domingo, 6 de mayo de 2012

Vélez kirchnerismo en la fragua. Cristina Fernández Octubres Reynaldo Sarraute polit1

Vélez. El kirchnerismo en la fragua. 

Néstor estuvo en Vélez. Su inmensa humanidad se hizo presente, muy presente. Nos llegó desde aquella lectura correcta de la señal que dio el pueblo, en diciembre de 2001. Desde la brisa tenue del 22 por ciento en el 2003. Que supo cabalgar con coraje, con audacia, con habilidad, hasta hacer incontenible el fuego reparador de sus convicciones. 

Néstor estuvo en Vélez. Como está y estará siempre en la mente y en el corazón de la mayoría de los argentinos. Porque hizo suyas las dignidades populares. Porque dio vuelta la taba de la historia argentina y la plantó a favor de los trabajadores, de los postergados. Y abrió, así, un horizonte de progreso a toda la ciudadanía.  

Néstor generó millones de nuevos puestos de trabajo. Restauró la mesa familiar. Promovió la educación pública. Estableció memoria, verdad y justicia, arriando crueles y vergonzosas banderas de indulto, de amnistía. Y lo hizo enfrentando a las corporaciones (la económica, la militar, la de la iglesia). 

Llevó a la Casa Rosada la toma de decisiones –arrancándosela a los dueños del poder económico–, para orientarlas al servicio del pueblo. 

¿No le puso los puntos nada menos que al capital financiero internacional y fijó, a favor del país, los términos de la renegociación de la deuda externa? Y le dijo no al ALCA, no al FMI. 

Néstor amplió las libertades ciudadanas; ensanchó la democracia (la que expresa los derechos de las mayorías). Fortaleció las instituciones republicanas (como baluarte del respeto a los intereses de todo el pueblo argentino)… Bregó activamente por la integración latinoamericana, por la construcción de la Patria Grande, codo a codo con otros presidentes de la región, en unión económica, política, social, cultural, con las naciones hermanas. 

“¿Quién pensó? ¿Quién pensaba? –se preguntó y nos preguntaba Cristina en su discurso de Vélez–, que podíamos lograr lo que hemos hecho en estos nueve años”. Ella, que fiel a las convicciones atesoradas en una militancia de décadas junto a su compañero, no ha hecho otra cosa que redoblar las apuestas, honrando así el mandato que le confirieran, en su primera presidencia, millones y millones de electores. Ratificado luego con holgura en un segundo mandato. 

En mayo de 2010, cuando Néstor Kirchner fue propuesto de manera unánime Secretario General de la UNASUR, Evo Morales graficaba el acontecimiento con una solemnidad que nos llena de sano orgullo: “Hemos elegido al primer presidente de Sudamérica en 200 años de historia”. Dos años después –hace unos pocos días–, el liderazgo internacional de nuestro país fue ratificado con el reconocimiento de toda Latinoamérica y el Caribe para representar a la región, como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, durante el bienio 2013-2014. 

Soplan vientos de pueblo en la Argentina y en la región. Y el fuego de Néstor se agiganta. 

Como destacó emocionado Eduardo Galeano –aquel doliente domingo censal–, “el de Néstor es de esos fuegos grandes que arden la vida con tantas ganas que quien se acerca se enciende, y será difícil apagarlo”. 

Ese fuego, abrazó completamente el Estadio de Vélez, el viernes 27 de abril. Lo convirtió en una enorme y potente fragua de la política nacional. Y la presidenta Cristina, que “representa el punto más alto de la lucha de América Latina” (1), con pulso firme y sereno, forjó allí las bases para la construcción de un vigoroso kirchnerismo, unido y organizado. 

Con ese fuego en las tripas, con la alegría de realizar un sueño, con la certeza de estar construyendo la fuerza del pueblo “para que no nos escriban la historia desde afuera, las corporaciones” (2), levantemos entre todos una fragua política en cada frente de masas donde militamos –con los trabajadores urbanos y los rurales, los empleados públicos y los privados, los estudiantes secundarios y de la universidad, los técnicos y los científicos, los artistas y los intelectuales, los gremios profesionales y de empresarios, los vecinos del barrio, de la villa, del asentamiento–, y forjemos con ella la unidad y la organización del kirchnerismo. Que cada una y cada uno, como propone el compañero Gastón Harispe, cargue en su mochila de militante “el bastón de mariscal”. Y todos juntos, llevemos consecuentemente a la acción la consigna que puso en nuestras manos la presidenta. 

Vélez, ese viernes, nos ofreció muchas lecturas. Fue un acto multitudinario, que reventó el Estadio por dentro y por fuera. Un crisol de banderas, de decenas y decenas de organizaciones kirchneristas de todo tipo. Un diálogo militante entre tres generaciones, ¡pero en “Clave de Sol”!, moderado por un auspicioso predominio juvenil. Fue “un acto maravilloso e impresionante, un gran abrazo popular y militante al proyecto nacional inaugurado por Néstor Kirchner y a esta Presidenta", como enfatizó Martín Sabbatella. 

Pero Vélez fue, sobre todo, un acto fundacional. Allí, Cristina puso al kirchnerismo en la fragua, dispuesta a forjarlo unido y organizado. A templarlo como el mejor acero. A condensar en él la experiencia de nueve años de enderezar el rumbo de la Patria. A hacer del kirchnerismo la expresión de las más altas gestas nacionales. Un producto acrisolado de los nobles materiales históricos populares, el federalismo, el yrigoyenismo, el socialismo, el peronismo.  

Con el kirchnerismo, marchamos sobre un terreno firme, del que no debemos apearnos. Contamos con el respaldo sólido de las conquistas logradas, los derechos recuperados. La marcha no es lineal. Ni lleva un ritmo parejo, que depende esencialmente de las relaciones de fuerzas en la sociedad. Pero no la interrumpiremos. Nos haremos cada día más fuertes, “creciendo desde el pié”. Marcharemos siempre adelante. Hacia nuevos horizontes. 

¡Con Cristina, con el proyecto nacional y con el pueblo, vamos por el buen camino! 

Viernes 4 de mayo de 2012. 

                                      Reynaldo Sarraute / Miembro del Secretariado Nacional de OCTUBRES. 

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(1) Palabras del Comandante Fidel Castro –que algo sabe de la lucha contra los poderosos en defensa de la Patria, de la soberanía popular, y de generar políticas públicas para beneficio de las mayorías–, al expresarse, categórico, ante jóvenes estudiantes chilenas que lo visitaron por estos días.

(2) Tomado del discurso de la presidenta, en Vélez, el 27 de abril.