De: Información de Prensa CCESD 5STS
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Enviado el: miércoles, 07 de mayo de 2014 05:47 a.m.
Para: Militantes Peronistas en el Partido Justicialista
Asunto: II - EN EL ADJUNTO: CASO VARA textos completos en archivo de prensa
Enviado el: miércoles, 07 de mayo de 2014 05:47 a.m.
Para: Militantes Peronistas en el Partido Justicialista
Asunto: II - EN EL ADJUNTO: CASO VARA textos completos en archivo de prensa
“. . . Qué terquedad esto de la
nostalgia, pero no podemos dejar de recordar; recordar porqué somos lo que
somos: cómo hemos sufrido; qué hacemos con ello. . .”
Oscar Chávez
Veracruz, México, en PREGONEROS
del RECUERDO
Discos de EDICIONES
PENTAGRAMA
Texto
completo: COMUNICADO OFICIAL SOBRE LA DETENCIÓN DEL SACERDOTE ALDO OMAR VARA:
ANTECEDENTES DEL “CASO ALDO OMAR VARA” TOMADOS DE
DISTINTOS MEDIOS DE PRENSA DE ARGENTINA Y LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY
ALEGATO COMPLETO DE LA UNIDAD FISCAL DE BAHÍA BLANCA en la causa 982 “Bayón y otros” que culminó en la condena a los 17
acusados que integraban el juicio:
EQUIPO DE
TRABAJO Abel CÓRDOBA,
Horacio AZZOLIN, Félix CROUS, Sofía PASCUALETTI, Haydeé HERNÁNDEZ, Mara LÓPEZ
LEGASPI, María TIESER, Valeria GIMÉNEZ, Ester VENTURINO, Pablo FERMENTO, Andrea
MOLINA, Gustavo GALVEZ.
-Presidente
(Dr. Ferro): Sr. Fiscal,
adelante.
-Fiscalía (Dr.
Córdoba): Muchas gracias.
Voy a empezar el alegato
de la fiscalía reproduciendo los términos de una pregunta que servirá para
comprender algunos aspectos del sórdido contexto local del terrorismo de estado
y también la absoluta impunidad con la que actuaron estos ejecutores, a partir
del accionar de las agencias de legitimación discursiva que operaban en ese
entonces.
La pregunta con la que
comienzo el alegato tiene estos términos: “¿Qué esperan nuestros hombres de
armas para reconocer que la argentina vive un clima de guerra interna y para
proceder en consecuencia sin contemplaciones ni concesiones? Esta pregunta la
formulo el diario La Nueva Provincia en mayo de 1973
…………………………………………………………………………..………………………………….
PÁG. 122 DEL
ALEGATO FINAL EN EL PRIMER JUICIO AL GENOCIO DE LA FISCALÍA DE BA. BCA.,
6/XI2012 …........ La madre de Patricia CHABAT
fue al V Cuerpo mientras averiguaba el paradero de su hija y fue atendida
por DELME, que en una ocasión le leyó cargos en contra de su hija. Esa
conversación terminó abruptamente, cuando ella le dijo que era todo mentira,
que conocía muy bien a su hija y que esa información seguramente la habían
obtenido mediante interrogatorios “en la camita”. También
recurrió al cura Aldo VARA y autoridades del Ministerio del Interior y
eclesiásticas, sin resultado positivo.……. Pág 337 DEL
ALEGATO FINAL EN EL PRIMER JUICIO AL GENOCIO DE LA FISCALÍA DE BA. BCA.,
6/XI2012 … Los
testigos ZOCCALLI, LOPEZ, VOITCUK, PETERSEN fueron contestes en afirmar que
fueron interrogados, vendados, en el primer piso del Batallón. Allí están ubicadas las oficinas del Jefe de la
unidad.
Tampoco voy a pasar por alto que el capellán del Batallón,
Aldo VARA, fue observado por estas víctimas, tanto en el CCD así como en el Batallón
atendiendo a los padres, lo que da cuenta del compromiso que tenía con esta
empresa criminal que encabezaba el Ejército Argentino……….
-------------------------------------------------------------------
Para
acabar con los recuerdos de la muerte ([1])
Por
Antonio Angel Coria
Debo confesar que el desarrollo de las
sesiones del Juicio por la Verdad que se cumple en la Cámara Oral
Federal de Bahía Blanca, me conmocionó particularmente. Hechos cuyos ejecutores
vuelven a aparecer, pero ahora con rostros descubiertos y conociéndoseles los
alias con los que reemplazaban sus nombres y apellidos legales para cometer
todo tipo de felonías, han revivido en mí. Las horas de todos los castigos a
quienes sólo portaban, para su perjuicio, el recuerdo de años de estudios o
trabajo compartidos; las amenazas de asesinarme; las torturas en campos de
concentración a amigos que confundieron conmigo; hechos extremadamente graves
ocurridos en torno a la seguridad y vida de familiares; la muerte cotidiana de
compañeros queridos e inolvidables a los que tuve que llorar en la más dolorosa
soledad que hube de soportar hasta que decidí (en agosto de 1976) el camino del
exilio, han revivido. Pero ahora, mostrando claramente que la Justicia aquí,
está logrando recomponer la historia real – no la que construyó la “acción psicológica”
de los psicópatas – con la que finalmente llegaremos a poner fin a tanto
oscurantismo. Sin dudas, es la hora de la verdad. Y a partir de ésta, que junto
al resentimiento hará desaparecer la cultura de la hipocresía que nos afecta,
sin dudas también, podremos dedicarnos a la construcción de grandeza que tanto
reclama nuestra Patria.
Uno de los testigos presentados, en la
conclusión de su relato del horror vivido en cautiverio, interrogó (y esto me
lo imagino) con la misma candidez e inocencia de aquel día que (vuelvo a
imaginar) la ruindad le propinaba la primera trompada antes de la picaneada:
“¿de qué se habla cuando nos califican ‘zurdos’?”; ¿porqué me acusaban de
subversivo (tenía 16 años entonces) si lo único que hacía era ir a la escuela y
practicar deportes?; ¿porqué se nos margina y no dan respuestas por lo que nos
pasó a todos los que volvimos de la muerte?; ¿es justicia que los que sabían
qué ocurría en los campos de concentración – porque nuestros familiares los
informaban – sigan cómodamente sin poner, aquí, la cara?; ¿es justicia que
todavía hoy tengamos que seguir soportando referencias peyorativas como esa
de... este era medio zurdito, no?”.
Recuerdo con dolor – que, ¡maldito sea, no se me
va! – la ocasión, no hace mucho, que desde el círculo de mis afectos me
dispararan un insólito “¿y vos qué derecho tenés para andar exigiendo a los de
los derechos humanos?”. Quizás por haber hablado solamente con quienes veníamos
de la misma experiencia o por habérseme excluido en razón de mi identidad
política de los espacios no peronistas, algunos pretenden negarnos pertenencia.
Lo cierto es que ahora que nos encontramos frente a frente con los que
practicaron la ferocidad de una guerra contra nuestro Pueblo quitándonos
“muchos años de nuestra felicidad”, podemos hablar precisamente de la ferocidad
de esa guerra. La ferocidad de una guerra que parecía no existir en las “buenas
conciencias” y que como ahora se sabe no era nada silenciosa ni oculta, que iba
desde un apriete – a punta de pistola – para abandonar la actividad laboral en
la Universidad cuando llegaron las hordas de Remus Tetu (cuestión que no acepté
y por la cual fui castigado con la exoneración, por lo que, dicho sea de paso,
se me adeuda reparación) hasta la destrucción de mi vivienda en fraguado
combate con un saldo de crímenes previos que la Justicia investiga, después de
veinticuatro años y como si fuera un papel fotográfico en proceso de revelado,
exhibe que fue una guerra de la que recién ahora aparecen sus macabros ejecutores.
Sin dudas, es la hora de sacar a la luz la verdad y nadie puede ni debe
estar ausente.
La jerarquía eclesiástica argentina de entonces,
clamando por la sustitución del régimen institucional vigente (como puede
leerse en los diarios de diciembre de 1975) mientras otros hablaban del “plan
bolsa” con qué dar el golpe de estado, a la vez que aplicaban en el General
Carlos Prats y su esposa, asilados en Buenos Aires, las directivas del “plan cóndor”, hoy se nos hizo presente en la
hipocresía del clérigo Aldo Varas, en la ruindad del teniente coronel
Julián Corres y en la cobardía y el deshonor del coronel Hugo Delmé durante el Juicio
por la Verdad en Bahía Blanca. Mientras escucho cómo un inocente –
inocencia que pudieron comprobar sus secuestradores y por la que salvó su vida,
quedando como testigo del horror – da señales concretas de la existencia de la
“escuelita” del camino a La Carrindanga, en dependencias militares, la hija de
un dirigente cegetista muerto en esos años, presente en el juicio, me recuerda
murmurando el atropello a mis padres en su vivienda la Nochebuena de 1975, por
parte de una veintena de paramilitares y parapoliciales que buscaban
“apresarme” bajo la misma acusación que recibió este testigo. E inmediatamente,
ambos, mi amiga y yo, atando cabos con lo que estábamos oyendo – que, como
confesó un oficial sospechado, a más de la “triple a” antes del 24 de marzo ya
operaban las fuerzas contra insurgentes” militares – certificamos que en la destrucción total de las viviendas de Adalberto
“Goyo” Wimer y de Victorio Colubri (dirigentes obreros peronistas muertos
misteriosamente en años de la tiranía) y parcial de la casa del sacerdote Coco
Segovia, todos en la Ciudad de Punta Alta, había mano de obra paramilitar.
Mano de obra paramilitar que por no hablar de ella, ha ubicado al indigno Varas
en camino de ser reo.
A todo esto, en medio de los relatos de testigos
y victimarios y de preguntas persistentes de los letrados del tribunal y la
querella para saber más y más sobre el destino de los desaparecidos –
entre ellos, criaturas de padres patagónicos nacidas en cautiverio – en las
imágenes de la memoria se me aparecen diputados y funcionarios de la
legislatura neuquina estupefactos frente a efectivos militares que pretendían mi
“detención”. Ante tan tremendos argumentos esgrimidos y anoticiado cómo
acribillaron en una cama hospitalaria bahiense a un joven estudiante bajo la
misma acusación que habían armado en mi contra (idéntica a la del declarante
que había sido secuestrado antes del día del golpe militar) y en
antecedentes de lo ocurrido en casa de mis padres, estaba visto que era un
suicidio quedarme aquí. Por eso y por fortuna, un par de días antes de tan
terrorífica visita, había abandonado Neuquén. Era enero de 1976, poco menos de
tres meses antes del 24 de marzo.
Nada, en ninguno de los órdenes de la vida de la
Nación, fue imaginado por nadie – salvo los que decidieron el terrorismo de
estado para destrucción del País – acerca de la aberrante historia que estructuraron
los tiranos. La mayor parte de sus víctimas fueron nuestros compañeros de
militancia en el Movimiento Peronista. Esto que sólo podrán negar los traidores
o los cómplices en el genocidio, nos obliga, a fuerza de ser consecuentes con
nuestra historia, con nuestras banderas, con la memoria de nuestros compañeros,
con nuestra proclamada fe en el régimen de derecho, a no ser indiferentes a
la acción de la Justicia. Por esto que tanto habíamos luchado desde 1955
hasta el retorno a la Patria de nuestro Líder Juan Perón en 1972 primero y
hasta la restauración de la democracia en 1983 luego y para que algún día
impere la justicia de nuestras verdades proclamadas desde el 17 de Octubre de
1945, de modo que la fotografía del presente que nos toca vivir sea de la
dignidad contrapuesta al “o no” que inventaron nuestros verdugos, frente a
este Juicio por la Verdad que nos dará certeza sobre el destino de
nuestros mártires y recordando que uno de nuestros principios señala que
“primero es la Patria”, nuestro Pueblo, sumemos nuestro esfuerzo para
transformar los recuerdos de la muerte en cantos multitudinarios por el
triunfo de la razón y el derecho.
[1] Distribuido en
medios de prensa y entre compañeros y amigos, el 20 de diciembre de 1999 y posteriormente
formó parte del trabajo (primera edición) Con la memoria siempre
fresca, construyamos nuestra Historia - Prosas en la
militancia nacional y popular, editado y distribuido por el Sindicato de
Empleados de Comercio de Daireaux, integrante del Movimiento Mercantil del
Interior, en el ámbito de sus gremios adheridos en la Pcia. de Bs.As.
en el AÑO 2003
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19.05.2013
| entrevista a hugo cañón
"Ningún juez se anima a ordenar la detención de Vicente Massot"
El pasado
16 de mayo, el juez subrogante de Bahía Blanca, Santiago Ulpiano Martínez, negó
el pedido de indagatoria y detención de Vicente Massot, dueño del diario pro
golpista La Nueva Provincia, y de su ex secretario de redacción durante la
dictadura, Mario Gabrielli. La solicitud, encabezada por los fiscales José
Nebbia y Miguel Palazzani, se basa en una causa que prueba la complicidad del
empresario en el secuestro y homicidio de los obreros gráficos Enrique Heinrich
y Miguel Ángel Loyola. E intenta profundizar en el verdadero papel que cumplió
La Nueva Provincia en aquellos años, cuando publicaba notas donde los
asesinatos de militantes eran disfrazados de "enfrentamientos con la
subversión" y trucaba fotos en las que siempre aparecían soldados heridos
y sufrientes.
Hugo Cañónfue
fiscal general de Bahía y el primero, en 1987, que relacionó a la familia
Massot con el genocidio. Resistió el Punto Final, declaró inconstitucional la
Obediencia Debida, y encabezó el proceso contra Acdel Vilas, comandante del V
Cuerpo de Ejército y uno de los preferidos del diario en eso de eliminar a los
apátridas.
"Lo que
hicieron Nebbia y Palazzani no sólo está muy bien fundamentado en sus 137 fojas
– dice – sino que además incorpora pruebas y documentos reunidos a lo largo de
muchos años, que demuestran la connivencia de La Nueva Provincia con sectores
del Ejército en la época de la represión. Sobre todo con la Inteligencia
militar, en tiempos de Vilas. En lo peor de la dictadura en Bahía, las notas
publicadas por el diario eran cosas sólo conocidas por los sectores de
Inteligencia. Y a eso hay que agregar los montajes, las fotos inventadas, los
comunicados falsos y las teatralizaciones, para hacer pasar los asesinatos como
supuestos enfrentamientos. También hay que resaltar que en la sentencia que el
tribunal dio a conocer en septiembre del año pasado por la represión ocurrida
en la región, allí se ordenó investigar por separado la complicidad del diario
en esa época. Fue el puntapié inicial para el
actual pedido de detención de Massot, y la investigación sobre lo hecho por el
sacerdote Aldo Vara, al que yo imputé en 1999 durante los Juicios por la
Verdad."
–Hablás de
teatralizaciones reflejadas por La Nueva Provincia. ¿Qué tipo de montajes?
–Los secuestros, pero sobre todo las
operaciones que se hacían en el V Cuerpo para asesinar a militantes en la
calle, en una casa o en un cruce de caminos, tenían un increíble despliegue
escénico y teatral, para simular tiroteos. Los militares hablaban de
"abatimiento de subversivos por enfrentamientos". Eran
enfrentamientos fraguados, se trataba de escenarios montados para matar
personas con total impunidad. La Nueva Provincia publicaba notas que describían
balaceras y "caídos". Una vez, el Ejército fusiló a un grupo y
después sacó camillas con soldados "muertos" para que el diario
tomara fotos. Los soldados actuaban. Durante un juicio le pregunté a Vilas por
qué hacían eso. Y me contestó que era "para despistar al enemigo y
confundir a la población". En otra oportunidad hubo un gran despliegue de
autos, armamento, camiones con comida supuestamente secuestrados a la
"subversión". Fue en la Cueva de los Leones, a la salida de Bahía, 15
kilómetros hacia Tornquist. La dictadura sembró el campo con cadáveres y
llamaron a los Massot para que "contaran" qué había pasado. El
diario, por supuesto, también habló de enfrentamiento. Otro lugar elegido para
ese tipo de montaje era el camino La Carrindanga, a unos 2000 metros de la
entrada principal del V Cuerpo. Un viejo tambo después utilizado como centro
clandestino de detención. Cuando en la década del '80 comenzábamos a investigar
aquel genocidio, el relato de un detenido me hizo acordar a las veces que La
Nueva Provincia mentía sobre los secuestros y las desapariciones en la zona.
Por las terribles condiciones de detención, las mujeres no podían menstruar y
entre la alimentación espantosa y la presión psicológica, era común que los
secuestrados tampoco defecaran. Este hombre me contó que un guardia le dio un
purgante y al acompañarlo al baño, salió a un patio después de varias semanas.
Su impresión era como si lo estuvieran metiendo en un horno. Era el calor del
sol.
–Fuiste fiscal general de
Bahía durante mucho tiempo. ¿Cuándo tomaste conciencia de lo que significaba La
Nueva Provincia en la región?
–Ocupé la fiscalía entre abril de 1986
y mayo de 2009 y siempre tuve conciencia de la vinculación entre el diario y la
Marina, como la mayoría de los habitantes de Bahía. Massot padre era un marino
que murió en un accidente de armas y había ocupado un consulado durante el
peronismo, hasta que lo separaron por manejos de dinero bastante confusos. Pero
el origen del diario, fundado por Enrique Julio en 1898, es radical. Su línea editorial
repudió el golpe de Estado de 1930, hasta que tomó el mando Diana Julio de
Massot y la publicación se corrió al liberalismo económico. Bahía Blanca fue un
verdadero bastión del golpe de Estado de 1955, la Marina bombardeó el puente
Las Oscuras para que no llegaran las tropas leales y la empresa hizo sonar una
enorme sirena que utiliza para lo que considera grandes acontecimientos. Sus
editoriales llamaban a la rebelión de la libertadora, a desobedecer los
principios democráticos. Exactamente como ahora, que estimulan a la violencia y
aplauden cada vez que muere alguien en la calle. Ante un asalto, por ejemplo,
el mensaje es directo: "Es preferible que al delincuente lo maten antes de
ser detenido por un policía corrupto y después soltado por jueces garantistas
liberadores de presos." Hoy, el edificio histórico del diario lo ocupa el
Colegio de Abogados, nada menos. Y para la redacción construyeron un verdadero
búnker justo al lado, de cemento, inaccesible.
–¿Cómo está la empresa?
–Redujeron mucho la planta, si la
comparamos con los años sesenta. En ese tiempo el monopolio era fuerte, con el
diario, LU 2 y Cable Total. El nombre del canal estaba bien elegido, por lo
totalitario. Se vendían muchos ejemplares cuando no llegaban los diarios de
Buenos Aires, pero después, la realidad cambió. Además, el diario de Río Negro
comenzó a tener más protagonismo no sólo en Bahía, sino además en Neuquén,
Bariloche y la zona del Alto Valle. Es sabido que dentro de la redacción se
vive un régimen de oscurantismo terrible en el que nadie se anima a decir lo
que piensa, todos hablan en voz baja y nunca se critica nada.
–¿En qué momento La Nueva
Provincia aparece mencionado en causas de lesa humanidad por primera vez?
–En la indagatoria que le hicimos a
Vilas en 1987, cuando declaró 13 días seguidos. Vilas manifestó con naturalidad
el vínculo del Ejército con el diario. Y dijo que eran muy comunes sus
reuniones en el barrio Palihue con Juan Ramón Cachero, uno de los periodistas
más importantes de la empresa. A esos encuentros también asistían el juez
Guillermo Madueño y el camarista Ricardo Rojo, nexo del Ejército con la Cámara
Federal. Hay una anécdota que se relaciona con lo que hoy se denominan
"zócalos" en televisión. Durante aquellos años, los Massot
administraban en la ciudad el Canal 9. En la parte inferior de la pantalla, en
lugar de la hora y la temperatura, la familia mostraba un teléfono para que la
gente llamara y denunciara a "subversivos", contara dónde los habían visto
y diera datos para ir a secuestrarlos. La anécdota es que muchos se comunicaban
por cualquier cosa. Un empresario que quería echar a un empleado, por ejemplo,
lo mandaba al frente. Y lo terrible es que ese hombre no aparecía nunca más.
Vilas tuvo que armar una especie de "comisión evaluadora", para
filtrar llamados y decidir dónde ir y dónde no.
–Bahía Blanca marcó un
antecedente importante en la historia de los juicios por causas de lesa
humanidad, en tiempos en que los procesos no eran tan comunes como ahora.
–Sí, se puede decir que fuimos los
primeros, a pesar de las trabas y los problemas. En 1985 la directiva del
alfonsinismo era someter a proceso sólo a las cúpulas militares, pero más allá
de eso, ninguna cámara del país hacía nada. Cuando me nombraron fiscal empecé a
pedir colaboración en todos lados. La Ley 23.049 establecía que los juicios
serían por Cuerpo de Ejército y tuvimos que organizar la modalidad, porque la
región de Bahía se subdividía a su vez en tres subzonas. Reclamé expedientes al
Consejo Supremo, que investigaba más a las víctimas que a los represores; pedí
datos a jueces federales; exigí que los jueces militares mostraran lo que
tenían; y con ese conjunto de cosas, solicitamos el abocamiento de la
Cámara.
–Y aparece la Ley de Punto
Final...
–Claro, pero no nos complicó, porque
daba un plazo de dos meses para ponerse en vigencia. Trabajamos a destajo,
incluso dentro de la feria judicial y alcanzamos a citar a todos los
implicados. Eso permitió detener a varios militares, como Vilas, (José
Luis) Sexton, (Abel) Catuzzi o Bernardino Páez. Lo peor fue la Obediencia
Debida, que frenó todo. Por eso planteamos su inconstitucionalidad.
–¿Se hablaba de Massot y
de su complicidad con el genocidio?
–Hay que poner las cosas en contexto.
Esa colaboración del grupo se respiraba en el ambiente, pero gracias que
podíamos juzgar a los militares, a algunos. Considerar las complicidades de la
Iglesia, de los civiles y de los empresarios con la dictadura no era tan común
como en la actualidad. Uno de los que asistió a mi juramento como fiscal fue el
general Dante Caridi. Lo primero que me dijo fue: "Bienvenido doctor, lo
felicito. Estamos a disposición y si necesita algo, cuente con mis colaboradores."
Se acercó para cerrar el paquete, para que no hiciéramos ruido con el pasado.
"Cómo no, general – le contesté – vamos a hacer lo que tengamos que
hacer." Nunca imaginó que los investigaríamos por genocidas. Los militares
estaban tan seguros de que no les pasaría nada, que Vilas, para quedar bien,
nos contaba que hacía sumarios a sus cabos y oficiales cada vez que se robaban
una carpita de mochilero o una bolsa de papas. Gracias a una bolsa de papas
descubrimos la identidad de una de las patotas de secuestradores más
importantes de Bahía, que La Nueva Provincia hacía pasar por salvadores de la
patria.
–¿Cómo fue el caso?
–Un cabo robó algunas papas en el
medio de un secuestro y un coronel, en un arranque de rectitud, lo sumarió.
Firmó una constancia con el nombre del ladrón, pero también con cada uno de los
que había integrado la banda. Al investigar el secuestro, dentro de una de las
causas, saltaron las identidades de los secuestradores. Para ellos, llevarse un
kilo de papas era ilegal, pero estaba bien asesinar, secuestrar y arrastrar a
la gente de su casa para torturarla. Pero, volviendo a Massot y a si se
consideraba su papel, también desde lo alto del poder se bajaba línea para
limitar los procesos únicamente al generalato y no tocar nada de ahí para abajo.
El mismo (Luis) Moreno Ocampo decía que con solamente 800 casos bastaba para
hacer un muestreo de lo hecho por la dictadura. Los Juicios por la Verdad
fueron uno de los primeros aportes para que la gente supiera que los militares
no habían estado solos en la represión. Allí, por ejemplo, desenmascaramos las
listas que Carlos Ruckauf y José Rodríguez, de SMATA, elaboraban con los
delegados gremiales de Mercedes Benz que después serían secuestrados.
–Más allá de reivindicar a
la dictadura, La Nueva Provincia sigue hoy haciendo una permanente apología del
delito. Sin embargo, después de tantos años no hay acciones penales que
cuestionen eso. ¿Por qué?
–La impronta de la familia Massot en
Bahía es muy fuerte y romper con ese mandato cultural es casi imposible. No hay
intendente de la región que se atreva a quitar la publicidad oficial de los
medios del grupo, o limitar el vínculo con el diario. Y por supuesto, ningún
juez se anima a ordenar la detención del empresario. Hace pocos días, un ex
funcionario radical dijo que el pedido de encarcelamiento de Massot podía
discutirse, pero no entendía por qué se lo acusaba a Mario Gabrielli, un
"simple empleado". Gabrielli era el editorialista que hacía
panegíricos de la tortura y el exterminio, no era un "simple empleado".
El tema es que a Massot no se le animan. Y ya algunos empezaron a decir que
detenerlo significaría un ataque a la libertad de expresión. Si
hasta están intentando que la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa)
proteste con algún comunicado. «
Ulpiano,
el peor de la clase
Los dos tribunales federales de Bahía
Blanca están vacantes. Santiago Ulpiano Martínez, el juez subrogante de la
ciudad que se negó a detener a Vicente Massot, a pesar de las pruebas que lo
vinculan con los secuestros y homicidios de los operarios gráficos Miguel Ángel
Loyola y Enrique Heinrich, en realidad no es juez, sino secretario, sin
concurso para ejercer la magistratura.
Ulpiano, como lo
llaman en el ambiente, llegó a ese lugar de la mano de Luis Armando Balaguer,
el ex juez federal de Bahía destituido durante la fiesta menemista de los
noventa y condenado a prisión por estafas reiteradas, llevarse relojes sin
pagar, falsificar documentación para sacar créditos y retirar autos de varias
concesionarias a pesar de que nunca puso un solo peso. Pero lo que no se puede
negar es que el secretario tenga coherencia:
hace un tiempo también rechazó guardar entre rejas al ex capellán del V Cuerpo
del Ejército, Aldo Vara, acusado de complicidad con los genocidas de la región.
Martínez forma parte
de la corporación judicial de Bahía, una familia bastante particular. Muy
cercano a la línea de Eduardo Tentoni, juez apartado de la causa que salpicaba
a la Marina debido a su declarada simpatía hacia los verdugos, y aprobar los
paseos barriales que hacían militares condenados a arresto domiciliario porque,
según él, caminar les hacía bien a la salud. Otro de los magistrados que
formaba parte de ese club era Hilario Fernández Orozco, nombrado por Carlos
Menem, fanático de la pena de muerte, y ex abogado defensor de varios
genocidas. Epoca en la que según él, a razón de 5000 dólares por reo, cobró la
mayor cantidad de plata de su vida.
No hace mucho,
Ulpiano se presentó para cubrir el cargo de fiscal de Cámara. Su examen oral
fue muy bajo. Quedó entre los últimos. - http://tiempo.infonews.com/2013/05/19/argentina-102168-ningun-juez-se-anima-a-ordenar-la-detencion-de-vicente-massot.php
DE LA PRENSA PARAGUAYA
http://www.lanacion.com.py/articulo/163498-sacerdote-argentino-acusado-de-crimenes-de-lesa-humanidad-confesaba-y-oficiaba-misa-en-cde.html
Sacerdote argentino acusado de crímenes de lesa humanidad confesaba y oficiaba misa en CDE
·
Mirtha Elena Ayala · Mejor comentarista · Enseignante Guarani en Université Toulouse - Jean Jaurès
Cura buscado por crímenes de lesa humanidad hacía misas en el Este
Durante los últimos ocho meses,
mientras era buscado por delitos de lesa humanidad, Vara estaba en Ciudad del
Este y recibía todos los meses un cheque, todo gracias a las gestiones del
arzobispo Guillermo Garlatti. La falsa entrega y la detención parroquial.
Por Diego Martínez
Garlatti financiaba al sacerdote, al mismo tiempo que el
Estado ofrecía una recompensa para capturarlo.
El ex capellán Aldo Vara, imputado por delitos de lesa
humanidad en Bahía Blanca, vivió los últimos ocho meses como prófugo de la
Justicia gracias a la cobertura que le brindó la Iglesia Católica desde al
menos dos países. Mientras el arzobispo bahiense Guillermo Garlatti le libraba
cheques mes a mes por medio de un apoderado, Vara se mantuvo a resguardo en
una parroquia de Ciudad del Este, diócesis que conduce el obispo Rogelio
Livieres Plano, quien hace ya un lustro desató un escándalo entre los laicos
por acoger a un cura acusado de abusos sexuales. “Vara se refugia porque no
encuentra justicia en su país. Salió porque no era un proceso justo”, declaró
a un diario local el párroco Ecar Rolón para justificar el encubrimiento en
Paraguay. “Esto era posible al no existir sanción canónica”, lo respaldó el
propio Livieres Plano, ex profesor de la Universidad Austral y ex vicario de
la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei en Buenos Aires. Mientras en Bahía
Blanca la Justicia investiga a Garlatti por financiar al prófugo, al mismo
tiempo que el Estado ofrecía una recompensa para capturarlo, el comunicado de
la diócesis de Ciudad del Este aporta un dato clave: el ex capellán “fue
recibido a pedido de su Obispo”. El texto omite precisar nombre o
jurisdicción, pero ese obispo con mayúscula no es otro que Garlatti, confirmó
a Página/12 el sociólogo Fortunato Mallimaci. A la espera de la extradición,
Vara seguirá dando misa y dormirá en la misma cama que cuando era un prófugo,
ahora bajo arresto parroquial.
El rol de Vara
durante el terrorismo de Estado es público desde el Juicio a las Juntas por el
testimonio de sobrevivientes del centro clandestino La Escuelita. En 1999,
durante el Juicio por la Verdad de Bahía Blanca, el propio ex capellán admitió
que supo de las torturas en el Cuerpo V de Ejército y que vio las secuelas de
la picana sobre el cuerpo de jóvenes secuestrados en el Batallón de
Comunicaciones 181. El entonces fiscal Hugo Cañón pidió su imputación, pero la
Cámara Federal se la negó cuando todavía regían las leyes de impunidad. Trece
años después, el tribunal que condenó al primer grupo de represores bahienses
tomó nota de los testimonios sobre Vara, consideró probada su “culpabilidad”
en secuestros y torturas, y ordenó que se lo investigara en primera instancia.
En abril de 2013, los fiscales federales José Nebbia y Miguel Pala zzani
desmenuzaron las pruebas contra el cura, a quien caracterizaron como un agente
de inteligencia que sólo por su técnica se diferenciaba de los militares, y
pidieron su detención e indagatoria. El juez subrogante Santiago Martínez dijo
no encontrar “elementos suficientes” (tampoco los encontró en el caso de los
directivos del diario La Nueva Provincia) pero la Cámara Federal opinó lo
contrario y en agosto ordenó la captura, que se concretó el lunes pasado en
Ciudad del Este.
“Interpol lo
arrinconó y acordaron su presentación ‘voluntaria’ a la regional de la
organización transnacional”, precisó el periódico E’a bajo el título
“Iglesia paraguaya protegió a cura argentino acusado de torturas”. Una alta
fuente de Interpol confió al diario que lo encontraron en la parroquia Virgen
del Rosario y que, “como es una persona mayor”, le concedieron ese inusual
beneficio. El imputado fue trasladado luego a Asunción, donde el juez de
garantías Hugo Sosa Pasmor le concedió el arresto en la misma parroquia que lo
cobijó como prófugo, a la que volvió con custodia policial. El párroco Rolón,
que acompañó a Vara durante el simulacro de entrega, declaró al diario La
Vanguardia que su compañero “salió (de la Argentina) porque no era un proceso
justo”. En la misma línea que el ex juez Otilio Romano cuando pidió refugio en
Chile o que el ex piloto naval Julio Poch cuando fue detenido en España, Rolón
sugirió que Vara es víctima de una persecución y agregó que “se siente
martirizado y golpeado por algo externo”, aunque aseguró que “la Justicia paraguaya
estará resolviendo como corresponda”. Mientras cumpla el arresto en la
parroquia, el cura de ochenta años seguirá oficiando misa, aclaró Rolón, que
es capellán de la penitenciaría de Ciudad del Este.
El obispo Livieres
Plano, más precavido, se dirigió “a los fieles y medios de prensa” mediante un
comunicado oficial de la diócesis de Ciudad del Este. “Habiendo conocido que
pesaba sobre él (Vara) una orden judicial, emanada de autoridades argentinas,
se presentó” ante Interpol, apuntó en un claro intento de desmentir a las
publicaciones que habían informado sobre la falsa entrega voluntaria. El
obispo, que es también abogado y escribano, apuntó que el ex capellán ayudó
“en la liturgia y otras actividades” de la parroquia y aclaró, por si el dato
contrariaba a algún feligrés, que “esto era posible al no existir sanción
canónica” (vale aclarar que la Iglesia Católica tampoco aplicó una “sanción
canónica” al ex capellán Christian von Wernich, condenado a prisión perpetua
en 2007 como “torturador y asesino”, según el Tribunal Oral Federal de La
Plata). “El citado sacerdote goza de la estima de la comunidad parroquial por
sus servicios y calidez humana”, aseguró, y le agradeció “la entrega y
sacrificio demostrados durante este poco tiempo en que estuvo desarrollando
actividades pastorales”.
Livieres Plano
numeró del uno al cinco los puntos relevantes para el frente interno y
mencionó como al pasar, en la introducción, un dato clave para la
investigación del encubrimiento por parte del Arzobispado de Bahía Blanca, que
denunció el martes el Ministerio Público. Vara “fue recibido en la Diócesis de
Ciudad del Este a pedido de su Obispo”, escribió, sin precisar el nombre ni la
jurisdicción eclesiástica de origen. Consultado por Página/12, Mallimaci
explicó que “Vara es un sacerdote incardinado, es decir, con anclaje
territorial permanente, por lo que depende siempre de un solo obispo, en su
caso el de Bahía Blanca”. “Para que pudiera ejercer en otra diócesis, Garlatti
debió haberlo recomendado o cuanto menos haber certificado que es un sacerdote
en plenitud”, agregó.
El arzobispo que
pidió a su par paraguayo recibir a Vara y que todos los meses libraba un
cheque para el prófugo por medio de su apoderado Leopoldo Bochile es el mismo
hombre que en noviembre, ante un pedido de ayuda de organismos de derechos
humanos, dijo desconocer el paradero de Vara. El fiscal Castaño ya promovió la
acción penal por encubrimiento, en principio contra Garlatti y Bochile, dueño
de Bochile Inmobiliaria en Bahía Blanca. La causa está en manos del juez
subrogante Martínez, quien debería excusarse porque ya se pronunció a favor de
la inocencia del ex capellán.
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La Diócesis de Ciudad del Este informa a los fieles
y medios de Prensa
Comunicado de Prensa sobre el caso del Padre Aldo Omar Vara
Miércoles, 30 de
Abril de 2014 17:49
La Diócesis de Ciudad del Este informa a los fieles y medios de Prensa,
respecto a los hechos relacionados con el P. Aldo Omar Vara, sacerdote de
nacionalidad argentina que fue recibido en la Diócesis de Ciudad del Este a
pedido de su Obispo. Coincidentemente, fue reclamado por la justicia y éste se
presentó a la oficina regional de Interpol Paraguay el pasado lunes 28 de
abril; porque el mismo contaba, según autoridades argentinas, con orden de
captura.
1. El padre Aldo Omar Vara, un hombre de más de 80
años, había llegado a la parroquia Virgen del Rosario, donde fue acogido por
el párroco. Durante este tiempo estuvo ayudando en la liturgia y otras
actividades, según se lo permitían su avanzada edad y su delicado estado de
salud. El citado sacerdote goza de la estima de la comunidad parroquial por
sus servicios y calidez humana.
2. Éste, habiendo conocido que pesaba sobre él una
orden judicial, emanada de autoridades argentinas, se presentó en la mañana
del lunes 28 de abril a la oficina regional, según el subcomisario Arnaldo
Acosta, jefe de la Interpol Paraguay.
3. Por disposición del juez penal de Garantías, Hugo
Sosa Pasmor, el padre Vara deberá guardar prisión domiciliaria.
4. El padre Vara colaboróen la Parroquia Virgen del
Rosario del barrio Pablo Rojas de Ciudad del Este, tal como lo afirmó el cura
párroco Ecar Rolón. Esto era posible al no existir sanción canónica contra el
mencionado sacerdote.
5. Por lo que respecta a la Diócesis, no nos cabe más
que estar agradecidos por la entrega y sacrificio demostrados por el padre
durante este poco tiempo en que estuvo desarrollando actividades pastorales.
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A.A.C. su PORTAFOLIO/DD.HH/ ALDO
VARA, CURA GENOCIDA.notas por fecha
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http://juiciobahiablanca.wordpress.com/2014/04/29/al-amparo-de-la-santa-madre/
Publicado el 29/04/2014 por efemedelacalle - (Nota con
audio)
Luego de la detención del ex capellán del V Cuerpo
de Ejército, Aldo Omar Vara, concretada ayer a mediodía por Interpol en Ciudad del Este, Paraguay, el
fiscal José Nebbia se refirió a los próximos pasos de la causa que
avanza sobre la responsabilidad del único sobreviviente de los funcionarios de
la Iglesia Católica mencionados en las investigaciones por crímenes de lesa
humanidad.
Mientras trabajan
en los trámites para extraditarlo desde la capital paraguaya e indagarlo en el
juzgado federal de Bahía Blanca, los acusadores se reunieron esta mañana con
el administrador de la Arquidiócesis de Bahía Blanca, Bruno Cucchetti, en la
sede clerical de Colón 164 que conduce monseñor Guillermo Garlatti. El
contador se enojó con la inesperada visita y al despedir a los fiscales se
recluyó en las oficinas del primer piso junto al obispo auxiliar Pedro María
Laxague.
Nebbia aseguró en
FM De la Calle que las respuestas de las distintas jurisdicciones de la
institución católica a la consulta por el paradero del prófugo “fueron siempre
negativas”, sostenían que “se había desvinculado y que no tenían ningún tipo
de información”. “Es llamativo que en una estructura como la Iglesia no se
sepan dónde están sus integrantes pero estas fueron las respuestas que
recibimos. El Vaticano nos respondió a través de su representante en
Argentina”, agregó.
Respecto de la
detención no hay mayores detalles que los publicados ayer en la página oficial de la Procuración
General. El cura represor fue detenido en Ciudad del Este y trasladado a
Asunción para entrevistarse con el juez de garantías y ya corre el plazo para
pedir la extradición. “Estos trámites se hacen a través del Ministerio de
Relaciones Exteriores, hay varios casos de extradiciones de acusados por
delitos de lesa humanidad en otros países, así que hay que seguir ese camino
que siempre la burocracia alguna traba pone pero ya estamos trabajando en
eso”.
“Seguimos varias
pistas, entre ellas, los informes de entrada y salidas al país que fueron
solicitados a Migraciones, lo cual nos ubicó en la zona donde podría estar.
Del cobro sobre jubilaciones oficiamos a la Anses y a un registro provincial y
ahí no tenían registro de que Vara estuviera cobrando. Lo mismo sucedió con la
información que remitió el Ministerio de Defensa”, explicó el fiscal.
Hoy el sociólogo y
miembro de la Comisión por la Memoria, Fortunato Mallimaci, aseguró en el
programa Frente a Cano que “un apoderado (de Vara) retiraba
todos los meses un cheque por la jubilación del ex capellán que era entregado
por la Curia bahiense. ‘Hay que preguntarle al obispo quién es ese apoderado,
de dónde provenía ese dinero si era por capellán, por jubilación o por
docente’”.
Nebbia afirmó que
geográficamente se lo buscaba en la zona de la Triple Frontera, “había muchas
versiones de distintos lugares, estábamos enfocados sobre esa zona, Paraguay,
Uruguay y Brasil” donde el cura se movía con su propia identidad, “son lugares
de la frontera con mucho tránsito y permeables”.
Una vez trasladado
a Bahía Blanca, el ex capellán deberá ser indagado y el juez decidirá si lo
procesa y avanza hacia el juicio oral. “Vara está acusado por los
padecimientos de un centenar de personas, entre ellos, los casos emblemáticos
de chicos del colegio secundario de la ENET -que estuvieron en La Escuelita y
después en el Batallón 181-, y otros sobrevivientes donde, a través de su
ministerio como cura, los aconsejaba en uno y otro sentido.
Para que cuenten
-hablamos de estos roles del bueno y el malo- pero también los aconsejaba que
no cuenten lo que les había pasado allí adentro. Los sobrevivientes sí le
pedían a Vara que les diga a sus familiares que estaban allí, él los vio con
las marcas de tortura, lo contó y relató en los juicios por la verdad cuando
regían las leyes de impunidad y no podían ser castigados los responsables de
estos actos”, recordó el fiscal. Finalmente destacó que “hay reglamentos
militares donde los capellanes tienen un rol asignado dentro de el accionar de
la inteligencia del Ejército”.
La
Fiscalía denunció al arzobispo de Bahía Blanca,
Guillermo Garlatti, por encubrir al represor: http://juiciobahiablanca.wordpress.com/2014/05/02/en-nombre-de-dios/
La entrevista con
José Nebbia:
http://www.ivoox.com/jose-nebbia-detencion-aldo-vara_md_3069362_1.mp3
Ir a descargar
Foto: Lina Etchesuri, La Vaca.
[1] Distribuido en medios de prensa y entre compañeros
y amigos, el 20 de diciembre de 1999
y posteriormente formó parte del trabajo (primera edición) Con la memoria siempre fresca,
construyamos nuestra Historia - Prosas en la militancia nacional y popular, editado y distribuido por el
Sindicato de Empleados de Comercio de Daireaux, integrante del Movimiento
Mercantil del Interior, en el ámbito de sus gremios adheridos en la Pcia. de
Bs.As. en el AÑO 2003
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