Este miserable sujeto siempre se dedicó a destruir lo positivo, hoy llega al colmo de la
provocación ofendiendo a NUESTRAS ABUELAS y a NUESTRAS MADRES de Plaza de
Mayo. Las admirables mujeres que fueron base, cimiento y sostén de nuestros débiles
espíritus. Ellas hicieron que conservemos la memoria colectiva y gracias a eso la justicia
aplica la ley a secuestradores, torturadores, apropiadores de bebés y sadicos asesinos.
Eladio González toto director Museo Ernesto Che Guevara de CABA.
De: Rosa CBaez [mailto:labaez@gmail.com]
Enviado el: viernes, 20 de noviembre de 2015
Argentina: Las declaraciones de Marcos Aguinis
Por Juan José Oppizzi*
El señor Marcos Aguinis hizo en estas horas unas declaraciones que no me dejan perplejo, aunque sí con la impresión de que no podrían ser festejables ni si se las interpretara como una broma. Entre las muchas barbaridades que profirió, hay una que merece figurar en el comienzo de estas líneas: dijo que Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini son “dos mujeres despreciables”. Los fundamentos para el calificativo fueron escasos; los usó únicamente en cuanto a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo; respecto de la presidenta de Madres no dijo nada más que eso.
Supongo que el señor Aguinis sabrá explicar cuál es el origen de su insólito adjetivo, más allá de decir que la señora de Carlotto se negó a colaborar con la celebérrima y mediática doctora cubana Hilda Molina, cuando ésta hizo su paseo promocional por nuestro país, en el marco de una campaña internacional para presentarla como una mártir en busca de su pobre hijo exiliado (¿o escapado con dinero no propio?) de Cuba.
Debería hacerlo, porque su obligación como escritor y –quiero creerlo, aunque estas declaraciones me hacen dudar– pensador es esclarecer y no confundir o tergiversar. Tal vez la mejor explicación de su insulto sea lo que dijo respecto del asesino Videla: que cuando asumió (debió decir: se apropió del mando), tras el golpe de estado de 1976, parte de la sociedad respiró. Es obvio que se olvidó de aclarar que, luego de la entronización de Videla, una gran otra parte de la sociedad dejó de respirar.
Me pregunto dónde estaba el señor Aguinis en ese momento. Porque dónde estaban las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo lo sabemos todos: poniendo el cuerpo frente a una banda de forajidos psicópatas que hablaban de “gestión” y que decían no ser “ni de izquierda” (¡por supuesto!) ni de derecha”, y que venían “a salvar al país del marxismo apátrida”. En la primera ronda de las Madres en torno a la Pirámide de Mayo hubo una sola honrosa excepción a la cobardía general de los políticos argentinos: la señora Alicia Moreau de Justo. Ella las acompañó en la ronda y en la entrevista que mantuvieron con el asesino, y presenció la burla sangrienta que éste les hizo cuando habló de la “entelequia” de los desaparecidos. El señor Aguinis quizá estaba debajo de su cama, respirando aliviado, como, según dice, hacía una parte de los argentinos.
Otra de las falacias que reitera el señor Aguinis (digo “reitera”, porque no es de su cuño) es sobre la condición política de Mauricio Macri: según él, “no es ni de izquierda ni de derecha”; sólo se ha limitado a “hacer lo que tenía que hacer”.
Creo que el señor Aguinis nos subestima, ya que cualquier gestión política tiene obligadamente un perfil. Que se lo oculte, es un asunto que compete a la astucia o a la conveniencia del funcionario; aunque en el caso de Macri es bien manifiesta su condición derechista, por la cual puede optar como cualquier ciudadano del país. Pero que Aguinis pretenda hacernos creer que lo ignora, es algo con aroma a mentira vulgar.
Tal vez sufre el mismo complejo de toda la derecha argentina, que niega su condición, como si se avergonzara (¡tiene motivos!). Por otra parte, “hacer lo que tenía que hacer” es un principio muy relativo y totalitario, ya que supone estar en posesión de una verdad absoluta, incuestionable y sobreentendida.
Y el colmo de su flojera argumental se produce cuando sostiene que “en algunos países serios (¿cuáles serán?) la gente ni sabe quién preside el gobierno”. Para que eso funcione, se requiere de la idiotización de la gente; entre individuos pensantes resultaría una –mala– broma de salón.
¡Cuánta bobería en un hombre que supo ser autor de un hermoso libro, llamado “La cruz invertida”!
*Escritor argentino, nacido en San Isidro y actualmente residente en Arrecifes. Dedicado a las letras y a la investigación; ha publicado varios libros y actualmente desarrolla una intensa actividad como articulista y conferencista en temas de música, literatura e historia.
Enviado por el autor
Lic. Rosa Cristina Báez Valdés "La Polilla Cubana"
Moderadora Lista Cuba coraje, miembro de Red Social Hermes y miembro fundador de la Red de Trincheras Amigas
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