miércoles, 25 de noviembre de 2015

Celia Hart Antonio Guerrero Fernando Gonzalez Gerardo Nordelo Ramón Labañino Renée González Simulacro ante Embajada Estadounidense en Buenos Aires Chaubloqueo

¿Buenos Aires? 12 Setiembre 2008.   República Argentina.         (dedicado a Celia Hart)

Queridos hermanos cubanos Antonio, Fernando, Gerardo, Ramón y René:

Fue un día hermoso e hice un SIMULACRO en la Embajada Norteamericana.  Organizaciones de solidaridad con Cuba convocaron a las 17 hs. a reunirse en Plaza Italia, para luego marchar hacia la Embajada y reclamar la libertad de uds.  No era mediodía todavía y desembarqué allí frente a la Embajada,  sentado en un banco de plaza, al tibio sol un joven leía un libro sobre historia. Saludé, me senté junto a él y conecté cables a mi batería y megáfono. Su comentario sobre mi rojo poncho salteño ante la ausencia del frío, me dio pié a aleccionarlo sobre las bondades de la estética en el militante, cuando quiere llamar la atención.  Recién se enteró que ocurría cuando mi altavoz atronó la tranquila mañana rebotando contra los muros de la embajada, mientras yo cruzaba la angosta calle hacia el predio yanqui.  Sin impedimentos de rejas altísimas ó decenas de policías de asalto del Cuerpo de Infantería.  Solo custodios privados que cada 20 metros cubrían la reja perimetral y se vieron conmovidos y pronto multiplicados. Tras los cristales blindados de la casamata de ingreso, el personal fluctuaba entre la curiosidad y la razonabilidad.  Imagino la cuenta regresiva en sus mentes esperando ver aparecer a la Policía Federal, que demoró mucho y equivocadamente.  Tras mi primera andanada de verdades sobre la injusticia perversa, de extorsionar a todo un pueblo como el cubano, al martirizar a 5 de sus miembros durante diez años pasé a recorrer la reja para encontrarme con unas 40 personas de ambos sexos (¿y los gay?) que aguardaban turno de trámite al aire libre frente a un pequeño edificio.  Contra, ó para ellos fueron las advertencias sobre la zoologización de las leyes en EEUU que comencé a propalar.  Repudié la infranimal actitud de los Senadores que a pesar de su edad y supuesta sabiduría habían aprobado dos meses atrás una ley, que autorizó la utilización en los prisioneros de la tortura llamada “el submarino seco”.  Les dije “Balseros argentinos tengan cuidado de no caer presos allá pues el oxígeno es lo que más alimenta al ser humano y con una bolsa de nylon que cubra la cabeza y esté atada al cuello pasarán “mucha hambre”.  Además tiemblen pues junto a uds. caminará por Miami el terrorista que no trepidó en asesinar a 76 civiles en un vuelo que despegó de Barbados hacia Cuba en 1976.  El está libre y se podrán tropezar con él, no sonrían porque Posada Carriles no es Dios - aunque es socio de la CIA - y no ama a nadie.  Arrojando puñados de papel picado al aire gritaba: “Happy hour se aprobó la tortura legal”.
Al girar ví en problemas enfrente al pobre joven lector solitario.  Tres policías lo rodeaban e interrogaban sin dejarlo pararse. Desandé mi camino y aseguré a los uniformados que el muchacho no tenía nada que ver conmigo. Mi nombre, apellido y calidad de director del Museo Ernesto Che Guevara los semi convenció y no detuvieron al joven, que pasito a pasito había ido tratando de apartarse del ojo del huracán.  Ahí el que llevaba la voz cantante me interrogó sesudamente sobre el contenido de los dos bultos, que yo había colocado bajo el banco de plaza.  Expliqué sobre los 2 carteles pasacalles pidiendo uno la libertad de uds. y el otro nuestro compromiso con Fidel y la revolución. Aclaré que no los colgaría en ese momento pues solo iba a estar 3 horas allí. Luego me iría a juntarme con las organizaciones.  Extraje de la gran bolsa, una de las bolsas de papel picado (llevé diez) y tomando un puñadito lo lanzé al aire, explicando que venía a celebrar la expulsión de los Embajadores yanquis de Bolivia y Venezuela. El pidió que abriera mi “maletín negro” cosa que me preocupó.  Debí mostrar todo. Mis volantes  con la dirección de las 5 prisiones y vuestros curriculums, otros con la Decisión de la Corte de Apelaciones del Onceno Circuito editados en Habana, hojas que obtuve en la Iglesia de la Santa Cruz con fotos de franceses secuestrados y asesinados en Argentina. “Estos son desaparecidos y entre ellos dos monjas francesas” aclaré.  Una decena de folletos (en letra azul) titulados “Sembramos ideales para cosechar esperanzas”; “¡Ni un paso atrás!  En defensa de la democracia”, II Encuentro Nacional “Economía Política y Derechos Humanos” ; “ I nostri figli vivono” (todo en italiano) editado por Madres de Plaza de Mayo (Hebe de Bonafini).  Varios volantes de “TURQUIA ESTADO GENOCIDA DE  1.500.000 ARMENIOS” 24 Abril Aniversario del genocidio perpetrado por el Estado Turco contra el pueblo Armenio entre 1915 -1923;  una estampita de San Cayetano que mira arrobado al niño Jesús que tiene a upa;  una banderita cubana pintada sobre tela (origen Holguín) con mástil telescópico extensible cromado (en realidad fue la antena de un radiograbador); volantes de “y JULIO LÓPEZ? Marcha de la Asamblea del Cid Campeador pidiendo No Olvidar a este desaparecido hace 2 años”; un libro “Cuba Existe” con el autor Arq. Rodolfo Livingston envidiablemente flanqueado en la tapa, por 2 hermosas negras cubanas; una vieja hoja de agenda Citanova (empresa que nunca osó incluir entre las fechas patrias de los países americanos el nombre de CUBA y el 1º de Enero de 1959) en donde mi amiga Alicia Molinari manuscribió una bella poesía cuya estrofa final dice “Si deshecha en menudos pedazos, llega a ser mi bandera algún día, ¡ nuestros muertos alzando los brazos, la sabrán defender, todavía !”; 7 metros de hilo de polipropileno blanco; la Partitura del Himno Nacional Argentino (para voces infantiles) con las 9 estrofas completas, 8 de las cuales nunca se cantan, ni conocemos; mi enorme matraca de madera que descubrí en ése momento y comencé a hacer sonar; un cartel letras azules sobre hoja oficio leyenda “BUSH  TARRÚ” (extrañamente el policía no preguntó que quería decir) y otro igual que dice “¡¡ VIVA  FIDEL !!.
El policía preguntó por la batería eléctrica y me levanté el rojo poncho salteño para mostrársela, comentándole: “una vez casi me incendio”.  Rechacé amable pero firmemente la sugerencia de que me fuera y volviera con todos los manifestantes a las 6 de la tarde (adujo que ellos tenían que almorzar). Expliqué que lo mío hoy 12 de Setiembre era en coincidencia con militantes de todo el planeta ante las Embajadas, saludé y me crucé llevando la bolsa de papel picado, que fui sabiamente dosificando a lo largo de la interminable reja perimetral de la guarida de norteños, imaginando las murallas de Jericó.  El viento es pícaro y algunos uniformes azules quedaron moteados de blanco papel picado como mi rojo poncho. En la ochava de la sede que apunta al gran parque rodeado de edificios de 15 pisos, me encontré con un partido de futbol, imaginé la CIA y el FBI dirimiendo por penales, a cual de los dos organismos le tocaría socavar más intensamente, a nuestro gobierno constitucional y democrático. Hicieron como que no me oían ni veían,  a 3 metros mío, tras las rejas (no es metafórico) un grupo de 30 personas los contemplaba alentándolos y ellos corrían afanosos tras la pelota que un puntapié hizo estrellar contra la reja a 2 metros mio.  Reclamé a los gritos el atentado y proseguí denunciando la pérfida e ilegal violación de las leyes carcelarias al impedir a vuestras familias contacto con uds.  Reiteré la profunda indignación que sentía por la actitud de sus senadores al aprobar la tortura y sugerí por si alguno de ellos viajara a la Argentina, alojarlos en la vereda de enfrente de la Embajada, donde funciona el Jardín Zoológico de la Ciudad, no sin cierto temor a que contagien de bestialidad a nuestros animales vernáculos. El altavoz magnificó repetidamente mi exhortación al Embajador (estaba dentro de la sede) pidiéndole 10 minutos de su tiempo para transmitirle mis reclamos a su pérfido gobierno. Aclaré que portaba mi documento de identidad y cortaría el sonido comportándome como un caballero.  Las horas fueron transcurriendo matizadas por los reproches de algunas damas histéricas vecinas del lugar, no toleraban verme agitar la bandera cubana.  Enfrente unas 80 personas en diferentes grupos y posiciones, descansaban al sol con o sin mascotas caninas, no se olvidarán fácilmente de lo que tuvieron que oir.  Un grupo de personas jóvenes de origen oriental sonrieron saludando al pasar junto a mí, pensarían que celebraba atrasado el final cubano de Beijing con el papel picado. En el otro extremo de la reja sobre la Avda. Sarmiento frente al Zoológico, una entrada con 4 camiones que eran requisados con aparatos portátiles sofisticados atrajo mi atención.  Había allí una garita de control con 8 guardias y una cola de 15 civiles, que aguardaban autorización para entrar.
Llegué arrojando papel picado y extraje la partitura de nuestro Himno Nacional la que leí completa y apasionadamente.  Iba por la quinta estrofa y los guardias curiosos se fueron acercando y al terminar la octava levanté la vista y el mandamás me dijo “ La Embajada es a la vuelta”.  El ridículo, el desánimo casi me gana.  ¡¡Había gastado pólvora con los chimangos de la Sociedad Rural!!   Riendo con ganas les pedí perdón.  Aclaré “No le vayan a contar a De Angelis” que protesté aquí, lo va a tomar como cosa personal y no quiero que se caiga otra vez con su avión.” (Este tipo es un golpista). Dije Chau y fui donde tenía que ir.  Allí frente a un marine yanqui de uniforme de combate (como las películas de Oliver Stone, tipo enorme equivalente a 2 patos vicas locales) declamé completo nuevamente mi Himno.  Pato Vica llamamos aquí en Argentina hoy a los forzudos jóvenes custodios, que patean el bazo de nuestros nietos adolescentes y los matan a la puerta de los dancings.  No muy convencido de lo que iba a hacer pasé a gritar enumerándolas (en inglés) las genocidas masacres yanquis en Hiroshima, Nagasaki, Vietnam, Grenada, el Plan Cóndor, Afganistán, Irak dejándo para el final al decepcionado y luego asesinado Presidente John Fitzerald Kennedy y su fracaso en Playa Girón.  El rotwailer rubio no me atacó. (menos mal).   Será que Dios me envió al Comisario de la zona (creo que si se sube a hombros mío no le llegabamos a los ojos al marine) que conversó conmigo intentando obtener información sobre que grupos vendrían por la tarde. Le confié que ojalá fueran muchos pero que yo era uno solo y no pertenecía a ningún partido. Ya nos conocíamos del pasado 14 de Junio en el mismo lugar y por el mismo motivo:  “ustedes” mis queridos hermanos cubanos. Tras eso seguí arrojando papel picado aclarando que no tenía antrax y vociferando verdades en inglés y castellano.  A las tres horas saludé a los guardias y me fui a Plaza Italia. En el camino algunos vehículos estacionados estaban cargados con largos mástiles y banderas. Algunos militantes esperaban sentados.   Inventé un semáforo mecánico, impensable para estos tiempos pero efectivo desde el punto de vista de propaganda. Consistió en añadir uno de los pasacalles al otro sumando 18 metros de convocatoria en letras rojas, que decían:  uno…
          POR    EL    REGRESO   DE   LOS   CINCO   HÉROES
   ANTONIO  -  RENE  -   FERNANDO  -   RAMÓN  Y  GERARDO
    MUSEO   ERNESTO  CHE   GUEVARA   Y   CHAU  BLOQUEO
Y el otro……..
             CON   CUBA    JUNTO  A   LA  DIGNIDAD   DE   FIDEL
                        LA    REVOLUCION    Y      EL    PUEBLO
                       ¡  HASTA    LA    VICTORIA    SIEMPRE  !
                     CHAUBLOQUEO   -    MUSEO   CHE   GUEVARA
Claro, yo estaba solo así que uno de los extremos lo até a un poste de luz que encabeza el refugio en la mitad de la Avda. Sarmiento que oficia como descanso a peatones que cruzan mientras el semáforo está en rojo. Tirando a lo loco lo mantenía tenso paralelo a la blanca senda peatonal pintada en el pavimento y perpendicular a los micros, camiones, autos, motos y bicicletas que se habían detenido.  Luego al cambiar las luces manteniendo tenso el gran cartel corría por la calle desde la esquina de la Rural hacia la Plaza central con la estatua de Garibaldi habilitando el paso de los autos que habían estado detenidos y cerrándoseló a los que habían frenado por la luz roja en la avenida que unifica a Las Heras con quienes circundan la plaza viniendo por Santa Fé.  Solo dos policías con motos vinieron pero al ver mi sistema lo vieron aceptable se ve, porque allí estuve de tres a seis de la tarde luchando con el viento que trataba de vencerme.  Decir que algunos taximetreros me gritaron “andá a laburar vago”, ó “boludo (comemierda en cubano básico) andate a Cuba”  y me gritaban ofendiendo la memoria de mi madre (que cuando vivía extrañamente coincidía bastante en opinión política con ellos) no me hace generalizar al gremio.  Y rescato al príncipe consorte de Marta Speroni (motor en la lucha por vuestra liberación y amiga mía). El hombre es altísimo chofer de taxi y solidario y comprometido. Ya a las 5 se comenzaron a ver muchas gentes, que llegaban con banderas y pancartas y la Plaza Italia se adornó de pasión. Varios movimientos populares  se sumaron y llegaron con su humilde y envidiable pureza solidaria. Y cuando ya la avenida Sarmiento quedó chica para tanto ser humano dobló la esquina por avda. Las Heras un hermoso y multitudinario torrente de residentes bolivianos, cuya determinación combativa no solo la daban no solo sus cantos pro Evo Morales, sino el paso rápido que mantuvieron desde Plaza del Congreso hasta allí. Quise ponerle un cierre distinguido a semejante columna y desaté del caño los dos pasacalles pidiéndole a un argentino de unos 50 años que oficiara de tensor y marchar por la avda. cerrando la marcha. Aceptó afortunadamente y fue muy lindo hacerlo, delante nuestra iba una murga encantadora de chicas y chicos jóvenes cuya rítimica musicalidad me renovó las fuerzas. Algunos niñitos que marchaban junto con sus padres aceptaron abrir sus manitas y sumarse, así que me gané una corte de enanitos kinéticos que se divertían felices tirando papel picado.  Aproveché y entregué la matraca estruendosa de madera a una que tendría nueve años y entusiasmada atronó el ambiente.  La calle de la Embajada no dio abasto para los miles que se metieron allí y frenaron ante las altas rejas policiales y el vallado humano de cien efectivos de uniforme y civil sin contar la docena de oficiales que trataban de tener bajo control todo.  Pues hubo dos frentes (ó Vietnams) uno allí ante la policía y otro ante el portón de entrada principal a 150 metros de allí hacia donde fueron los miles de bolivianos jóvenes, dejando a sus mujeres y bebés más seguros, a un costado del grupo de la Multisectorial y solidaridad con Cuba y que en ese momento leían proclamas de denuncia por altavoz y exigían vuestra libertad y el final del bloqueo.
Hablaron dirigentes de partidos políticos varios y ví multitud de personas que no tengo el gusto de conocer. Entregaron una petición escrita a la Embajada. Afortunadamente varios camiones de los medios de comunicación se hicieron presentes esta vez y las cámaras abundaron. Terminé atando el largo cartel en otro poste (desertó mi ayudante) y lo extendí a 10 metros de la barrera de policías con chalecos naranja (son los más light) pues los “heavy” están más atrás con casco, escudo y un “palito (muy grande) para abollar ideologías” (como decía Quino el autor de Mafalda).  Solo Telesur se acercó y me entrevistó, los demás no comen vidrio.   Grité “a capella” mis denuncias desgañitándome pues el micrófono saturado de humedad de tanto gritar no funcionaba.  Igual yo grito fuerte. Ví pasar a miles de bolivianos de regreso de su vecina protesta. No pude evitar gritarles ¡ grácias Bolivia ! a cada uno de los grandes grupos que pasaron delante de mi cartel.  Llamativamente “todos” respondieron con un aplauso y sonrisas fraternales.  Ah, yo ya tenía puesto mi gorro boliviano con orejas, pues el frío y la oscuridad se habían hecho dueños del lugar.  

Con Pablo Kilberg  volvimos hacia Plaza Italia y entre los dos caminaba el espíritu de Celia Hart.  En casa Todo Noticias canal 13 mostró a un mentiroso y joven locutor afirmando que TRESCIENTOS bolivianos habían marchado hasta la Embajada de EEUU. 

¡ Que grado de engaño sufre la sociedad argentina, en mano de estos siniestros IN-comunicadores sociales a sueldo de Miami!.   

Solo el sábado a la tarde pude llorar a Celia Hart, cuando la ví purificando con su soplo revolucionario, un programa que reiteraron en canal 7. ¡ Qué pérdida significa su muerte !  Y me emocionó verlos a ustedes en el mismo programa, a su historia, sus patrióticos desvelos, su entrega y sacrificio. Al fin la TV argentina lo dijo.  Desde agosto 2006 cuando Mauro Viale pretendió junto con el Dr. Quiñones (“el nene” de la Dra. Hilda Molina) avasallarme en vivo y en directo y denuncié el silencio sobre uds. mostrando vuestra gran fotografía en colores, no había visto sobre uds nada en TV.  Esto es un hito y lo atribuyo a que Tristán Bauer el autor del documental sobre Ernesto Che Guevara, que todavía no se estrenó aquí, es director ahora del canal 7 y de varias radios oficiales y comienza la información a tener visos de realidad.  Hermanos míos no me dá el tiempo para poder escribir esto y a la vez reproducir las reflexiones del gigante compañero Fidel. También invitar a miles de personas a que colaboren aportando dinero a una cuenta que se ha abierto aquí para restañar las heridas que los huracanes dejaron en vuestra querida Patria. Los admiro y quiero, durante el simulacro sentí presentes junto a mí a vuestros amigos Alicia Jrapko y Bill Hackwell .  ¡Hasta la victoria siempre!   Un abrazo enorme.
                                    
                                                                            Eladio González  (toto)  director

difunden: el 1er. Museo Histórico Suramericano "Ernesto Che Guevara", la Escuela de Solidaridad con Cuba "Chaubloqueo" y el Centro de Registro de Donantes Voluntarios de Células Madre
Irene Perpiñal y Eladio González - directores   calle Rojas 129  local (Caballito) Capital -AAC1405-Buenos Aires-República Argentina  telefax: 4-903-3285 email: museocheguevara@fibertel.com.ar
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