miércoles, 26 de febrero de 2014

Escultura homenajea anciana nana de Fernando González Llort el héroe cubano Oristela Carvajal Diosa Yaguajay Adrián Castellano AguadoCruz Roja FMC Hermanas Giralt hogar Chaubloqueo Museo Che Guevara



ORISTELA: UNA HISTORIA DE AMOR
Por Gladys Rodríguez Ferrero 
                                                           ¨Es glorioso y da anhelo de gloria un anciano que ha vivido bravamente. Esos monumentos que andan y aun cuando caen en tierra emparedados en su ataúd, se hunden en ella pero quedan de pie¨.  José Martí

El año pasado les mostré, a partir de una entrevista, parte de la obra de Adrián Castellano Aguado. Un joven, egresado de San Alejandro en el 2010, cuya tesis de graduación fue  La tía Olga, aquella señora que con tanto amor cuidaba de los baños en la Academia. Y Adrián quiso, con su trabajo, realzar la labor social de esta, a partir del retrato escultórico  que de ella realizara, para que quedara como imagen y símbolo.
Esta vez, le presento a un Adrián que ahora se propuso realizar una obra como Homenaje al Anciano Olvidado. Y para llevar a cabo esta obra escogió, como modelo, a Oristela.
Y quién es Oristela. Ella, ella es una mujer de 90 años que apenas conserva la memoria, reside en el Hogar de Ancianos “Hermanas Giralt”, localizado en el céntrico conjunto de Ciudad Libertad. Adrián, en una de sus visitas al asilo, en busca de una representación para su trabajo, halló en “la ternura de su mirada y en la experiencia reflejada en su rostro”, el rostro de la modelo que le serviría de fuente de inspiración.
Al escultor le preocupa el abandono en que vive el anciano en nuestra sociedad. El joven artista compara las culturas occidental y asiática. En la occidental, manifiesta el escultor, “se presta un desmedido culto a la juventud y se tiende a ignorar al anciano, su sabiduría y sus necesidades… en ese ridículo afán de reinvención con que intentamos ocultar nuestras carencias”.
Para el artista Oristela se convierte en protagonista y contenido importante para encarnar una realidad nada idealizada mediante los códigos de la representación escultórica dentro del lenguaje del arte”. La escultura deviene en mecanismo que posibilita la reflexión sobre temas de actualidad y esta se logra a partir de los diversos sentimientos que despierta la imagen representada.

Y así Oristela no es sólo un retrato sino una representación de humildad, y, por qué  no, la de una mujer universal. Una mujer que, según el autor, nos invita a estar junto a ella y a prestarle atención, a escucharla y a amarla aunque el ser humano que fue se esté desvaneciendo lentamente, o precisamente por eso.
La modelo, Oristela Carvajal Diosa nacida el 15 de marzo de 1923 en el Central “Victoria”, en Yaguajay, provincia Las Villas, reside desde el de agosto del 2005, en el Asilo de Ancianas “Hermanas Giralt”, en el municipio de Marianao.
En 1930, a la edad de siete años, queda huérfana de madre y comienza a ayudar en la crianza de sus seis hermanos. Abandona sus estudios primarios en el cuarto grado y, en el año 1950, emigra hacia La Habana y comienza a trabajar como sirvienta.
A partir del 1º de enero de 1959 su vida cambia. Se incorpora a la Federación de Mujeres Cubanas y a la Cruz Roja. Se convierte en la  vicepresidenta del Comité de Defensa de la Revolución No. 7 Julio Antonio Mella, zona 50, del municipio Plaza. Y Oristela también integra las filas del Partido Comunista de Cuba. Llega a laborar en el Sector de la Construcción.
Entre 1962 y 1972, apoya a Magali Llort en la crianza de sus hijos, convirtiéndose en la nana de Fernando González Llort, uno de los cinco Héroes, uno de nuestros luchadores antiterroristas encarcelados en Estados Unidos por el delito de velar por la seguridad del pueblo cubano.  Ori fue como una mamá para mi hijo”, diría Magali posteriormente.
Tal vez, fue Fernando, ese hijo que nunca tuvo pero soñó y quien, además, no la olvidó. Tal como nos develara, en agosto de 2007, la periodista Deisy Francis Mexidor,  “…el tiempo no ha impedido la comunicación entre ambos. Aún desde la prisión de Wisconsin, el trazo de Fernando, su Tito, llega a Oristela”
En agosto de 1977, Oristela comienza a trabajar como sanitaria en el Hospital “Calixto García”. En el mes de octubre de 1979, realiza un viaje a la Unión Soviética como reconocimiento a su trabajo. El 25 de enero de 1980 conoce a Sixto de la Caridad Ramos González, quien se convertiría en su esposo.
En cada una de las tareas que asumió como miembro o como dirigente de diversas organizaciones de masas e instituciones estatales, Oristela trabajó de manera incansable y mantuvo siempre un espíritu de solidaridad y altruismo. El Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque le otorgó un Diploma al Mérito por su trabajo vanguardia en los preparativos para la VI Conferencia Cumbre de los Países No Alineados.
Al hablar con el director del Hogar de Ancianos donde se encuentra Oristela, compañero Arnaldo Hidalgo Acosta, este nos explica que ella está estable, y padece de un deterioro propio de su edad, pero que aún deambula  por las áreas de la institución.

El artista, partiendo de los presupuestos estéticos del realismo y la idea de homenajear al anciano olvidado, utiliza el retrato de cuerpo entero de Oristela como símbolo de la tercera edad. La escultura, proyecto que fuera aprobado por la CODEMA oportunamente, está basada en esa imagen y fue ubicada en el portal del Hogar de Ancianos, enclavada en la quinta columna, emplazada en el entorno cotidiano del sitio donde reside.
Desde este sitio, la figura contempla la salida del sol, la columna funge como mediador entre el emplazamiento y la representación de la figura, realizada a escala natural. Espacio que se convierte en complemento del discurso de la misma.
Confeccionada en polvo de piedra y cemento, acentuando de esta manera los valores naturales que portan los materiales: nobles, de fácil adquisición y obtenidos con el sudor de la frente.
El artista  se propone un diálogo entre los  materiales utilizados  y los ancianos consagrados, abnegados. Esos seres humanos que portan valores eternos e inadvertidos en ocasiones, pero de gran sensibilidad. 
Es una escultura conmemorativa, que prescinde de la utilización de la tarja y la identificación específica con el claro objetivo de establecer una comunicación abierta con el público.
Desde su emplazamiento, en el Hogar de Ancianos Hermanas Giralt, Oristela permanecerá contemplando a  los transeúntes, atenta al intenso tráfico de esa zona, expectante ante la presencia de los estudiantes del Pre y de San Alejandro. Ya sus ojos no estarán llenos de la senil soledad que la perturba.