías y hasta ladrones
(me imagino); ancianos, adultos, jóvenes y niños de los tres sexos con o sin mascotas, creen
alucinar imaginando el desplazamiento de un embanderado pedestal sobre el que se plantan un
par de borceguíes, pantalón y chaqueta verde olivo, con escarapela argentina, una de las mangas
recogida exhibe un yeso que alguna vez fue blanco, rodeando el brazo izquierdo en cabestrillo
sostenido por una bufanda negra. Barba y cabello revolucionados y sucios, en la comisura labial
el puro cubano encendido, gotas de sudor en frente y partes del pecho que deja ver la entreabierta
camisa. La negra boina con una estrella de cinco puntas corona la bella e impresionante escultura
(tamaño natural) de argentino Ernesto Che Guevara, nacido en Rosario de Santa Fé. El viejo de
cabeza blanca, remera y pantalón negros empujaba esa suerte de Guevaramóvil (en realidad un carro
grande de supermercado envuelto en dos grandes banderas (argentina y cubana) que ocultan una
campana de bronce que aguda e insistentemente atrapa la atención de transeúntes. Quienes lo ven
irse enmudecen con la gran foto de Mario Bonino (periodista argentino asesinado) en su espalda, los
que lo ven llegar admiran en su mano un cartel a color con cinco rostros de varón sobre la bandera
cubana y el reclamo por su libertad. Como un salmón remontando la corriente el viejo enfiló el
Guevaramóvil por avenida Rivadavia de contramano al tráfico que venía de Plaza Mayo.
Miles de vehículos se cruzaron con la escultura itinerante, para asombro de choferes y pasajeros.
Así llegó hasta Plaza Congreso donde el Che se detuvo frente a la Universidad a honrar a las mujeres
patriotas por excelencia, Madres hermosas, docentes, esclarecedoras de la Plaza de Mayo, que a
partir de un 24 de Marzo como el de hoy, allá por 1976 perdieron hijos y nietos a manos del Proceso
Genocida. Treinta mil razones las mantuvieron durante 35 años en la cúspide política, de militancia
única, frontal y arriesgadísima. Ayer las criticaban algunos izquierdistas porque Alfonsín no les dio bola
o porque Menem advertía que tendrían más hijos muertos si seguían jodiendo. (lo aprendió con Carlitos
Junior… si jodés ¡Chau hijo! los socios mafiosos no perdonan). Siguieron las zurdas críticas porque
De la Rua no sabía ni contestaba, el bañero Duhalde era cabezón y a Rodríguez Saa su “Presidencia flash” no le
dió tiempo. Hoy las archicritican porque las recibió, las homenajea y ayuda una mujer que fue votada
para ser Presidenta del país y para colmo actúa como tal. El viejo tomó impulso y empujó otra vez el
Guevaramóvil hacia la Plaza Mayor dejando atrás la flamante inauguración del bar “Revolucionario”
allí en la planta baja de la Universidad. Avenida de Mayo era un mar de pueblo imposible de atravesar
y el Che Guevara enhiesto e impresionante (alcanzaba tres metros de alto montado sobre el carro) comenzó
a avanzar por la calle Rivadavia (angosta) con lo que el eco de la campana que el viejo sacudía rebotaba
contra los frentes de los edificios, atrapando la mirada y sentimientos de quienes iban ó volvían del epicentro
de la concentración popular masivamente juvenil, que exhorcizaba el trágico golpe de estado genocida
conmemorándolo. Estratégicamente, en medio de diagonal norte entre la Catedral Metropolitana (casa del
Dios que esa noche no atendía) y la Municipalidad (casa del Diablo amarillo Macri) el viejo abandonó
escultura y móvil. A distancia se dedicó a observar la reacción de los transeúntes y obviamente a descansar
y bajar adrenalina, no tenía experiencia como cartonero y las cincuenta y cinco cuadras de ida, a paso vivo
sorteando baches para no volcar y pasar un papelón lo habían tensionado. El lugar elegido parecía la garganta
del diablo, torrentes de seres humanos brotaban de esa Plaza de Mayo repleta y se encontraban con la
representación escultural del ícono de la ética, contestatario, el revolucionario argentino cubano y eso los
clavaba en el piso. Los rostros se diferenciaban entre una seriedad admirativa que era matizada por el nerviosismo
risible. Cada quien comunicándose como murciélagos consigo mismos. El radar de la curiosidad emitida acariciaba
la imagen enfundada en ropa verde olivo y volvía hasta sus emisores abriéndoles el bloqueado pecho.
¡ Cuántos (sin comprenderlo) sintieron allí, la falta de este héroe argentino desaparecido durante treinta años
en Bolivia !, recuperado por Cuba en 1997, que en su tierra natal pasa casi inadvertido gracias al cipayesco
trabajo en contra de periodistas, comunicadores sociales e intelectuales investigadores que produjeron en
su momento biografías a pedido del sistema, para anatemizar al héroe subliminalmente y así poner distancia
entre el pueblo y su probable ícono inconsciente. Los comentarios, gestos, posturas, movimientos de quienes
disfrutaron con esta expoartepoliticallejera eran iluminados aleatoriamente por los flashes de las cámaras
fotográficas que atraparon y documentaron el hecho. Los móviles celulares fueron centenares de veces alzados
para tomar esa histórica e inesperada imagen del Che Guevara allí. El empujador del móvil fue saludado
por viejos conocidos como el viejo Julio De Paoli (ex Chaubloqueo) y el mas joven Nacht (ex Hijos). Nacht
comentó que vuelve a Radio FM La Tribu junto con Aznarez (de Resumen Latinoamericano), asi que fue un alegrón
grande saberlo. Transcurrieron dos horas en las que el permanente paso de ciudadanos mayoritariamente jóvenes,
con un alto porcentaje de minivehículos, portando esas cosas rosaditas o morenitas, tan perfectas y pequeñas
que son los bebés estimuló al viejo director de museo y le hizo recuperar fuerzas. Recomenzó el periplo a la inversa,
acompañado por un joven amigo cubano con el que se tropezó allí en medio del maremágnum y por diagonal norte
caminaron hasta el obelisco donde se separaron. El viejo encaró hasta Córdoba y al llegar por esta a Rio Bamba se
metió 50 mts. hasta un edificio, frente al Palacio de Obras Sanitarias, donde vive un hombre muy especial,
paraguayo, luchador incansable y solidario. Tocó el portero eléctrico, Rodolfo bajó y pudo disfrutar de ver a la
escultura allí en misma vereda de su casa. Delivery político se le podría llamar. Rodolfo se lo merece y más.
Bebí un gran vaso de agua, retomé mi ruta por Río Bamba por ante el Colegio de los Hermanos de Lasalle, donde a
mas de un par de grandes amigos míos cursó su secundaria Sanchez Reisse un deleznable espía delincuente. Casi
no menciono que también, ochava enfrentada está el Colegio de los Jesuítas “El Salvador” donde este cronista cursó
seis años de lavado de cerebro. Llegué a avenida Rivadavia y esta vez sí, con el tráfico vehicular de mano, o sea
alcanzando mis espaldas remonté la avenida más larga del mundo exhibiendo impúdicamente al hombre más amado
de Cuba y el más conflictivo en Argentina.
Nadie me reprimió, dos patrulleros del ictérico (amarillento) intendente Macri que controlaban vehículos en diferentes
alturas de la avenida, me vieron llegar con la campana doblando y azorados me contemplaron pasar, respondiendo a
mi salutación de buenas noches. De la Policía Federal fueron tres los patrulleros que superé mientras avanzaba a
través de diferentes barrios, como Congreso, Once y Caballito, los azules creo que no tenían el Manual a mano de
cómo reaccionar ante semejante dislate de tránsito. Pensemos…. No era un cartonero, no era un carro tirado por un
caballo, no era una patineta, era Ernesto Che Guevara el rosarino. Hubo, en las paradas de colectivos, subiendo o
descendiendo de vehículos o caminando por la vereda algunos padres o madres que explicaron a sus crías…. “Es el
Che Guevara” y entonces el Guevaramóvil se detenía, el viejo tomaba del interior del carrito una revista infantil
nueva que obsequiaba al niño, aclarándole que era un premio que se ganaba, gracias a su mamá ó papá que había
reconocido al Héroe. Parque Rivadavia saludó el paso de la escultura que luego congeló por segundos el ánimo de
muchos venidos a más que entraban o salían del Village Caballito.
Al llegar a Rojas en Primera Junta giró a la derecha hacia las vías y antes de llegar a ellas en Rojas 129 la compraventa
Bagatela, actual sede del Museo Ernesto Che Guevara la escultura fue reubicada en su pedestal habitual donde vos
podés de Lunes a Viernes de 10 a 19 horas venir a apreciarla.
Fin de la crónica. Eladio González toto…. El viejo