Por Gladys Rodríguez Ferrero
¨Es glorioso y da anhelo de gloria un anciano que ha vivido
bravamente. Esos monumentos que andan y aun cuando caen en tierra emparedados
en su ataúd, se hunden en ella pero quedan de pie¨. José
Martí
El
año pasado les mostré, a partir de una entrevista, parte de la obra de Adrián
Castellano Aguado. Un joven, egresado de San Alejandro en el 2010, cuya tesis
de graduación fue La tía Olga, aquella señora que con tanto amor cuidaba de los baños
en la Academia. Y Adrián quiso, con su trabajo, realzar la labor social de esta,
a partir del retrato escultórico que de
ella realizara, para que quedara como imagen y símbolo.
Esta
vez, le presento a un Adrián que ahora se propuso realizar una obra como Homenaje al Anciano
Olvidado. Y para llevar a cabo esta obra escogió, como modelo, a
Oristela.
Y
quién es Oristela. Ella, ella es una mujer de 90 años que apenas conserva la memoria, reside en el
Hogar de Ancianos “Hermanas Giralt”, localizado en el céntrico conjunto de Ciudad
Libertad. Adrián, en una de sus visitas al asilo, en busca de una
representación para su trabajo, halló en “la
ternura de su mirada y en la experiencia reflejada en su rostro”, el rostro
de la modelo que le serviría de fuente de inspiración.
Al escultor le preocupa el abandono en que vive el anciano en
nuestra sociedad. El joven artista compara las culturas occidental y asiática.
En la occidental, manifiesta el escultor, “se
presta un desmedido culto a la juventud y se tiende a ignorar al anciano, su
sabiduría y sus necesidades… en ese ridículo afán de reinvención con que intentamos ocultar
nuestras carencias”.
Para el artista
Oristela “se convierte en protagonista y contenido
importante para encarnar una realidad nada idealizada mediante los códigos de
la representación escultórica dentro del lenguaje del arte”. La
escultura deviene en mecanismo que posibilita
la reflexión sobre temas de actualidad y esta se logra a
partir de los diversos sentimientos
que despierta
la imagen representada.
Y así Oristela
no es sólo un retrato sino una representación de humildad, y, por qué no, la de una mujer universal.
Una mujer que, según el autor, “nos invita a estar junto a ella y a prestarle
atención, a escucharla y a amarla aunque el ser humano que fue se esté
desvaneciendo lentamente, o precisamente por eso”.
La
modelo, Oristela Carvajal Diosa nacida el 15 de marzo de 1923 en el
Central “Victoria”, en Yaguajay, provincia Las Villas, reside desde el 1º de agosto del 2005, en el Asilo de
Ancianas “Hermanas Giralt”,
en el municipio de Marianao.
En 1930, a la edad de siete años,
queda huérfana de madre y comienza a ayudar en la crianza de sus seis hermanos.
Abandona sus estudios primarios en el cuarto
grado y, en el año 1950, emigra
hacia La Habana y comienza a trabajar como sirvienta.
A
partir del 1º de enero de 1959 su vida cambia. Se incorpora
a la Federación de Mujeres Cubanas y a la Cruz Roja. Se convierte en
la vicepresidenta del Comité de Defensa de
la Revolución No. 7 “Julio Antonio Mella”, zona 50, del municipio Plaza. Y Oristela
también integra las filas del Partido Comunista de
Cuba. Llega
a laborar en el Sector de la Construcción.
Entre 1962 y 1972, apoya a Magali Llort en la
crianza de sus hijos, convirtiéndose en la nana de Fernando González Llort, uno
de los cinco Héroes, uno de nuestros luchadores antiterroristas encarcelados en
Estados Unidos por el delito de velar por la seguridad del pueblo cubano. “Ori
fue como una mamá para mi hijo”, diría Magali posteriormente.
Tal vez, fue Fernando, ese hijo que nunca tuvo pero soñó y quien, además, no la
olvidó. Tal como nos develara, en agosto de 2007, la periodista Deisy Francis
Mexidor, “…el tiempo no ha impedido la comunicación entre ambos. Aún desde la
prisión de Wisconsin, el trazo de Fernando, su Tito, llega a Oristela”
En agosto de 1977, Oristela comienza
a trabajar como sanitaria en el Hospital “Calixto García”. En el mes de octubre de 1979, realiza
un viaje a la Unión Soviética como reconocimiento a su trabajo. El 25 de enero
de 1980 conoce a Sixto de la Caridad Ramos González, quien se
convertiría en su esposo.
En cada una de las tareas que asumió
como miembro o como dirigente de diversas organizaciones de masas e
instituciones estatales, Oristela trabajó de manera incansable y mantuvo
siempre un espíritu de solidaridad y altruismo. El Comandante de la Revolución
Juan Almeida Bosque le otorgó un Diploma al Mérito por su trabajo vanguardia en
los preparativos para la VI Conferencia Cumbre de los Países No Alineados.
Al hablar con el director del Hogar
de Ancianos donde se encuentra Oristela, compañero Arnaldo Hidalgo Acosta, este
nos explica que ella está estable, y padece de un deterioro propio de su edad,
pero que aún deambula por las áreas de
la institución.
El artista, partiendo de los presupuestos estéticos del realismo y la idea de
homenajear al anciano olvidado, utiliza el retrato de cuerpo
entero de Oristela como símbolo de la
tercera edad. La escultura, proyecto que fuera aprobado por la CODEMA
oportunamente, está basada en esa imagen y fue ubicada en el portal del Hogar de Ancianos, enclavada en la quinta columna,
emplazada en el entorno cotidiano del sitio
donde reside.
Desde
este sitio, la figura contempla la salida del sol, la columna funge como
mediador entre el emplazamiento y la representación de la figura, realizada a
escala natural. Espacio que se convierte en complemento del discurso de la
misma.
Confeccionada en polvo de piedra y
cemento, acentuando de esta manera los valores naturales que portan los materiales: nobles, de fácil adquisición y obtenidos con el sudor de la
frente.
El artista se propone un
diálogo entre los materiales
utilizados y los ancianos consagrados, abnegados. Esos seres
humanos que portan valores eternos e inadvertidos en ocasiones, pero de gran
sensibilidad.
Es una escultura
conmemorativa, que prescinde de la utilización de la tarja y la identificación
específica con el claro objetivo de establecer una comunicación abierta con el
público.
Desde su emplazamiento,
en el Hogar de Ancianos Hermanas Giralt, Oristela permanecerá contemplando
a los transeúntes, atenta al intenso
tráfico de esa zona, expectante ante la presencia de los estudiantes del Pre y
de San Alejandro. Ya sus ojos no estarán llenos de la senil soledad que la
perturba.