Lista de correo diariodeurgencia de Resumen Latinoamericano
Para darte de baja de esta lista envía un mensaje en blanco a diariodeurgencia-unsubscribe@listas.nodo50.org
Recibirás como respuesta un mensaje para que confirmes tu deseo de darte de baja pinchando en un enlace.
12 de agosto 2015
(Dossier realizado por nuestros colegas del Colectivo de Noticias Uruguayas)
URUGUAY
“EL PAÍS QUE ENTRE 1976 Y 1983 REMODELARON A SANGRE Y FUEGO (…) SIGUE INMODIFICADO. NOS GUSTE O NO. LO NEGUEMOS Y NOS HAGAMOS LOS DISTRAÍDOS MIRANDO AL COSTADO O NO. LAS REGLAS DE JUEGO, LAS DE FONDO, NO SE DISCUTEN, NO ESTÁN SOMETIDAS A VOTACIÓN ALGUNA. LA POLICÍA Y EL EJÉRCITO NO SE VOTAN. EL SISTEMA CARCELARIO Y EL ORDENAMIENTO JURÍDICO QUE TODO LO LEGITIMA TAMPOCO. LA DICTADURA DE LOS LLAMADOS “MERCADOS” TAMPOCO” (Néstor Kohan) - Jorge Zabalza
El tiro por la culata
“Yo no soy Amodio Pérez”. Así recibió a los cuatro agentes del Grupo de Reserva Táctica de la Policía en la puerta de la habitación 11 del piso 24 del hotel Sheraton, diez minutos después de terminar la conferencia de prensa en la que presentó el promocionado libro Palabra de Amodio. Quien fuera uno de los más altos dirigentes del Movimiento de Liberación Nacional (MLN), acusado por sus compañeros de haber sido el gran traidor de la organización, fue entonces emplazado a presentarse, al día siguiente, en la Dirección Nacional de Información e Inteligencia. Héctor Amodio Pérez, el hombre que vino a contar “la otra historia de los tupamaros” con pasaporte español, amagó, primero, a pedir asilo en la Embajada de España. Pero eligió un mal momento: el embajador Roberto Varela Fariña estaba abocado a la llegada a Uruguay del más importante asaltante de bancos de la historia reciente de España, Daniel Rojo Bonilla, más conocido como Dani el Rojo, que en estos días presentará en Montevideo algunas de sus memorias.
Así y todo, el embajador preparó una posible respuesta ante la eventual solicitud, la que se estila en estos casos: una lista de cinco abogados para el caso de que solicitase ayuda. Antes, la Embajada y el Consulado español corroboraron que el pasaporte con el que Amodio ingresó al país fuese verdadero. Los funcionarios diplomáticos compararon huellas dactilares, chequearon el chip interno del pasaporte y corroboraron con Madrid que la documentación fuera legal. Hasta ahí, las decisiones consulares.
La definición política de la Embajada, sin embargo, fue que Amodio es más uruguayo que español, a pesar de haber ingresado al país con documentación del país europeo, y que, en tanto uruguayo, debía atenerse a las leyes del país como uno más, sin interferencia alguna de la Embajada. “Si éste fuera un país donde los derechos humanos de las personas estuvieran amenazados, sería otra historia, pero para nosotros Uruguay da todas las garantías”, explicó a la diaria Varela Fariña, protagonista involuntario del penúltimo giro novelesco de la historia de los tupamaros.
Amodio Pérez no es Amodio Pérez. Su exilio acordado en España implicó el nacimiento de una nueva identidad, parida por los militares. Pero, a la vez, ese hombre calvo y ojeroso sigue siendo Amodio Pérez. Como si ella misma fuese el testimonio viviente de la traición, su doble identidad, civil y política, reavivó las especulaciones sobre su salida del país y el pacto que la antecedió.
Walter Salvador Correa Barboza es el nombre que los militares le dieron, en un acuerdo celebrado en 1974 y confirmado luego entre España y Uruguay, por entonces gobernados por dictaduras. Un entendimiento celebrado entre los presidentes Juan María Bordaberry y Francisco Franco, y por las cancillerías de ambos países, fue el padre de la criatura que este fin de semana puso en vilo a embajadas y autoridades policiales.
Ese engendro jurídico fue el primer motivo que llevó a la Policía a detener a Amodio Pérez. Si bien luego de una primera declaración la jueza Marcela Vargas resolvió devolverle el pasaporte español a nombre de Walter Salvador Correa Barboza, luego de una consulta realizada por la Dirección Nacional de Migraciones acerca de si habilitaba a una persona a salir del país con otro nombre, la jueza dispuso la incautación de la documentación y ordenó que Amodio Pérez tramite un nuevo documento con su nombre original, de cabecera.
Pero lo que en un principio parecía tan sólo una cuestión judicial de tipo instrumental terminó derivando, con el paso de las horas, en una lluvia de denuncias por violaciones a los derechos humanos. Fue el caso de una presentada por una ex tupamara por la presunta acción coordinada con los militares y su participación en sesiones de tortura durante la dictadura. La denuncia da cuenta de fechas y lugares concretos en los que se vio al ex tupamaro vestido con uniforme militar e interrogando a detenidos. Entre los testigos nombrados en este expediente -a cargo de la jueza Julia Staricco- aparece el ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro, que fue citado a declarar. Otra denuncia la presentó el viernes Alberto Grille, director de Caras y Caretas. La tercera lo involucra en una causa que se inició en 2011. Es la que presentaron 28 mujeres que manifestaron haber sido víctimas de abusos en la dictadura. Las juezas Staricco y María Elena Mainard, a cargo de la denuncia presentada por Grille, determinaron ayer el cierre de fronteras. Por lo pronto, Amodio Pérez no podrá retornar a España este fin de semana, como tenía previsto.
Por la causa de las 28 mujeres ya declararon dos militares. Uno de ellos es Asencio Lucero, el primer militar uruguayo en reconocer ante estrados judiciales haber participado en torturas y que, según el propio Amodio, participó en el operativo para su salida del país, en 1974. Lucero testimonió haber recibido información por parte de Amodio Pérez mientras este último estaba preso en el Batallón Florida, del Ejército. A su vez, Amodio lo menciona en su libro como uno de los artífices de su cambio de identidad: “Al día siguiente por la tarde apareció el capitán [Asencio] Lucero, acompañado de un civil que traía un bolso con todo lo necesario. En una oficina hicimos sitio para ubicar las tablillas con los números de identificación y nos hicimos las fotos. Entregamos los nombres que habíamos elegido y tres días después mi padre nos trajo las cédulas, credenciales y pasaportes”.
Otro soldado, el mayor Orosmán Pereira, también habló ante un juzgado de las delaciones de Amodio. “Ayudó muchísimo a detener personas”, dijo. Y dio detalles sobre los contactos entre el ex guerrillero y los militares: que se reunía en solitario con el mayor Armando Méndez (impulsor del funesto organismo llamado Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas, OCOA, director de Aduanas en los 90 y ahora propietario de una empresa de seguridad en Miami) y el coronel Carlos Calcagno (entonces jefe de inteligencia del Batallón Florida), que tenía trato preferencial, que salía a hacer la patrulla como un militar más…
Básicamente, se trata de lo mismo que le achacan sus ex compañeros, empezando por Julio Marenales, que reconoce haber lanzado una granada fallida sobre el jeep en el que, sostiene, Amodio Pérez viajaba vestido de soldado. Marenales es concluyente: “A mí me marcó Amodio. Fue el 26 de julio de 1972. Yo había hecho un contacto en Luis Alberto de Herrera y Emilio Raña. Cuando llegué me encontré con una compañera, de pronto vi venir un camión militar y reconocí, vestido de soldado, a Amodio Pérez. Tenía preparada en el portafolio una granada ofensiva de la Marina, que estaba sin seguro y con la palanca cerrada. Cuando vi el abanico de soldados y, a mitad de cuadra, a un sargento con metralleta que me apuntaba, saqué la granada y la tiré, pero no estalló, porque se ve que la espoleta estaba húmeda. El sargento disparó y la ráfaga me atravesó la pierna, y un rebote me dio en la espalda”. Marenales será citado a declarar hoy y mañana. Su testimonio es muy esperado por el equipo de abogados que presentó la denuncia por los abusos contra las mujeres. El abogado Federico Álvarez Petraglia dijo a la diaria que “existe la expectativa de que exista algún resultado”.
Fuentes judiciales afirmaron a la diaria que es muy probable que también exista un careo con Lucero y con Orosmán Pereira. A estos nombres se sumarán el de Fernández Huidobro -Amodio ha dicho fuera de actas que el ministro de Defensa Nacional “no se va a animar a venir al juzgado”- y un militante de apellido Martelli, que dice haber visto a Amodio vestido de militar en la calle General Flores.
Nada de esto (sino todo lo contrario) dijo Amodio en la presentación de su libro, el viernes a última hora de la tarde, en medio de un impresionante despliegue de seguridad. Su reaparición en sociedad, rodeada de anécdotas que a nadie le interesan (cuánto durmió la noche anterior, por poner un ejemplo) y una cerrada defensa a ultranza de la columna 15 que integró y dirigió (“Era el Luis Suárez del MLN”, dijo), dejó la sensación de que, en realidad, Amodio estaba cobrando cuentas pendientes entre tupamaros, indescifrables para el grueso del ágora.
En la conferencia de prensa del viernes apenas se limitó a repetir lo que dijo hace dos años en una entrevista con el periodista Gabriel Pereyra, de El Observador: que él fue quien “le ordenó los papeles” a Méndez.
A pesar del desafío lanzado por Amodio en las horas previas, ninguno de sus ex compañeros de armas asistió a la conferencia. En dos horas y media se lo vio vacilante, nervioso por momentos, prodigando tics por todos lados, contrariado en su propio relato. La sonrisa se rehusaba a adornar su rostro. “No sé por dónde seguir, la verdad”, reconoció en un momento, y echó mano a la copa con agua que tenía servida a su derecha.
Era el momento de pasar a las preguntas. De qué se hace cargo, se le preguntó. “Absolutamente de nada”, contestó. Y otra vez lo mismo de hace dos años: que no entregó la Cárcel del Pueblo (una responsabilidad que nuevamente le achacó a Adolfo Wasem), que no delató a sus compañeros, que no traicionó. Reiteró estos mismos conceptos luego, en una entrevista con el diario El País, a cargo del operativo de su regreso al país, la edición del libro por su editorial Ediciones de la Plaza, su estadía en el Sheraton... y hasta de los honorarios de su abogado, Andrés Ojeda. Lo dijo el propio Amodio, en forma de agradecimiento durante la conferencia de prensa: “Al diario El País, que ahora me brinda esta oportunidad”. Al otro día, el diario tituló: “Soy un traicionado”.
Un sector de la oposición estaba convencido de que la reaparición de Amodio intervendría, de un modo u otro, en la política doméstica. Que su influencia desafiaría al oficialismo. Varios periodistas hicieron esa profecía, primero en base a la catarsis epistolar, luego con la entrevista de El Observador, y finalmente en la presentación del libro, de la mano de El País.
En espejo con respecto a quienes celebraban a voz en cuello el renacimiento de Amodio Pérez, la actual dirigencia del MLN y ex tupamaros diseminados por varias tiendas no emitieron comentario público alguno sobre la llegada del que consideran “el traidor”, en una actitud que recuerda a la lacónica palabra estampada por Luis XVI en su diario íntimo el 14 de julio de 1789, el día que el enemigo estaba en casa: “Nada”. Según pudo saber la diaria, esta actitud de silencio fue acordada en espacios informales, por fuera de los órganos de dirección.
El mutis tupamaro dejó los micrófonos abiertos para un relato entreverado, de fundamentos insólitos. El más descollante de esa serie fue, quizá, el que Amodio utilizó para justificar su inocencia, amparado en el relato del torturador José Gavazzo, quien en su libro autobiográfico José Nino Gavazzo: mi testimonio, sostiene que Amodio fue “la cabeza de turco” de los tupamaros. La relación entre ambos se remonta a su infancia, según reconocieron el primero en la conferencia de prensa del viernes y el segundo en su libro, aunque hasta en el microdetalle hay, otra vez, contradicciones: lo que para Gavazzo eran juegos de pelota en la calle Darwin, para Amodio era una figura más poética: “remontar cometas”. Más allá de estos detalles, ambos libros coinciden en algo: dejan la sensación de ser esfuerzos de los protagonistas por acomodar un relato imposible de acomodar. La motivación, en ambos casos, no parece ser un “problema de conciencia”, sino de autoestima personal: los errores son de otros; los aciertos y la mirada con proyección de futuro, siempre propios.
Una historia inverosímil
En Palabra de Amodio, Amodio Pérez abre dos frentes: el de Raúl Sendic (su lucha contra) y el de Fernández Huidobro. El primero no puede hablar. Pero en cuanto a lo que tiene que ver con el segundo, el más importante narrador de la historia oficial del MLN, plasmada en diferentes escritos, y autor, en buena medida, de la idea de “la gesta tupamara”, la cuestión es distinta. Amodio deduce que el edulcorado relato de Fernández Huidobro no es tal, pero tampoco aporta la suficiente información para ponderar el suyo propio. Por el contrario, la pesada mochila del “traidor” y un relato con flagrantes contradicciones llevan a un mar de dudas sus aseveraciones más potentes. Sobre todo, si lee que “el Coronel Juan Vicente Queirolo era una buena persona”.
Una de las incoherencias más importantes está reseñada en un artículo publicado por el periodista Leonardo Haberkorn en su blog El informante. Si bien Amodio sostiene que quienes lo acusaban de delatar a ex compañeros a bordo de un jeep militar, en realidad, lo confundían con Donato Marrero y Rodolfo Wolf, físicamente parecidos, Haberkorn señala las contradicciones en torno a su participación en la captura de Enrique Rodríguez Larreta en el cine Arizona mientras se proyectaba la película Pequeño gran hombre. “Sostiene que no puede ser, ya que ni siquiera conocía a Rodríguez Larreta, que militaba en otro grupo político. Pero en otro pasaje del libro, sin embargo, admite que Rodríguez Larreta sí integró el MLN y cuenta que lo tuvieron cinco días secuestrado en medio de una pugna interna. Tal parece que lo conocía...”.
La frutilla delirante de la torta es “la larga partida de ajedrez que veníamos disputando” con el general Esteban Cristi. En este punto, Amodio parece ponerse a la altura de Leopold Trepper, el genial creador y parcialmente destructor de la Orquesta Roja, la red de espionaje que la Unión Soviética había instalado en Europa para recabar información de los nazis. Atrapado por éstos, Trepper presumió de jugar una partida de ajedrez con el servicio de inteligencia nazi, en la que él iba entregando peones “para salvar las piezas mayores”. Sin embargo, el final de uno y otro fue muy distinto: Trepper entró a un edificio de dos salidas y los nazis no lo vieron más. Reapareció en Moscú, donde Iósif Stalin lo esperaba con la celda abierta. Se comió diez años de cárcel estalinista. Distinta es la historia de Amodio Pérez, quien salió del país acompañado y con todas las garantías: pasaportes, dinero, puesta en la frontera con Brasil...
El libro resume las grandes tensiones del MLN a una contradicción Sendic-Amodio, adobada por la mirada del periodista Jorge L Marius, quien relata, convencido, en primera persona, una historia similar a la que luego desarrolla el protagonista. Por momentos, es una pieza más de la máquina, en algunos pasajes el líder emergente, en otros el chivo expiatorio. La traición, en todo caso, se la achaca a Mario Píriz Budes: “Durante mucho tiempo el MLN-T minimizó la influencia de Píriz Budes, porque era un desconocido total y adjudicarle la derrota a un personaje desconocido carecía de toda credibilidad. Les era más rentable acusarme a mí”.
Desde Rivera, donde vive desde entonces, Píriz Budes se excusó ante la diaria de hacer declaraciones sobre estas acusaciones. “Sus inquietudes periodísticas las entiendo, pero no estoy dispuesto a satisfacerlas, y en eso soy intransigente. Siempre tuve como guía aquel principio de todo obrero militante expuesto por Bertolt Brecht: cuando escucha una idea, se pregunta a quién sirve”.
Prima facie, el primitivo “libro de Amodio” que propuso publicar en 1972 al periodista Federico Fasano (con quien había compartido una comisión interna del diario BP Color) y con el visto bueno del mando del Batallón Florida como forma de avalar la tesis de un “golpe antioligárquico”, aparece transcripto como “anexo” en Palabra de Amodio. Los escritos que Amodio entregó a Fasano luego de nueve horas de conversación aún están bajo propiedad del ex director de La República. “Son ochenta y pico de hojillas de cigarrillos, y estoy haciendo la comparación para ver qué se sacó, qué se puso y qué se alteró en este libro”, contó Fasano a la diaria. Los escritos, que venían durmiendo la siesta de la historia, cobrarían ahora otra relevancia, en la medida en que podrían revelar la veracidad o no de lo que Amodio entregó a Ediciones de la Plaza como documentación probatoria.
Así recuerda Fasano su entrevista con Amodio Pérez en 1972: “Él me llamó para que yo escribiera el libro. Lo que me entregó era un borrador, y la idea era escribir un libro. En una palabra: el libro del golpe bueno. Lo que pasa es que descubro lo que hay detrás… una estrategia para salvarse”. Amodio “no quiere pasar a la historia como el gran traidor. Ya por cumplir 80 años, creo que lo que piensa es: me llevo a la tumba dos versiones. Es algo de él, un hombre que dedica su vida a una idea y después la tiene que traicionar. Ahora quiere lavar su imagen”.
Tal vez se equivocó, o se tuvo demasiada fe, o buscaba otro objetivo. Los fundamentos de Amodio Pérez para su “otra historia”, entre insólitos y descabellados, conspiran en contra de la posibilidad de imponer un relato alternativo. Una estadía con aires de comedia, en un país muy distinto del de 1972, termina de delinear un panorama propio del realismo mágico. En todo caso, su reaparición en el hotel Sheraton, a pasitos de la cárcel de la masiva fuga tupamara, ya entró a la literatura como un nuevo giro novelesco en la historia de una guerrilla que bien podrían haber imaginado Jorge Luis Borges, Franz Kafka o Gabriel García Márquez. En cuanto a si a partir de ahora será como el Tzinacán de Borges (mago de la pirámide de Qaholom, en “La escritura del dios”), un hombre asumidamente distinto del que fue, todo indica que ni él mismo se lo cree. “Me arrepiento de haber venido”, dijo en la noche del sábado, amargado, vestido de pijama a rayas, disminuido, menos desafiante en el detritus de la historia en la que se envolvió. Hoy vuelve al juzgado para declarar nuevamente y enfrentar varios careos. La carátula del expediente desmiente que sea otro: “Amodio Pérez, Héctor”.
Así y todo, el embajador preparó una posible respuesta ante la eventual solicitud, la que se estila en estos casos: una lista de cinco abogados para el caso de que solicitase ayuda. Antes, la Embajada y el Consulado español corroboraron que el pasaporte con el que Amodio ingresó al país fuese verdadero. Los funcionarios diplomáticos compararon huellas dactilares, chequearon el chip interno del pasaporte y corroboraron con Madrid que la documentación fuera legal. Hasta ahí, las decisiones consulares.
La definición política de la Embajada, sin embargo, fue que Amodio es más uruguayo que español, a pesar de haber ingresado al país con documentación del país europeo, y que, en tanto uruguayo, debía atenerse a las leyes del país como uno más, sin interferencia alguna de la Embajada. “Si éste fuera un país donde los derechos humanos de las personas estuvieran amenazados, sería otra historia, pero para nosotros Uruguay da todas las garantías”, explicó a la diaria Varela Fariña, protagonista involuntario del penúltimo giro novelesco de la historia de los tupamaros.
Amodio Pérez no es Amodio Pérez. Su exilio acordado en España implicó el nacimiento de una nueva identidad, parida por los militares. Pero, a la vez, ese hombre calvo y ojeroso sigue siendo Amodio Pérez. Como si ella misma fuese el testimonio viviente de la traición, su doble identidad, civil y política, reavivó las especulaciones sobre su salida del país y el pacto que la antecedió.
Walter Salvador Correa Barboza es el nombre que los militares le dieron, en un acuerdo celebrado en 1974 y confirmado luego entre España y Uruguay, por entonces gobernados por dictaduras. Un entendimiento celebrado entre los presidentes Juan María Bordaberry y Francisco Franco, y por las cancillerías de ambos países, fue el padre de la criatura que este fin de semana puso en vilo a embajadas y autoridades policiales.
Ese engendro jurídico fue el primer motivo que llevó a la Policía a detener a Amodio Pérez. Si bien luego de una primera declaración la jueza Marcela Vargas resolvió devolverle el pasaporte español a nombre de Walter Salvador Correa Barboza, luego de una consulta realizada por la Dirección Nacional de Migraciones acerca de si habilitaba a una persona a salir del país con otro nombre, la jueza dispuso la incautación de la documentación y ordenó que Amodio Pérez tramite un nuevo documento con su nombre original, de cabecera.
Pero lo que en un principio parecía tan sólo una cuestión judicial de tipo instrumental terminó derivando, con el paso de las horas, en una lluvia de denuncias por violaciones a los derechos humanos. Fue el caso de una presentada por una ex tupamara por la presunta acción coordinada con los militares y su participación en sesiones de tortura durante la dictadura. La denuncia da cuenta de fechas y lugares concretos en los que se vio al ex tupamaro vestido con uniforme militar e interrogando a detenidos. Entre los testigos nombrados en este expediente -a cargo de la jueza Julia Staricco- aparece el ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro, que fue citado a declarar. Otra denuncia la presentó el viernes Alberto Grille, director de Caras y Caretas. La tercera lo involucra en una causa que se inició en 2011. Es la que presentaron 28 mujeres que manifestaron haber sido víctimas de abusos en la dictadura. Las juezas Staricco y María Elena Mainard, a cargo de la denuncia presentada por Grille, determinaron ayer el cierre de fronteras. Por lo pronto, Amodio Pérez no podrá retornar a España este fin de semana, como tenía previsto.
Por la causa de las 28 mujeres ya declararon dos militares. Uno de ellos es Asencio Lucero, el primer militar uruguayo en reconocer ante estrados judiciales haber participado en torturas y que, según el propio Amodio, participó en el operativo para su salida del país, en 1974. Lucero testimonió haber recibido información por parte de Amodio Pérez mientras este último estaba preso en el Batallón Florida, del Ejército. A su vez, Amodio lo menciona en su libro como uno de los artífices de su cambio de identidad: “Al día siguiente por la tarde apareció el capitán [Asencio] Lucero, acompañado de un civil que traía un bolso con todo lo necesario. En una oficina hicimos sitio para ubicar las tablillas con los números de identificación y nos hicimos las fotos. Entregamos los nombres que habíamos elegido y tres días después mi padre nos trajo las cédulas, credenciales y pasaportes”.
Otro soldado, el mayor Orosmán Pereira, también habló ante un juzgado de las delaciones de Amodio. “Ayudó muchísimo a detener personas”, dijo. Y dio detalles sobre los contactos entre el ex guerrillero y los militares: que se reunía en solitario con el mayor Armando Méndez (impulsor del funesto organismo llamado Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas, OCOA, director de Aduanas en los 90 y ahora propietario de una empresa de seguridad en Miami) y el coronel Carlos Calcagno (entonces jefe de inteligencia del Batallón Florida), que tenía trato preferencial, que salía a hacer la patrulla como un militar más…
Básicamente, se trata de lo mismo que le achacan sus ex compañeros, empezando por Julio Marenales, que reconoce haber lanzado una granada fallida sobre el jeep en el que, sostiene, Amodio Pérez viajaba vestido de soldado. Marenales es concluyente: “A mí me marcó Amodio. Fue el 26 de julio de 1972. Yo había hecho un contacto en Luis Alberto de Herrera y Emilio Raña. Cuando llegué me encontré con una compañera, de pronto vi venir un camión militar y reconocí, vestido de soldado, a Amodio Pérez. Tenía preparada en el portafolio una granada ofensiva de la Marina, que estaba sin seguro y con la palanca cerrada. Cuando vi el abanico de soldados y, a mitad de cuadra, a un sargento con metralleta que me apuntaba, saqué la granada y la tiré, pero no estalló, porque se ve que la espoleta estaba húmeda. El sargento disparó y la ráfaga me atravesó la pierna, y un rebote me dio en la espalda”. Marenales será citado a declarar hoy y mañana. Su testimonio es muy esperado por el equipo de abogados que presentó la denuncia por los abusos contra las mujeres. El abogado Federico Álvarez Petraglia dijo a la diaria que “existe la expectativa de que exista algún resultado”.
Fuentes judiciales afirmaron a la diaria que es muy probable que también exista un careo con Lucero y con Orosmán Pereira. A estos nombres se sumarán el de Fernández Huidobro -Amodio ha dicho fuera de actas que el ministro de Defensa Nacional “no se va a animar a venir al juzgado”- y un militante de apellido Martelli, que dice haber visto a Amodio vestido de militar en la calle General Flores.
Nada de esto (sino todo lo contrario) dijo Amodio en la presentación de su libro, el viernes a última hora de la tarde, en medio de un impresionante despliegue de seguridad. Su reaparición en sociedad, rodeada de anécdotas que a nadie le interesan (cuánto durmió la noche anterior, por poner un ejemplo) y una cerrada defensa a ultranza de la columna 15 que integró y dirigió (“Era el Luis Suárez del MLN”, dijo), dejó la sensación de que, en realidad, Amodio estaba cobrando cuentas pendientes entre tupamaros, indescifrables para el grueso del ágora.
En la conferencia de prensa del viernes apenas se limitó a repetir lo que dijo hace dos años en una entrevista con el periodista Gabriel Pereyra, de El Observador: que él fue quien “le ordenó los papeles” a Méndez.
A pesar del desafío lanzado por Amodio en las horas previas, ninguno de sus ex compañeros de armas asistió a la conferencia. En dos horas y media se lo vio vacilante, nervioso por momentos, prodigando tics por todos lados, contrariado en su propio relato. La sonrisa se rehusaba a adornar su rostro. “No sé por dónde seguir, la verdad”, reconoció en un momento, y echó mano a la copa con agua que tenía servida a su derecha.
Era el momento de pasar a las preguntas. De qué se hace cargo, se le preguntó. “Absolutamente de nada”, contestó. Y otra vez lo mismo de hace dos años: que no entregó la Cárcel del Pueblo (una responsabilidad que nuevamente le achacó a Adolfo Wasem), que no delató a sus compañeros, que no traicionó. Reiteró estos mismos conceptos luego, en una entrevista con el diario El País, a cargo del operativo de su regreso al país, la edición del libro por su editorial Ediciones de la Plaza, su estadía en el Sheraton... y hasta de los honorarios de su abogado, Andrés Ojeda. Lo dijo el propio Amodio, en forma de agradecimiento durante la conferencia de prensa: “Al diario El País, que ahora me brinda esta oportunidad”. Al otro día, el diario tituló: “Soy un traicionado”.
Un sector de la oposición estaba convencido de que la reaparición de Amodio intervendría, de un modo u otro, en la política doméstica. Que su influencia desafiaría al oficialismo. Varios periodistas hicieron esa profecía, primero en base a la catarsis epistolar, luego con la entrevista de El Observador, y finalmente en la presentación del libro, de la mano de El País.
En espejo con respecto a quienes celebraban a voz en cuello el renacimiento de Amodio Pérez, la actual dirigencia del MLN y ex tupamaros diseminados por varias tiendas no emitieron comentario público alguno sobre la llegada del que consideran “el traidor”, en una actitud que recuerda a la lacónica palabra estampada por Luis XVI en su diario íntimo el 14 de julio de 1789, el día que el enemigo estaba en casa: “Nada”. Según pudo saber la diaria, esta actitud de silencio fue acordada en espacios informales, por fuera de los órganos de dirección.
El mutis tupamaro dejó los micrófonos abiertos para un relato entreverado, de fundamentos insólitos. El más descollante de esa serie fue, quizá, el que Amodio utilizó para justificar su inocencia, amparado en el relato del torturador José Gavazzo, quien en su libro autobiográfico José Nino Gavazzo: mi testimonio, sostiene que Amodio fue “la cabeza de turco” de los tupamaros. La relación entre ambos se remonta a su infancia, según reconocieron el primero en la conferencia de prensa del viernes y el segundo en su libro, aunque hasta en el microdetalle hay, otra vez, contradicciones: lo que para Gavazzo eran juegos de pelota en la calle Darwin, para Amodio era una figura más poética: “remontar cometas”. Más allá de estos detalles, ambos libros coinciden en algo: dejan la sensación de ser esfuerzos de los protagonistas por acomodar un relato imposible de acomodar. La motivación, en ambos casos, no parece ser un “problema de conciencia”, sino de autoestima personal: los errores son de otros; los aciertos y la mirada con proyección de futuro, siempre propios.
Una historia inverosímil
En Palabra de Amodio, Amodio Pérez abre dos frentes: el de Raúl Sendic (su lucha contra) y el de Fernández Huidobro. El primero no puede hablar. Pero en cuanto a lo que tiene que ver con el segundo, el más importante narrador de la historia oficial del MLN, plasmada en diferentes escritos, y autor, en buena medida, de la idea de “la gesta tupamara”, la cuestión es distinta. Amodio deduce que el edulcorado relato de Fernández Huidobro no es tal, pero tampoco aporta la suficiente información para ponderar el suyo propio. Por el contrario, la pesada mochila del “traidor” y un relato con flagrantes contradicciones llevan a un mar de dudas sus aseveraciones más potentes. Sobre todo, si lee que “el Coronel Juan Vicente Queirolo era una buena persona”.
Una de las incoherencias más importantes está reseñada en un artículo publicado por el periodista Leonardo Haberkorn en su blog El informante. Si bien Amodio sostiene que quienes lo acusaban de delatar a ex compañeros a bordo de un jeep militar, en realidad, lo confundían con Donato Marrero y Rodolfo Wolf, físicamente parecidos, Haberkorn señala las contradicciones en torno a su participación en la captura de Enrique Rodríguez Larreta en el cine Arizona mientras se proyectaba la película Pequeño gran hombre. “Sostiene que no puede ser, ya que ni siquiera conocía a Rodríguez Larreta, que militaba en otro grupo político. Pero en otro pasaje del libro, sin embargo, admite que Rodríguez Larreta sí integró el MLN y cuenta que lo tuvieron cinco días secuestrado en medio de una pugna interna. Tal parece que lo conocía...”.
La frutilla delirante de la torta es “la larga partida de ajedrez que veníamos disputando” con el general Esteban Cristi. En este punto, Amodio parece ponerse a la altura de Leopold Trepper, el genial creador y parcialmente destructor de la Orquesta Roja, la red de espionaje que la Unión Soviética había instalado en Europa para recabar información de los nazis. Atrapado por éstos, Trepper presumió de jugar una partida de ajedrez con el servicio de inteligencia nazi, en la que él iba entregando peones “para salvar las piezas mayores”. Sin embargo, el final de uno y otro fue muy distinto: Trepper entró a un edificio de dos salidas y los nazis no lo vieron más. Reapareció en Moscú, donde Iósif Stalin lo esperaba con la celda abierta. Se comió diez años de cárcel estalinista. Distinta es la historia de Amodio Pérez, quien salió del país acompañado y con todas las garantías: pasaportes, dinero, puesta en la frontera con Brasil...
El libro resume las grandes tensiones del MLN a una contradicción Sendic-Amodio, adobada por la mirada del periodista Jorge L Marius, quien relata, convencido, en primera persona, una historia similar a la que luego desarrolla el protagonista. Por momentos, es una pieza más de la máquina, en algunos pasajes el líder emergente, en otros el chivo expiatorio. La traición, en todo caso, se la achaca a Mario Píriz Budes: “Durante mucho tiempo el MLN-T minimizó la influencia de Píriz Budes, porque era un desconocido total y adjudicarle la derrota a un personaje desconocido carecía de toda credibilidad. Les era más rentable acusarme a mí”.
Desde Rivera, donde vive desde entonces, Píriz Budes se excusó ante la diaria de hacer declaraciones sobre estas acusaciones. “Sus inquietudes periodísticas las entiendo, pero no estoy dispuesto a satisfacerlas, y en eso soy intransigente. Siempre tuve como guía aquel principio de todo obrero militante expuesto por Bertolt Brecht: cuando escucha una idea, se pregunta a quién sirve”.
Prima facie, el primitivo “libro de Amodio” que propuso publicar en 1972 al periodista Federico Fasano (con quien había compartido una comisión interna del diario BP Color) y con el visto bueno del mando del Batallón Florida como forma de avalar la tesis de un “golpe antioligárquico”, aparece transcripto como “anexo” en Palabra de Amodio. Los escritos que Amodio entregó a Fasano luego de nueve horas de conversación aún están bajo propiedad del ex director de La República. “Son ochenta y pico de hojillas de cigarrillos, y estoy haciendo la comparación para ver qué se sacó, qué se puso y qué se alteró en este libro”, contó Fasano a la diaria. Los escritos, que venían durmiendo la siesta de la historia, cobrarían ahora otra relevancia, en la medida en que podrían revelar la veracidad o no de lo que Amodio entregó a Ediciones de la Plaza como documentación probatoria.
Así recuerda Fasano su entrevista con Amodio Pérez en 1972: “Él me llamó para que yo escribiera el libro. Lo que me entregó era un borrador, y la idea era escribir un libro. En una palabra: el libro del golpe bueno. Lo que pasa es que descubro lo que hay detrás… una estrategia para salvarse”. Amodio “no quiere pasar a la historia como el gran traidor. Ya por cumplir 80 años, creo que lo que piensa es: me llevo a la tumba dos versiones. Es algo de él, un hombre que dedica su vida a una idea y después la tiene que traicionar. Ahora quiere lavar su imagen”.
Tal vez se equivocó, o se tuvo demasiada fe, o buscaba otro objetivo. Los fundamentos de Amodio Pérez para su “otra historia”, entre insólitos y descabellados, conspiran en contra de la posibilidad de imponer un relato alternativo. Una estadía con aires de comedia, en un país muy distinto del de 1972, termina de delinear un panorama propio del realismo mágico. En todo caso, su reaparición en el hotel Sheraton, a pasitos de la cárcel de la masiva fuga tupamara, ya entró a la literatura como un nuevo giro novelesco en la historia de una guerrilla que bien podrían haber imaginado Jorge Luis Borges, Franz Kafka o Gabriel García Márquez. En cuanto a si a partir de ahora será como el Tzinacán de Borges (mago de la pirámide de Qaholom, en “La escritura del dios”), un hombre asumidamente distinto del que fue, todo indica que ni él mismo se lo cree. “Me arrepiento de haber venido”, dijo en la noche del sábado, amargado, vestido de pijama a rayas, disminuido, menos desafiante en el detritus de la historia en la que se envolvió. Hoy vuelve al juzgado para declarar nuevamente y enfrentar varios careos. La carátula del expediente desmiente que sea otro: “Amodio Pérez, Héctor”.
Ricardo Scagliola
La Diaria
La Diaria
ABOGADO FEDERICO ÁLVAREZ PETRAGLIA
“No es un extupa, es el otro Gavazzo”
Publicado el Domingo 9 agosto de 2015 , 6:00am - La República uy
Petraglia dialogó con LA REPÚBLICA, sobre la causa que involucra a Amodio Pérez.
Exacto. Fueron los militares Orosman Pereira y Asencio Lucero. A Lucero se le pidió procesamiento por parte de la fiscalía. Y Orosman Pereira habló de su actividad en el Batallón Florida y es él que lo nombra trabajando en el Batallón Florida en conjunto con toda la pesada que estaba trabajando ahí. Y supuestamente saliendo a hacer operativos con ellos. Lucero dice que era quien lo estaba protegiendo y organizó su salida del país desde el batallón Florida.
¿Se lo involucra a Amodio Pérez por testimonios que dieron militares de la dictadura?
En esta instancia que se da, si Amodio Pérez negara esto y quedara palabra contra palabra, ¿se podrían aportar otras pruebas?
No va a ser tan así de “palabra contra palabra”, porque en definitiva él ha reconocido que colaboró y ayudó a la actividad que los militares llevaron adelante en el Batallón Florida. Esto viene a reafirmar lo que él ha venido diciendo. Creo que puede ser fundamental lo que declare Julio Marenales si se lo citara. Marenales ha dicho que a él lo terminan deteniendo y estaba Amodio vestido de militar. Creo que Marenales es un testigo clave y hasta Fernández Huidobro, que estaba detenido en el Batallón Florida en ese momento.
¿Usted podría pedir que se citen a estas personas?
Sí, eventualmente se podría pedir, pero yo estoy convencido que la fiscalía, de la misma forma que uno sabe, ellos saben lo que dijo Marenales de señalar a Amodio Perez como parte de la cuadrilla de militares que lo detuvieron. Incluso manejó la posibilidad de que tenía una granada y casi se la tira. Además lo conocía muy bien. Ahí tenemos la declaración de Pereira, que lo vio haciendo ese tipo de tareas en el Batallón, la declaración del que dirige que dice que eso es verdad y la declaración de Marenales que lo confirma en esta tarea.
Todos estos testimonios lo ubican participando activamente.
¿Qué le parece? Yo creo que este muchacho no es un extupa, él es el otro Gavazzo. Cayó pajarito Silvera, Gavazzó y faltaba este. Todos estos tipos trabajaron con información dada por él. Amodio Pérez no era un extupamaro, fue tupamaro y luego se integró como paramilitar. Le guste a él o no, pasó a ser parte del grupo de represión. Fue el único tupamaro que se le da un nuevo nombre, se le permite salir del país y no pasa un día preso. Eso no se le hace a cualquiera. Son hechos que hablan por sí solos. En ese momento a los tupamaros se los torturaba en forma ostensible o se los mataba.
LA FRASE
“Amodio Pérez no era un extupamaro, fue tupamaro y luego se integró como paramilitar. Le guste a él o no, pasó a ser parte del grupo de represión”. Abogado Federico Álvarez Petraglia
Tres ex tupamaros testimoniaron la colaboración de Amodio Pérez con los militares; hoy declara Julio Marenales.
Como si los protagonistas de la historia hubiesen salido del plano de la ficción para pasar al de la realidad, varios de los nombres mencionados por Héctor Amodio Pérez en su libro Palabra de Amodio terminaron ayer encontrándose con el narrador de “la otra historia” de los tupamaros, en una sala del tercer piso del juzgado de la calle Juan Carlos Gómez. Ahí estaban, por ejemplo, el capitán Asencio Lucero, que participó en la salida de Amodio hacia España a través de la frontera con Brasil y hace poco logró el triste récord de ser el primer militar en reconocer ante la Justicia que practicó torturas. O el mayor Orosmán Pereira, que revistaba en el Batallón Florida y hace poco tiempo reconoció las delaciones del “traidor” tupamaro: “Ayudó muchísimo a detener personas”. Y tres ex tupamaros víctimas de su traición: Pascual Cuartiani, Julio Listre y Carlos Martell.
Al borde del surrealismo, también llegaron hasta el juzgado las hijas abogadas de dos de los torturadores presos en Domingo Arena, Ricardo Arab y José Gavazzo, a quien Amodio dedicó algunas palabras para afianzar su relato en la conferencia del viernes en el hotel Sheraton, durante la presentación del libro. Estela Arab y Rossana Gavazzo, las dos abogadas del Centro Militar, defienden a Lucero y a Pereira en la causa iniciada por 28 mujeres, víctimas de abusos de los militares durante la dictadura.
Amodio Pérez llegó al juzgado y estuvo en todo momento acompañado por dos hombres de su security personal, a cargo del diario El País, a quienes confió el operativo de su regreso al país. Levantó el dedo mayor cuando la diaria preguntó si había participado en sesiones de torturas. Esperó para tomar declaración en el mismo lugar donde aguardaban sus ex compañeros tupamaros. La sensación, contaron a la diariabuena parte de los protagonistas, fue la de un extraño cambalache: militares y tupamaros, abogados y jueces, traidores y consecuentes, todos en una misma sala. “Pregunté cómo se podía hacer para evitar la situación de enfrentarse a alguien por quien uno siente asco, repugnancia”, contó a la diaria Listre. El asco tiene sus orígenes en un día de agosto de 1972, que su memoria sitúa “entre el 10 y el 12”, en la esquina de la avenida General Flores y la calle Domingo Aramburú. Así relata aquellos episodios a la diaria: “Primero, no creía en la posibilidad de que él hubiera traicionado, hasta que un día veo, desde la parada, que detrás del ómnibus venía un camello [jeep militar]. El compañero que estaba conmigo me dice que ahí viene Amodio. Me subo al ómnibus y a las dos cuadras veo que el camello viene atrás. Rodean al ómnibus y empiezan a hacer bajar a la gente, y cuando bajo veo a Amodio frente a la puerta. Decía: ‘Éste sí, éste no’”, y cuando yo me bajé, me señaló afirmativamente”.
Pero los recuerdos de Listre no terminan ahí. “Yo tengo perfectamente guardado en mi memoria a Amodio vestido de militar. Cuando me suben al camello y me preguntan dónde estaba el compañero que venía conmigo, utilizando su seudónimo, le dije, en un rapto de coraje, que no me joda. Después me encapucharon, me llevaron al Batallón Florida, y ahí empieza la rutina de la tortura. En medio de esa rutina escuché su voz”. Un testimonio similar aportó Carlos Martell, otro de los señalados por Amodio desde un jeep militar. “A mi me levantó en la calle, en General Flores y Pedernal, cuando iba a hacer un contacto con la Tronca [Lucía Topolansky]. Era inconfundible: un negrito con ojos grandes. Pasaron dos veces con el camello, me tomé el ómnibus, y cuando me bajaron, el teniente me dijo: Carlos Martell”. Ayer, en un impasse, Martell y Amodio se cruzaron en un patio por primera vez en más de 43 años: “Él bajaba la vista, no quiso mirarme a los ojos. Estaba incómodo”. Pascual Cuartiani contó otra parte de las redadas de Amodio en coordinación con los militares. A él no sólo lo levantó Amodio en un jeep en condiciones muy parecidas a las de Listre y Martell, sino que además compartió la celda de la cárcel de Punta Carretas con “el traidor”.
Si el encuentro entre el “traidor” y sus ex compañeros señalados desde un jeep en el que se trasladaba vestido de militar marca un quiebre en la historia de los tupamaros, no menos trascendente fue el reencuentro entre Amodio y varios militares con los que trató a partir de su detención y hasta su salida del país. Ocurrió ayer, en dos careos. El primero enfrentó a Amodio con el militar Orosmán Pereira. Fuentes judiciales aseguraron a la diaria que en ese cara a cara entre ambos, Orosmán lo señaló como el delator de varios de sus compañeros. Ése fue uno de los picos de mayor tensión en el juzgado. Amodio, que negaba una y otra vez los hechos, tuvo momentos de silencio, como abatido. Mucho menos tirante, en el segundo careo el capitán Asencio Lucero testimonió el trato especialísimo y preferencial que el ex jefe tupamaro recibía en el Batallón Florida. Algo de eso confirmó el propio Lucero ayer a Montevideo Portal: “Estuvo privado de libertad en condiciones muy especiales, incomparables con las de los otros. Amodio era un tipo peligroso para los ex sediciosos”. Lo más impactante para quienes lo pudieron atestiguar fue, quizá, que tanto Amodio como Lucero mantuvieron un diálogo cómplice, de viejos amigos, al punto de que se tutearon durante casi toda la audiencia. Difícil que tanta cordialidad vuelva a repetirse este martes, cuando declare Julio Marenales. Ayer, el ex dirigente tupamaro dijo a la diaria: “Todo esto es un circo bárbaro y a mí los circos no me gustan, pero se precisa mi declaración, así que voy a ir. A mí Amodio me apuntó”. El ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro, también podría concurrir hoy.
Las declaraciones que comenzaron a tomarse ayer se encuadran en una causa presentada en 2011 por casi tres decenas de mujeres víctimas de abusos de la dictadura que, entre sus testimonios, reconocieron la participación de Amodio Pérez en sesiones de tortura. Ésta es una de las tantas denuncias que lo involucran. Otra, por ejemplo, la presentó el director de Caras y Caretas, Alberto Grille, el viernes. Amodio llegó ese día a Uruguay, en medio de un fuerte operativo de seguridad, con la intención de presentar el libro Palabra de Amodio, publicado por Ediciones de la Plaza, y regresar a España al día siguiente. En el medio, el ex integrante de la columna 15 del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) había emplazado a sus ex compañeros de filas a concurrir a la presentación en el hotel Sheraton y refutar sus argumentos. Pero desde que puso un pie en suelo uruguayo, Amodio sólo se ha encontrado con ex tupamaros en los estrados judiciales, que está recorriendo para declarar por una lluvia de causas, empezando por una vinculada a su propia identidad. El disparador fue el pasaporte español que utilizó para entrar al país, a nombre de Walter Salvador Correa Barboza. Esa identidad, producto de un acuerdo entre el ex dictador Juan María Bordaberry y su par español de entonces, Francisco Franco, posibilitó su salida del país en octubre de 1973.
Si en un principio la intención de Amodio era presentar la “otra historia” de los tupamaros y desordenar los papeles que quedaron trazados en la narración de la historia de su traición, no parece haber logrado nada de eso. Más bien, todo lo contrario. Es como si los ex compañeros de armas y la prensa en general no se tragaran a la abuelita que, en una especie de reedición de Caperucita Roja, vino a pintar Amodio. El propio Gabriel Pereyra, editor jefe de El Observador, el primer diario en lograr una entrevista con Amodio en las afueras de Madrid, reconocía ayer un sentimiento de “frustración”. Un sentir que parece haberle servido de argumento a El País para redoblar la apuesta, intentarlo otra vez. La pregunta es para qué volver a visitar a la abuelita buscando al lobo, si ya se sabe que el cuento no funciona.
Ricardo Scagliola - La Diaria
Justicia archivó denuncia por pasaporte
“Amodio Pérez desapareció cuando me fui”
La Justicia archivó la indagatoria penal contra el ex militante tupamaro Héctor Amodio Pérez, por la utilización de un pasaporte con nombre falso.
ago 11, 2015 CARAS Y CARETAS
La jueza Letrada de Ciudad de la Costa, Marcela Vargas, dispuso el archivo de la indagatoria penal contra el militante tupamaro Héctor Amodio Pérez, , por la utilización de un pasaporte con nombre falso, con el cual ingresó a territorio uruguayo el pasado viernes 7 de agosto, tras considerar que no quizo violentar en forma “conciente” el bien jurídico de la fe pública.
Amodio Pérez volvió después de 40 años al Uruguay, de forma de presentar un libro sobre su actuación en el MLN-T. En este marco, las autoridades constataron que ingresó con un pasaporte español a nombre de “Walter Salvador Correa Barboza”. Por este motivo, tras ser informado de una requisitoria para declarar en una causa por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, Amodio Pérez fue trasladado al Juzgado de Ciudad de la Costa para declarar en torno al presunto uso de documentación apócrifa para ingresar al país.
En el Juzgado, el ex militante tupamaro afirmó que “Walter Correa” fue la identidad que le brindó el Ejército uruguayo en 1973 para facilitar su salida del país, en un contexto en el cual su vida “corría peligro”, ya que sus ex compañeros del MLN-T lo habían sentenciado a muerte por considerarlo un “traidor”.
Ya en España obtuvo la nacionalidad legal con ese nombre, el que utilizó por más de 40 años. Además, afirmó que carece de documentación uruguaya a nombre Amodio Pérez, ya que la misma le fue incautada cuando fue detenido por efectivos de las Fuerzas Conjuntas.
Dijo que, tras el retorno de la democracia, no regularizó su situación, porque continuó temiendo por su vida, y que nunca reveló su identidad en España. Incluso, señaló que sus hijos tienen apellido Correa. “Yo soy Walter Salvador Correa Barboza, para mi Amodio Pérez desapareció cuando me fui…”, afirmó el ex militante tupamaro ante la Justicia. También dijo que volvió al Uruguay para desmentir que fue un “traidor”.
En este contexto, la jueza Vargas dispuso, en línea con el pedido de la fiscal Silvia Macaro, el archivo de la indagatoria penal al considerar que el pasaporte presentado ante Migraciones es un documento legal, expedido por el Estado español, que el mismo fue autorizado como auténtico por los servicios migratorios de ambos países y que, en los hechos, el mismo está a nombre de la persona que Amodio Pérez dijo ser en esas circunstancias especiales de su vida.
La magistrada consideró que si bien la identidad del documento “no coincide” con la registrada en Uruguay en 1973 “si refleja aquella que se conformó producto del trato, fama y tiempo, desenvuelto durante cuarenta y dos años en el Reino de España, no emergiendo en consecuencia que se tratara de una falsificación ideológica de identidad tendiente a burlar concientemente el bien jurídico fe pública de nuestro país, en la medida de tratarse del único documento en poder del indagado, que cuenta desde el año 1981 (fecha de expedición del primer pasaporte), y arribar a nuestro país, a revelar públicamente su pasado, descartando el dolo del tipo penal”, expresa la resolución, a la que accedió Caras y Caretas Portal.
Amodio Pérez volvió después de 40 años al Uruguay, de forma de presentar un libro sobre su actuación en el MLN-T. En este marco, las autoridades constataron que ingresó con un pasaporte español a nombre de “Walter Salvador Correa Barboza”. Por este motivo, tras ser informado de una requisitoria para declarar en una causa por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, Amodio Pérez fue trasladado al Juzgado de Ciudad de la Costa para declarar en torno al presunto uso de documentación apócrifa para ingresar al país.
En el Juzgado, el ex militante tupamaro afirmó que “Walter Correa” fue la identidad que le brindó el Ejército uruguayo en 1973 para facilitar su salida del país, en un contexto en el cual su vida “corría peligro”, ya que sus ex compañeros del MLN-T lo habían sentenciado a muerte por considerarlo un “traidor”.
Ya en España obtuvo la nacionalidad legal con ese nombre, el que utilizó por más de 40 años. Además, afirmó que carece de documentación uruguaya a nombre Amodio Pérez, ya que la misma le fue incautada cuando fue detenido por efectivos de las Fuerzas Conjuntas.
Dijo que, tras el retorno de la democracia, no regularizó su situación, porque continuó temiendo por su vida, y que nunca reveló su identidad en España. Incluso, señaló que sus hijos tienen apellido Correa. “Yo soy Walter Salvador Correa Barboza, para mi Amodio Pérez desapareció cuando me fui…”, afirmó el ex militante tupamaro ante la Justicia. También dijo que volvió al Uruguay para desmentir que fue un “traidor”.
En este contexto, la jueza Vargas dispuso, en línea con el pedido de la fiscal Silvia Macaro, el archivo de la indagatoria penal al considerar que el pasaporte presentado ante Migraciones es un documento legal, expedido por el Estado español, que el mismo fue autorizado como auténtico por los servicios migratorios de ambos países y que, en los hechos, el mismo está a nombre de la persona que Amodio Pérez dijo ser en esas circunstancias especiales de su vida.
La magistrada consideró que si bien la identidad del documento “no coincide” con la registrada en Uruguay en 1973 “si refleja aquella que se conformó producto del trato, fama y tiempo, desenvuelto durante cuarenta y dos años en el Reino de España, no emergiendo en consecuencia que se tratara de una falsificación ideológica de identidad tendiente a burlar concientemente el bien jurídico fe pública de nuestro país, en la medida de tratarse del único documento en poder del indagado, que cuenta desde el año 1981 (fecha de expedición del primer pasaporte), y arribar a nuestro país, a revelar públicamente su pasado, descartando el dolo del tipo penal”, expresa la resolución, a la que accedió Caras y Caretas Portal.
Justicia dispuso el cierre de fronteras para Amodio Pérez
Agosto 9, 2015 18:50 EL OBSERVADOR
El extupamaro quedó en calidad de emplazado, el lunes tendrá un careo con dos personas
Héctor Amodio Pérez, quien llegó al país para presentar su libro Palabra de Amodio y a quien los tupamaros acusan de traidor, quedó en libertad pero en calidad de emplazado tras declarar ante la Justicia este domingo
La jueza María Helena Mainard, a pedido del fiscal Ariel Cancela, así como también la jueza Julia Staricco determinaron el cierre de fronteras para Amodio Pérez quien no podrá retornar a España como tenía previsto hacerlo este fin de semana. Además, antes de su viaje el extupamaro deberá solicitar un nuevo pasaporte.
Amodio Pérez fue involucrado en dos causas. Por un lado, la que dirige la jueza Julia Staricco y en la que el extupamaro fue mencionado como colaborador de los militares en torturas contra ex presas políticas. La otra causa es la que dirige la jueza Mainard, quien formó un expediente a partir de dos denuncias presentadas el viernes contra Amodio Pérez. Una de ellas la presentó Alberto Grille, director de Caras y Caretas, y la otra por una extupamara detenida en 1972. En ambas, se denuncia que el extupamaro participó en detenciones e interrogatorios y que presenció torturas, aseguraron fuentes del caso a El Observador.
Mañana lunes está previsto que Amodio Pérez concurra al juzgado nuevamente, en donde tendrá un careo con dos personas. "Hay contradicciones entre las personas que nombraron a Amodio Pérez y lo que él sostiene", dijo la fiscal Stella Llorente a la prensa. Según Llorente, durante toda la jornada en el juzgado Amodio Pérez "se mostró colaborativo y declaró en todo momento que su interés era dilucidar el tema".
declararon 3 tupamaros y 2 militares; hoy va Marenales y citan a Huidobro
Amodio forzó que la historia del MLN se discuta en los juzgados
La jueza penal Julia Staricco tomará declaración hoy a Julio Marenales, histórico dirigente del Movimiento de Liberación Nacional en el juicio por los abusos que habrían sufrido 28 mujeres en Punta de Rieles y otros centros de reclusión en 1972. La magistrada también pedirá hoy que declare el ministro de Defensa,
J. P. CORREA / V. RUGGIERO11 ago 2015 - El País uy
Eleuterio Fernández Huidobro, que puede hace uso de la prerrogativa de hacerlo por escrito. Staricco dijo a El País que no ha pedido todavía procesamientos y que solicitará que declaren también militares que en el momento de los hechos denunciados revistaban en el Batallón Florida donde estuvo detenido el extupamaro Héctor Amodio Pérez. Staricco ya había adelantado que la causa que involucra a las 28 mujeres es compleja y que tenía intención de pedir todas las pruebas que sean necesarias.
La causa, comenzada en 2011, tiene un inesperado protagonista en Amodio Pérez, el extupamaro que, según exmilitares delató a otros integrantes del MLN y que es señalado por estos como traidor. Staricco dijo que Amodio Pérez tendrá que volver a declarar en su sede este jueves.
Amodio continuó ayer con su periplo judicial y llegó al juzgado de la calle Juan Carlos Gómez minutos antes de las 13 horas acompañado por la guardia privada que se encarga de su seguridad en Montevideo. Los diez pasos que lo separaban de la puerta de la sede los hizo en silencio. Sin embargo, cuando se le preguntó si había participado en actos de tortura, respondió con fastidio levantando el dedo medio de su mano derecha. Amodio se retiró dos horas después sin hacer comentarios acompañado por sus custodias y con rumbo desconocido.
Había participado en un careo con los capitanes retirados Orosmán Pereira y Asencio Lucero que sostienen que el extupamaro ayudó a identificar a varios de sus compañeros. El fiscal Carlos Negro pidió el procesamiento de Lucero pero su defensa interpuso una casación que está a estudio de la Suprema Corte de Justicia. Este ex- militar era encargado de Inteligencia en el Regimiento 9 y el año pasado reconoció que en esa unidad se habían realizado "submarinos" (inmersión en agua de prisioneros) y "plantones" y que se había aplicado la picana eléctrica.
Luego de que Amodio Pérez se fuera declararon ex presos tupamaros. Uno de ellos, Héctor Pascual Quartieri, dijo a El País que compartió celda con Amodio Pérez en el penal de Punta Carretas del que se fugaron ambos el 12 de abril de 1972, pero aseguró que luego fue recapturado porque su compañero de prisión lo delató. Permaneció preso hasta 1985. "No puede decir como dijo que no me conoce. Él dice lo que dice todo traidor", dijo Quartieri. Agregó que está absolutamente seguro de que Amodio lo delató y que recuerda que usaba "képi" militar cuando lo hizo. "Sentí impotencia cuando lo vi y por tener que quedarme quietito como gurí cagado. Yo pensaba que lo habían boleteado porque es un arma de doble filo", agregó Quartieri, que fue jugador juvenil de Nacional a comienzos de la década de 1960 y que se sigue sintiendo tupamaro.
Carlos Martell, otro exguerrillero, dijo a El País que el 8 de agosto de 1972 Amodio Pérez lo "señaló" a integrantes de las Fuerzas Armadas en la esquina de las calles General Flores y Consulado. "Es imposible que diga que no me conoce. En (el penal de) Libertad éramos más de 4.000 y no conozco ni uno que no opine que es un traidor", dijo Martell.
Otro extupamaro que declaró ayer fue Julio Listre que prefirió no hacer comentarios.
Los tupamaros entienden también que Amodio Pérez delató a Marenales que hoy tendrá oportunidad de dar su versión antes la jueza Staricco.
El abogado Andrés Ojeda, que defiende a Amodio Pérez, dijo a la salida del juzgado que "no hay grandes novedades" y que su cliente está "de ánimo mucho mejor" porque no está detenido y está nuevamente con su esposa. El abogado dijo que no revelará lo que ocurre en las audiencias porque la investigación se encuentra bajo secreto de presumario. De todas formas, dijo que "él (Amodio) niega haber hecho reconocimientos, es lo que ha dicho en público y lo que dice en el libro". Ojeda confirmó que sigue vigente el cierre de fronteras para su defendido. "Esa es una instancia judicial normal", valoró Ojeda.
El exjuez Federico Álvarez Petraglia, que es el abogado de las 28 mujeres, sostiene que la participación de Amodio Pérez fue clave para que ocurriesen los abusos. A su juicio, Amodio Pérez cometió delitos de lesa humanidad que no prescriben.
El extupamaro vino a Uruguay a presentar el libro Palabra de Amodio y tenía intención de regresar a España con su esposa, donde viven sus hijos. Pero desde que llegó fue involucrado en tres causas que están en curso, dos a cargo de la jueza María Helena Mainard y la restante de Staricco.
ASENCIO LUCERO
“Amodio era peligroso para los ex sediciosos”
Publicado el Lunes 10 agosto de 2015 , 5:44pm - La República uy
En tal sentido, negó haberle facilitado a Pérez los documentos para la salida del país, que se concretó en octubre de 1973. “Lo que yo tenía bajo mi responsabilidad era su bienestar personal, alojamiento, alimentación, situación médica. Pero manejar salidas al exterior y esas cosas para nada”, sentenció.
Sobre sus condiciones de detención, subrayó que “estaba detenido, a disposición de la Justicia y que por motivos de seguridad estaba alojado en el cuartel”.
“Estuvo privado de libertad, en condiciones muy especiales, incomparables con la de los otros. Amodio era un tipo peligroso para los ex sediciosos, pero también era peligroso para la sociedad. Amodio Pérez y Alicia Rey eran muy inteligentes, sabían adecuarse a las circunstancias que vivían”, agregó.
Sobre su presunta colaboración con los militares, Lucero manifestó “no saber lo que es colaborar, pero sí lo que es sincerarse”. “Él se sinceró, recordó haberse involucrado en el movimiento subversivo que se desarrolló en el país”, concluyó.
La causa, comenzada en 2011, tiene un inesperado protagonista en Amodio Pérez, el extupamaro que, según exmilitares delató a otros integrantes del MLN y que es señalado por estos como traidor. Staricco dijo que Amodio Pérez tendrá que volver a declarar en su sede este jueves.
Amodio continuó ayer con su periplo judicial y llegó al juzgado de la calle Juan Carlos Gómez minutos antes de las 13 horas acompañado por la guardia privada que se encarga de su seguridad en Montevideo. Los diez pasos que lo separaban de la puerta de la sede los hizo en silencio. Sin embargo, cuando se le preguntó si había participado en actos de tortura, respondió con fastidio levantando el dedo medio de su mano derecha. Amodio se retiró dos horas después sin hacer comentarios acompañado por sus custodias y con rumbo desconocido.
Había participado en un careo con los capitanes retirados Orosmán Pereira y Asencio Lucero que sostienen que el extupamaro ayudó a identificar a varios de sus compañeros. El fiscal Carlos Negro pidió el procesamiento de Lucero pero su defensa interpuso una casación que está a estudio de la Suprema Corte de Justicia. Este ex- militar era encargado de Inteligencia en el Regimiento 9 y el año pasado reconoció que en esa unidad se habían realizado "submarinos" (inmersión en agua de prisioneros) y "plantones" y que se había aplicado la picana eléctrica.
Luego de que Amodio Pérez se fuera declararon ex presos tupamaros. Uno de ellos, Héctor Pascual Quartieri, dijo a El País que compartió celda con Amodio Pérez en el penal de Punta Carretas del que se fugaron ambos el 12 de abril de 1972, pero aseguró que luego fue recapturado porque su compañero de prisión lo delató. Permaneció preso hasta 1985. "No puede decir como dijo que no me conoce. Él dice lo que dice todo traidor", dijo Quartieri. Agregó que está absolutamente seguro de que Amodio lo delató y que recuerda que usaba "képi" militar cuando lo hizo. "Sentí impotencia cuando lo vi y por tener que quedarme quietito como gurí cagado. Yo pensaba que lo habían boleteado porque es un arma de doble filo", agregó Quartieri, que fue jugador juvenil de Nacional a comienzos de la década de 1960 y que se sigue sintiendo tupamaro.
Carlos Martell, otro exguerrillero, dijo a El País que el 8 de agosto de 1972 Amodio Pérez lo "señaló" a integrantes de las Fuerzas Armadas en la esquina de las calles General Flores y Consulado. "Es imposible que diga que no me conoce. En (el penal de) Libertad éramos más de 4.000 y no conozco ni uno que no opine que es un traidor", dijo Martell.
Otro extupamaro que declaró ayer fue Julio Listre que prefirió no hacer comentarios.
Los tupamaros entienden también que Amodio Pérez delató a Marenales que hoy tendrá oportunidad de dar su versión antes la jueza Staricco.
El abogado Andrés Ojeda, que defiende a Amodio Pérez, dijo a la salida del juzgado que "no hay grandes novedades" y que su cliente está "de ánimo mucho mejor" porque no está detenido y está nuevamente con su esposa. El abogado dijo que no revelará lo que ocurre en las audiencias porque la investigación se encuentra bajo secreto de presumario. De todas formas, dijo que "él (Amodio) niega haber hecho reconocimientos, es lo que ha dicho en público y lo que dice en el libro". Ojeda confirmó que sigue vigente el cierre de fronteras para su defendido. "Esa es una instancia judicial normal", valoró Ojeda.
El exjuez Federico Álvarez Petraglia, que es el abogado de las 28 mujeres, sostiene que la participación de Amodio Pérez fue clave para que ocurriesen los abusos. A su juicio, Amodio Pérez cometió delitos de lesa humanidad que no prescriben.
El extupamaro vino a Uruguay a presentar el libro Palabra de Amodio y tenía intención de regresar a España con su esposa, donde viven sus hijos. Pero desde que llegó fue involucrado en tres causas que están en curso, dos a cargo de la jueza María Helena Mainard y la restante de Staricco.
ASENCIO LUCERO
“Amodio era peligroso para los ex sediciosos”
Publicado el Lunes 10 agosto de 2015 , 5:44pm - La República uy
En diálogo con Montevideo Portal, el militar Asencio Lucero recordó los tiempos en que cuidaba a Amodio Pérez y recalcó que “estaba detenido en condiciones de privilegio”.
Consultado por qué suerte merecía Pérez, Lucero afirmó que “Amodio Pérez, Alicia Rey Morales y todo su entorno se pusieron a la cabeza de un movimiento que atentaba contra la institucionalidad del Estado uruguayo y por eso los jueces del momento y la sociedad los condenó. A algunos a prisión y otros al exilio”.
Lucero dijo al citado medio que en su momento fue responsable de Inteligencia del Regimiento de Caballería N.º 9 y que estaba encargado de preservar la vida de Amodio Pérez y su compañera Alicia Rey.
En tal sentido, negó haberle facilitado a Pérez los documentos para la salida del país, que se concretó en octubre de 1973. “Lo que yo tenía bajo mi responsabilidad era su bienestar personal, alojamiento, alimentación, situación médica. Pero manejar salidas al exterior y esas cosas para nada”, sentenció.
Sobre sus condiciones de detención, subrayó que “estaba detenido, a disposición de la Justicia y que por motivos de seguridad estaba alojado en el cuartel”.
“Estuvo privado de libertad, en condiciones muy especiales, incomparables con la de los otros. Amodio era un tipo peligroso para los ex sediciosos, pero también era peligroso para la sociedad. Amodio Pérez y Alicia Rey eran muy inteligentes, sabían adecuarse a las circunstancias que vivían”, agregó.
Sobre su presunta colaboración con los militares, Lucero manifestó “no saber lo que es colaborar, pero sí lo que es sincerarse”. “Él se sinceró, recordó haberse involucrado en el movimiento subversivo que se desarrolló en el país”, concluyó.
Amodio Pérez tuvo careo con militares y tendrá con tupamaros
La jueza dispuso que el extupamaro declare frente a frente con tres exguerrilleros que lo denunciaron por haberlos marcado; además, hoy declara Julio Marenales
Amodio Pérez llegó este lunes al juzgado acompañado por sus custodios
Héctor Pascual Quartiani sintió unas ganas inmensas de pegarle una trompada a Héctor Amodio Pérez en la tarde de ayer, cuando lo vio en el tercer piso del juzgado de la calle Juan Carlos Gómez. "Por lo menos unos pimpones le tendría que haber dado, unas buenas piñas para que vaya llevando", dijo Quartiani a El Observador minutos antes de declarar.
Quartiani compartió la celda 264 del penal de Punta Carretas en 1971 con Amodio Pérez y Arcadio (así lo recordaba), otro tupamaro. El 6 de setiembre de ese año, Amodio logró fugarse junto a otros 110 presos, pero fue recapturado unos meses después. "Cuando cae, en el verano de 1972, lo voy a abrazar pero me pide que no porque dice que está muy golpeado. Y cuando nos bañamos en el corredor 23, lo miro por curiosidad y veo que en el cuerpo no tenía nada. Eso me llamó la atención", relató Quartiani. Las sospechas sobre su acuerdo con los militares creció unos días después. Amodio Pérez debía informar al Comité Central del MLN que estaba en la cárcel, integrado por Quartiani, el expresidente José Mujica, Jorge Zabalza y otros 12 tupamaros, sobre la actividad del grupo guerrillero en la calle. "El informe lo hacía el que llegaba, pero él cambia la jugada, no hace informe, se pone en cuclillas y pide que le pregunten", recordó Quartiani. Las dudas se convirtieron pronto en certezas y la cúpula del MLN le hizo la cruz.
"Como consecuencia de que él me apuntala, me torturan y él es cómplice de eso. Si la Justicia fuera Justicia, lo tendrían que procesar. Pruebas hay de sobra. No hay ninguna duda de que el tipo hizo lo que hizo", sentenció su excompañero de celda. El relato fue repetido ayer ante la fiscal Stella Llorente y la jueza Julia Staricco.
Carlos Martell y Julio Listre, otros dos tupamaros, también declararon ayer que fueron marcados por Amodio Pérez y que, a raíz de sus detenciones, fueron torturados. El acusado de traidor negó haber marcado a sus excompañeros y declaró en la entrevista de 2013 con El Observador y reiteró ayer ante la jueza que ni siquiera conoce a Quartiani. Por esa razón, la magistrada dispuso para el jueves un careo entre los tres tupamaros y el acusado. Este era uno de los propósitos de Amodio Pérez. "Regresé al país para mantener un cara a cara con mis excompañeros que aún mantienen la denuncia", declaró el sábado en el juzgado de Ciudad de la Costa (ver recuadro).
Staricco les preguntó si querían presentar denuncia contra Amodio Pérez. Martell, Listre y Quartiani respondieron que sí. La causa se inició en 2011 luego de que 28 ex presas políticas denunciaran torturas y abusos sexuales. La citación de Amodio se produjo porque dos exmilitares lo nombraron al declarar.
Careo con militares y tupas
Los militares retirados Orosmán Pereira y Asencio Lucero, que habían declarado el año pasado que el extupamaro salía con los militares a marcar a sus compañeros en la calle, tuvieron un careo ayer con Amodio Pérez. Los dos militares y el exguerrillero mantuvieron sus versiones. Pereira y Lucero ratificaron que marcaba y Amodio Pérez lo negó. El líder tupamaro Julio Marenales llegará hoy desde Salto para declarar en esta misma causa. Marenales ha planteado infinidad de veces que, cuando lo detuvieron, Amodio Pérez iba uniformado en el camello. El involucrado lo ha negado por lo que, seguramente, la jueza ordene mañana un careo entre Amodio Pérez y Marenales.La magistrada, que dispuso el domingo el cierre de fronteras para Amodio Pérez, citó además a la cúpula del MLN, entre ellos al ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro. Por su calidad de secretario de Estado, puede declarar por escrito.
Junto a la hija de Gavazzo
Amodio Pérez amaneció ayer a la hora 5 en un hotel del Centro de Montevideo. "Y no pude dormir más", le comentó a un allegado en el juzgado, adonde llegó después del mediodía acompañado por sus custodios. "¿Participó de sesiones de tortura, Amodio?", le preguntó un periodista. El extupamaro respondió con el dedo mayor de mano derecha en alto. Luego, en el tercer piso, conversó algunos minutos a solas con la abogada Rossana Gavazzo, hija del exmilitar preso y abogada de Lucero. Mientras, Quartiani contenía su ira.
"Amodio Pérez desapareció cuando me fui"
Amodio Pérez fue indagado el sábado en el juzgado de Ciudad de la Costa por haber ingresado al país con un pasaporte a nombre de Walter Salvador Correa Barboza. El extupamaro declaró que se retiró del país en octubre de 1973 con cédula de identidad, partida de nacimiento y pasaporte uruguayo a nombre de Correa Barboza. Esa documentación se la entregó el general Esteban Cristi. Amodio Pérez declaró que asumió otra identidad por que su vida corría peligro. Yo no voy a cobrar un duro por el libro (Palabra de Amodio). Yo soy Walter Salvador Correa Barboza. Para mí Amodio Pérez desapareció cuando me fui", declaró ante la jueza Marcela Vargas, según la sentencia de archivo a la accedió El Observador. El pasaporte con el que ingresó al país es "un documento formal y materialmente legítimo", sentencia la jueza, quien, tras archivar la causa, retuvo el pasaporte y le ordenó que expidiera uno nuevo a nombre de Héctor Amodio Pérez.
La jueza dispuso que Amodio Pérez confronte su versión con la de dos oficiales
"No puedo hablar", dijo Amodio al salir del careo
Amodio Pérez ya salió del juzgado, luego del cara a cara con dos militares, en el marco de la causa por abusos a mujeres en distintos centros de reclusión. Enfrentó a un compañero de celda a quien presuntamente delató pero dijo no conocerlo.
Amodio Pérez llegando a declarar. Foto: Marcelo Bonjour
JUAN PABLO CORREA10 ago 2015
El extupamaro Héctor Amodio Pérez tuvo un cara a cara con los militares Asencio Lucero y Orosmán Pereira, en el marco de la causa por abusos a 28 mujeres en el penal de Punta de Rieles en 1972 y otros centros de reclusión.
Antes de entrar al juzgado los periodistas le preguntaron si había participado en algún acto de tortura y su respuesta se limitó a hacer una seña con su mano: levantó su dedo medio.
Al salir, solamente dijo: "No puedo hablar". Y se retiró rápidamente del Juzgado Penal 16° Turno. Se espera que su abogado brinde más declaraciones.
En el juzgado se vio, al menos, a otros dos exmilitantes tupamaros.
Hector Pascual Quartiani, uno de ellos, es testigo de la causa por abuso a 28 mujeres. Dijo que él se fugó del Penal de Punta Carretas junto a Amodio Pérez el 12 de abril del 72, e incluso compartían celda. Sin embargo, este dijo no conocerlo.
"Amodio está diciendo lo que dice todo traidor", dijo Quartiani a El País. El exmilitante tupamaro dijo que, cuando vio a Pérez sintió impotencia. "Me tuve que quedar quieto como gurí cagado", dijo.
Quartiani fue recapturado tiempo después de la fuga, según él, tras haber sido delatado por Amodio Pérez, a quien llegó a ver con kepi militar. "Pensé que lo habían boleteado porque es un arma de doble filo", dijo. Quartiani estuvo recluido hasta 1982.
La fiscal Estela Llorente pidió el cierre de fronteras como forma de asegurar la comparecencia hoy de Amodio Pérez, a lo que la jueza Staricco accedió.
De todas formas, si quisiera irse del país, Amodio no podría hacerlo porque le fue retenido su pasaporte español en la noche del sábado. Los ex militares sostienen que Amodio Pérez los ayudó a detener tupamaros.
Ayer fue otro día ajetreado para el extupamaro, a quienes su ex compañeros del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) acusan de traidor y de haber "entregado" a varios militantes a las Fuerzas Armadas. Primero debió declarar desde la mañana y por varias horas por dos denuncias presentadas el viernes en el juzgado Penal 14 en el que estaba de turno la magistrada María Elena Maynard. Una denuncia fue presentada por una ex militante del Movimiento de Liberación Nacional y la otra por el director de la publicación Caras y Caretas, Alberto Grille. En relación con estas dos causas el fiscal Ariel Cancela pedirá pruebas y declaraciones de testigos. Según supo El País, la acusación de Grille es "genérica" y sostiene que Amodio Pérez identificó militantes tupamaros como el histórico dirigente Julio Marenales y participó en torturas. Sin embargo, Amodio Pérez rechazó las acusaciones y no se apartó de la versión de los hechos que ha dado en el libro "Palabra de Amodio: la otra historia de los tupamaros" que fue presentado el viernes pasado. Amodio Pérez hizo referencias en varias oportunidades al actual ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro y se mantuvo en calma en todo momento.
Sobre las 16:00, un vehículo blanco de vidrios oscuros lo trasladó a corta distancia, a la sede de la magistrada Staricco, sobre la calle Juan Carlos Gómez, casi Reconquista. En este caso, debió declarar en una causa iniciada en 2011 por las violaciones de Punta de Rieles y otros centros de reclusión, asunto por el que el fiscal Carlos Negro ya pidió el procesamiento de Lucero. Como surgieron contradicciones entre las distintas versiones, Staricco dispuso la realización hoy del careo. En esta causa, la defensa de algunos acusados ha pedido que se cite a declarar a dirigentes históricos del MLN, como el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro.
El abogado de Amodio Pérez, Andrés Ojeda, dijo que el ex guerrillero pernoctaría en un hotel con su esposa. De la sede de Staricco se trasladó en el mismo vehículo blanco sobre las 19.30 horas a la Dirección Nacional de Inteligencia de donde fue liberado tras una serie de trámites. Salió caminando, con un sobre en la mano y acompañado de empleados de una empresa de seguridad privada y un funcionario de Inteligencia. Subió a un vehículo oscuro en el que se alejó.
Emplazado.
La fiscalía dejó a Amodio Pérez técnicamente en condición de "emplazado" y no pesa sobre él ningún pedido de procesamiento . Ojeda sostuvo que Amodio Pérez mostró en todo momento voluntad de colaborar con las investigaciónes y a permanecer en Uruguay hasta dilucidar todas las acusaciones que se le hacen. Aseguró que está "tranquilo y cómodo" aunque está "cansado porque tiene casi 80 años". Ojeda se mostró sorprendido porque se le haya retirado el pasaporte español que "se le había devuelto en mano en mi presencia y se lo había puesto en el bolsillo". La jueza de la Ciudad de la Costa, Marcela Vargas, dispuso la retención del pasaporte por lo que Pérez debería tramitar un nuevo documento para abandonar el país.
Ojeda dijo también que "va a concurrir voluntariamente a cada cita en ambos juzgados pero los cierres de frontera no pueden ser eternos y tienen que estar justificados".
El ex juez Federico Álvarez Petraglia, que actúa como abogado de las 28 mujeres que en 2011 denunciaron haber sido víctima de abusos, considera que Amodio Pérez actuaba como un paramilitar y cometió delitos de lesa humanidad que no deben prescribir.
Amodio Pérez y su actual esposa, tenían la intención de regresar rápidamente a España. El extupamaro llegó a ese país en 1973 y allí rehizo su vida con otra identidad. Su pasaporte, a nombre de Walter Salvador Correa Barboza, se lo facilitaron las autoridades militares. De hecho, sus hijos radicados en España llevan el apellido Correa. El 13 de octubre de 1973, Amodio Pérez y su pareja de entonces Alicia Rey Morales dejaron Uruguay y viajaron por tierra a San Pablo desde donde volaron a España.
Staricco dice que es un presumario "complicado"
La jueza Julia Staricco dijo anoche a El País que la denuncia de 2011 que involucra a Amodio Pérez "es un presumario muy complicado como todos los vinculados a estos temas" y que su intención "es diligenciar la mayor cantidad de pruebas posibles". "Estos temas no se dilucidan de un día para otro, ni en 48 horas y no creo que esta sea la excepción", agregó. En cualquier caso, legalmente Amodio Pérez debía ser liberado a las 48 horas de su detención (ocurrida el sábado) si en el interin no se le realizaba ninguna acusación formal, lo que en este caso todavía no ocurrió.
"Los indagados (Asencio Lucero y Orosmán Pereira) lo involucran a él en ciertos actos que son objeto de denuncia. Como hay contradicciones, los cité para mañana", explicó la magistrada.
La Suprema Corte de Justicia tiene a estudio un recurso de casación interpuesto por la defensa de Lucero contra la excepción de prescripción ( de delitos) en base a la cual el fiscal subrogante, Carlos Negro, pidió en diciembre de 214 el procesamiento del militar Este capitán retirado se desempeñaba como encargado de Inteligencia en el Regimiento de Caballería 9 y el año pasado reconoció explícitamente que en esa unidad se habían realizado "submarinos" (inmersión en agua de prisioneros) y "plantones" y se había aplicado la picana eléctrica a los detenidos. También reconoció que las presas eran obligadas a permanecer desnudas como forma de presionarlas para que diesen información. En su confesión, Lucero también dijo que había médicos que participaban en los interrogatorios y que indicaban cuándo suspender los apremios físicos para evitar que la vida de los detenidos corriese peligro.
Lucero es defendido por Rossana Gavazzo, hija de José Gavazzo , otro militar preso por su actuación durante la dictadura. Ayer la abogada asistió a la declaración de Amodio Pérez. Lucero fue responsable de la custodia de Amodio Pérez y Rey Morales durante su tiempo de detención.
"Yo soy un traicionado"
Héctor Amodio Pérez dijo en un reportaje que publicó El País el sábado pasado que "yo soy un traicionado y lo puedo demostrar". "A mí me mandan a ser detenido. La dirección del MLN me envió a un local que estaba "quemado"", sostuvo en respuesta a las acusaciones de traición de larga data que le han hecho dirigentes históricos del MLN.
Al mismo tiempo advirtió que "no vine por condescendencia o a reconciliarme y no me arrepiento de haber sido tupamaro (...) me arrepiento de los errores que cometí" . Hoy se autodefine como "cercano" al comunismo. Amodio Pérez considera que el MLN hizo mucho por propiciar el golpe de Estado de 1973 pero también asigna responsabilidad a la clase política. "Me puedo equivocar en matices, pero no en el fondo del asunto. Que la gente que me acusó venga y me lo diga en la cara", señaló Amodio Pérez.
Antes de entrar al juzgado los periodistas le preguntaron si había participado en algún acto de tortura y su respuesta se limitó a hacer una seña con su mano: levantó su dedo medio.
Al salir, solamente dijo: "No puedo hablar". Y se retiró rápidamente del Juzgado Penal 16° Turno. Se espera que su abogado brinde más declaraciones.
En el juzgado se vio, al menos, a otros dos exmilitantes tupamaros.
Hector Pascual Quartiani, uno de ellos, es testigo de la causa por abuso a 28 mujeres. Dijo que él se fugó del Penal de Punta Carretas junto a Amodio Pérez el 12 de abril del 72, e incluso compartían celda. Sin embargo, este dijo no conocerlo.
"Amodio está diciendo lo que dice todo traidor", dijo Quartiani a El País. El exmilitante tupamaro dijo que, cuando vio a Pérez sintió impotencia. "Me tuve que quedar quieto como gurí cagado", dijo.
Quartiani fue recapturado tiempo después de la fuga, según él, tras haber sido delatado por Amodio Pérez, a quien llegó a ver con kepi militar. "Pensé que lo habían boleteado porque es un arma de doble filo", dijo. Quartiani estuvo recluido hasta 1982.
La fiscal Estela Llorente pidió el cierre de fronteras como forma de asegurar la comparecencia hoy de Amodio Pérez, a lo que la jueza Staricco accedió.
De todas formas, si quisiera irse del país, Amodio no podría hacerlo porque le fue retenido su pasaporte español en la noche del sábado. Los ex militares sostienen que Amodio Pérez los ayudó a detener tupamaros.
Ayer fue otro día ajetreado para el extupamaro, a quienes su ex compañeros del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) acusan de traidor y de haber "entregado" a varios militantes a las Fuerzas Armadas. Primero debió declarar desde la mañana y por varias horas por dos denuncias presentadas el viernes en el juzgado Penal 14 en el que estaba de turno la magistrada María Elena Maynard. Una denuncia fue presentada por una ex militante del Movimiento de Liberación Nacional y la otra por el director de la publicación Caras y Caretas, Alberto Grille. En relación con estas dos causas el fiscal Ariel Cancela pedirá pruebas y declaraciones de testigos. Según supo El País, la acusación de Grille es "genérica" y sostiene que Amodio Pérez identificó militantes tupamaros como el histórico dirigente Julio Marenales y participó en torturas. Sin embargo, Amodio Pérez rechazó las acusaciones y no se apartó de la versión de los hechos que ha dado en el libro "Palabra de Amodio: la otra historia de los tupamaros" que fue presentado el viernes pasado. Amodio Pérez hizo referencias en varias oportunidades al actual ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro y se mantuvo en calma en todo momento.
Sobre las 16:00, un vehículo blanco de vidrios oscuros lo trasladó a corta distancia, a la sede de la magistrada Staricco, sobre la calle Juan Carlos Gómez, casi Reconquista. En este caso, debió declarar en una causa iniciada en 2011 por las violaciones de Punta de Rieles y otros centros de reclusión, asunto por el que el fiscal Carlos Negro ya pidió el procesamiento de Lucero. Como surgieron contradicciones entre las distintas versiones, Staricco dispuso la realización hoy del careo. En esta causa, la defensa de algunos acusados ha pedido que se cite a declarar a dirigentes históricos del MLN, como el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro.
El abogado de Amodio Pérez, Andrés Ojeda, dijo que el ex guerrillero pernoctaría en un hotel con su esposa. De la sede de Staricco se trasladó en el mismo vehículo blanco sobre las 19.30 horas a la Dirección Nacional de Inteligencia de donde fue liberado tras una serie de trámites. Salió caminando, con un sobre en la mano y acompañado de empleados de una empresa de seguridad privada y un funcionario de Inteligencia. Subió a un vehículo oscuro en el que se alejó.
Emplazado.
La fiscalía dejó a Amodio Pérez técnicamente en condición de "emplazado" y no pesa sobre él ningún pedido de procesamiento . Ojeda sostuvo que Amodio Pérez mostró en todo momento voluntad de colaborar con las investigaciónes y a permanecer en Uruguay hasta dilucidar todas las acusaciones que se le hacen. Aseguró que está "tranquilo y cómodo" aunque está "cansado porque tiene casi 80 años". Ojeda se mostró sorprendido porque se le haya retirado el pasaporte español que "se le había devuelto en mano en mi presencia y se lo había puesto en el bolsillo". La jueza de la Ciudad de la Costa, Marcela Vargas, dispuso la retención del pasaporte por lo que Pérez debería tramitar un nuevo documento para abandonar el país.Ojeda dijo también que "va a concurrir voluntariamente a cada cita en ambos juzgados pero los cierres de frontera no pueden ser eternos y tienen que estar justificados".
El ex juez Federico Álvarez Petraglia, que actúa como abogado de las 28 mujeres que en 2011 denunciaron haber sido víctima de abusos, considera que Amodio Pérez actuaba como un paramilitar y cometió delitos de lesa humanidad que no deben prescribir.
Amodio Pérez y su actual esposa, tenían la intención de regresar rápidamente a España. El extupamaro llegó a ese país en 1973 y allí rehizo su vida con otra identidad. Su pasaporte, a nombre de Walter Salvador Correa Barboza, se lo facilitaron las autoridades militares. De hecho, sus hijos radicados en España llevan el apellido Correa. El 13 de octubre de 1973, Amodio Pérez y su pareja de entonces Alicia Rey Morales dejaron Uruguay y viajaron por tierra a San Pablo desde donde volaron a España.
Staricco dice que es un presumario "complicado"
La jueza Julia Staricco dijo anoche a El País que la denuncia de 2011 que involucra a Amodio Pérez "es un presumario muy complicado como todos los vinculados a estos temas" y que su intención "es diligenciar la mayor cantidad de pruebas posibles". "Estos temas no se dilucidan de un día para otro, ni en 48 horas y no creo que esta sea la excepción", agregó. En cualquier caso, legalmente Amodio Pérez debía ser liberado a las 48 horas de su detención (ocurrida el sábado) si en el interin no se le realizaba ninguna acusación formal, lo que en este caso todavía no ocurrió."Los indagados (Asencio Lucero y Orosmán Pereira) lo involucran a él en ciertos actos que son objeto de denuncia. Como hay contradicciones, los cité para mañana", explicó la magistrada.
La Suprema Corte de Justicia tiene a estudio un recurso de casación interpuesto por la defensa de Lucero contra la excepción de prescripción ( de delitos) en base a la cual el fiscal subrogante, Carlos Negro, pidió en diciembre de 214 el procesamiento del militar Este capitán retirado se desempeñaba como encargado de Inteligencia en el Regimiento de Caballería 9 y el año pasado reconoció explícitamente que en esa unidad se habían realizado "submarinos" (inmersión en agua de prisioneros) y "plantones" y se había aplicado la picana eléctrica a los detenidos. También reconoció que las presas eran obligadas a permanecer desnudas como forma de presionarlas para que diesen información. En su confesión, Lucero también dijo que había médicos que participaban en los interrogatorios y que indicaban cuándo suspender los apremios físicos para evitar que la vida de los detenidos corriese peligro.
Lucero es defendido por Rossana Gavazzo, hija de José Gavazzo , otro militar preso por su actuación durante la dictadura. Ayer la abogada asistió a la declaración de Amodio Pérez. Lucero fue responsable de la custodia de Amodio Pérez y Rey Morales durante su tiempo de detención.
"Yo soy un traicionado"
Héctor Amodio Pérez dijo en un reportaje que publicó El País el sábado pasado que "yo soy un traicionado y lo puedo demostrar". "A mí me mandan a ser detenido. La dirección del MLN me envió a un local que estaba "quemado"", sostuvo en respuesta a las acusaciones de traición de larga data que le han hecho dirigentes históricos del MLN.Al mismo tiempo advirtió que "no vine por condescendencia o a reconciliarme y no me arrepiento de haber sido tupamaro (...) me arrepiento de los errores que cometí" . Hoy se autodefine como "cercano" al comunismo. Amodio Pérez considera que el MLN hizo mucho por propiciar el golpe de Estado de 1973 pero también asigna responsabilidad a la clase política. "Me puedo equivocar en matices, pero no en el fondo del asunto. Que la gente que me acusó venga y me lo diga en la cara", señaló Amodio Pérez.
NOTICIAS DE HOY
Las identidades de Amodio
A pedido del Ministerio del Interior, gobierno español investiga a Amodio
El Ministerio del Interior de España colabora con el Ministerio del Interior de Uruguay para determinar cómo Héctor Amodio Pérez consolidó en ese país la identidad de Walter Salvador Correa Barboza, nombre que le otorgaron los militares en 1973 para que huyera, con su esposa Alicia Rey, de sus excompañeros del MLN que lo habían condenado a muerte.
11 ago 2015 El País uy
Con esa identidad vivió 42 años en España, donde logró obtener la ciudadanía en el año 1981 y donde nunca tuvo problemas con la ley.
"El Ministerio del Interior de España está colaborando con el de Uruguay para tratar de aclarar lo más posible las cosas", reconoció a El País el embajador de España en Montevideo, Roberto Varela Fariña.
Amodio Pérez, según el embajador, planteó a Uruguay y España un problema de doble identidad vigente. "Para España es español porque ha vivido allí durante los últimos cuarenta años y tiene la documentación en regla. Pero es claro y notorio que cuando llegó acá dijo que era otra persona", comentó Varela Fariña.
El Ministerio del Interior español analiza también qué hará si Amodio vuelve a España y, según el embajador, se respetará la decisión de Uruguay de quitarle el pasaporte español con el nombre de Correa Barboza. "No hay muchos casos en el mundo de doble identidad, por eso es un tema complejo", dijo el diplomático.
La embajada de España no tiene claro tampoco cómo actuar en caso que Amodio Pérez solicite asistencia consular si quedara detenido, ya que el servicio se brinda a los ciudadanos españoles. "Por un lado nosotros podríamos brindarle abogados si lo solicitara en caso de ser detenido y que el juez lo autorice, pero de todas formas, seguirá siendo un tema de la Justicia uruguaya por un delito presuntamente cometido en Uruguay, por lo tanto nuestro margen de maniobra es nulo", indicó.
El sábado ante la jueza Marcela Vargas, Amodio Pérez declaró que en 1973 recibió del general Esteban Cristi una cédula de identidad, una partida de nacimiento y un pasaporte uruguayos con su nuevo nombre y explicó que nunca regularizó su situación en España porque "temía por mi vida" aun cuando se restablecieron los regímenes democráticos en ambos países, porque sabía que el MLN lo buscó para ejecutar su condena.
Ante la pregunta de por qué vino a Uruguay, dijo que para "mantener un cara a cara" con sus excompañeros que aún mantienen la denuncia. "Yo quiero que la gente lea el libro para que sepa mi verdad, yo no voy a cobrar un duro por el libro... Yo soy Walter Salvador Correa Barboza, para mí Amodio Pérez desapareció cuando me fui".
La jueza, que el sábado lo dejó en libertad, entendió que es una persona que "por circunstancias de la vida debió llevar una doble identidad", lo que hace descartar "dolo" en cuanto a la documentación presentada en la Dirección de Migración el viernes cuando llegó a Uruguay. En su resolución Vargas afirma que era la única en su poder y que carecía de documentos que certifiquen que es Amodio Pérez.
La magistrada relata que ante el archivo de las actuaciones recibió la consulta del director de Inteligencia (Williams García), que le transmitió la inquietud de la directora de Migraciones (Myriam Coitinho) "acerca de su desconocimiento legal del proceder, por no poder permitir el egreso del país al denunciado con el pasaporte de mención". Vargas asegura en la resolución que ante la consulta administrativa, "sugirió" que no se le devuelva el pasaporte y que tramitara un documento nacional para eventualmente salir de Uruguay.
"El Ministerio del Interior de España está colaborando con el de Uruguay para tratar de aclarar lo más posible las cosas", reconoció a El País el embajador de España en Montevideo, Roberto Varela Fariña.
Amodio Pérez, según el embajador, planteó a Uruguay y España un problema de doble identidad vigente. "Para España es español porque ha vivido allí durante los últimos cuarenta años y tiene la documentación en regla. Pero es claro y notorio que cuando llegó acá dijo que era otra persona", comentó Varela Fariña.
El Ministerio del Interior español analiza también qué hará si Amodio vuelve a España y, según el embajador, se respetará la decisión de Uruguay de quitarle el pasaporte español con el nombre de Correa Barboza. "No hay muchos casos en el mundo de doble identidad, por eso es un tema complejo", dijo el diplomático.
La embajada de España no tiene claro tampoco cómo actuar en caso que Amodio Pérez solicite asistencia consular si quedara detenido, ya que el servicio se brinda a los ciudadanos españoles. "Por un lado nosotros podríamos brindarle abogados si lo solicitara en caso de ser detenido y que el juez lo autorice, pero de todas formas, seguirá siendo un tema de la Justicia uruguaya por un delito presuntamente cometido en Uruguay, por lo tanto nuestro margen de maniobra es nulo", indicó.
El sábado ante la jueza Marcela Vargas, Amodio Pérez declaró que en 1973 recibió del general Esteban Cristi una cédula de identidad, una partida de nacimiento y un pasaporte uruguayos con su nuevo nombre y explicó que nunca regularizó su situación en España porque "temía por mi vida" aun cuando se restablecieron los regímenes democráticos en ambos países, porque sabía que el MLN lo buscó para ejecutar su condena.
Ante la pregunta de por qué vino a Uruguay, dijo que para "mantener un cara a cara" con sus excompañeros que aún mantienen la denuncia. "Yo quiero que la gente lea el libro para que sepa mi verdad, yo no voy a cobrar un duro por el libro... Yo soy Walter Salvador Correa Barboza, para mí Amodio Pérez desapareció cuando me fui".
La jueza, que el sábado lo dejó en libertad, entendió que es una persona que "por circunstancias de la vida debió llevar una doble identidad", lo que hace descartar "dolo" en cuanto a la documentación presentada en la Dirección de Migración el viernes cuando llegó a Uruguay. En su resolución Vargas afirma que era la única en su poder y que carecía de documentos que certifiquen que es Amodio Pérez.
La magistrada relata que ante el archivo de las actuaciones recibió la consulta del director de Inteligencia (Williams García), que le transmitió la inquietud de la directora de Migraciones (Myriam Coitinho) "acerca de su desconocimiento legal del proceder, por no poder permitir el egreso del país al denunciado con el pasaporte de mención". Vargas asegura en la resolución que ante la consulta administrativa, "sugirió" que no se le devuelva el pasaporte y que tramitara un documento nacional para eventualmente salir de Uruguay.
Una entrevista interesante al ex (ya difunto) Comisario Otero de la Inteligencia policial, sobre Amodio
-
CARAS A CARA
Amodio Pérez libre, la investigación continúa
El ex militante tupamaro Héctor Amodio Pérez participó de un careo con los militares que lo acusaron de marcar militantes y de participar en interrogatorios, y luego se retiró del Juzgado; la indagatoria continuará.
ago 10, 2015 CARAS Y CARETAS
La jueza Penal de 16º Turno, Julia Staricco, realizó este martes un careo entre el ex militante tupamaro Héctor Amodio Pérez y los militares Asencio Lucero y Orosmán Pereira, en el marco de la indagatoria penal por posible ilícitos perpetrados en la dictadura.
Amodio Perez llegó al Juzgado minutos antes de las 13:00 horas para declarar ante la Sede. “¿Es verdad que usted participó en interrogatorios?”, le preguntó un periodista. La respuesta de Amodio Pérez fue un con un gesto: levantó su dedo del medio. Posteriormente, ingresaron los dos militares con los que fue sometido a careo. Amodio Pérez negó las imputaciones en su contra
Casi tres horas después, el ex militante tupamaro se retiró del Juzgado, sin que existiera ninguna imputación en su contra. Se retiró junto al equipo de seguridad que lo acompañó desde su llegada al Uruguay, el pasado viernes. “No puedo hablar”, se limitó a decir Amodio cuando se retiraba del Juzgado.
Según pudo saber Caras y Caretas Portal, el ex militante tupamaro fue dejado en libertad, pero continúa en calidad de “emplazado”, ya que la investigación continúa.
Sin embargo, esta no es la única investigación que enfrenta Amodio Pérez en Uruguay. Existen al menos tres procesos penales en su contra.
Primero, tiene el pasaporte retenido; segundo, le cerraron las fronteras; tercero, ha comparecido ante la magistrada Julia Staricco para un careo en el que se ha confrontado con los militares Asencio Lucero y Orosmán Pereira que aseguraron que el ex tupamaro salía a la calle a marcar militantes y que, incluso, participó en sesiones de interrogatorios de sus ex compañeros. Amodio lo niega.
A todo eso se le suman sendas denuncias que tramita la jueza Penal de 14º Turno, María Helena Mainard: una es la presentada por Alberto Grille, director de la revista Caras y Caretas; la otra corresponde a una ex militante tupamara. Por esta causa, también se dispuso un cierre de fronteras en su contra, mientras se tramitan el resto de las medidas probatorias aún pendientes.
La defensa de alguno de los acusados ha solicitado la comparecencia del ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro y de otros conocidos militantes tupamaros.
Amodio Perez llegó al Juzgado minutos antes de las 13:00 horas para declarar ante la Sede. “¿Es verdad que usted participó en interrogatorios?”, le preguntó un periodista. La respuesta de Amodio Pérez fue un con un gesto: levantó su dedo del medio. Posteriormente, ingresaron los dos militares con los que fue sometido a careo. Amodio Pérez negó las imputaciones en su contra
Casi tres horas después, el ex militante tupamaro se retiró del Juzgado, sin que existiera ninguna imputación en su contra. Se retiró junto al equipo de seguridad que lo acompañó desde su llegada al Uruguay, el pasado viernes. “No puedo hablar”, se limitó a decir Amodio cuando se retiraba del Juzgado.
Según pudo saber Caras y Caretas Portal, el ex militante tupamaro fue dejado en libertad, pero continúa en calidad de “emplazado”, ya que la investigación continúa.
Sin embargo, esta no es la única investigación que enfrenta Amodio Pérez en Uruguay. Existen al menos tres procesos penales en su contra.
Primero, tiene el pasaporte retenido; segundo, le cerraron las fronteras; tercero, ha comparecido ante la magistrada Julia Staricco para un careo en el que se ha confrontado con los militares Asencio Lucero y Orosmán Pereira que aseguraron que el ex tupamaro salía a la calle a marcar militantes y que, incluso, participó en sesiones de interrogatorios de sus ex compañeros. Amodio lo niega.
A todo eso se le suman sendas denuncias que tramita la jueza Penal de 14º Turno, María Helena Mainard: una es la presentada por Alberto Grille, director de la revista Caras y Caretas; la otra corresponde a una ex militante tupamara. Por esta causa, también se dispuso un cierre de fronteras en su contra, mientras se tramitan el resto de las medidas probatorias aún pendientes.
La defensa de alguno de los acusados ha solicitado la comparecencia del ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro y de otros conocidos militantes tupamaros.
Dossier del Blog El Muerto
El regreso de la rata: ¡Juicio y castigo!
lunes, 10 de agosto de 2015
La operación "el regreso de la rata", y nosotros...
TRISTE, GROTESCA, ABSURDA CAMPAÑA, PERO NADA INGENUA
por Gabriel -Saracho- Carbajales
Ciertos imponderables, han hecho posible que de alguna manera se pinchara el operativo "regreso" del mercenario Héctor Amodio Pérez, sólo en apariencia en visita promocional de su libro "Palabra de Amodio", preparada desde hace un par de años entre "El Observador", "El País", la CIA y alguna otra gente que ha creído ingenuamente que "la palabra de Amodio" podía arrojar algo de luz sobre "la historia del pasado reciente"...
Por lo pronto, únicamente el hecho de haber ingresado con la documentación ilegal que le proporcionaron los fascistas entre 1973 y 1974 cuando lo liberaron como pago -con unos cuantos dólares de propina- por los servicios prestados, y, además, algunas denuncias en su contra por su co-resposabilidad en aberrantes delitos de lesa humanidad, han generado algo de Atención pública sobre su propagandeada presencia en Montevideo. La cacareada "conferencia de prensa" a unas horas de su arribo, fue un papelón mayúsculo, convirtiéndose de hecho en la exposición pública -triste, grotesca, absurda- de un personaje desgraciado, neciamente soberbio, claramente resuelto a tratar de trasladar su responsabilidad personal como activo militante del aparato represivo de la dictadura, hacia otros protagonistas de los tiempos de derrota del MLN-Tupamaros cuyas conductas -sobre todo en la actualidad- están en tela de juicio por diversos motivos -nada menores, sin duda-, aunque en todo caso no es precisamente Amodio Pérez el más indicado para colocarse "en juez" de nadie.
De absolutamente nadie. La solvencia moral de este sujeto -si es que alguna vez la tuvo en grado mínimo- lo inhabilita tan siquiera como testigo parcialmente creíble, y sus reacciones ante las preguntas de los periodistas en la "conferencia" -algunas de ellas con la carga esperable de un Goyo Alvarez o un Bordaberry-, son la evidencia irrefutable de que su "operativo regreso" es lo que es: el enchastre masivo de apariencia "selectiva" y la pretensión de colocarse como "héroe de la película", justo él, uno de los personajes más abyectos, desquiciados y degradados de la historia de ayer y de la de hoy mismo.
Sin embargo, "atenti al lupo". El "caso Amodio" es solamente el pretexto. El personaje es nada más que el cretino útil ocasionalmente contratado -una vez más y no necesariamente la última- para realizar destacadamente una tarea clave en la campaña ideológica concebida por los más gorilones como estratégica en términos contrarevolucionarios: la realidad los induce a concluir que la manera de tratar de neutralizar al movimiento popular que destruyeron desde 1972, pero que reverdece a pesar de todos los pesares, es sembrando incesantemente semillitas de desconfianza y desmoralización entre las mujeres y los hombres de este pueblo trabajador -muy golpeado, pero no aplastado- al que empecinadamente tratan de hacerle creer que todas y todos somos de algún modo una bazofia humana como Amodio y Gavazzo o renegados como lo son algunos de los que ayer empuñaron las armas contra el gorilaje y hoy no se apean de una "militancia" en definitiva funcional al sistema.
La operación "el regreso de la rata" se vale de la rata, pero ni cuenta solamente con ella ni su arsenal se reduce a las 300 páginas de un librito impreso entre "El País" y "El Observador" con abundante excremento antipopular en lugar de tinta. Esto es nada más que un aspecto, una parte, un pequeño volúmen de proyectiles, de algo mucho más de largo aliento y más ambicioso pergeñado por la crema de una clase dominante que sabe muy bien que no alcanza con el reformismo conciliador para ponerle freno a las impresionantes tensiones sociales y las explosiones de pueblo movilizado que necesariamente irán presentándose como consecuencia inevitable del sostenido y profundizado egoísmo de quienes por ahora sostienen el mango de la sarten sin poder darse "el lujo" de aflojarle siquiera un cachito (la burguesía, de conciliadora no tiene ni tendrá jamás un pelo, mucho menos cuando vuelven a colocarse los zapallos en el carro de la verdad revolucionaria).
Pase lo que pase con este pobre sujeto llamado Héctor Amodio Pérez o como quiere hacerse llamar, no debemos ceder ante ninguna de las tentaciones del "librepensamiento liberal" que nos habla de "pluralismo" y "cabezas abiertas" al "conocimiento" de todas las versiones y opiniones que "arrojen luz sobre la historia"... La historia es hoy, y ella se construye también con actitudes firmes y porfiadas desde el abajo, aunque los vientos parezcan seguir soplando a favor de los vendedores de "libertad de expresión" y "de palabra" que ocultan la ausencia de libertad real y el empeño imbécil por seguir manteniéndonos no solamente cada vez más explotados y oprimidos, sino también más alienados e idiotizados por la pornografía proxeneta de Marcelo Tinelli o “el suspense” del "misterioso Amodio Pérez" y sus padrinos y madrinas del "cuarto poder".
Contra la siembra de desmoralización y desconfianzas, ¡más demanda de Juicio y Castigo, más demanda de Verdad y Justicia en todos los planos de la vida, y más oídos sordos a todas las piruetas mediáticas que desean expulsarnos de la historia, de una historia que es nuestra historia y no la de los que trabajan contra la historia o un par de “demonios” alejados de una lucha de clases en la que ya se han servido demasiados cócteles de distracción, apatía y siembra de “hacé la tuya y dejate de joder con la justicia y la igualdad social”!!!...
Gabriel -Saracho- Carbajales, Montevideo, 10 de agosto de 2015.-
La operación "el regreso de la rata", y nosotros...
TRISTE, GROTESCA, ABSURDA CAMPAÑA, PERO NADA INGENUA
por Gabriel -Saracho- Carbajales
Ciertos imponderables, han hecho posible que de alguna manera se pinchara el operativo "regreso" del mercenario Héctor Amodio Pérez, sólo en apariencia en visita promocional de su libro "Palabra de Amodio", preparada desde hace un par de años entre "El Observador", "El País", la CIA y alguna otra gente que ha creído ingenuamente que "la palabra de Amodio" podía arrojar algo de luz sobre "la historia del pasado reciente"...
Por lo pronto, únicamente el hecho de haber ingresado con la documentación ilegal que le proporcionaron los fascistas entre 1973 y 1974 cuando lo liberaron como pago -con unos cuantos dólares de propina- por los servicios prestados, y, además, algunas denuncias en su contra por su co-resposabilidad en aberrantes delitos de lesa humanidad, han generado algo de Atención pública sobre su propagandeada presencia en Montevideo. La cacareada "conferencia de prensa" a unas horas de su arribo, fue un papelón mayúsculo, convirtiéndose de hecho en la exposición pública -triste, grotesca, absurda- de un personaje desgraciado, neciamente soberbio, claramente resuelto a tratar de trasladar su responsabilidad personal como activo militante del aparato represivo de la dictadura, hacia otros protagonistas de los tiempos de derrota del MLN-Tupamaros cuyas conductas -sobre todo en la actualidad- están en tela de juicio por diversos motivos -nada menores, sin duda-, aunque en todo caso no es precisamente Amodio Pérez el más indicado para colocarse "en juez" de nadie.
De absolutamente nadie. La solvencia moral de este sujeto -si es que alguna vez la tuvo en grado mínimo- lo inhabilita tan siquiera como testigo parcialmente creíble, y sus reacciones ante las preguntas de los periodistas en la "conferencia" -algunas de ellas con la carga esperable de un Goyo Alvarez o un Bordaberry-, son la evidencia irrefutable de que su "operativo regreso" es lo que es: el enchastre masivo de apariencia "selectiva" y la pretensión de colocarse como "héroe de la película", justo él, uno de los personajes más abyectos, desquiciados y degradados de la historia de ayer y de la de hoy mismo.
Sin embargo, "atenti al lupo". El "caso Amodio" es solamente el pretexto. El personaje es nada más que el cretino útil ocasionalmente contratado -una vez más y no necesariamente la última- para realizar destacadamente una tarea clave en la campaña ideológica concebida por los más gorilones como estratégica en términos contrarevolucionarios: la realidad los induce a concluir que la manera de tratar de neutralizar al movimiento popular que destruyeron desde 1972, pero que reverdece a pesar de todos los pesares, es sembrando incesantemente semillitas de desconfianza y desmoralización entre las mujeres y los hombres de este pueblo trabajador -muy golpeado, pero no aplastado- al que empecinadamente tratan de hacerle creer que todas y todos somos de algún modo una bazofia humana como Amodio y Gavazzo o renegados como lo son algunos de los que ayer empuñaron las armas contra el gorilaje y hoy no se apean de una "militancia" en definitiva funcional al sistema.
La operación "el regreso de la rata" se vale de la rata, pero ni cuenta solamente con ella ni su arsenal se reduce a las 300 páginas de un librito impreso entre "El País" y "El Observador" con abundante excremento antipopular en lugar de tinta. Esto es nada más que un aspecto, una parte, un pequeño volúmen de proyectiles, de algo mucho más de largo aliento y más ambicioso pergeñado por la crema de una clase dominante que sabe muy bien que no alcanza con el reformismo conciliador para ponerle freno a las impresionantes tensiones sociales y las explosiones de pueblo movilizado que necesariamente irán presentándose como consecuencia inevitable del sostenido y profundizado egoísmo de quienes por ahora sostienen el mango de la sarten sin poder darse "el lujo" de aflojarle siquiera un cachito (la burguesía, de conciliadora no tiene ni tendrá jamás un pelo, mucho menos cuando vuelven a colocarse los zapallos en el carro de la verdad revolucionaria).
Pase lo que pase con este pobre sujeto llamado Héctor Amodio Pérez o como quiere hacerse llamar, no debemos ceder ante ninguna de las tentaciones del "librepensamiento liberal" que nos habla de "pluralismo" y "cabezas abiertas" al "conocimiento" de todas las versiones y opiniones que "arrojen luz sobre la historia"... La historia es hoy, y ella se construye también con actitudes firmes y porfiadas desde el abajo, aunque los vientos parezcan seguir soplando a favor de los vendedores de "libertad de expresión" y "de palabra" que ocultan la ausencia de libertad real y el empeño imbécil por seguir manteniéndonos no solamente cada vez más explotados y oprimidos, sino también más alienados e idiotizados por la pornografía proxeneta de Marcelo Tinelli o “el suspense” del "misterioso Amodio Pérez" y sus padrinos y madrinas del "cuarto poder".
Contra la siembra de desmoralización y desconfianzas, ¡más demanda de Juicio y Castigo, más demanda de Verdad y Justicia en todos los planos de la vida, y más oídos sordos a todas las piruetas mediáticas que desean expulsarnos de la historia, de una historia que es nuestra historia y no la de los que trabajan contra la historia o un par de “demonios” alejados de una lucha de clases en la que ya se han servido demasiados cócteles de distracción, apatía y siembra de “hacé la tuya y dejate de joder con la justicia y la igualdad social”!!!...
Gabriel -Saracho- Carbajales, Montevideo, 10 de agosto de 2015.-
Entre algunos de los testigos que podrían ser citados a declarar se encuentra el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro. Además, en este caso fueron nombrados cuatro policías y militares que habrían trabajado en coordinación con el extupamaro.
Grille dijo que accionó como un ciudadano más al saber de la llegada de Amodio a Uruguay y sobre la base de información que vincula al extupamaro como colaborador militar, en detenciones ilegales, y torturas.
La otra denuncia fue presentada por una mujer que asegura haber estado detenida durante la dictadura a causa de la acción de Amodio Pérez. No se saben más detalles de esta causa.
DENUNCIA POR CASO DE 28 EX PRESAS POLÍTICAS. Tras prestar declaración en el juzgado penal de 14º turno, Amodio Pérez se trasladó para declarar ante la jueza Julia Staricco, por haber sido nombrado como colaborador de los militares en la detención, tortura y delitos sexuales contra 28 presas políticas durante la dictadura.
Según informa El Observador, al menos dos militares lo nombraron a Pérez en estas actividades.
DEBERÁ TRAMITAR NUEVO PASAPORTE. Pérez declaró en la tarde de este sábado en el Juzgado de Ciudad de la Costa tras haber ingresado al país utilizando un pasaporte con un nombre distinto al suyo. Funcionarios de Migración del Aeropuerto de Carrasco constataron que en el documento figuraba otro nombre. Walter Salvador Correa Barboza es el nombre que utilizó Amodio para ingresar a Uruguay para la presentación de su libro “Palabra de Amodio, la historia de los Tupamaros”.
A la sede penal de Ciudad de la Costa también concurrió el verdadero Walter Salvador Correa Barboza, quien manifestó a la Justicia que no estaba en conocimiento del tema y aclaró que nunca perdió sus documentos. El hombre se retiró del Juzgado sin realizar declaraciones a la prensa.
Por la mañana, en la sede de la Dirección General de Información e Inteligencia de la Policía, Amodio Pérez declaró que fueron los militares quienes le proporcionaron esa identidad cuando se fue del país en 1973 y se legalizó en España.
El abogado defensor, Andrés Ojeda, dijo que el pasaporte le fue devuelto a Amodio Pérez tras comprobar tanto la Justicia como la Fiscalía que esa fue la identidad que asumió el extupamaro cuando se exilió en el exterior para salvaguardar su vida.
Sin embargo, a última hora del sábado personal de Migraciones consultó a la jueza Marcela Vargas sobre si acreditaba la salida del país con documentación irregular. La jueza reconsideró su decisión y si bien mantuvo la postura de no procesarlo dispuso que Inteligencia incautara el pasaporte español y que Pérez tramite una nueva documentación.
Amodio Pérez pasó la noche del sábado en la sede de Información e Inteligencia.
Grille dijo que accionó como un ciudadano más al saber de la llegada de Amodio a Uruguay y sobre la base de información que vincula al extupamaro como colaborador militar, en detenciones ilegales, y torturas.
La otra denuncia fue presentada por una mujer que asegura haber estado detenida durante la dictadura a causa de la acción de Amodio Pérez. No se saben más detalles de esta causa.
DENUNCIA POR CASO DE 28 EX PRESAS POLÍTICAS. Tras prestar declaración en el juzgado penal de 14º turno, Amodio Pérez se trasladó para declarar ante la jueza Julia Staricco, por haber sido nombrado como colaborador de los militares en la detención, tortura y delitos sexuales contra 28 presas políticas durante la dictadura.
Según informa El Observador, al menos dos militares lo nombraron a Pérez en estas actividades.
DEBERÁ TRAMITAR NUEVO PASAPORTE. Pérez declaró en la tarde de este sábado en el Juzgado de Ciudad de la Costa tras haber ingresado al país utilizando un pasaporte con un nombre distinto al suyo. Funcionarios de Migración del Aeropuerto de Carrasco constataron que en el documento figuraba otro nombre. Walter Salvador Correa Barboza es el nombre que utilizó Amodio para ingresar a Uruguay para la presentación de su libro “Palabra de Amodio, la historia de los Tupamaros”.
A la sede penal de Ciudad de la Costa también concurrió el verdadero Walter Salvador Correa Barboza, quien manifestó a la Justicia que no estaba en conocimiento del tema y aclaró que nunca perdió sus documentos. El hombre se retiró del Juzgado sin realizar declaraciones a la prensa.
Por la mañana, en la sede de la Dirección General de Información e Inteligencia de la Policía, Amodio Pérez declaró que fueron los militares quienes le proporcionaron esa identidad cuando se fue del país en 1973 y se legalizó en España.
El abogado defensor, Andrés Ojeda, dijo que el pasaporte le fue devuelto a Amodio Pérez tras comprobar tanto la Justicia como la Fiscalía que esa fue la identidad que asumió el extupamaro cuando se exilió en el exterior para salvaguardar su vida.
Sin embargo, a última hora del sábado personal de Migraciones consultó a la jueza Marcela Vargas sobre si acreditaba la salida del país con documentación irregular. La jueza reconsideró su decisión y si bien mantuvo la postura de no procesarlo dispuso que Inteligencia incautara el pasaporte español y que Pérez tramite una nueva documentación.
Amodio Pérez pasó la noche del sábado en la sede de Información e Inteligencia.
Justicia accedió a tramitar denuncia de Grille
Amodio Pérez declara en varias causas
El ex militante tupamaro Héctor Amodio Pérez declaró este domingo ante la Justicia en causas por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura; la jueza María Helena Mainard accedió a investigar la denuncia del director de Caras y Caretas, Alberto Grille.
Amodio Pérez declara en varias causas
El ex militante tupamaro Héctor Amodio Pérez declaró este domingo ante la Justicia en causas por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura; la jueza María Helena Mainard accedió a investigar la denuncia del director de Caras y Caretas, Alberto Grille.
La jueza Penal de 14º Turno, María Helena Mainard, accedió a investigar la denuncia presentada por el director de Caras y Caretas, Alberto Grille, contra el ex militante tupamaro Héctor Amodio Pérez, y dispuso su citación ante la Sede. La magistrada aceptó, en línea con la postura del fiscal Ariel Cancela, investigar a Amodio Pérez y dispuso su citación al Juzgado.
Grille compareció, el pasado viernes ante el fiscal Cancela, y entregó una carta con su denuncia. La denuncia la presentó al conocer el arribo de Amodio Pérez -considerado un “traidor” por el MLN-T-, al Uruguay para presentar un libro con su historia en el grupo guerrillero.
“El señor Amodio Pérez fue uno de los jefes del Movimiento de Libertación Tupamaros, fue coordinador del Operativo Pando donde murieron tres polícías, fue apresado por las Fuerzas Conjuntas habiendo colaborado con ellas, participó activamente a veces directamente y a veces indirectamente, en sesiones de torturas, participó en detenciones de guerrilleros y contribuyó en sus interrogatorios, se fugó de la cárcel o fue liberado saliendo del país con documentos falsos. Nunca fue juzgado por éstos delitos ni fue amnistiado. No cumplió penas pese a haber participado en delitos de sangre. No se conoce con qué documentos entró al Uruguay ni cuál fue la autoridad que los expidió”, expresa el escrito que Grille.
El fiscal analizó los antecedentes y decidió elevar la causa a la jueza Mainard para la adopción de medidas. En el correr de las horas, varios ex militantes tupamaros decidieron plegarse a la denuncia penal presentada por Grille, entre ellos, Julio Marenales, Carlos Haller y Alba Antúnez, así como el jefe de Seguridad de la AUF, Miguel Zuluaga. Todos ellos se presentaron como testigos. También se sumó la denuncia de otra ex militante tupamara contra Amodio Pérez.
En base a esa denuncia, y los testimonios incorporados, la jueza Mainard decidió convocar a Amodio Pérez y lo interrogó durante casi dos horas y medias, según informó Televisión Nacional (TNU). Los denuncia y los testigos afirman que Amodio Pérez participó en operativos de detención de sus ex compañeros en el MLN-T e, incluso, en sesiones de interrogatorios realizados en cuarteles militantes. Por esta causa, será citado el ex ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro.
Pero este no será el único caso en que comparecerá Amodio Pérez. La jueza Penal de 16º Turno, Julia Staricco, decidió citarlo a declarar en otra causa por graves violaciones a los derechos humanos. Esto porque en su momento, el fiscal Carlos Negro (en subrogación de la Fiscalía Penal de 10º Turno) pidió recabar su testimonio, en virtud de las declaraciones de un ex integrante del Ejército, donde se lo involucra en actos ilícitos durante la dictadura.
El capitán (r) Orosman Pereira, ex integrante del Batallón Florida, declaró ante la jueza Staricco, que Amodio Pérez colaboró con los militares en el desbaratamiento del MLN-T. En este ámbito, Pereira afirmó que Amodio Pérez participó de rondas de identificación de integrantes del MLN-T y que, incluso, participó de interrogatorios de algunos de sus ex compañeros.
Amodio Pérez también declaró ante un juez de Ciudad de la Costa, por haber ingresado al país utilizando un pasaporte falso. El pasaporte identificaba a Amodio Pérez con el nombre de “Walter Salvador Correa Barboza”, nacido en Valparaíso (Uruguay), que fue la identidad con la que vivió durante más de 40 años en España. Tras declarar ante la Sede, el magistrado dispuso su puesta en libertad y le devolvió el pasaporte, pero horas después ordenó que el mismo le sea retenido y que Amodio Pérez tramite un nuevo pasaporte con su verdadera identidad. En caso de no ser imputado en las otras causas, y querer abandonar el país, Amodio deberá hacer los trámites ante la Dirección Nacional de Migraciones.
Grille compareció, el pasado viernes ante el fiscal Cancela, y entregó una carta con su denuncia. La denuncia la presentó al conocer el arribo de Amodio Pérez -considerado un “traidor” por el MLN-T-, al Uruguay para presentar un libro con su historia en el grupo guerrillero.
“El señor Amodio Pérez fue uno de los jefes del Movimiento de Libertación Tupamaros, fue coordinador del Operativo Pando donde murieron tres polícías, fue apresado por las Fuerzas Conjuntas habiendo colaborado con ellas, participó activamente a veces directamente y a veces indirectamente, en sesiones de torturas, participó en detenciones de guerrilleros y contribuyó en sus interrogatorios, se fugó de la cárcel o fue liberado saliendo del país con documentos falsos. Nunca fue juzgado por éstos delitos ni fue amnistiado. No cumplió penas pese a haber participado en delitos de sangre. No se conoce con qué documentos entró al Uruguay ni cuál fue la autoridad que los expidió”, expresa el escrito que Grille.
El fiscal analizó los antecedentes y decidió elevar la causa a la jueza Mainard para la adopción de medidas. En el correr de las horas, varios ex militantes tupamaros decidieron plegarse a la denuncia penal presentada por Grille, entre ellos, Julio Marenales, Carlos Haller y Alba Antúnez, así como el jefe de Seguridad de la AUF, Miguel Zuluaga. Todos ellos se presentaron como testigos. También se sumó la denuncia de otra ex militante tupamara contra Amodio Pérez.
En base a esa denuncia, y los testimonios incorporados, la jueza Mainard decidió convocar a Amodio Pérez y lo interrogó durante casi dos horas y medias, según informó Televisión Nacional (TNU). Los denuncia y los testigos afirman que Amodio Pérez participó en operativos de detención de sus ex compañeros en el MLN-T e, incluso, en sesiones de interrogatorios realizados en cuarteles militantes. Por esta causa, será citado el ex ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro.
Pero este no será el único caso en que comparecerá Amodio Pérez. La jueza Penal de 16º Turno, Julia Staricco, decidió citarlo a declarar en otra causa por graves violaciones a los derechos humanos. Esto porque en su momento, el fiscal Carlos Negro (en subrogación de la Fiscalía Penal de 10º Turno) pidió recabar su testimonio, en virtud de las declaraciones de un ex integrante del Ejército, donde se lo involucra en actos ilícitos durante la dictadura.
El capitán (r) Orosman Pereira, ex integrante del Batallón Florida, declaró ante la jueza Staricco, que Amodio Pérez colaboró con los militares en el desbaratamiento del MLN-T. En este ámbito, Pereira afirmó que Amodio Pérez participó de rondas de identificación de integrantes del MLN-T y que, incluso, participó de interrogatorios de algunos de sus ex compañeros.
Amodio Pérez también declaró ante un juez de Ciudad de la Costa, por haber ingresado al país utilizando un pasaporte falso. El pasaporte identificaba a Amodio Pérez con el nombre de “Walter Salvador Correa Barboza”, nacido en Valparaíso (Uruguay), que fue la identidad con la que vivió durante más de 40 años en España. Tras declarar ante la Sede, el magistrado dispuso su puesta en libertad y le devolvió el pasaporte, pero horas después ordenó que el mismo le sea retenido y que Amodio Pérez tramite un nuevo pasaporte con su verdadera identidad. En caso de no ser imputado en las otras causas, y querer abandonar el país, Amodio deberá hacer los trámites ante la Dirección Nacional de Migraciones.
Ayer, declaró en tres causas penales que lo involucran
Amodio fue sometido a un careo
Publicado el Lunes 10 agosto de 2015 , 4:00pm La República uy
Héctor Amodio Pérez declaró en el juzgado penal y se fue con su custodia personal.
Ayer, tras varias horas de interrogatorio, el ex tupamaro negó las imputaciones y quedó en libertad aunque en calidad de emplazado.
Hoy concurrió por segunda vez ante la sede de la jueza penal de 16º Turno Julia Staricco y enfrentó un careo con los capitanes retirados Asencio Lucero y Orosmán Pereira por hechos ocurridos en 1972. El ex tupamaro coincidió con ellos cuando estuvo recluido en el Regimiento Nº9 y en el Batallón Florida.Cerca de la hora 16 dejó el juzgado acompañado de su custodia personal, sin policías. Cuando en la puerta del Juzgado de Juan Carlos Gómez los periodistas preguntaron si había participado en actos de tortura, el extupamaro respondió mostrándoles el dedo del medio de su mano derecho.
Ayer, la jueza dispuso el cierre de fronteras para evitar su salida del país antes que culmine la indagatoria, algo que su abogado negó que pudiese ocurrir. Anteriormente, Amodio Pérez había declarado ante la jueza en lo penal de 14º Turno doctora María Helena Mainard en la calle Bartolomé Mitre por otras dos denuncias presentadas apenas este arribara al Uruguay.
Al caso de violación y abusos sexuales, presentado en 2011, se sumaron otras dos denuncias: una presentada por la militante tupamara Alba Antúnez y otra por el periodista Alberto Grille, director de Caras y Caretas.
En esta última, podrían sumarse testimonios de otros miembros del MLN-T entre los cuales estarían Julio Marenales, entre otros. Tampoco era de descartar que compareciera en esta causa como testigo el ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro.
Antúnez dijo ayer a LA REPÚBLICA que recuerda con nitidez cuando tras una sesión de torturas a la que fue sometida y al levantársele la capucha que cubría su rostro, reconoció al entonces dirigente tupamaro Amodio Pérez, parado en el umbral de la puerta y vestido con uniforme militar.
El hecho ocurrió en julio de 1972 en el Batallón Florida. Antúnez estaba citada para comparecer ayer pero no pudo asistir debido a su estado gripal.
El fiscal de 4º Turno Ariel Cancela que entiende en esta causa manifestó a LA REPÚBLICA que “conceptualmente se investigan hechos que ocurrieron hace ya muchos años y la única manera de ver responsabilidades penales sería por hechos que tuvieran que ver con delitos de lesa humanidad y que en ese contexto serían imprescriptibles”.
En las audiencias judiciales por el caso del Penal de Punta Rieles, el capitán (r) Orosmán Pereira, ex integrante del Batallón Florida, y el capitán Asencio Lucero, ex encargado de Inteligencia en el Regimiento de Caballería N°9, vincularon a Héctor Amodio Pérez a detenciones e interrogatorios e incluso declararon que tenía custodia él y su mujer Alicia Rey, porque “habían hablado” y corrían peligro.
Orosmán declaró que Amodio Pérez colaboró con los militares en el desbaratamiento del MLN-T. En este marco, Pereira afirmó que en el Batallón Florida el encargado de supervisar a los detenidos era el hoy fallecido coronel (r) Carlos Calcagno, entonces jefe del S2 del Batallón Florida, quien con los años se convertiría en jefe de los servicios de Inteligencia de la dictadura, y que en esa unidad se les dispensaba un trato “normal”. “El tema del Batallón Florida es que allí se detuvo a Amodio Pérez, quien ayudó muchísimo y ayudó a detener personas”, afirmó Pereira.
Según el militar, que posteriormente estuvo a cargo de la Cárcel de Punta Rieles, los detenidos llegaban “por operativos o patrullas e inclusive salíamos con Amodio Pérez; él marcaba y así se capturó la Cárcel del Pueblo”. El oficial afirmó que los patrullajes se realizaban “por orden del comando” y que “salían de la unidad oficiales, personal subalterno y Amodio Pérez”, y que cuando llegaban los detenidos “se los interrogaba”.
Pereira dijo que no participó “en interrogatorio alguno”, pero que participó en el operativo de la Cárcel del Pueblo, así como en los procedimientos en los cuales fueron detenidos el expresidente y actual senador José Mujica y su esposa, la senadora Lucía Topolansky, ambos en 1972.
En este sentido, el Batallón Florida oficiaba como “depósito”. “Era un depósito; no se las interrogaba, interrogaba Amodio Pérez en el propio Batallón. Habría algún oficial”, declaró. “¿Cómo hacía Amodio Pérez el interrogatorio?”, le preguntaron. “No lo sé, supongo que él le entregaría la información al capitán Calcagno”, declaró el militar.
Por su parte Asencio Lucero declaró que custodió a Amodio Pérez y a Alicia Rey, a quienes “tenía escondidos porque sus ex amigos los querían matar porque ellos habían hablado”.
Amodio Pérez negó las imputaciones al igual que lo intentó hacer el viernes durante la conferencia de prensa y en la cual desafió a los presentes a que se le nombrara a algún militar que haya declarado que él “marcaba” a militantes del MLN. Fue allí que surgió el nombre de Orosmán Pereira. Amodio Pérez leyó parte del testimonio del militar y sostuvo que esa declaración “es mentira”.
“Dice que en el (Batallón) Florida no se interrogaba a nadie, que era un depósito, cosa que es mentira. Si yo hubiera detenido gente en el Florida y el capitán Orosmán Pereira, en ese momento teniente, hubiese participado de las torturas que todos saben que se practicaron en el Batallón Florida, entonces, si yo hice detener gente ahí él participó en las torturas.
Lo que pasa es que él quiere lavarse acusándome a mí y no reconoce que él participó en las torturas”, afirmó. El ex tupamaro abandonó la sede judicial anoche alrededor de las 21 horas sobre la calle Juan Carlos Gómez rodeado de un fuerte dispositivo de seguridad integrado por guardias privados, los mismos que garantizaron su seguridad durante la conferencia de prensa que brindó el viernes para presentar el libro “Palabra de Amodio, la historia de los Tupamaros”.
Pasaporte
Amodio Pérez declaró el sábado en el Juzgado de Ciudad de la Costa tras haber ingresado al país con un pasaporte original español con un nombre distinto al suyo. Funcionarios de Migración del Aeropuerto de Carrasco constataron que en el documento figuraba otro nombre: Walter Salvador Correa Barboza, que es el nombre que utilizó Amodio para ingresar a Uruguay.
En la sede de la Dirección General de Información e Inteligencia de la Policía, Amodio Pérez declaró que fueron los militares quienes le proporcionaron esa identidad cuando se fue del país en 1973 y se legalizó en España.
A la sede penal de Ciudad de la Costa también concurrió el verdadero Walter Salvador Correa Barboza, quien manifestó a la Justicia que no estaba en conocimiento del tema y aclaró que nunca perdió sus documentos.
El hombre se retiró del Juzgado sin realizar declaraciones a la prensa. La jueza no formuló ningún reproche contra el indagado y su pasaporte le fue devuelto tras comprobar tanto la Justicia como la Fiscalía que esa fue la identidad que asumió el extupamaro cuando se exilió en el exterior para salvaguardar su vida. Sin embargo, a última hora del sábado personal de Migraciones consultó a la jueza Marcela Vargas sobre si acreditaba la salida del país con documentación irregular.
La jueza reconsideró su decisión y si bien mantuvo la postura de no procesarlo dispuso que Inteligencia incautara el pasaporte español y que Pérez tramite una nueva documentación. Amodio Pérez pasó la noche del sábado en la sede de Información e Inteligencia.
Mujica: “No le doy vida a los muertos”
Consultado el ex presidente José Mujica sobre Amodio Pérez manifestó textualmente: “Yo no le doy vida a los muertos”.
Amodio: más que ordenar papeles
Publicado el Viernes 7 agosto de 2015 , 5:00am La República uy
Y un día volvió. Después de 42 años Amodio Pérez regresa con su nombre verdadero. En realidad había venido varias veces de incógnito, después mandó una carta a los medios de comunicación, más tarde concedió una entrevista, apareció en un video, y fue reapareciendo poco a poco hasta que finalmente, como era de esperar, regresa a dar una conferencia de prensa y presentar un libro.
En sus presentaciones, Amodio Pérez asegura que solo “ordenó papeles” para el entonces teniente del Batallón Florida, Armando Méndez y niega haber sido el gran traidor de los tupamaros, algo que los propios militares confirman.
En efecto, en 2007, los militares reconocieron en un libro el papel del tupamaro Amodio Pérez en la entrega y desarticulación del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) en 1972. Lo que para el MLN-T constituyó un acto de alta traición que hasta el día de hoy no se le perdona, para los militares se trató de una colaboración eficaz que posibilitó dar el golpe final al movimiento con la captura de decenas de militantes y la localización de sus bases de operaciones.Escrito por los propios militares, “Nuestra Verdad, la lucha contra el terrorismo, 1960,1980, (editorial Artemisa, compilado por el Centro Militar y por el Centro de Oficiales Retirados por las Fuerzas Armadas), dedica algunos párrafos a la figura de Amodio Pérez, alias “el Negro” o “Ernesto” y también al tupamaro Mario Arquímedes Píriz Budes, alias “Tino” sobre quien también pesa la misma acusación.
Los autores, en el Capítulo V titulado “La reacción”, aseguran que ambos “brindaron abundante información que facilitó las operaciones” antisubversivas, en ese momento a cargo de las Fuerzas Conjuntas (FFCC). Textualmente relatan (páginas 213 y 214) que: “El 9 de mayo (de 1972) las FFCC capturaron numerosos integrantes del MLN-T en la Estancia El Tacho en Bequeló, departamento de soriano, y también en la ciudad de Durazno y la zona de Santa Bernardina.
Entre los capturados estaba Mario Arquímedes Píriz Bude (a ) Tino, empleado de la Asociación de Industriales de la Madera y Afines y de la Asociación de Empresarios Latinoamericanos participantes de ALALC, quien daba cobertura a un refugio de la organización donde se realizaban reuniones de dirigentes, y además estaba a cargo de la Columna 20 Norte en Tacuarembó, habiendo llegado a integrar el Ejecutivo del MLN-T.
Previamente, el 24 de febrero, mismo día del secuestro del fotógrafo policial Bardesio, en un operativo contra un local del MLN-T ubicado en la calle Emilio Raña 2413, había sido detenido, junto a cinco sediciosos más, Héctor Amodio Pérez (a ) El Negro, quien poco antes había sido expulsado de la organización. Este sedicioso había integrado el Ejecutivo de la misma y había estado a cargo de la Columna 15, siendo el coordinador del copamiento de la localidad de Pando y de una de las fugas de sediciosas de la cárcel de mujeres.
Al igual que otros, mucho menos notorios, ambos brindaron abundante información que facilitó las operaciones”. Más adelante, (página 215) los autores rematan sosteniendo que: “Con los documentos capturados y la información generosamente brindada por los guerrilleros mencionados, los organismos de Inteligencia pudieron reconstruir el entramado de la organización guerrillera así como su estructura y los nombres de sus integrantes, facilitando las operaciones y desmoralizando a los detenidos, quienes ante la evidencia de que ´todo estaba vendido´, rápidamente comenzaron a colaborar con las autoridades posibilitando a las FFCC, para fines de 1972, quitarles la iniciativa táctica”.
Libro
El aludido, Amodio Pérez, quien no acepta el rótulo de traidor, se presentará hoy en Uruguay por primera vez desde que abandonó el país en octubre de 1973 y se radicó en España para presentar el libro “Palabras de Amodio, la otra historia de los tupamaros”, escrito por Jorge L. Marius, según informó ayer el diario El País.
La conferencia de prensa fue fijada para hoy viernes a las 16 horas y, según el matutino, estará rodeada de inusitadas medidas de seguridad.
El duende del exguerrillero se paseó esta semana por Montevideo
El día en que Trabal violó la Constitución en defensa de su protegido Amodio Pérez
Publicado el Domingo 14 abril de 2013 , 5:42pm La República uy
Por LUIS CASAL BECK
Hace 40 años que Héctor Amodio Pérez desapareció del mapa. Figura importante de los Tupamaros desde sus orígenes, a partir de febrero de 1972, cuando es detenido por los militares, se transformó en su principal colaborador. En pocos meses, la guerrilla fue derrotada. Tras el desmantelamiento del MLN, Amodio, sirvió a los intereses de los golpistas procurando debilitar al sistema político con denuncias falsas (intento de publicación de un libro; testificando contra el senador frentista Enrique Erro; en el episodio que rodeo el procesamiento con prisión por la justicia militar del colorado Jorge Batlle, socio de aquel gobierno que se caía). Hoy, si estuviera con vida, Amodio andaría por los 76 años.
Sobre finales de 1973, Amodio Pérez y su entonces compañera Alicia Rey Morales, se fueron del país con destino desconocido. El golpe se había consumado en junio, y los dos actuaron como disciplinados colaboradores de la represión en la etapa inicial en febrero del año anterior. No se sabe con certeza los términos del acuerdo gestado entre los dos exguerrilleros y los militares. Lo cierto, es que no quedó ningún documento, o testimonio, que permita determinar qué pasó realmente. La única versión oficial disponible señala que ambos se fugaron, lo que resulta difícil de creer. En 1976, alguien muy parecido a Amodio fue visto en Madrid. Después, los portadores de esta versión, tampoco pudieron avanzar mucho para establecer cuál era su paradero, qué hacía, cómo se ganaba la vida, de qué forma camouflaba su existencia cotidiana, en aquel país.
Esta semana, la noticias acerca de una carta de 8 carillas (letra A4 de computadora), firmada por un supuesto Amodio Pérez, -cuya autenticidad no pudo ser determinada por un perito calígrafo-, dio vueltas por los medios de comunicación uruguayos. En ella, su autor, insiste con los planteos de hace 40 años (el borrador del libro que quiso publicar, era de 60 carillas), sobre la interna del movimiento político del que formó parte, en su etapa guerrillera. Lo que parecía ser una gran novedad (la vuelta al ruedo del enigmático personaje), se implosionó rápidamente. Muchos creen ver en esto una simple operación psicológica, y hasta recuerdan la carta apócrifa del químico chileno Eugenio Berrios en 1993, leída y dada por cierta el en Parlamento, y que ocultaba una terrible realidad (lo habían asesinado).Nacido en 1937, Amodio tuvo una peripecia vital bastante ambigua (ver recuadro con testimonios). Era un ser muy solitario, por momentos desafiantes con los profesores de su liceo, que no hacía una vida social común y corriente. Fue obrero grafico, primero en una imprenta céntrica y luego en los talleres del diario BpColor (fotograbador). Casado, con un hijo, militó en el Partido Socialista, y en el primer tramo de los 60, con la efervescencia de las luchas sociales y políticas, y las marchas de los cañeros de Artigas que llegaban a Montevideo, se integró, junto a otros cuadros de esa formación política (como Raúl Sendic, Jorge Manera, Julio Marenales) al coordinador (1964); después, en su nacimiento, al Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T), llegando a estar en su propia dirección (1968-1970), en que cayó preso por primera vez (estaba clandestino desde 1966). Su vínculo con Rey Morales, dataría de 1966.
Calculador, astuto, osado, intervino en muchas acciones militares de carácter espectacular protagonizados por la guerrilla como el asalto al casino San Rafael, la toma de la ciudad de Pando, el copamiento al Centro de Instrucción de la Armada; secuestros, como los de Ulysses Pereira Reverbel (presidente de UTE), y Gaetano Pellegrini Giampietro, cuando la huelga bancaria (1969). . En setiembre de 1971, fue uno de los dirigentes del MLN (algo mas de cien), que se fugó de la penitenciaria de Punta Carretas. Sumamente cuestionado, hasta dentro de la columna 15, en los inicios de 1972, poco después que Rey Morales cayera presa, la conducción del MLN decidió relevar a Amodio (ver recuadro con la versión de la historia de Alain Labrousse). En febrero el entonces comandante guerrillero fue apresado por los militares, y pactó su liberación, y la de Rey Morales, a cambio de información decisiva. En ese proceso, buscó convencer a sus compañeros de los objetivos nobles (combatir los ilicitos económicos de la oligarquía) que impulsaba al Ejército que después daría el golpe (especialmente en reuniones en el batallón Florida), pero todos lo conceptúan como un “traidor”, responsable de muchas atrocidades.
En setiembre se contactó con un periodista a quien había conocido en Bpcolor (Federico Fasano), y le planteó escribir un libro (le entregó un manuscrito), que al final no apareció, porque este comunicador informó de estos hechos a los líderes de la oposición (Wilson Ferreira, Liber Seregni, entre otros). El propio Ferreira denunció en el Senado que Amodio estaba en un operativo, para enlodar con falsedades a los partidos políticos (4/5/1973). El pedido de desafuero de Erro (FA), solicitado por un juez militar por su presunta connivencia con los Tupamaros, llevó a que el Parlamento reclamara interrogar a los testigos. Inicialmente la justicia militar negó ese extremo.
Un momento decisivo ocurrió el 8 de mayo, porque el gobierno autorizó a varios legisladores a hablar sólo con uno de ellos (Amodio), en una sede militar (El IMES), con la presencia de jerarcas militares como los jefes de la inteligencia de las tres ramas militares. En esa reunión, el senador Dardo Ortiz (del grupo de Ferreira), sentado junto a Amodio, que prácticamente no abrió la boca, le pidió que escribiera en un papel que le proporcionó un texto. “¿Cuál?” le preguntó Amodio, según relataría poco después el parlamentario. “bueno, ponga estamos reunidos en un establecimiento militar o en una unidad militar”, le respondio. Amodio lo hizo, y Ortiz, guardo el papel en un bolsillo. En momentos de retirarse, el coronel Ramón Trabal, titular de la inteligencia militar (SID), se acercó a Ortiz y le pidió el papel. “si usted no me entrega el documento no podrá retirarse del local”, añadió, “soy conciente de que estoy violando las leyes, violentando la Constitución y atacando sus fueros de senador, pero lo hago obedeciendo ordenes superiores”, agregó, ante la mirada atónita de los legisladores reunidos. .
Ortiz se negó a devolver el papel. Pidió entonces que hablara con sus superiores. Siguieron varios minutos de gran tensión. Hasta que consulado el jefe del Ejército, general Hugo Chiappe Posse, Ortiz y los otros legisladores abandonaron el lugar.
Poco después, en rueda de prensa, Ortiz denunció los hechos, y dijo que comparando el papel escrito por Amodio con la fotocopia de las 60 carillas preparadas para un posible libro, llegaba a la conclusión de que era la misma persona. “La acusación de Amodio contra Erro, queda desmentida”, subrayó. Uno de los asistentes a la reunión el IMES fue Washington Beltrán, uno de los directores del diario El País, quien en su exposición en el Senado consideró inconsistente la argumentación del pedido de desafuero. Cuando los colorados vieron que los votos no estaban (planteo de Carlos Fleitas), derivaron el asunto a Diputados, iniciando un juicio político contra Erro. Diputados rechazó este extremo. La respuesta fue el golpe de estado del 27 de junio de 1973.
LA ENIGMATICA PERSONALIDAD DE AMODIO PÉREZ
Era un liceal solitario con mentalidad de “provocador”
“Yo lo conocí en el liceo Dámaso Antonio Larrañaga, el número 3, que en aquella época estaba en la esquina de Paysandú y Julio Herrera y Obes, a mediados, fines de los 50, antes del asunto de la ley de autonomía de la Universidad de 1958.
No recuerdo si era segundo o tercero de liceo; él era un personaje muy extraño, un tipo muy encerrado en sí mismo, medio autista, no se daba con nadie, no establecía muchas relaciones con la gente, y tenía muchas actitudes provocativas con respecto a los profesores: por ejemplo, en mitad de una clase se ponía a leer el diario ostensiblemente, ese tipo de cosas. Incluso fuera de clase nunca estaba con el el resto de la gente; siempre estaba solo, nunca supimos exactamente por qué, nunca hablamos mucho con él, salvo cosas elementales. Todo el mundo que lo conoció en esa época lo recuerda así.
El tenía una participación muy limitada en todo. Por ejemplo, en aquel tiempo renacía todo el movimiento estudiantil de Secundaria; se había creado una Federación de Estudiantes combativa y se hacían asambleas (…) se lo invitó varias veces. Uno de los que invitaba permanentemente era Alfredo Zitarrosa, que no era alumno del Larrañaga pero sí del nocturno, y era anarco perdido en aquellos años y andaba movilizando en todos los liceos. Intentaba acercar a gente que andaba indiferente al movimiento; nos preguntaban a nosotros y después iban a hablar con él y él nunca le dio pelota a nadie (…) no hacia nada de lo que hacíamos nosotros, incluso las cosas mas elementales, como ir a un boliche”.
*No le interesaba jugar al fútbol ni al básquetbol. Hacía ciclismo. Tenía una bicicleta preciosa y salía a correr solo. No recuerdo que hubiera corrido por ningún club en particular. Salía, se practicaba, pero creo que nunca participó en ninguna competencia oficial. Y era hincha fanático de Nacional”.
“Yo ví a Amodio una o dos veces, una en una asamblea de la prensa en el tiempo en que las patronales habían decretado un lock out y los diarios habían dejado de salir. El estaba como delegado sindical de los gráficos, en el tiempo en que trabajaba en el diario BP Color. Por entonces, todavía era poco más que un muchacho y su comportamiento era más bien oscuro. Era silencioso, casi siempre pasaba desapercibido. Tampoco era una figura importante dentro del sindicato, muchos menos un líder. El líder de los gráficos era Gerardo Gatti, un hombre excepcional, un ser humano e una gran ética y de una gran ternura, un hombre duro en su ideología pero considerado de los más aptos para llevar adelante una negociación con la patronal.
Amodio era un delegado más, que concurría a las asambleas del gremio, pero rara vez participaba. Cuando pasa a la clandestinidad, y todo el mundo empieza a comentar sus espectaculares acciones, en alguna medida nos causó algo de sorpresa, sobre todo teniendo en cuenta que con el paso del tiempo comenzó a ser considerado un individuo sumamente peligroso, de primera línea en las operaciones armada, al punto que la policía le tenía miedo”.
(“La Piel del Otro”. Investigación del escritor y periodista Hugo Fontana sobre Héctor Amodio Pérez, editorial Cal y Canto, abril de 2001).
Nota: Fontana (Canelones, 1955), fue secretario de redacción de la revista Zeta y jefe de cultura del diario La República. Es uno de los escritores uruguayos mas galardonados en los últimos años.
Sociólogo francés Alain Labrouse
Su aporte a la represión fue “devastador” para el MLN
“(ante una sumatoria de graves errores operacionales y sospechas sobre su historia personal), la dirección del MLN se reunió (el 19 de mayo de 1972), para decidir la suerte de Amodio Pérez, cuya compañera, Alicia Rey, acababa de rendirse a los militares. Al enterarse, Amodio se derrumbó psicológicamente. Algunos propusieron enviarlo a Chile a comandar la columna Guacha, compuesta por tupamaros refugiados en este país bajo el gobierno de (Salvador Allende), pero (Raúl) Sendic impuso la decisión de expulsarlo de la organización y evacuarlo hacia el extranjero. Detenido poco después por los militares, Amodio fue conducido al batallón de infantería Florida, centro neurálgico de la represión, y “empezó a trabajar en la destrucción de la organización. (con consecuencias “devastadoras”).Su aporte a la represión fue “devastador” para el MLN
Como sabía mucho sobre los militantes y las infraestructuras del MLN, su colaboración fue un aporte inestimable para los militares. Pronto, vestido con un uniforme del Ejército, el supuesto capìtán Miranda, dirigió operaciones señalando militantes que reconocía en la calle (“en el mes de agosto señaló en la calle a Julio Marenales, quien antes de ser detenido le lanzó una granada, que no explotó”), conduciendo a los militares hasta los escondites, interrogando a los sospechosos con la cara disimulada por un pasamontañas, etc. Es gracias a él que los militares descubren el 27 de mayo la Cárcel del Pueblo, donde estaban aun detenidos (Ulysses) Pereira Reverbel y el antiguo ministro (Carlos) Frick Davies” (“Una Historia de los Tupamaros. De Sendic a Mujica”, Alain Labrousse, Fin de Siglo, setiembre de 2008).
Nota: Labrousse (Francia, 1937), que es doctor en sociología y letras, estudió en los años 70 los movimientos guerrilleros en América Latina y residió a lo largo de cinco años en Montevideo.. En 1971, publicó: “Tupamaros. Guérilla urbaine en Uruguay”, Éditions du Seuil, París.
En 1973 Cristi le dio cédula y pasaporte pero Trabal ya le había dado otro juego
Militares le dieron dos identidades
Héctor Amodio Pérez abandonó Uruguay el 13 de octubre de 1973 junto a su esposa, Alicia Rey, portando dos juegos de pasaportes y cédulas uruguayos con nuevas identidades que le proporcionaron militares de alto rango del batallón Florida.
Vino a presentar su libro y tenía previsto retornar a España, pero la Justicia quiere que declare.
09 ago 2015 El País uy
En uno de ellos figuraba como Walter Salvador Correa Barboza y en el otro como Gustavo Silva. El viernes pasado ingresó a Uruguay como Walter Salvador Correa, aunque el documento es español ya que en los años que residió en Madrid obtuvo la ciudadanía legal.
En el libro "Palabra de Amodio, la historia de los tupamaros", escrito por el investigador y exsecretario del Partido Demócrata Cristiano, Jorge Marius, el propio Amodio relata cómo obtuvo las nuevas identidades.
Explica que el 7 de mayo de 1973, luego de dar una histórica conferencia de prensa, volvió junto al coronel Ramón Trabal al Regimiento 9no. de Caballería. Dice haber tenido una fuerte discusión en el despacho del general Esteban Cristi por lo que más tarde, cuando cenaba con Trabal y su pareja Alicia Rey, le pidió una rápida solución para dejar el país. "Si por mí fuera, se iban mañana mismo", dijo Trabal. ¿Sabés quién nos va a hacer los documentos?, le pregunté. "Yo", me respondió. ¿Y entonces por qué no los hacés?, continué. "Si no decís nada, mañana mando a hacerles las fotos", fue su promesa. Efectivamente, al día siguiente por la tarde apareció el capitán (Asencio) Lucero, acompañado de un civil que traía un bolso con todo lo necesario. En una oficina hicimos sitio para ubicar las tablillas con los números de identificación y nos hicimos las fotos. Entregamos los nombres que habíamos elegido y tres días después mi padre nos trajo las cédulas, credenciales y pasaportes", cuenta Amodio en el libro.
Luego agrega que en octubre de ese mismo año, Cristi, a quien en otro tramo del libro califica como "estúpido ignorante", decidió cumplir su promesa, es decir, la parte del pacto que les tocaba a los militares luego de que Amodio se comprometiera, según afirma, a "ordenar papeles" para la Ocoa.
"Cuando cinco meses después Cristi se decidió a cumplir la parte del acuerdo que le correspondía y envió a hacernos las fotos para la documentación, no dijimos nada y nos pidieron los nombres que íbamos a usar. Les dimos otros, y cuando nos los entregaron —el propio Cristi los llevó al noveno— ya teníamos decidido que usaríamos los de Trabal, por una razón de confianza. El día 12 de octubre supimos que al día siguiente nos marchábamos. Hicimos avisar a mis padres y el 13 comimos con ellos, para despedirnos. Por falta de tiempo nos marchamos sin despedirnos de la familia de Alicia, los que estuvieron avisados telefónicamente. Mis padres supieron que los encargados de trasladarnos eran (el entonces coronel Luis Vicente) Queirolo y (el mayor Armando) Méndez, quienes nos merecían total confianza", relata Amodio.
Cuenta que el viaje hasta Rivera con ambos militares fue en un auto Fiat amarillo conducido por Queirolo. "Allí nos separamos. Cenamos en Rivera y pasamos la frontera hacia Brasil, donde pasamos la noche. Alicia miró atrás, como despedida. Yo no lo hice y me prometí que nunca volvería. El 14, muy temprano, en ómnibus, salimos hacia San Pablo, adonde llegamos el 15 por la mañana. Compramos los billetes en Varig para salir de Congonhas ese mismo día", indica. Allí se embarcó en un vuelo de Varig hacia España, donde reside con su nueva identidad.
En la entrevista que en 2013 Amodio Pérez concedió al periodista Gabriel Pereyra, contó que su conocimiento del oficio le abrió puertas y le permitió hacerse de un prestigio, aunque no proporcionó su nueva identidad.
"Mi trabajo en el BP Color me dio experiencia en el sistema de impresión Offset que en España no se conocía. Vine a España sabiendo más del oficio que gente que llevaba 25 años trabajando en un sistema tipográfico antiguo. Entré a una imprenta y yo sabía más que el resto", explicó.
Los Gráficos de Gabriel -"Saracho"- Carbajales
En el libro "Palabra de Amodio, la historia de los tupamaros", escrito por el investigador y exsecretario del Partido Demócrata Cristiano, Jorge Marius, el propio Amodio relata cómo obtuvo las nuevas identidades.
Explica que el 7 de mayo de 1973, luego de dar una histórica conferencia de prensa, volvió junto al coronel Ramón Trabal al Regimiento 9no. de Caballería. Dice haber tenido una fuerte discusión en el despacho del general Esteban Cristi por lo que más tarde, cuando cenaba con Trabal y su pareja Alicia Rey, le pidió una rápida solución para dejar el país. "Si por mí fuera, se iban mañana mismo", dijo Trabal. ¿Sabés quién nos va a hacer los documentos?, le pregunté. "Yo", me respondió. ¿Y entonces por qué no los hacés?, continué. "Si no decís nada, mañana mando a hacerles las fotos", fue su promesa. Efectivamente, al día siguiente por la tarde apareció el capitán (Asencio) Lucero, acompañado de un civil que traía un bolso con todo lo necesario. En una oficina hicimos sitio para ubicar las tablillas con los números de identificación y nos hicimos las fotos. Entregamos los nombres que habíamos elegido y tres días después mi padre nos trajo las cédulas, credenciales y pasaportes", cuenta Amodio en el libro.
Luego agrega que en octubre de ese mismo año, Cristi, a quien en otro tramo del libro califica como "estúpido ignorante", decidió cumplir su promesa, es decir, la parte del pacto que les tocaba a los militares luego de que Amodio se comprometiera, según afirma, a "ordenar papeles" para la Ocoa.
"Cuando cinco meses después Cristi se decidió a cumplir la parte del acuerdo que le correspondía y envió a hacernos las fotos para la documentación, no dijimos nada y nos pidieron los nombres que íbamos a usar. Les dimos otros, y cuando nos los entregaron —el propio Cristi los llevó al noveno— ya teníamos decidido que usaríamos los de Trabal, por una razón de confianza. El día 12 de octubre supimos que al día siguiente nos marchábamos. Hicimos avisar a mis padres y el 13 comimos con ellos, para despedirnos. Por falta de tiempo nos marchamos sin despedirnos de la familia de Alicia, los que estuvieron avisados telefónicamente. Mis padres supieron que los encargados de trasladarnos eran (el entonces coronel Luis Vicente) Queirolo y (el mayor Armando) Méndez, quienes nos merecían total confianza", relata Amodio.
Cuenta que el viaje hasta Rivera con ambos militares fue en un auto Fiat amarillo conducido por Queirolo. "Allí nos separamos. Cenamos en Rivera y pasamos la frontera hacia Brasil, donde pasamos la noche. Alicia miró atrás, como despedida. Yo no lo hice y me prometí que nunca volvería. El 14, muy temprano, en ómnibus, salimos hacia San Pablo, adonde llegamos el 15 por la mañana. Compramos los billetes en Varig para salir de Congonhas ese mismo día", indica. Allí se embarcó en un vuelo de Varig hacia España, donde reside con su nueva identidad.
MANTUVO EL OFICIO.
Reconocido en el rubro imprenta.
Amodio Pérez afirma que en España se hizo de un prestigio en el rubro de las imprentas y la edición de libros, un oficio que aprendió y ejerció en el Uruguay antes de pasar a la clandestinidad como miembro fundador del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Hasta ahora no se conocía el nombre con el que se manejó en la clandestinidad durante cuatro décadas. Según los registros mercantiles españoles, Walter Salvador Correa Barboza ha ocupado cargos en tres empresas, algunas de ellas vinculadas al rubro de las artes gráficas. El primer nombramiento fue el 22 de octubre de 1996 y el último el 14 de mayo de 2003.Reconocido en el rubro imprenta.
En la entrevista que en 2013 Amodio Pérez concedió al periodista Gabriel Pereyra, contó que su conocimiento del oficio le abrió puertas y le permitió hacerse de un prestigio, aunque no proporcionó su nueva identidad.
"Mi trabajo en el BP Color me dio experiencia en el sistema de impresión Offset que en España no se conocía. Vine a España sabiendo más del oficio que gente que llevaba 25 años trabajando en un sistema tipográfico antiguo. Entré a una imprenta y yo sabía más que el resto", explicó.
Los Gráficos de Gabriel -"Saracho"- Carbajales
“El caso Erro”: La acusación de Amodio que el Parlamento desechó por falsa
Publicado el Domingo 21 abril de 2013 , 4:00am La República uy
Por Luis Casal Beck
El jueves 25 se cumplen 40 años del ingreso al Parlamento de una solicitud de desafuero de Enrique Erro (1912-1984), uno de los cinco senadores del Frente Amplio (FA) de entonces, acusado por la Justicia Militar de ser “colaborador” del MLN. El principal testimonio contra Erro, pertenecía a Héctor Amodio Pérez, aquel ex guerrillero transformado en disciplinado delator. El Parlamento, estudió los cargos y los descartó. El plan golpista, del que Amodio formaba parte, culminaría a raíz de estos hechos, con la disolución de las cámaras, y la instauración de una larga dictadura (junio de 1973-marzo de 1985).
Según la Justicia Militar, Erro se había integrado al Movimiento de Liberación Tupamaros (MLN-T), “en carácter de informante” a solicitud de José Mujica, hoy presidente de los uruguayos, y desde fines de 1969, Amodio Pérez lo visitaba una vez por semana (los martes, en horas de la mañana), en su casa de la ciudad de La Paz (Canelones). Durante una etapa, los contactos los había hecho Alicia Rey Morales. Quienes afirmaban esto, eran Amodio y su mujer, Rey Morales, dos ex guerrilleros, que suministrarían a poco de su detención, información clave para desarticular al MLN en 1972, y después se sumarían a una serie de operaciones políticas gestadas por los mandos militares golpistas, para desprestigiar a la democracia y a algunos lideres políticos. (ver Ideario del 14/4/2013).
Erro era uno de ellos, lo mismo que Wilson Ferreira Aldunate (a quien la Junta de Comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, acusó de instigar un golpe en febrero de aquel año, lo que fue respondido por el caudillo blanco en el propio Senado); el capitán naval Omar Murdoch, presidente del directorio del Partido Nacional (al que un juez militar terminó procesando poco después por sus denuncias ante el avance autoritario); el senador colorado Amílcar Vasconcellos, el presidente de la Cámara de Representantes, el nacionalista Héctor Gutiérrez Ruiz, (secuestrado y asesinado en su exilio bonaerense en 1976), entre muchos otros.Intransigente y duro a la hora de denunciar las violaciones a los derechos humanos, Erro era una figura molesta para el gobierno y los mandos castrenses de ese momento. Lo consideraban “un subversivo”, y querían sacárselo de encima de cualquier manera. Pero necesitaban antes convencer al Senado, para que aceptara dejar sin efecto sus fueros parlamentarios, cosa que no ocurrió. En medio de grandes presiones, el Senado no le creyó a Amodio Pérez. Entonces, la bancada de gobierno (pachequistas y quinicistas), impulsó como salida, hacerle en Diputados un juicio político al senador de izquierda. El 21 de junio, después de marchas y contramarchas, la mayoría de ese cuerpo se opuso a este recurso. Y poco después, sobrevendría el golpe de Estado.
Nacido en Montevideo en 1912 (14/IX) en un hogar en extremo modesto, Erro hizo la escuela, el liceo, los preparatorios de abogacía y cursó varios años en la Facultad de Derecho, sin llegar a graduarse. Era austero e íntegro. De niño, trabajó haciendo repartos y la contabilidad, en varios comercios de su barrio. Después fue, a lo largo de los años, administrativo en la OSE, cronista parlamentario en el diario Tribuna Popular, fundador del sindicato de periodistas (1944) y su presidente (1952); profesor de filosofía en Enseñanza Secundaria. En Colón, integró un movimiento que fundó muchas bibliotecas populares. Se casó y tuvo un hijo.
Su militancia política comenzó en 1932 en el Comité de la Juventud Herrerista. En la lista 2, liderada por Atilio Arrillaga Safón, se convirtió en uno de los imprescindibles. En 1953 estuvo en la Cámara de Diputados por tres meses. A partir del 7 de junio de 1955, sería ya titular de una banca. Integró desde entonces el cuerpo de editorialistas del diario El Debate, y fue ganándose la confianza de Luis Alberto de Herrera, que lo propuso para ministro, cuando en 1958 los blancos llegaron al gobierno. (ver recuadro). En 1956 Mujica conoció a Erro (su madre, militaba en la lista 2), y quedó fascinado con su sensibilidad ante la problemática de los trabajadores, y su antiimperialismo radical (ver “Mujica” de Miguel Campodónico, 1999). El actual presidente militaría con Erro, hasta su etapa guerrillera (llegó a ser el secretario general de la juventud de su sector).
En 1958, Erro presentó su propia lista (la 41), que alcanzó una muy buena votación (15.376 sufragios), y desde marzo de 1959, ocupó el Ministerio de Industria y Trabajo, siendo expulsado a los 10 meses por conflictos que tuvo con influyentes grupos empresariales, y aliados del herrerismo en el gobierno, como el consejero Benito Nardone, de la vertiente ruralista (ver recuadro). En 1960 regresó al Parlamento, Su ciclo como ministro no cambió su vida austera: siguió usando el ferrocarril o el ómnibus para trasladarse a su casa en La Paz.
En los dos años posteriores, tejió una alianza electoral con los socialistas y otros sectores que fundaron la Unión Popular (un verdadero desastre electoral, en que el PS perdió su representación parlamentaria). Erro, logró su reelección, y fue opositor al gobierno de la “ubedoxia” (1963-1967). En febrero de 1967, debió abandonar al Parlamento (su lista, la 4190, sacó en 1966, solo 2.227 votos). Pero no se jubiló (los legisladores tenían por entonces pasividades privilegiadas). Fundó en cambio una pequeña editorial, y se dedicó a la militancia política y a vender libros. El ciclo pachequista (1967-1972), lo encontró ubicado entre los más duramente críticos.
Cuando surgió el FA el 5 de febrero de 1971, Erro no estuvo. Wilson Ferreira, conociendo su popularidad, le ofreció la Intendencia de Montevideo; muchos de sus compañeros, creían que era la hora del Frente Amplio. Erro citó cinco días más tarde a una asamblea frente al local central de su grupo (en la intersección de las entonces calles Rondeau y Cerro Largo, Montevideo), que apoyó la integración de la 4190 a la flamante coalición. Cuando en la noche del 28 de noviembre se abrieron las urnas, grande fue la sorpresa. Respaldado por la izquierda más radical, la lista de Erro sacó 59.746 votos. El sublema Patria Grande (con la lista 1811, del entonces diputado Ariel Collazo), totalizó los 70.944 votos (un senador y cinco diputados). En febrero de 1972, Erro llegó al Senado.
Exiliado en Argentina (1973), el político de izquierda cuya prédica antidictatorial fue cada vez más intensa, se instaló en un hotel céntrico de Buenos Aires. Entre 1975 y 1976 estuvo preso por violar disposiciones que le impedían circular por las provincias cercanas a Uruguay, hasta que, con el estatuto de refugiado, viajó a Francia, donde falleció el 1º de octubre de 1984. En sus últimos años, se mostró hiperactivo, denunciando la realidad uruguaya, en permanentes giras que hizo por el mundo. Su casa en París, solía ser visitada por los uruguayos que estaban en el exilio. Erro es recordado hoy, por su generosidad.
LA ACUSACIÓN DE AMODIO QUE TERMINÓ EN GOLPE DE ESTADO
Parte del cuestionario enviado el 2 de mayo de 1973 por la comisión de Constitución y Legislación del Senado a Enrique R Erro, uno de los cinco senadores con que contaba entonces el Frente Amplio, raíz de la solicitud de desafuero planteada por la Justicia Militar. Esta dependencia del gobierno (Ministerio de Defensa Nacional), se basó principalmente en la denuncia de Héctor Amodio Pérez – quien aseguró que desde finales de 1969 mantenía contactos semanales (los martes, alrededor de las 10 de la mañana) con Erro en su casa– atribuyéndole la condición de “colaborador” del MLN. El parlamentario de izquierda rechazó esa acusación y fue respaldado por el Parlamento.
“ 1) Si conoció personalmente a Héctor Amodio Pérez. En caso afirmativo, cuándo lo conoció y en qué condiciones.
2) Si conoció personalmente al señor Héctor Amodio Pérez, si éste visitó su casa y en qué fecha (…)
3) Si conoció personalmente a Alicia Rey Morales y a Teresa Labrocca Rabelino (…)
4) Si conoció personalmente a Alberto Mujica Cordano. En caso afirmativo desde qué época lo conoció. Con qué frecuencia lo trató. Si militaron juntos en alguna actividad política
(siguen varias preguntas más)
Respuestas de Erro enviadas al presidente de esa comisión, el colorado Héctor Grauert, en la misma tarde del 2 de mayo.
1) Sí, cuando trabajaba en un diario de la capital, ya que notoriamente he estado vinculado durante años a los periodistas y gráficos y canillitas, habiendo presidido la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU) e integrado Consejos de Salarios para periodistas, fotógrafos de diarios y agencias cablegráficas extranjeras. Dicho conocimiento data de más de 10 años y lo fue a raíz de mi actividad, como me he relacionado con miles de orientales.
2) Nunca recibí en mi casa al señor Amodio Pérez.
3) A la primera persona la conozco; a la segunda, no. El conocimiento con la primera derivó de que esa persona cumplía tareas en la Universidad, a la que yo asistía con cierta regularidad. Dicha persona jamás concurrió a mi casa.
4) Sí, ya que integraba la Juventud Herrerista que luchaba contra el imperialismo, inspirada por Luis Alberto de Herrera.
Cuando fundamos la lista 41, en el Partido Nacional, en 1958, la mencionada persona acompañó este movimiento político. En el año 1962, al crearse la Unión Popular, figuró en las listas electorales respectivas. Con posterioridad a esas elecciones, dicha persona no militó mas en nuestro grupo político y dejé de verlo (…)”.
ERRO: “NO INTEGRO EL MLN-TUPAMAROS”
Dirigiéndose a sus pares en el Senado, Erro recordó que hacía 40 años que militaba en el mundo de la política. “Todos en el país me conocen”, subrayó. “Pero aun innecesario, por consideración a mis pares, afirmo ante esta Comisión de Constitución y Legislación del Senado, que no he integrado ni integro el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros ni ningún otro similar. No he participado en ninguno de esos movimientos, no he colaborado con ellos. Los que me conocen saben que si hubiera integrado, integrara en estos momentos uno de ellos, o participara, o coadyuvara, o cooperara, lo proclamaría, corriendo todos los riesgos correspondientes”.
Fuente: Cuadernos de Marcha Nº 73 “El Fin del Principio (27 de junio de 1973)”
EL MINISTRO ELEGIDO POR HERRERA
En su ensayo “Herrera, caudillo oriental” (Arca, 1969), Eduardo Víctor Haedo, integrante del gobierno colegiado después de la victoria blanca de 1958, recordaba que Luis Alberto de Herrera fue quien impulsó la candidatura de Enrique Erro al Ministerio de Industria y Trabajo. Erro, quien integraba la Cámara de Diputados desde junio de 1955, en esa elección fundó su propia lista (la 41), con una votación excepcionalmente alta (15.376 sufragios; tres bancas). El 1º de marzo de 1959 asumió ese cargo.“(Herrera)”, decía Haedo, “proponía nombres para los ministerios. El viejo maestro de la Facultad de Derecho, Eugenio Lagarmilla, colorado, para Relaciones Exteriores y el políticamente ‘nuevito y populista’ Enrique Erro, para Industrias; el médico de las revoluciones (saravistas), Arturo Lussich, su gran adversario dentro del partido, para Salud Pública”.
Erro asumió su cargo en marzo de 1959 y solo permaneció 10 meses en el gabinete, tras enfrentarse a intereses oligárquicos muy poderosos, y en particular al líder ruralista Benito Nardone. El actual presidente José Mujica, que estaba en la juventud de su lista 41 y colaboró con Erro en el Ministerio, señaló: “Le cerraron todas las puertas y como Erro era un hombre de estatura moral, al final no se aguantó para hacer buena letra, se fue del Partido Nacional. Quemó las naves y pagó su precio, se quedó a la intemperie (…)… lo notable de Erro es que se mantuvo coherente con lo que pensaba(…)… la salida de los partidos tradicionales tenía el antecedente de Lorenzo Carnelli (ex legislador blanco) en la década del 20”. (“Mujica”, de Miguel Ángel Campodónico, Fin de Siglo, 1999).
“Desde el Ministerio de Industrias y Trabajo se empeñó en una misión imposible de moralidad, de combate contra los grandes intereses. Conocí de cerca las presiones brutales de los empresarios. Hubo uno que terminó en la cárcel, porque le ofreció a Erro coima por una compra de azúcar con un desparpajo que hablaba de su acostumbramiento. Erro lo hizo venir, le puso un comisario detrás de un biombo y logró mandarlo preso”.
(Búsqueda Nº 831 del 15 de febrero de 1996; entrevista de César Di Candia).
De guerrillero a colaborador de las FFAA
Publicado el Domingo 9 agosto de 2015 , 6:00am
Nacido en 1937, Amodio tuvo una peripecia vital bastante ambigua. Era un ser muy solitario, por momentos desafiantes con los profesores de su liceo, que no hacía una vida social común y corriente. Fue obrero grafico, primero en una imprenta céntrica y luego en los talleres del diario BpColor (fotograbador).
Casado, con un hijo, militó en el Partido Socialista, y en el primer tramo de los 60, con la efervescencia de las luchas sociales y políticas, y las marchas de los cañeros de Artigas que llegaban a Montevideo, se integró, junto a otros cuadros de esa formación política (como Raúl Sendic, Jorge Manera, Julio Marenales) al coordinador (1964); después, en su nacimiento, al Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T), llegando a estar en su propia dirección (1968-1970), en que cayó preso por primera vez (estaba clandestino desde 1966). Su vínculo con Rey Morales, dataría de 1966.
Calculador, astuto, osado, intervino en muchas acciones militares de carácter espectacular protagonizados por la guerrilla como el asalto al casino San Rafael, la toma de la ciudad de Pando, el copamiento al Centro de Instrucción de la Armada; secuestros, como los de Ulysses Pereira Reverbel (presidente de UTE), y Gaetano Pellegrini Giampietro, cuando la huelga bancaria (1969). . En setiembre de 1971, fue uno de los dirigentes del MLN (algo mas de cien), que se fugó de la penitenciaria de Punta Carretas. Sumamente cuestionado, hasta dentro de la columna 15, en los inicios de 1972, poco después que Rey Morales cayera presa, la conducción del MLN decidió relevar a Amodio.En febrero el entonces comandante guerrillero fue apresado por los militares, y pactó su liberación, y la de Rey Morales, a cambio de información decisiva. En ese proceso, buscó convencer a sus compañeros de los objetivos nobles (combatir los ilicitos económicos de la oligarquía) que impulsaba al Ejército que después daría el golpe (especialmente en reuniones en el batallón Florida), pero todos lo conceptúan como un “traidor”, responsable de muchas atrocidades.
Un momento decisivo ocurrió el 8 de mayo, porque el gobierno autorizó a varios legisladores a hablar sólo con uno de ellos (Amodio), en una sede militar (El IMES), con la presencia de jerarcas militares como los jefes de la inteligencia de las tres ramas militares. En esa reunión, el senador Dardo Ortiz (del grupo de Ferreira), sentado junto a Amodio, que prácticamente no abrió la boca, le pidió que escribiera en un papel que le proporcionó un texto. “¿Cuál?” le preguntó Amodio, según relataría poco después el parlamentario. “bueno, ponga estamos reunidos en un establecimiento militar o en una unidad militar”, le respondió. Amodio lo hizo, y Ortiz, guardo el papel en un bolsillo. En momentos de retirarse, el coronel Ramón Trabal, titular de la inteligencia militar (SID), se acercó a Ortiz y le pidió el papel. “si usted no me entrega el documento no podrá retirarse del local”, añadió, “soy conciente de que estoy violando las leyes, violentando la Constitución y atacando sus fueros de senador, pero lo hago obedeciendo ordenes superiores”, agregó, ante la mirada atónita de los legisladores reunidos. Ortiz se negó a devolver el papel. Pidió entonces que hablara con sus superiores. Siguieron varios minutos de gran tensión. Hasta que consulado el jefe del Ejército, general Hugo Chiappe Posse, Ortiz y los otros legisladores abandonaron el lugar.
Poco después, en rueda de prensa, Ortiz denunció los hechos, y dijo que comparando el papel escrito por Amodio con la fotocopia de las 60 carillas preparadas para un posible libro, llegaba a la conclusión de que era la misma persona. “La acusación de Amodio contra Erro, queda desmentida”, subrayó. Uno de los asistentes a la reunión el IMES fue Washington Beltrán, uno de los directores del diario El País, quien en su exposición en el Senado consideró inconsistente la argumentación del pedido de desafuero. Cuando los colorados vieron que los votos no estaban (planteo de Carlos Fleitas), derivaron el asunto a Diputados, iniciando un juicio político contra Erro. Diputados rechazó este extremo. La respuesta fue el golpe de estado del 27 de junio de 1973.
El relato pornográfico de Amodio
Publicado el Lunes 15 julio de 2013 , 4:00am La República uy
por Raúl Legnani
Por no saberse de él durante casi 40 años, la reaparición de Amodio Pérez (dirigente tupamaro acusado de traición) ha tenido una importante repercusión en los medios de comunicación.
Quizás esté faltando un estudio de las encuestadoras para saber el alcance de esta reaparición.
Por la reciente entrevista de “El Observador”, por sus cartas anteriores, su interés parece estar centrado en la necesidad de disminuir sus responsabilidades en la conducción militar del MLN y en la derrota final del movimiento.Sobre este aspecto relacionado con la interna de ese grupo guerrillero no me voy a referir, porque entiendo que no se puede ni se debe opinar desde afuera sobre lo que fue la cotidianeidad de la época y de esa organización, si no se perteneció a ella.
A la vez hay otros aspectos del discurso de Amodio Pérez o por la falta de él, que vale la pena considerar. Lo que más impacta de sus manifestaciones es la falta de análisis o de contexto político de la época y de los propios tupamaros.
Amodio muestra que en su cabeza no existía un planteo político – por lo menos es lo que transmite ahora- y mucho menos un análisis de la etapa que vivía la sociedad uruguaya y, en ese marco, el accionar del MLN.
Todo su relato queda reducido a lo conspirativo, al anecdotario del intento de lucha armada, a los posibles errores de sus compañeros, pero sin ingresar jamás en consideraciones de carácter político, como el comportamiento de los partidos, de las clases sociales, de los movimientos reivindicativos e incluso sobre el debate interno en las Fuerzas Armadas. Tampoco hay una sola opinión sobre el contexto internacional y el papel de los militares en América del Sur y de los grandes grupos económicos.
Para decirlo en pocas palabras: Amodio apuesta solo a salvar su pellejo moral y ético, pero no tiene la más mínima autocrítica sobre la propuesta estratégica de los Tupamaros.
Si este relato llegara a ser justo, se puede afirmar que el abandono de su silencio le deja muy pocas enseñanzas a la sociedad uruguaya.
Quizás su intención sea volver sobre esa esquina de nuestra historia y logre hacer una reflexión más profunda de sus peripecias por la lucha armada, en un momento muy particular de nuestra sociedad. Pero por ahora no hay nada nuevo, ningún aporte aunque más no sea para analizarlo o desecharlo.
Por lo que hemos leído y visto, solo conocemos la opinión de un actor importante que nos relata la pornografía de una época que dejó huellas profundas entre los uruguayos, al grado que tuvimos que soportar diez años de dictadura fascista, instrumentada y alentada por sectores de uniforme y de civil.
Opinión
Amodio Pérez traicionó al pueblo uruguayo
Publicado el Domingo 26 mayo de 2013 , 4:00am La República uy
por Álvaro Díaz - Militante frenteamplista
Amodio Pérez alcanzó, cuarenta años después, un tiempo suplementario para sus quince minutos de celebridad. Me impresiona un poco cómo se puede llegar a banalizar como él lo hace una traición, cuando en sus propias palabras la reconoce.
“Lo único que hice fue ordenarles los papeles a la OCOA a cambio de mi libertad”, dice. Y, cuarenta años después, en textos intensamente autorreferenciales se coloca en el lugar de “soplón, pero no tenía más remedio”. Y no cualquier soplón, sino, según sus propias palabras, uno muy inteligente.
Leerlo me provocó náusea, tanto narcisismo me repugna. Y me produce una intensísima solidaridad con todas y todos aquellos que fueron torturados, perseguidos y asesinados, y que tienen que asistir a esta reaparición. Expreso la mayor solidaridad con mujeres y hombres, la gran mayoría de ellos desconocidos, que mientras él los traicionaba, ellos resistían.Amodio no solo traicionó al MLN; traicionó a todo el pueblo uruguayo.
Como muy bien lo señalara Jorge Zabalza en estas horas, Amodio Pérez confiesa que en su traición colaboró para organizar la OCOA y por tanto, más que comunicarse con cartitas, lo que tiene que hacer es venir y presentarse a la Justicia. Porque lo que no debemos dejar de tener presente es que Amodio Pérez no traicionó solamente a sus compañeros del MLN-Tupamaros, sino que traicionó al pueblo uruguayo, al Uruguay, a los miles y miles de militantes y ciudadanos que sufrieron la brutal represión de la dictadura. Muchos de ellos, la inmensa mayoría de ellos, de nuestra gente, no formó parte del enfrentamiento entre tupamaros y militares. Y el Uruguay todo, toda nuestra gente sufrió años de represión, de degradación social y económica, de exilios que aún nos marcan. Aún peleamos para alcanzar Verdad y Justicia, para recuperar los cuerpos de los compatriotas desaparecidos, para que los Amodios sean puestos a disposición de la Justicia.
No le quito valor a la historia, al intentar reconstruir historias. Es muy probable que aún un traidor, un sujeto despreciable como Amodio Pérez, tenga alguna pequeña verdad incómoda. La primera de esas verdades es su confesión: ahora es un traidor confeso. Pero las demás posibles verdades incómodas fueron acalladas en años de libertad apañada en una traición, mientras miles y miles de uruguayas y uruguayos sufrían.
Sin embargo, hay una idea que me sobrevuela en estas horas. Cuarenta años después, nosotros estamos en otra. Con problemas y disensos, pero en otra. Construyendo otro relato, otra historia, con otros íconos.
Nuestros íconos ahora son los niños del Plan Ceibal, son las madres solteras que van repechando para salir adelante, son las caras de la gente en las obras en construcción, son los trabajadores que ahora tienen derechos, los asalariados rurales y las domésticas, que inauguran derechos que otros disfrutamos desde siempre. Son los innovadores, muchas veces invisibles hasta que alguien los premia y logra visibilizarlos en la comarca siendo reconocidos desde el exterior.
Esto no es Disneylandia, es Uruguay. Falta mucho, mucho. Muchos de nosotros estamos desconformes y preocupados. Pero estamos en otra, construyendo otro relato o, dicho más modestamente, asumiendo el desafío de construir otro relato, otra historia, otros sueños. Nos ha costado y nos cuesta aún construir ese relato, hacer que el conjunto disperso de acciones sean condensadas en un relato progresista, un relato que excede al frenteamplismo en la medida que es construido a diario por gente de muy diverso pelo, color y origen. Un colectivo, del tamaño que sea -incluso un país- es transformado a partir de un conjunto racional de acciones. Pero es consciente y partícipe de esa transformación si es voz de un relato que estimule a seguir adelante.
Afortunadamente, nosotros estamos en otra. Y afortunadamente, muchas de las víctimas de la traición de Amodio viven para contarla y viven para construirla. A diario, con nuestras acciones, tratamos de honrar la memoria de los miles de uruguayas y uruguayos que sufrieron cárcel, tortura, exilio, desaparición, muerte y hambre traicionados por Amodio.
¿Se le puede creer a un traidor que disfraza lo que hizo?
Publicado el Jueves 11 julio de 2013 , 4:00am La República uy
Para hoy está anunciada una extensa entrevista a Héctor Amodio Pérez por parte de los colegas de El Observador.
Esta nota no pretende echar sombras sobre el legítimo derecho de dicho medio a entrevistar a quien desee.
Sí tenemos algunas interrogantes sobre la persona entrevistada. Sobre su ética, su credibilidad, su interés en este sorpresivo regreso tras 40 años de silencio.Inicialmente envió varias misivas a medios de comunicación locales, entre ellos LA REPÚBLICA, que al no poder comprobar su autenticidad, recurriendo incluso a peritos calígrafos, desistieron de publicarlas. En ellas, alguien que decía llamarse Héctor Amodio Pérez -el nombre de un ex tupamaro, que entre 1972 y 1973 colaboró estrechamente con los militares en el desmantelamiento del MLN, y luego desapareció sin dejar rastros- hacía comentarios sobre la historia del MLN, y sus vínculos con el sistema político en aquellos años de la fractura.
En 1972, Amodio no solo reveló datos centrales de la arquitectura de la guerrilla, que contribuyeron a su desmantelamiento, sino que fue pìeza clave en la estrategia para derribar a la democracia, como denunció Wilson Ferreira Aldunate en el Senado, en 1972 (intentó publicar un libro, plagado de información falsa, que servía como excusa para embestir contra el sistema político, como se dijo; fue el único testigo presentado públicamente por la llamada Justicia Militar contra el senador del Frente Amplio Enrique Erro por su supuesto vínculo con el MLN; intervino en operaciones militares, como lo han señalado muchos testigos). El supuesto Amodio, en sus cartas, decía que lo que había hecho era nada más que ordenar los papeles para la represión.
En un informe publicado en Búsqueda el 30 de mayo, un oficial que estuvo en el batallón Florida de Montevideo, donde se encontraba alojado este ex guerrillero, dijo: “Amodio hizo mucho más que ordenar papeles. Es cierto que salía uniformado de soldado a marcar a sus ex compañeros. Ocurrió así en los casos de Julio Marenales, Enrique Rodriguez Larreta y muchos otros”. Amodio estuvo en muchas acciones, pactó su liberación y la de su compañera de ese momento, Alicia Rey, a cambio de estas tareas, y sobre finales de 1973 desapareció. En la propia Justicia Militar no quedaron rastos de su presencia. La versión oficial dada fue que se había “fugado” hacia Brasil, país integrante de aquella geografía militarizada, donde imperaba la doctrina de la seguridad nacional.
En estos 40 años, el país vivió una larga dictadura de 12 años. Reconquistada la democracia en 1985, sus antiguos compañeros del MLN –después de 12 años de cautiverio en muchos casos- se integraron a la vida republicana. El ciclo de la lucha armada había quedado atrás. En 1989, pasaron a formar parte del Frente Amplio. En 1995, llegaron al Parlamento. A partir de 2005, hubo tupamaros ocupando ministerios en el gobierno. En 2010, uno de ellos, José Mujica, se transformó en presidente de la República, y en su gabinete actúan varios dirigentes importantes de pasado guerrillero.
En esas cuatro décadas, nada se supo de Amodio. Incluso se dudaba si estaba vivo. Existían versiones de que había sido visto en Madrid, pero nunca pudo ser localizado en esa enorme ciudad de 5.764.000 habitantes. Hasta que en abril de este año, empezaron a llegar las cartas. El diario El Observador publicó el 23 de mayo esas misivas, y una entrevista telefónica. Ahora se anuncia que ese mismo medio viajó a Madrid y mantuvo a lo largo de varios días (más de 6 horas de diálogo) un encuentro con Amodio, de 76 años, rodeado de especiales medidas de seguridad impuestas por el ex guerrillero. Ese material se presentará en un suplemento especial.
En un adelanto publicado el martes 9, aparece un Amodio que reconoce que “desde octubre de 1972” reside en Madrid. Lo que significa que estuvo 20 meses colaborando con los militares, y después encontró refugio en
España, donde gobernaba el generalísimo Francisco Franco, y el embajador uruguayo hasta 1979 era Jorge Pacheco Areco. Según su testimonio “(en 1973), lo dejaron en libertad (en Uruguay) a cambio de casi nada”, al conjuntarse “habilidad personal para el engaño (sic), militares amigos de la familia que le debían favores, y el momento histórico que se vivía”. En suma: no hizo nada de lo que lo acusan, no la izquierda o sus propios ex compañeros del MLN, sino el propio sistema político en general.
Surgen entonces muchas interrogantes con respecto a esta persona que traicionó a sus compañeros para salvarse él y su pareja y así lograr que los dejaran salir del país, cosa que nadie más logró. Traición que él no ha aceptado totalmente en todas las cartas ni tampoco pidió perdón por todo el daño que sus delaciones causaron a la organización y a tantos compañeros suyos que sufrieron torturas y años de cárcel para que él pudiera salvarse. Porque no es creible que aquel puñado de militares, que fueron crueles e implacables con hombres, mujeres y niños, lo hayan dejado ir solo por “ordenarle sus papeles”. ¿Por qué creerle a un individuo así en lo que hoy tenga ganas de decir? ¿Por qué creerle a un traidor que no solo no se arrepintió sino que salió a ensuciar la cancha y a echar sombras sobre varios compañeros que sí sufrieron por su culpa? ¿Por qué no salió a pedir mil veces perdón antes de decir cualquier otra cosa? Si antes colaboró con la dictadura para salvar su pellejo, ¿por qué no sospechar que hoy puede estar colaborando con algún plan de ensuciar a varios de los que hoy están en el gobierno? Y aunque solo esté “colaborando” con la necesidad de aliviar su culpa, ¿cuál es el crédito que se le pueden dar a las palabras de un traidor que hasta ahora solo intentó entreverar las cartas para disminuir su atroz conducta?