política
migratoria en Cuba y su reforma Chaubloqueo Museo Che Guevara Eladio González toto Irene Perpiñal Bagatela
Salim Lamrani
Opera Mundi
Con la reforma de la política migratoria en Cuba, los habitantes de la isla ya
no necesitarán un permiso de las autoridades para viajar al exterior. Del mismo
modo, los cubanos podrán quedarse 24 meses consecutivos fuera del territorio
nacional e incluso prolongar su estancia.
A partir del 14 de enero de 2013, una nueva política migratoria entrará en
vigor en Cuba. Esperada desde hace mucho tiempo, esta reforma, que responde a
una aspiración de la población, facilitará los viajes al exterior a los
cubanos. Éstos ya no necesitarán la famosa ³Tarjeta Blanca², permiso de salida
que otorgan las autoridades, de un costo de 150 dólares. Del mismo modo, ya no
hará falta conseguir una ³carta de invitación² (200 dólares) por parte de un
extranjero para dejar el país.[1]
En adelante, para viajar al exterior, los cubanos sólo necesitarán un pasaporte
(válido 6 años) al precio de 100 pesos cubanos (4¤), una visa del país de
acogida y los recursos financieros para descubrir el mundo durante dos años,
sin otra formalidad, en vez de 11 meses. Más allá de este plazo de 24 meses,
las personas que deseen alargar su estancia fuera del territorio nacional,
podrán hacerlo con un permiso del consulado local. También podrán regresar a
Cuba y volver a salir durante una estancia similar renovable indefinidamente.[2]
Una política migratoria históricamente vinculada a la
política exterior de Estados Unidos
Contrariamente a una idea preconcebida, no fue el gobierno revolucionario el
que instauró el permiso de salida del territorio en 1959. En efecto, como
recuerda Max Lesnik, director de Radio Miami, se remonta a 1954 y lo elaboró el
régimen militar de Fulgencio Batista. Esta disposición se mantuvo tras la
llegada al poder de Fidel Castro para limitar, entre otros, la fuga de
cerebros.[3]
En efecto, tras el triunfo de la Revolución, Estados Unidos utilizó el fenómeno
migratorio como herramienta para desestabilizar Cuba, acogiendo en un primer
tiempo a los criminales y dignitarios corruptos del antiguo régimen, pero
también favoreciendo la fuga de cerebros. Así, en 1959, Cuba tenía 6.286
médicos. De ellos, 3.000 eligieron abandonar el país para ir a Estados Unidos
atraídos por las oportunidades profesionales que les ofrecía Washington. En
nombre de la guerra política e ideológica que la oponían al nuevo gobierno de
Fidel Castro, la administración Eisenhower decidió vaciar a la nación de su
capital humano, hasta crear una grave crisis sanitaria.[4]
Al respecto, el personal altamente cualificado candidato a la emigración tendrá
que obtener una autorización de las autoridades migratorias. El Decreto-ley 302
prevé este tipo de restricciones para ³preservar la fuerza de trabajo cualificada
para el desarrollo económico, social y científico-técnico del país, así como
para la seguridad y protección de la información oficial².[5]
Ello concierne particularmente a los médicos. En efecto, desde 2006, el
Programa Médico Cubano (CMPP), que estableció la administración Bush y que
mantiene Barack Obama, se destina a incitar a los médicos cubanos en misión al
exterior a abandonar su puesto, ofreciéndoles la perspectiva de ejercer su
profesión en Estados Unidos, privando a la nación cubana de un valioso capital
humano.[6]
Hasta hoy, varios centenares de médicos cubanos, instalados en Venezuela, se
dejaron seducir por la oferta.[7]
Esta política forma parte de la guerra económica que Estados Unidos lleva
contra Cuba desde 1960, con la imposición de sanciones sumamente severas a la
vez retroactivas y extraterritoriales, o sea contrarias al derecho
internacional que afectan a todas las categorías de la sociedad cubana,
particularmente a las más vulnerables, a saber los niños, las mujeres y los
ancianos. En efecto, los servicios médicos que realizan los doctores cubanos
fuera de las fronteras nacionales constituyen la primera fuente de ingresos de
la nación, antes que el turismo, las remesas que manda la comunidad cubana
radicada en el exterior o el níquel.[8]
Del lado de Estados Unidos, el Departamento de Estado no dejó de criticar las
restricciones impuestas, entre otras, a los profesionales de la salud, para
contrarrestar la política estadounidense destinada a privar a Cuba de sus
mejores elementos, en nombre del conflicto que opone a las dos naciones desde
hace más de medio siglo. Victorial Nuland, portavoz de la diplomacia
estadounidense, reaccionó al respecto: ³Debemos señalar que el gobierno cubano
no ha levantado las medidas actualmente en vigor para preservar lo que califica
de Œcapital humano' creado por la Revolución², recordó.[9]
Del mismo modo, Nuland declaró que la política migratoria de Estados Unidos
hacia Cuba no cambiaría y que se mantendría la ley de Ajuste Cubano, pero pidió
que los cubanos ³no arriesgaran su vida² cruzando ilegalmente el estrecho de la
Florida.[10]
No obstante, Nuland no escapa a la contradicción. En efecto, según esta
legislación, única en el mundo, que el Congreso estadounidense adoptó el 2 de
noviembre de 1966, todo cubano que entre legal o ilegalmente en Estados Unidos,
pacífica o violentamente, el 1 de enero de 1959 o después, consigue
automáticamente al cabo de un año el estatus de residente permanente y diversas
ayudas sociales.[11]
Esta ley, que denuncia La Habana, constituye una formidable herramienta de
incitación a la emigración de los cubanos y priva a la nación de una parte de
su población activa y cualificada. Al mismo tiempo obliga a los cubanos a
arriesgar su vida cruzando ilegalmente el estrecho de Florida. En efecto, en
vez de otorgar una visa a todo candidato a la emigración, lo que respondería
plenamente a la filosofía de la ley de Ajuste Cubano, Estados Unidos limita su
número a 20.000 por año, conforme a los acuerdos firmados con La Habana en
1994.[12]
Al mismo tiempo, Washington se niega a abrogar la ley de Ajuste Cubano que permite
a los cubanos instalarse definitivamente en Estados Unidos sin necesidad de
visa.
Una nueva era para los cubanos
La reforma de la política migratoria ofrece a los cubanos una mayor libertad
para viajar al exterior, aunque entre 2000 y el 31 de agosto de 2012, de un
total de 941.953 peticiones de permiso de salida del territorio, el 99,4% quedó
satisfecho. Sólo el 0,6% de las personas no pudieron conseguir dicha
autorización. Del mismo modo, no existe una propensión particular de los cubanos
a emigrar. En efecto, la inmensa mayoría de los cubanos que viajan al exterior
eligen regresar al país. Así, de las 941.953 personas que salieron del
territorio nacional, sólo el 12,8% escogió establecerse en el exterior, contra
el 87,2% que regresó a Cuba. [13]
Por otra parte, también será más fácil para los cubanos
regresar a su país de origen. En efecto, se suprimirá el permiso de entrada,
que se adoptó en 1961 por razones de seguridad nacional, en una época en la que
los exilados cubanos bajo control de la CIA multiplicaban los actos de
terrorismo y de sabotaje en la isla, y cuando la inmensa mayoría de los
candidatos al viaje estaban motivados por razones políticas.[14]
Hoy día, la mayoría de los cubanos que viven en el exterior no son exilados
hostiles sino emigrados llamados económicos, que aspiran a relaciones normales
y apaciguadas con su país de origen. Éstos también podrán regresar a la isla
cuantas veces quieran, como era el caso, pero ahorrándose trámites burocráticos
obsoletos.
Por otra parte, la única categoría de cubanos que no estaba
autorizada a regresar a su país de origen los llamados ³balseros² que
abandonaron el territorio nacional al inicio de los años 1990, en pleno
³Periodo Especial², etapa que siguió la desaparición de la Unión Soviética y
que estuvo marcada por graves dificultades económicas en Cuba, en un contexto
de recrudecimiento de la hostilidad de Estados Unidos podrá regresar a la
isla. También podrán regresar los médicos y atletas de alto nivel que eligieron
abandonar la isla durante una estancia en el exterior. En enero de 2013 se
levantarán los últimos obstáculos administrativos que impiden el regreso de
estos emigrados.[15]
La reforma migratoria cubana que entrará en vigor el 14 de enero de 2013
responde a una aspiración nacional de los cubanos, los cuales desean edificar
una sociedad más abierta, con menos restricciones, y disponer de una mayor
libertad para viajar. Se inscribe en el proceso de profundos cambios económicos
iniciados en 2012, que dan la posibilidad a los cubanos de ser dueños de sus
propios negocios. En efecto, muchos cubanos desean emigrar temporalmente al
exterior, reunir los fondos necesarios y regresar a Cuba para establecer un
pequeño negocio. Desde 2010, cada año, cerca de 1.000 cubanos instalados fuera
del país eligen regresar a la isla y establecerse en ella de modo definitivo.
La nueva política migratoria pone fin a los obstáculos burocráticos inútiles y
permite normalizar poco a poco las relaciones entre la nación cubana y su
emigración.[16]
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la
Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la
Universidad de la Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre
Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Etat de siège. Les
sanctions économiques des Etats-Unis contre Cuba, París, Ediciones
Estrella, 2011, con un prólogo de Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade.
Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel
[1] Decreto-Ley n°302, 16 de octubre de 2012. http://www.prensa-latina.cu/Dossiers/ley-migratoria_cuba_2012.pdf
(sitio consultado el 21 de octubre de 2012).
[2] Ibid. Dirección de Inmigración y Extranjería,
« Información útil sobre trámites migratorios », Ministerio de
Interior de la República de Cuba, octubre de 2012.
[3] Max Lesnik, « Adiós la ŒTarjeta Blanca¹ »,
Radio Miami, 16 octubre de 2012.
[4] Elizabeth Newhouse, « Disaster Medicine :
U.S. Doctors Examine Cuba¹s Approach », Center for International Policy,
9 de julio de 2012. http://www.ciponline.org/research/html/disaster-medicine-us-doctors-examine-cubas-approach
(sitio consultado el 18 de julio de 2012).
[5] Decreto-Ley n°302, op. cit.
[6] United States Department of State, « Cuban
Medical Professional Parole Program », 26 de enero de 2009. http://www.state.gov/p/wha/rls/fs/2009/115414.htm
(sitio consultado el 21 de octubre de 2012).
[7] Andrés Martínez Casares, « Cuba Tales Lead Role in
Haiti¹s Cholera Fight », The New York Times, 7 de noviembre de
2011.
[8] Salim Lamrani, Etat de siège. Les sanctions
économiques des Etats-Unis contre Cuba, Paris, Editions Estrella, 2011.
[9] Agence France Presse, « EEUU saluda
flexibilización de la política migratoria en Cuba », 16 de octubre de
2012.
[10] Juan O. Tamayo, « Cuba cambia las reglas
migratorias y elimina el permiso de salida », El Nuevo Herald, 16
de octubre de 2012.
[11] United States Department of State, « Cuban
Adjustment Act », 2 de noviembre de 1966. http://www.state.gov/www/regions/wha/cuba/publiclaw_89-732.html
(sitio consultado el 21 de octubre de 2012).
[12] Ruth Ellen Wasen, « Cuban Migration to the United
States : Policy and Trends », United States Congress, 2 de
junio de 2009. http://www.fas.org/sgp/crs/row/R40566.pdf (sitio consultado
el 21 de octubre de 2012).
[13] Cuba Debate, « Cuba seguirá apostando por
una emigración legal, ordenada y segura », 25 octubre 2012.
[14] Decreto-Ley n°302, op. cit.
[15] Max Lesnik, « ¿Y los ŒBalseros¹ qué? »,
Radio Miami, 16 de octubre de 2012; Cuba Debate, « Cuba seguirá
apostando por una emigración legal, ordenada y segura », 25 de octubre de
2012.
[16] Fernando Ravsberg, « Finalmente llega la reforma
migratoria », BBC Mundo, 18 de octubre de 2012.
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