Un merecido brindis
A cinco siglos de
fundada, la cabecera de la actual provincia de Granma, puja por consolidar
sus conquistas en el terreno económico y superar lastres. A pesar de
lo atrasado de algunas tecnologías con que cuentan, las industrias
del territorio incrementan sus producciones, avanzan en materia de calidad
y realizan aportes en materia de exportaciones y sustitución de importaciones.
Aunque dista todavía de acercarse a su potencial productivo, la agricultura
cuenta con colectivos campesinos destacados
“Las chispas volaban y se hacían rosca en la oscuridad del cielo formando
grandes nubes alumbradas”. Con esta cita del relato El llano en llamas, del
escritor mexicano Juan Rulfo, me describió Perucho aquella inolvidable
noche del 12 de enero de 1869, cuando los bayameses decidieron prenderle
fuego a sus hogares antes de que las tropas españolas, comandadas por Blas
de Villate, conde de Valmaseda, ocuparan la ciudad.
-¿Y cómo conoce usted esa obra de Rulfo, publicada en 1953?- le pregunté
extrañado al elegante caballero de corte decimonónico, que tan cortésmente
nos pidió el aventón.
-¿Acaso crees que adonde estuve todos estos años no llega la buena
literatura?- ripostó Pedro Felipe Figueredo y Cisneros, que era su nombre
completo.
Tiene razón, el arte de calidad hoy no conoce fronteras; pensé mientras el
Peugeot dejaba atrás Las Tunas. Entonces, me abstuve a tiempo de
incomodarlo con otra interrogante. Era obvio, el motivo de su viaje a
Bayamo y el nuestro coincidían: la urbe oriental celebra este 2013 cinco
siglos de fundada, y al convite no pueden faltar sus hijos más ilustres.
Cuando se enteró de que íbamos a escribir un reportaje sobre la economía de
la cabecera granmense, desató un vendaval de preguntas y sugerencias,
aderezadas con refinados modales. No enmascaraba su desactualización. La
amena charla sirvió para acortar kilómetros. Pronto llegamos a la cuna de
la nacionalidad cubana. No sospechaba aún las aventuras que me deparaban
los próximos días junto al autor del Himno Nacional.
La crema de la
calidad
A la mañana siguiente le robamos la arrancada al sol. Bien temprano nos
dispusimos a comenzar nuestro maratón por las principales entidades
productivas del municipio. Cuando salimos al trabajo, menuda sorpresa nos
llevamos al comprobar que él nos aguardaba sentado en el carro de BOHEMIA. “¿No pensarían que iba a perderme
esta excelente oportunidad de ponerme al corriente, en pocos días y de
primera mano, acerca del desarrollo económico de mi querido Bayamo?”,
razonó.
Así fue como se integró aquel “intruso bienvenido” a nuestro equipo de
trabajo. Y no se desprendió más en toda la semana. Tampoco nos molestaba;
al contrario, mucho aprenderíamos de semejante personaje local: culto,
lúcido, audaz…
La primera parada no podía ser otra que la Empresa de Productos Lácteos
Bayamo, insigne industria de la provincia, renombrada a lo largo y ancho de
la Isla por la alta calidad de sus surtidos, especialmente el helado, el
yogur y los quesos. Calidad que no se restringe a los comercializados en
divisas, de sobrado prestigio entre los principales polos turísticos del
país. En la gastronomía popular de la oriental ciudad pueden encontrarse ofertas
similares en moneda nacional, a buen precio y capaces de complacer al más
exigente paladar.
Para Yunier Martí, jefe de turno de la planta de helado, el factor humano
determina el éxito de la empresa: “La
fuerza laboral es muy experimentada. Aunque la tecnología es antigua y
‘achacosa’, los obreros conocen la importancia de respetar los índices de
consumo de materias primas, para que al helado no le falte ni un gramo de
algún ingrediente. Si una sola cubeta presenta problemas, no va a la
población, la reprocesamos”.
En la actualidad, la empresa provincial Lácteos Bayamo agrupa a 10 unidades
de base (UEB), y a mil 868 trabajadores encargados de cocinar manjares. Su
cartera abarca 25 surtidos, de ellos varios con disímiles especialidades y
formatos. Seis son exclusivos de este complejo industrial: leche
condensada, harina lacteada, dulce de leche, Fortachón (cereal de maíz
fortificado con destino a niños anémicos), Materlac (leche vitaminada que
se les receta a las embarazadas desnutridas) y, por último, el Lactosan
(leche en polvo dietética para niños de cero a seis meses de nacidos).
Rauel Medina es el director general de la empresa. Empezó contando cubetas
de yogur y operando equipos. Luego fue escalando por diversos puestos
directivos en distintas plantas, con lo cual difícilmente alguien pueda
hacerle un cuento chino. Nos confirmó que buena parte de la tecnología se
encuentra en estado de obsolescencia, pues algunas líneas, como las de
quesos, leche condensada y secado de leche en polvo, datan de inicios de
1930. “La situación de los carros de acopio también es crítica, escasean
sobremanera las piezas de repuesto”.
No obstante, en 2012 algunas áreas productivas fueron renovadas y se
reactivaron los sistemas de generación de vapor de todas las unidades.
“Adquirimos, además, compresores, bombas, montacargas, balanzas,
equipamiento de laboratorio y una descremadora para elaborar quesos.
Asimismo, automatizamos la planta de tratamiento de agua de la fábrica de
dietéticos. De tal modo minimizamos interrupciones”.
Este año, dice, será decisivo en materia de inversiones, tras la asignación
de un millón de dólares para importar, entre otros: dos máquinas llenadoras
de yogur, una retractiladora, bombas de amoníaco, un banco de hielo y una
línea automática de yogur en pote, que sustituirá la anticuada tecnología
artesanal. “A pesar de
ello, lideramos este último renglón en el país: entregamos cerca de 40
toneladas mensuales. Con el nuevo equipo duplicaremos la producción”,
explicó Medina.
Claro, dependerá del anunciado despegue de la ganadería, que no acaba de
concretarse. El año pasado y lo que va del presente han estado signados por
la inestabilidad en la entrada de las materias primas fundamentales: leche
en polvo y fluida. “En
2012 la Agricultura nos quedó debiendo 837 mil litros de leche –significó–.
Nos provocó una afectación de un millón de pesos. Por eso estamos
demandando a 80 entidades”.
Destacó que aunque el precio internacional de la leche se ha duplicado
durante el último lustro, la empresa recibe un subsidio de 40 millones de
pesos al año, para que ese impacto no derive en el aumento de los valores
de venta a la población. El viejo Perucho, que hasta entonces había
permanecido disciplinadamente callado, no disimuló su orgullo de ser cubano
y bayamés. Una amplia sonrisa, contorneada por una leve estela de yogur
natural, iluminó el rostro del abogado.
Ordeñar los valles
De boca de Miguel Seara, delegado municipal de la Agricultura, conocimos
que esta cabecera provincial fue uno de los territorios incumplidores en la
entrega de leche a la industria el año anterior. En total, los ganaderos
locales produjeron casi nueve millones de litros de leche, pero se quedaron
ocho por ciento por debajo de lo previsto; en esencia, debido a la
insuficiente preparación de cara al período seco, reconoció el propio
Seara.
“Durante los últimos
años hemos incrementado la siembra de pastos y forrajes, aunque todavía es
insuficiente. En 2012 plantamos mil 300 hectáreas, pero aún no satisfacemos
el per cápita que requiere la ganadería. No obstante, la disponibilidad de
más caña y kingrás ha repercutido en la reducción de los índices de
mortalidad”.
Al parecer, el mejor respaldo alimentario influyó en que hasta la fecha los
vaqueros bayameses vayan cumpliendo el plan de 2013, que supera los nueve
millones de litros, así como el rendimiento de litros de leche por vaca
para esta etapa. Si bien, en materia de calidad de este lácteo resta un
gran trecho por recorrer, según advirtió el propio director de la industria
láctea.
La ganadería, junto a la actividad cañera, encabeza el sector agropecuario
en Bayamo. De la extensión territorial del municipio, 80 por ciento
clasifica como superficie agrícola, de la cual 70 por ciento se dedica a la
ganadería y 27 por ciento a los cultivos; el resto, a la labor forestal.
“Poseemos buenos suelos
y grandes reservas hídricas para potenciar el riego. Además, disponemos de
suficiente fuerza de trabajo, con tradición y bien preparada. A la par, nos
mantenemos muy vinculados a los centros de investigación de la provincia.
Sin embargo, tenemos numerosas insatisfacciones en diversos frentes, puesto
que el municipio no cubre la demanda de productos agropecuarios de la
cabecera provincial".
“Los rendimientos
agrícolas no se corresponden con las potencialidades. La contratación
económica tiene fisuras y existen muchas áreas deficientemente explotadas u
ociosas. Nos quedan alrededor de cinco mil hectáreas infestadas de marabú.
Podemos hacer más en materia de sustitución de importaciones, de frijoles,
por ejemplo. Y hay que utilizar más la ciencia y la técnica”,
resumió el directivo.
Jorge Luis Milán es uno de los guajiros que se faja por acelerar la
introducción de los resultados científicos en el campo, y siempre está
pendiente de lo último. Su finca El Ingenito, perteneciente a la
Cooperativa de Créditos y Servicios Ignacio Pérez Zamora, mereció la
condición de Excelencia, otorgada por el Grupo Nacional de la Agricultura
Urbana y Suburbana. Aquí hasta los chivos brillan.
Este campechano, galardonado en 2012 como el mejor expositor de ganado
caprino en la Feria Agroindustrial de Rancho Boyeros, refiere que desde
hace siete años cuentan en Granma con el grupo Amigos de la genética,
integrado por 11 productores líderes, bajo su presidencia.
“Manejamos las razas
nubio, bóer, alpino, sáner, pelibuey, rojo cerezo… La idea es obtener
sementales para mejorar los rebaños, y así aumentar la entrega de leche y
carne. Viene gente de las 15 provincias a comprar pies de cría. Tenemos
varios reconocimientos de la Asociación Cubana de Producción Animal –comentó
acompañado por un coro de berridos–. En
Bayamo hay unidades especializadas que ofertan café con leche de chiva, y
no satisfacen la demanda”.
Estas razas llevan un manejo meticuloso, buena alimentación, y mucho cuidado
para evitar que cojan parásitos o se enfermen; todos están estabulados,
sostuvo Milán y añadió: “Sembramos
titonia, marpacífico, bermuda, moringa, cinco variedades de kingrás, entre
otras especies. Además cultivamos maíz y sorgo. La caña molida es un
magnífico suplemento. Con la yuca hacemos harina. Los puercos se mantienen
únicamente a base de yogur de yuca y desechos de cosecha”.
Perucho no daba cabida a lo que escuchaba. Parecía increíble que aquel
precioso hato de cerdos solo se alimentara de yogur elaborado con harina de
yuca. “A comer casabe
se ha dicho”, bromeó mientras nos despedíamos del quisquilloso
Milán y partíamos hacia el Consejo Popular Mabay, al encuentro de otro
infatigable campesino: Ramón Romero, presidente de la Cooperativa de
Producción Agropecuaria Primer Soviet.
(Continuará...)
|