AGENDA ABYA YALA / Agosto-Septiembre 2017 / No. 31
AGENDA ABYA YALA / Agosto-Septiembre 2017 / No. 31
Boletín del Programa de Estudios sobre Culturas Originarias de América
Casa de las Américas
<![if !supportLists]>1. <![endif]>Casa de las Américas / CUBA / "Ustedes han venido, en días difíciles, a ofrecernos sus corazones"
<![if !supportLists]>2. <![endif]>Casa de las Américas / CUBA / "Levantarse de los golpes recibidos, sacudirse la ropa, y ponerse a trabajar al lado del pueblo": palabras de Arturo Arias en apertura de Casa Tomada
<![if !supportLists]>3. <![endif]>Casa de las Américas / Cuba / "Debemos visibilizar lo que los demás quieren ocultar"
<![if !supportLists]>4. <![endif]>Literatura - Artes Visuales / GUATEMALA / Manuel Tzoc: hacer público lo más íntimo
<![if !supportLists]>5. <![endif]>Lenguas Originarias / MÉXICO / La violación de los derechos lingüísticos de los pueblos indígenas en Baja California
<![if !supportLists]>6. <![endif]>Literatura / MÉXICO / Gana Hubert Martínez Calleja Premio de Literaturas Indígenas
<![if !supportLists]>7. <![endif]>Opinión / ABYA YALA / ¿Hacia dónde vamos los pueblos indígenas en Abya Yala?
<![if !supportLists]>8. <![endif]>Disidencia Sexual / GUATEMALA / Quetzalí, la primera reina indígena trans de Guatemala que busca la igualdad
<![if !supportLists]>9. <![endif]>Reivindicaciones / PERÚ / COSHIKOX se pronuncia contra la piratería del arte shipibo
<![if !supportLists]>10. <![endif]>Pueblos Originarios / ARGENTINA / Santiago Maldonado: la persistencia de la gramática colonial en Argentina
Casa de las Américas
CUBA
"Ustedes han venido, en días difíciles, a ofrecernos sus corazones"
Por Roberto Fernández Retamar
Viernes, 22 de septiembre de 2017
Fuente: http:laventana.casa.cult.cu
Compañeras y compañeros:
Este IV Encuentro de Pensamiento y Creación Joven en las Américas tiene su antecedente, como se sabe bien, en el que realizamos en 1983, no pocos de cuyos materiales se recogieron en la revista Casa de las Américas. El laudable proyecto fue retomado en 2009, cuando la Casa de las Américas cumplía cincuenta años de fructífera existencia. A partir de entonces, como recordó hace poco el compañero Jaime Gómez Triana, quien tuvo responsabilidad mayor en aquel Encuentro, este fue nombrado con el título del primer cuento que le publicaran al entrañable compañero argentino Julio Cortázar. Tal cuento, por cierto, le fue publicado por Jorge Luis Borges, quien se sentía feliz de haberlo hecho, según me dijo la tarde de 1985 en que lo visité en su apartamento de Buenos Aires, y en que aquel hombre genial, no obstante su conocido y triste desacuerdo con las revoluciones, accedió a que la Casa de las Américas publicara un volumen de Páginas escogidas suyas, que tuve el placer de compilar y prologar. La compañera Caridad Tamayo, quien dirige con gran eficacia nuestro Fondo Editorial, ha citado este hecho como ejemplo del trabajo de la Casa, la cual se siente comprometida con lo mejor de la vida intelectual de nuestra América. El nombre del Encuentro, por supuesto, está cargado de nuevo significado, pues alude a la feliz circunstancia de que la Casa, periódicamente, es invadida, tomada por jóvenes intelectuales como quienes, enriqueciéndonos, han asistido a este IV Encuentro.
Ineludibles compromisos universitarios me impidieron estar presente cuando el destacado escritor guatemalteco Arturo Arias, quien ha merecido dos veces el Premio Literario Casa de las Américas, ofreció sus palabras de bienvenida, pero he podido leerlas después, y me parecen muy valiosas, como suyas al fin. Y para poder escribir estas mías, pocas y apresuradas, me he visto imposibilitado de asistir a varias sesiones, por lo que ruego que me excusen.
Arturo, entonces treintañero, participó en aquel Encuentro inicial, en 1983, y al ofrecer el pasado martes sus cálidas palabras, se presentó como un viejo. ¿Qué diré yo entonces de mí, con mis ochenta y siete años a cuestas? Evidentemente ni él, ni mucho menos yo, a estas alturas de nuestras vidas, podemos pretender hablar como los jóvenes que fuimos, aun cuando su fértil recuerdo nos sigue animando. En mi caso, la única razón para que me dirija a ustedes es que desde 1986, después de la inolvidable heroína Haydee Santamaría y del también inolvidable pintor Mariano, presido la Casa de las Américas.
Tuve uno de los grandes privilegios de mi vida al trabajar durante quince años, como director de la revista Casa de las Américas, bajo la conducción iluminada de Haydee. Ella marcó a fuego, para siempre, a lo que llegó a considerar su Casa. Es hermoso que los muchos jóvenes, a menudo brillantes, que hoy laboran en la Casa de las Américas sepan que tienen el honor de hacerlo en una institución fundada, conformada y orientada siempre por aquella criatura de excepción que estuvo junto a su hermano Fidel en el Moncada y en la Sierra Maestra, donde se hermanó también con el Che. Y cuando, pocos meses después del triunfo de nuestra Revolución, fue fundada la Casa de las Américas y se le encomendó a Haydee, martiana de raíz, dirigirla, ella, con su inteligencia y su intuición extraordinarias, llegó a convertirse en una animadora cultural de primer orden. He contado varias veces lo impresionante que era asistir a reuniones de ella con intelectuales exigentes como el propio Cortázar, como el pintor chileno Matta, como el escritor uruguayo Mario Benedetti, como el escritor colombiano Gabriel García Márquez, y verlos admirar sin reservas a aquella criatura sabia y deslumbrante que había nacido en un modesto batey del medio de la Isla y no llegó a asistir a altos centros de estudio. Como me estoy citando, añadiré que Haydee fue como el espejo de la fábula china: los pobres de espíritu no atinaban a saber quién era, pero los de alma grande salían maravillados del contacto con ella, como si fuera una sibila.
Y puesto que estamos en un Encuentro de jóvenes, voy a recordar el gran interés de Haydee por la juventud. Una prueba grande de ello fue su estrecha relación con varios músicos cubanos entonces muy jóvenes. Estamos celebrando en la Casa de las Américas los cincuenta años del Encuentro de la Canción Protesta, un acontecimiento internacional en cuya génesis tuvo papel decisivo la compañera estadunidense Estela Bravo, quien trabajaba entonces en la dirección de música de la Casa y se revelaría después una formidable documentalista cinematográfica. No es extraño que haya querido que se conserve en la Casa la colección de sus documentales. Aquel Encuentro fue el punto de partida de lo que se llamaría en Cuba, como homenaje a la admirada trova tradicional, Nueva Trova, la cual ofreció en la Casa de las Américas, en 1968, sus primeros conciertos. Sus audaces integrantes no siempre eran entendidos, precisamente por audaces, y en esa coyuntura la compañera Haydee echó rodilla en tierra por ellos, los defendió a capa y espada, e hizo posible que el Movimiento de la Nueva Trova se afirmara, hasta hoy, como una de las creaciones culturales más hermosas de nuestra Revolución. En una noche memorable, precisamente en esta sala donde estamos y no llevaba aún el nombre de Ernesto Che Guevara, el compañero Silvio Rodríguez, el más destacado de aquellos músicos jóvenes, dijo que la Casa de las Américas era el útero de la Nueva Trova. En realidad lo era Haydee, combativa y maternal. Cuando ella murió, la gran poeta Fina García Marruz escribió en su conmovedor poema «En la muerte de una heroína de la patria»: «Los que la amaron se han quedado huérfanos.»
Sigmund Freud y sus seguidores han afirmado que infancia es destino. Es sobrecogedor pensar que estamos marcados por acontecimientos en los que nada o muy poco podíamos influir. ¿Y qué decir de la juventud, de la que sí se es hacedor? Asistí hace muy poco a una reunión con integrantes del proyecto cubano Nuestra América. Los presentes fuimos divididos en varios grupos para comentar distintas frases. Al mío le correspondió una frase cuyo enunciado era, más o menos: «Los jóvenes son por esencia revolucionarios». Resultaba muy tentador responder afirmativamente. Pero un agudo integrante del proyecto recordó que ha habido y hay en no pocos países, incluso hoy mismo, muchos jóvenes fascistas. Es decir, que la escasa edad no garantiza una actitud revolucionaria. En consecuencia, quienes asisten a Encuentros como este no son de izquierda por el mero hecho de ser jóvenes, sino porque concientemente han asumido defender ideas y creencias que consideran `valiosas, aun al precio de correr riesgos que pueden llegar a ser grandes. En las personas consecuentes esa asunción los acompañará toda la vida, aunque sin duda la juventud le habrá de dar una luz particularmente intensa.
Y a propósito de la juventud y las actitudes revolucionarias, lamento no haber conservado un ensayo del notable politólogo (antes fue poeta) Rafael Hernández, director de la excelente revista Temas. Trataré de recordar en líneas generales lo planteado por Rafael en dicho ensayo, donde mencionó los pocos años que tenían héroes cubanos cuando se destacaron en la historia. Por ejemplo, José Martí tenía entre quince y dieciséis años cuando produjo sus iniciales textos a la vez literarios y políticos, diecisiete cuando fue condenado por sus ideas independentistas a terribles trabajos en canteras, dieciocho cuando publicó su estremecedor testimonio El presidio político en Cuba. Julio Antonio Mella fue ultimado por matones machadistas en su exilio mexicano con veinticinco años, lo que llevó a Fidel a decir que nunca nadie hizo tanto en tan poco tiempo. Ya habían producido textos valiosos los hermanos Luis y Sergio Saiz Montes de Oca cuando fueron asesinados por un soldado batistiano en su provincia pinareña, teniendo uno dieciocho años y otro diecisiete. Sus nombres son hoy el de la Asociación de jóvenes escritores y artistas cubanos. Poco más de veinte años tenían Frank País (llamado por Fidel, desde la Sierra Maestra, el más extraordinario de sus compañeros) y Joe Westbrook, de intensa escritura, cuando elementos batistianos los mataron a uno en Santiago de Cuba y a otro en La Habana. El propio Fidel no sobrepasaba los veintiséis años cuando encabezó el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Por último, al triunfar la Revolución Cubana el primero de enero de 1959, Fidel tenía treintaidós años, Juan Almeida treintaiuno, el Che treinta, Armando Hart veintiocho, Raúl Castro veintisiete, Camilo Cienfuegos veintiséis. Y me dicen, aunque no he podido comprobarlo, que en ese tiempo tuvimos un embajador de diecinueve años.
Este IV Encuentro de Pensamiento y Creación Joven en las Américas tiene una característica particular. Poco antes de ocurrir, un devastador huracán llamado Irma cruzó por el norte de Cuba y dañó mucho a la Casa de las Américas, situada tan cerca del mar, que la invadió con furia. En un principio se consideró necesario cancelar esta edición de Casa tomada. Pero la reacción de quienes iban a ser sus protagonistas, tanto en el interior como fuera, fue inolvidable. Los que estaban fuera se ofrecieron a traernos lo que nos hiciera falta, a colaborar con los trabajadores de la Casa de las Américas en las tareas necesarias. De manera que, para sorpresa de muchos en este país y en otros, pudo realizarse esta IV Casa tomada, más fuerte que el huracán. Por ello se la evocará siempre como intrépida, generosa y fraterna.
Desgraciadamente, las sesiones de trabajo han coincidido con otros graves acontecimientos en nuestra América, como un nuevo huracán llamado María, que ha devastado a pequeñas islas del Caribe y a Puerto Rico, lastimados ya por el anterior huracán, ha afectado a la República Dominicana y acaso afecte también a Cuba, y un terrible sismo ha llenado de luto a México. Mientras escribo estas palabras, recibo noticias sobre los grandes dolores mexicanos.
En todos los casos, se trata de manifestaciones de la Naturaleza, que nos dio la vida y nos dará la muerte; de la Naturaleza a la cual los seres humanos (especialmente en su variante occidental o norteña) estamos tratando tan mal, ignorando la sabiduría de muchos de los pueblos originarios. Pero hay otras realidades que no son naturales, amenazan a la humanidad y nos obligan a rechazarlas de plano. Me refiero, como se supondrá, al acceso de un ser despreciable (a quien acompañan otros de su calaña) a la cabeza del gobierno en el país que ya Martí llamó, a finales del siglo XIX, «una República imperial», «la Roma americana».
Aunque es un poco extenso, quiero, antes de terminar, compartir con ustedes al menos partes de un artículo que al conocerse la victoria electoral de Trump publicó en un periódico europeo (y lo recogerá el próximo número de la revista Casa de las Américas) el notable escritor Ariel Dorfman, a quien en varias ocasiones hemos tenido en la Casa de las Américas. Ariel nació en la Argentina, se formó en Chile, donde apoyó fervientemente al gobierno de Salvador Allende, y cuando este fue derrocado y llevado a la muerte, en nuestro 11 de septiembre, de 1973, por maniobras de la CIA, del delincuente Richard Nixon y del criminal de guerra Henry Kissinguer, Ariel salió del país y al cabo se radicó en los Estados Unidos, cuya ciudadanía acabaría por tomar. He aquí partes de su artículo, titulado «América se quita la máscara» (recuérdese que los estadunidenses llaman a su país «América», y varios de los lemas de Trump son «Hacer a América grande de nuevo» y «América primero»):
Al elegir a Donald Trump, un predador ignorante, mendaz y matón, un racista que odia y teme a los latinos, a los musulmanes y a las mujeres, un hombre que no cree que el planeta está en peligro de extinguirse por razones climáticas y que va a aumentar la aflicción y desventuras de los habitantes más necesitados del país y del mundo entero, América ha revelado su verdadero ser.// Estoy, como tantos norteamericanos y tantos más en el mundo, estupefacto, pasmado, enfermo de asco.// Y, sin embargo, si miro en el espejo y espejismo de mi vida, no debería sentir yo sorpresa alguna ante este desenlace apocalíptico.// Cuando, con mi mujer y mi familia, llegamos a los Estados Unidos en 1980, no abrigábamos ilusiones acerca de este país que, después de todo, había promovido el golpe militar de 1973 contra Salvador Allende, el presidente electo democráticamente en Chile. Como tantos exiliados de lo que entonces se llamaba el Tercer Mundo, sabíamos que esa América, sus corporaciones, sus Fuerzas Armadas y su pueblo mismo eran cómplices de crímenes contra la humanidad en todos los continentes. Ni ignorábamos cómo, en esa «tierra de los libres» se maltrataba a las minorías ´étnicas, ni tampoco su larga historia de esclavitud y conquista y persecución de los disidentes.
Dorfman pasa luego a evocar los aspectos positivos de los Estados Unidos, esos que Martí llamó «la América de Lincoln», que amamos. No es extraño que Ariel exclame: «mi héroe Abraham Lincoln», y hable de «la tierra de Dylan y Franklin Roosevelt, de Meryl Streep y Walt Whitman, de Ella Fitzgerald y William Faulkner y Martin Luther King.» Al ir a finalizar su artículo, añade Dorfman:
Ahora que Trump ha abierto una puerta por la cual se ha colado y exhibido todo lo que es horrible en su América, no me queda otra que reconocer que lo que contemplo en el abismo de ese triunfo es tal vez el rostro verdadero de este país, su rostro profundo y aterrador, irrevocable y permanente. […]//¿Dije pasmo, estupefacción, asco? // Sí, eso pienso, pero algo más, algo mucho más profundo y duradero. // Estoy de duelo. De duelo por un país que, para mí, acaba de morirse, que se murió cuando sus ciudadanos, mis ciegos conciudadanos, eligieron a Donald Trump, misógino y mentiroso y vil, como su líder.
Compañeras y compañeros: Como en la canción de Fito, ustedes han venido, en días difíciles, a ofrecernos sus corazones. Ellos quedarán latiendo entre nosotros. Los recordaremos siempre, les deseamos lo mejor y les damos las más cálidas gracias.
Casa de las Américas
CUBA
"Levantarse de los golpes recibidos, sacudirse la ropa, y ponerse a trabajar al lado del pueblo": palabras de Arturo Arias en apertura de Casa Tomada
Por Arturo Arias
Martes, 19 de septiembre de 2017
Fuente: laventana.casa.cult.cu
Casa de las Américas ya me sorprendió una primera vez. Me refiero ala invitación al primer encuentro de Pensamiento y Creación Joven en las Américas, al cual tuve el gusto de ser invitado. Estamos hablando de 1983, cuando aún era Director Mariano Rodríguez. A la mayoría de ustedes les parecerá que hace siglos de eso. La mayoría de los participantes en ese primer encuentro tendrían más o menos la edad que tienen ustedes. Era otro mundo. Muchos de los participantes en ese primer encuentro éramos centroamericanos, y la mayoría, si no todos, estábamos fuera y queríamos ocupar no la casa, sino nuestros propios países. Como centroamericanos, en aquella coyuntura tan particular, estábamos condenados a ello. Era en esos años una exigencia política, ética y popular. Casa ya nos acogía con abundante generosidad.
Los años pasan y el mundo cambia. Ahora me encuentro ante ustedes como uno de esos viejos y excéntricos veteranos de guerras foráneas que ya casi nadie recuerda, como le pasó al coronel Aureliano Buendía en Cien años de soledad. Quizás el coronel Aureliano Buendía estuviera un poco chiflado al organizar treinta levantamientos, pero esas chifladuras son las que se encuentran en la base de la osadía de la juventud. A mi modo de ver, muchos de esos ideales siguen vigentes. Al fin y al cabo, para los jóvenes, y para los que fuimos jóvenes en aquella remota época casi antediluviana vista desde hoy, una revolución implicaba también una transformación ética. Comprendía siempre el poder del corazón. Ser sanamente irreverentes. Tener una enorme imaginación. Estar entregados a sus causas, sin por ello dejar de ser enamoradas y enamorados, riéndose un tanto de la muerte, inevitables amantes de la rumba, de fácil acceso a la amistad. Siempre son así los estudiantes inconformes, sensibles a las sorderas institucionales que nunca los toman en cuenta.
Los jóvenes son, y fuimos, también puristas. Lo evidenciaron ustedes la semana anterior con sus correos de solidaridad para con la Casa y Cuba, por los daños generados por el ciclón Irma, y su disposición a traer lo que fuera necesario para colaborar con el evento que hoy se inaugura. Es una entrega sin condiciones. Ese sentido ético, esa disponibilidad a contribuir con lo que se pueda y como se pueda, es un rasgo que siempre caracteriza la entrega de los jóvenes antes las necesidades cotidianas a lo largo de nuestro continente. Siempre exigiéndole a nuestros gobiernos corruptos que se hagan cargo de las crisis en las que tienen metidos a la mayoría de la población, que solucionen y les den respuestas a las grandes montañas de inconformismo y rabia que en consecuencia desatan esos pueblos violentados. Llevan el dolor que sienten por sus países disfrazado en la sangre, para parafrasear al poeta Roque Dalton. Suelen ser los primeros en ser desaparecidos, como sucedió en Ayotzinapa, donde siguen faltando cuarenta y tres. Nunca se me olvidará en la película Lawrence de Arabia cuando, luego de todo lo combatido a lo largo de tres horas, y lo mucho ganado, incluyendo la captura de Damasco, al volver a El Cairo, el Emir Faisal le dice a Lawrence, "Vete. Ya nada tienes que hacer aquí. Nosotros vamos a negociar. Ese es el trabajo de los viejos. Los jóvenes combaten, y las virtudes de las guerras son las virtudes de los jóvenes. Reflejan su valor y las esperanzas en el futuro. Luego, los viejos hacen la paz, y los vicios de la paz son los vicios de los viejos: desconfianza y cautela."
Desde luego, no comparto del todo esas palabras ficticias de Faisal. Dejemos de lado la visión eurocéntrica y orientalista. No las comparto porque no estoy convencido de que jóvenes éticos tengan que convertirse en viejos desconfiados comprometiendo sus principios. Es un reduccionismo que ignora entusiasmos, compromiso, constancia, solidez ideológica, conocimiento de la historia y tantas otras virtudes que no tienen que desaparecer a lo largo de la vida. Todo lo contrario. La vida podrá ser siempre una continua serie de problemas, pero si existe solidez de principios, los continuos agobios—desde ciclones o terremotos hasta invasiones o amenazas de guerra nuclear—no pueden ni torcer ni alterar los mismos, por mucho que los años físicos sigan su respectiva cuenta. La congruencia siempre disuelve al cinismo.
De allí que exista por allí otro cliché. Los artistas son como niños viejos. Niños, por la frescura con la cual continúan viendo el mundo alrededor suyo. Refrescando la cotidianidad. Cargando de elementos lúdicos la vida y el lenguaje. Por eso Picasso dijo que aspiraba a pintar como ya lo había hecho cuando era niño. O sea, no perder la frescura de la mirada que siempre alimenta la creación. Un ojo no influido por el convencionalismo de muchos adultos, un ojo que acepta la correlación de lo incompatible. Eso lo acompañaba con una voluntad de nunca perder el humor. El placer. Evidenció así el riesgo y la frescura que reclaman los jóvenes creadores, y los viejos que continúan sintiéndose jóvenes de espíritu. Tanto los unos como los otros disfrutan de abofetear los rostros complacientes con su arte. Sorprender a los caminantes con su irreverente aptitud para ofrecer subversivas y transgresivas réplicas a los convencionalismos de su respectiva sociedad, con frescura combativa, desde fuera de los tristes espacios reducidos en los cuales los señorones de caras grises y bocas torcidas quisieran encasillar a la juventud.
Existen muchas maneras de ganar espacios, de impactar nuestros barrios, comunidades. Todas ellas frecen oportunidades para ensayar, poner a prueba, o comprobar la factibilidad de diversos futuros deseables, con la incertidumbre y apertura que esto conlleva. Todas ellas exigen imaginación. Son a su vez memorias que cuentan las historias de nuestras familias, de nuestros vecinos y de quienes nos rodean, de nuestros pueblos. Rearticulamos sus luchas, sus sufrimientos, sus aspiraciones, su manera de ver el mundo, por medio de nuestras diferentes expresiones artísticas, construyendo sus idiosincrasias tan particulares y diferentes de las imágenes globalizadas que nos azotan a diario por los medios del norte global, sus personalidades desconocidas del resto del mundo que se obstina en no dirigir su mirada hacia el sur sin fetichizarla con exotismos. Grabamos lo que le da vida a nuestras calles, todo aquello que parecería que nadie más conoce que nosotros.
Nuestras producciones son la energía que surge de este tipo de compromiso, así como de la frescura propia de toda producción artística. Se vale arriesgarse o equivocarse en nuestras apuestas estéticas, siempre y cuando continuemos ahondando en el conocimiento de nuestras raíces, el que articula las aspiraciones más sentidas de nuestros pueblos. Es en esto que sí espero que nos encontremos todos los aquí presentes a un mismo nivel. Diferentes edades biológicas, pero una similar edad en la mirada artística y en la madurez de principios que lo anterior implica. Asimismo, unidos en la defensa de todas las causas justas, en la voluntad de siempre visibilizar los problemas sociales. Todo esto es magia sincera. Pese a nuestras diferentes existencias cotidianas en espacios que pueden ser muy heterogéneos los unos de los otros, climas variables, poblaciones de diferente composición, entornos políticos variables, nos acercamos en creencias, en nuestro despliegue de sentimientos y de sinceridad, gracias a la transfiguración de la creación que establece una alianza interior entre creadores cuyas obras esperan todas contribuir a la mejoría de la vida de sus pueblos.
Es sabroso encontrarse, conocerse, y colaborar a través de las generaciones cuando compartimos esa pasión por nuestras singularidades, sin importar que cada quien tenga su respectiva trenza de obsesiones. Cada quien va tejiendo su propio huipil. Cada uno de nosotros guarda dentro de sí su respectivo llamado de conciencia, sus decisiones éticas, de justicia y responsabilidad, reimaginando y sufriendo todo aquello que a su pueblo le fue violentamente arrancado, lo mucho que fue destruido. Pese a ello, como después de los ciclones, luego de los terremotos, nos levantamos, participamos en la reconstrucción, y ninguno de nosotros pierde sus esperanzas de llegar a construir un mundo mejor.
Por eso personas como yo, que estamos trotando por este planeta desde antes de que se durmiera el cuentista Augusto Monterroso y soñara con su dinosaurio, nos regodeamos de placer al compartir espacios con jóvenes creadores que están detrás de estos proyectos que se presentarán en esta casa tomada, y que significan un soplo de aire fresco llenando mis pulmones de alegría e ilusión. La ilusión con la que seguimos descubriendo lo nuevo del arte y de la creación afianzado en principios de respeto a todos los seres vivientes del planeta, sean estos animales o plantas, y en el caso de las poblaciones indígenas, ríos, cerros, lagos, cuestionando la ontología occidentalal introducir los seres de la tierra como actores y sujetos vivos, porque así funcionan en su naturaleza y en sus espacios sociales.
En efecto, nos encontramos enfrentados a un nuevo esquema dentro del conocimiento geopolítico. Estos marcos de referencia exigen respeto por la pluralización de las diferencias subalternas insertas en las diferencias de género, sexuales y étnicas. Las nuevas epistemologías articulan lógicas teóricas y políticas frescas, originales. La agudización de conflictos sociales, de nuevos protagonismos ciudadanos como los que vimos en Guatemala en 2015 y han reaparecido en la pasada semana, y el abandono de las prácticas tradicionales, ha venido conduciendo a un descentramiento político-ontológico de las políticas actuales, en las cuales los indígenas, los afrodescendientes, los grupos LGBTQ, los jóvenes, son quienes proponen salidas del estancamiento neoliberal, sirviéndose de los nuevos medios electrónicos de comunicación social. Están proponiendo modernizaciones alternativas con proyectos descolonizadores que rompan con el cansado pensamiento eurocéntrico. La modernidad occidental otorgó el monopolio exclusivo en la creación de imaginarios nacionales al hombre letrado, preferentemente de clase alta, criollo y heterosexual. El carácter exclusivista de este monopolio se encuentra en el centro de las disputas epistemológicas que actualmente libran las nuevas generaciones.
Esta ilusión es el combustible que nos ayuda hasta a nosotros los viejos a aterrizar los proyectos con los cuales seguimos chochando, modificarlos integrando las ideas nuevas a las cuales hemos sido expuestos, así como animar a creadores jóvenes a que aprendan a su vez a dimensionar su acelerada originalidad y sacar adelante su obra por difícil que pueda parecer en un principio.
En mi caso, escribo al ritmo del caminar indígena en la montaña. Escribo para conocerme y para conocer el mundo, sin dejar de pensar un solo día en mi pueblo, con el cual convivo cada segundo de mi vida en mi imaginación. Me han influenciado los debates en la filosofía y ciencia social latinoamericanas sobre nociones amplias, la filosofía de la liberación, la teoría de la dependencia; los debates en Latinoamérica sobre la modernidad el pensamiento heterogéneo de Antonio Cornejo Polar, las discusiones sobre estudios culturales en los noventa; la colonialidad del poder y las posturas descolonizadoras ya en este siglo.
Como buen guatemalteco, y escritor encima, me han influenciado el poeta Luis Cardoza y Aragón, el novelista Miguel Ángel Asturias, el cuentista Augusto Monterroso. Recuerdo todavía la amplia sonrisa y el estímulo de don Manuel Galich, caminando en esta misma casa, sus mimos hacia mí, y el entusiasmo con el cual me regaló una copia de su libro Nuestros primeros padres. Admiro cada vez más las estrategias del novelista maya Luis de Lión para representar la racialidad y la subalternización en su novela pionera El tiempo principia en Xibalbá (1985). Considero a Humberto Ak'abal, Rosa Chávez, Silvia Etec y otros poetas mayas como las mejores expresiones poéticas del nuevo siglo. Me seduce igual la música de Sara Curruchich, de Ch'umilkaj Nicho, o bien las maravillosas esculturas de Benvenuto Chavajay y Angel Poyón. He encontrado inspiración en un amplio número de fuentes sin discriminar entre ellas, el grupo surasiático de estudios subalternos, la teoría feminista chicana, o la filosofía africana. Asimismo, he operado en una perspectiva modificada de sistemas mundo que ve la meseta asiática como el punto de apoyo del planeta, donde todo comenzó y hacia donde todo parece ir caminando.
Mi principal fuerza orientadora, sin embargo, es una reflexión continua sobre el conocimiento alternativo de los grupos invisibles, donde siempre he priorizado lo maya por ser esa mi realidad. Si se puede decir que la teoría de la dependencia, del colonialismo interno, la teología de la liberación y la investigación de acción participativa han estado entre las contribuciones más originales de Latinoamérica al pensamiento crítico del siglo veinte, con todos los condicionales que pueden aplicarse a tal originalidad, mi obra bien podría ser a su manera una modesta heredera de esta tensión, en su afán de rescatar la memoria histórica de un país triturado y aplastado. Me parece el único camino para construir una conciencia cívica sólida que abra las puertas al futuro. Las heridas aún están muy frescas. La tierra todavía sangra de fosas comunes.
Todo ello me sirve para entender esa pasión ya nombrada con anterioridad que me alborota, la cultura maya. Fue desde mi acceso a ella que mi propio mundo empezó a cambiar. Gran paradoja, le debo la misma al conflicto armado interno de nuestro país. Fue eso lo que me llevó a convivir con mayas. Lo que llevó al dirigente maya Ixil Pablo Ceto a invitarme a participar en la conspiración dentro de la conspiración en 1980. Como le pasó a Alicia, las y los compañeros mayas me abrieron la puerta de sus maravillas, y me quedé atrapado en ellas. Ya nunca pude salir. Por el contrario. Cada vez me fui yendo más para adentro que cualquier conejo blanco. Aprendiendo más y más, dada la imparable capacidad de la cultura maya para sorprenderme, hasta el punto de dejarme ya sin aire, en peores condiciones que el Sombrerero y el Lirón. Lo maya ejemplifica para mí las complejidades de negociar variadas diferencias culturales, el deseo de alejarme de la occidentalidad eurocéntrica. El juego de pelota maya como articulación simbólica cósmica se equipara con los cabalistas medievales europeos y con el saber judío proveniente del viejo Egipto, constituyendo una posible bisagra entre el pensamiento mágico occidental y la filosofía post-occidental. A partir de su ejemplo y de su sacrificio podemos conceptualizar posturas sobre la apertura de espacios para articular vínculos entre culturas, sociedades y lenguajes.
Hoy en día, vemos estas luchas indígenas en todos los rincones de la tierra. Desde el Canadá, hasta la Tierra del Fuego. Las mismas impactan el presente, dándole un "espesor" que lo distancia del horizonte de expectativas de la vieja modernidad eurocéntrica. Se han convertido en indicadores de cambio de época no solo en mi país, sino en muchos rincones de las Américas, iniciando una reconversión sistemática de la naturaleza misma y cuestionando como nunca sucedió antes la viabilidad de diferentes Estados-Nación latinoamericanos tal y como están concebidos. Nadie mejor que ellas y ellos para respetar a los seres sintientes, como los llama Marcela Morales. Es decir, a todos los sujetos—sean de la especie que sean—capaces de sentir, de expresarse de alguna manera u otra. Por ello la filósofa mexicana Mariana Favela insiste, citando al filósofo argentino Rodolfo Kusch, en que crear al mundo es, en verdad, darle sentido. El mundo no existe mientras sea puro caos.
A mi modo ver, las nuevas generaciones de artistas de nuestro continente son igual de sensibles. Sus mismas pieles funcionan como lienzos. Hasta sus cuerpos se modifican para decir lo que sienten. Es importante visibilizarlos como creadores que prometen las nuevas visiones que transformarán nuestro continente y garantizarán su continuidad, media vez desde otros rincones del mundo no nos destruyan el planeta, pero también como seres políticos que transforman los sentidos de lo político por medio de su arte y de su creación. Son todas ellas formas de adueñarse del futuro de sus respectivas sociedades y de inventar maneras diferentes de construir sociedad. Sus obras y producción artística generan prácticas políticas nuevas que rompen con las formas caducas que ya agobian a nuestras poblaciones, y contribuyen a la construcción de nuevas ciudadanías más incluyentes, progresistas y democráticas. Es una entrega envidiable, una energía que parecería no agotarse nunca, deleitando con su inventiva en el mismo momento de enseñar a ver el mundo de maneras nuevas. Rompe el caduco ordenamiento de los sectores gobernantes para inventar órdenes nuevos. Celebran identidades heterogéneas. Exigen ponerle atención a la diferencia. Nombran sin ambages lo que ya no funciona en sus respectivas sociedades. Contribuyen a nuevas formas de ser colectivas.
Se me ocurre a manera de ejemplo la artista visual de mi país Regina José Galindo. Su arte performativo, su expresión corporal, es una forma de narrar experiencias vitales sufridas en nuestro país, rescatando elementos propios de su contexto y de su condición de mujer. Regina no deja indiferente a nadie. A veces por violenta, otras por arriesgada. Su evolución se desliza desde el auto-sometimiento hasta la automutilación, en obras como Piel (2001) o Perra (2005), a mostrarse como objeto en performances con voluntarios y voluntarias, o incluso con los propios espectadores, que interactúan con ella en piezas donde Galindo se expone con la mayor pasividad. Regina ha aparecido amarrada desnuda a una cama vertical mientras se proyectan sobre ella diapositivas de noticias sobre violencia ejercida contra las mujeres, o envuelta en una bolsa de plástico, siendo tirada a un basurero municipal. Recorrió el trayecto que va desde la Corte Constitucional hasta el Palacio Nacional con una cubeta llena de sangre, mojándose sus pies descalzos y dejando las huellas sangrientas en la banqueta, el mismo año en que intentó presentarse a las elecciones presidenciales el general Efraín Ríos Montt, condenado por genocidio en 2013. Se escribió sobre la piel del muslo la palabra "perra" con un cuchillo para condenar el femicidio en nuestro país, dado que muchas mujeres asesinadas aparecían con mensajes escritos con cuchillo en sus cuerpos. La violencia, la muerte, la tortura son constantes en la obra de Galindo como es natural, dada la sociedad en la cual le ha tocado vivir. La mía. Reconocemos en sus presentaciones el terrorismo de Estado, las violaciones, torturas, todas ellas manifestadas en su propio cuerpo, o bien contra él. Al fin, el mismo es el territorio desde el cual denuncia los sufrimientos contra todas las víctimas, personas oprimidas, las sin voz, las violadas, las acalladas, o masacradas. Regina literalmente encarna problemas acuciantes del fin del siglo veinte y del presente.
¿Qué hacemos con todo eso que no se deja normar, regular, qué hacemos con el desborde, el deseo, el ansia de lo infinito, la sed de transgresión, todo lo oscuro que también nos constituye como seres humanos? ¿Qué hacemos ante los posibles fracasos de los ideales de las generaciones anteriores? Al igual que Regina, los artistas jóvenes responden de inmediato a estas interrogantes con su incansable creatividad. Ante los mundos rotos, proponen respuestas inesperadas, múltiples, abiertas, intensas. No toleran que estas situaciones les generen miedo, ni dejan de merodear por nuestras ciudades desdibujadas yen busca de consuelo, porque siempre encuentran allí mismo el oro de la creatividad. Más no podemos pedir.
En ese contexto, se me hace adecuado que este evento transcurra en condiciones de lucha y de reconstrucción. Nada más adecuado para emblematizar la continua tarea de los artistas de nuestra América. Levantarse de los golpes recibidos, sacudirse la ropa, y ponerse a trabajar al lado del pueblo. Estamos hechos para las dificultades, estamos siempre confrontando los problemas que padecen nuestras naciones y, si se van a triplicar los mismos, les entraremos con la misma energía sin arrodillarnos nunca. Así se miden los artistas comprometidos. No me queda sino extenderles la bienvenida a esta Casa que, para sorpresa mía se convirtió también en mi casa, una que me ha recibido a lo largo de los años y bañado siempre de cariño, para invitarlas e invitarles a que, dañadita como la ven el día de hoy, se la tomen sin reparos, como ya lo han venido haciendo desde siempre en sus respectivos espacios sociales con su creatividad.
Finalmente, espero que dentro de 35 años alguno o alguna de los aquí presentes se encuentre aquí, en mi lugar, dándoles la bienvenida a una nueva generación de jóvenes creadores, garantizando así una continuidad visionaria y progresista hacia el futuro, que será acogida aquí, en lo que se convertirá la Casa de todos ustedes, acogida siempre aquí gracias a la generosidad del pueblo cubano.
Casa de las Américas
Cuba
"Debemos visibilizar lo que los demás quieren ocultar"
Miércoles, 20 de septiembre de 2017
Fuente: www.rcinet.ca
"Un coloquio, hacer un coloquio", se dejó escuchar entre el público de la sala Manuel Galich, luego del panel Cuerpo y territorio. El debate público de lo queer, abierto en la segunda mañana de Casa Tomada.
Voces de México, Guatemala, Estados Unidos y Chile tantearon, desde diferentes lenguajes, disciplinas, acercamientos y, también, resistencias y disidencias, un punto en una agenda pública que aún es observada desde el estereotipo, el prejuicio, la incomprensión, el rechazo y la exclusión.
Desde la literatura, el investigador mexicano David Tenorio, apeló a los tropos para reflexión sobre la disidencia sexual, la crítica colonial de lo queer desde América Latina, así como las relaciones de poder entre sistemas de conocimiento y sujeto, una tensión más complejizada por los flujos de la globalización. Para ello, se apoyó en figuras como Caliban, teniendo como centro el ensayo del poeta cubano Roberto Fernández Retamar, presidente de la Casa de las Américas, la obra de Reinaldo Arenas, de Lydia Cabrera o Antonio Benítez Rojo, especialmente su libro Las islas que se repiten, en el caso de Cuba. Tenorio reclama una política de lo afectivo, de lo íntimo para trazar una agenda de resistencia y posicionamiento comunes. Cuestiona cómo la disidencia sexual propone repensar los sujetos patriarcales y construir nuevas identidades culturales.
El transformismo masculino es un tema que aún no se discute ampliamente en el campo de estudios queers. Matthew Leslie compartió con el público la experiencia de dos amigas que practican el transformismo masculino, sobre todo, en fiestas privadas y actividades públicas en Cuba. La vivencia concreta de una fiesta privada en Párraga, le valió para comprender el espacio lésbico, en esos contextos, como marginales, asequibles y no jerárquicos, y para permitir generar un conocimiento clave, según su punto de vista, de la situación actual cubana, más allá de estas comunidades. "El transformismo masculino puede contribuir a comprender también el transformismo en sentido general. Ellas nos recuerdan que el transformismo no es solo el espectáculo sino también la vida cotidiana, la caída de un tanque de agua. Esto puede subrayar la importancia de las personas en sí mismas".
"Me posiciono y dignifico como marica, indígena maya quiché no hablante. Debemos renombrarnos: somos indígenas, caribeños, monstruos. Debemos visibilizar lo que los demás quieren ocultar. Soy un ser híbrido, de un género fluido, no me muevo ni masculino ni femenino, suelo cambiar. Esos desplazamientos también son posturas políticas." Así habló Manuel Tzoc, de Guatemala, desde su oficio de poeta y artista visual.
Manuel apeló también a la necesidad de reinventar nuestras propias teorías y lenguajes que aún están pendientes del pensamiento europeo y de la academia norteamericana sobre los estudios queers. Igualmente, puso en solfa la institucionalización del movimiento LGBT, que suele ser muy instrumentales y conservadores. Se refirió también a la experiencia en Guatemala, adonde esos estudios han llegado con retraso, como un territorio marcado por la diversidad étnica y cultural. En ocasiones, muchas de esas comunidades indígenas excluidas, son excluyentes con la comunidad gay y lésbica. Mostró varios ejemplares de varias editoriales, entre ellas una cartonera, que publica a jóvenes escritores queers, algunos de ellos procedentes de esos pueblos originarios.
Llamó la atención, en sus palabras finales, a favor de la articulación de las disímiles experiencias y proyectos organizativos en la región. Un espacio para compartir y divulgar, desde nuestros propios entornos, el movimiento queer.
Javiera Manzi, única mujer del panel, comentó sobre colectivos chilenos que han logrado incidir en el mapa queer de su país. A partir de la pregunta "¿Qué lugar tiene un arte del cuerpo en un país de cuerpos desaparecidos?", Javiera enfatizó una condición que pasa también por lo político y la memoria, aspecto este que estuvo en discusión al final del panel, pues urge una sistematización y resguardo de esas experiencias y prácticas.
Sobre este punto, un nombre en el escenario latinoamericano es esencial, el del escritor, militante, artista visual y performero Pedro Lemebel, quien en 2009 estuvo en la Casa de las Américas invitado a la Semana de Autor.
En una genealogía apretada, Javiera mencionó el trabajo de muchos artistas que han puesto en valor su trabajo en las marchas, calles, muy vinculados al intenso movimiento estudiantil y popular en Chile. Entre esos ejemplos mencionó la labor de la Cueca Sola, nombre que dialoga con el baile nacional chileno, la cueca, y que hace alusión a los desaparecidos, por un lado, y, por otro, el posicionamiento de la mujer sin ese acompañante heteronormativo y patriarcal. Igualmente, colectivo Pedro Lemebel, la Torta Golosa y la obra del artista mapuche Sebastián Calfuqueo.
Al concluir, el debate dejó el deseo de seguir discutiendo sobre un tema que ha complejizado su agenda y su posicionamiento en nuestros países. No es suficiente hablar de la diversidad sexual, ni de sus derechos. Urge problematizar la condición de sujeto político, de agente de cambio y de constructor de identidades culturales y subjetividades sociales.
Literatura - Artes Visuales
GUATEMALA
Manuel Tzoc: hacer público lo más íntimo
Por Jaime Gómez Triana
Viernes, 22 de septiembre de 2017
Fuente: laventana.casa.cult.cu
El guatemalteco Manuel Tzoc es poeta, artista visual y performer. Su obra radical reposiciona la discusión sobre la identidad a partir de la puesta en diálogo de su ser indígena, la expresión de su disidencia sexual y su necesidad de denuncia política. Su presencia en Casa Tomada se articula con el espacio de interrogación acerca de las nociones de cuerpo y territorio y el debate público de lo queer. Con el ánimo de acompañar las presentaciones en Casa Tomada del autor de Esco-p(o)etas para uNa MuErtE en ver(SoS), B_A…L…A, gay(o) y Piel cuelgo en La Ventana su respuesta brevísima a tres preguntas que le hice vía chat de Facebook.
―Manuel, tu práctica artística se instala en un ámbito transfronterizo en términos de manifestaciones y géneros. Evades las definiciones y encasillamientos o los aprovechas para mostrar cuán insuficientes pueden resultar. Me gustaría en principio entender desde qué lugares te expresas en la actualidad y mediante qué medios.
―A mi criterio me funciona bien posicionarme bajo varias identidades que si bien pueden encasillarme, trato de amplificarlas deconstruyéndolas a través de las intersecciones que abordo en mi obra escrita y visual. Me interesa saber qué pasa en la interacción de estos ejes, la hibridación las complejiza porque hay que entrar en reflexiones sobre estas, que para mí dialogan muy bien pero para otros son problemáticas porque no las conciben. Entonces el lenguaje poético se convierte en una de las armas más eficaces y libertadoras para abrir algunos cerebros. Mis inquietudes y reflexiones rodean cuatro panorámicas memoriales como yo las llamo: mi identidad indígena, mi deseo homosexual, mi contexto urbano y mi pensamiento poético, suelo tocar cada tópico o relacionarlos, con el fin de visibilizar un aparato periférico. Me valgo de los distintos medios y formatos del arte contemporáneo para esto. Unos de mis intereses particulares es repensar críticamente las ideas que se tienen respecto a dichos conceptos por medio de la hibridación. Mi primordial trabajo es aportar ideas a estas vías de reflexión y diálogo desde las diferentes disciplinas artísticas. Observación, meditación, investigación, experimentación y aplicación son mis fuentes de trabajo. Los medios que uso son: la poesía ―no escribo narrativa― y en las artes visuales trabajo la performance, la instalación y el libro-objeto.
―¿Qué aporta cada manifestación a tu biografía? ¿Cómo se interrelacionan e interconectan en el diálogo con tu contexto cultural? ¿Cómo se da en tu obra el diálogo entre lo público y lo más íntimo?
―Aportan resistencia, libertad, conocimiento, experiencia y reflexión. Hay una relación directa-indirecta diría yo, una manera de generar pensamiento crítico que es una de las cosas que me interesan. Hay tópicos que abordo de manera reflexiva como el género, la disidencia sexual, la urbanidad, la identidad indígena. Cada obra consigue siempre un resultado micro, se acercan al público a través de una relación individual que puede volverse masiva. Durante las performances que son públicas, y también en las presentaciones de libros, se me han acercado personas que se sienten identificadas con mis posturas y discursos, de esta manera creo generar empatía, lazos afectivos, reflexivos. Algo súper importante para mí es el tema de generar sensibilidad colectiva. Es vital en estos contextos violentados.
He publicado seis libros de poesía con editoriales alternativas e independientes, precisamente porque son editoriales que no me censuran en mis temáticas de sexualidad, etnicidad, urbanidad y dos libros-objeto bajo edición de autor, explorando las sinergias entre el objeto y la palabra. Mi última performance llamada Piel que se articula mediante tres palabras fundamentales: origen, memoria y racismo. En ella utilizo los textiles indígenas mayas como símbolos de identidad. Yo creo que lo privado se vuelve público y adquiere una postura política de resistencia ante un sistema que no me nombra, que me invisibiliza. Mucho de mi trabajo es bastante íntimo pero lo hago público.
―¿Podrías hablarme un poco del contexto artístico en que se desarrolla tu creación? Sé que hay espacios de creación más colectiva en los que has participado, ¿cómo describirías el panorama cultural de Guatemala hoy?
―El contexto artístico en Guatemala, ahora mismo, es de una vasta producción cultural, muy variada. Después de un paisaje social oscuro, de guerra interna. Viene la posguerra, fracturada y llena de cicatrices por sanar, surgen movimientos creativos juveniles, potenciados por la música alternativa del rock que posicionaron una plataforma para nuevas formas de expresión: la cultura se transformó en un motor de avance. Poetas, músicos, artistas visuales, entre otros, empezaron a visibilizarse armados con estéticas frescas, exploratorias, y búsquedas de lenguajes más allá de lo establecido, experimentando con la palabra, el cuerpo, el sonido y los objetos. Así, una nueva generación surgía de entre las ruinas del estado silencioso guatemalteco. Nuevas voces, nuevos discursos. Actualmente la escena sigue siendo potente en varias disciplinas artísticas, la agenda cultural ha ido creciendo con las pasadas, nuevas y seguramente futuras generaciones. Yo mismo participo en proyectos intergeneracionales contemporáneos de arte.
Lenguas Originarias
MÉXICO
La violación de los derechos lingüísticos de los pueblos indígenas en Baja California
Miércoles, 9 de agosto de 2017
Fuente: verazinforma.com
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Hoy día, y a pesar de la realidad tan desfavorable que se vive en Baja California, sobreviven cuatro lenguas indígenas originarias del estado: kiliwa, kumiai, cucapá y pai pai.
Hablando de la nación o pueblo kiliwa, en la actualidad solo viven cinco personas hablantes de su lengua materna ancestral. Una de ellas, doña Leonor Farlow Espinoza, da clases del idioma en Ensenada y en su comunidad, Ejido Quilihuas. El caso de la nación kumiai es un poco más consolador. Existen aún entre 40 y 50 de nuestros paisanos que son hablantes de su lengua materna.
La lingüista Ana Daniela Leyva González del Instituto Nacional de Antropología (INAH) trabaja incansablemente para documentar lo que puede de dichas lenguas antes de que caigan totalmente en desuso.
El artículo 4 de la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas declara que todas las lenguas indígenas (y el español) son lenguas nacionales y "tienen la misma validez en su territorio, localización y contexto en que se hablen". Asimismo, el artículo 5 establece que es obligación de los tres niveles de gobierno fomentar la preservación, desarrollo y uso de las lenguas indígenas nacionales. Sin embargo, no se ve una acción coordinada en Baja California para hacer cumplir con tal ley. Puede ser que las y los funcionarios públicos (tanto a nivel del gobierno estatal como de los cinco municipios) ni conozcan la citada ley y sus disposiciones.
Hay diversas acciones concretas que pueden tomarse para hacer cumplir los derechos lingüísticos de los pueblos indígenas de Baja California. Para empezar, el gobierno estatal y los gobiernos municipales deben visibilizar las cuatro lenguas originarias que aún se hablan con el uso de señalética con los nombres propios en cada idioma de los lugares y los parajes.
Lo anterior rescatará también el conocimiento ancestral sobre el territorio y todo lo que contiene. Cada monumento y edificio público también debe tener la explicación histórica y nombre del mismo en dos idiomas: la lengua indígena originaria de la región y, el español.
Además, en toda oficina de gobierno federal, estatal y municipal en Baja California deben existir letreros (señalética), carteles, folletos y videos, en los cuatro idiomas originarios del estado, así como los que se hablan por los trabajadores migrantes indígenas asentados en su territorio.
En esta misma línea de ideas, la radio y televisión del estado deben incluir programación en las cuatro lenguas indígenas que sobreviven en la entidad federativa, e igualmente, las usadas por los migrantes que se encuentran en Baja California. Lo anterior formaría parte de campañas de difusión sobre las cuatro lenguas maternas del estado y las demás que allí se hablan, para fomentar el interés y respeto hacia los mismos.
Es también necesario que, de inmediato, se implemente una educación bilingüe en todo el estado, según el idioma originario hablado en cada localidad y, además, en las escuelas que atienden a los jornaleros indígenas, en su lengua materna.
Bajo estas premisas sería conveniente crear un Instituto Estatal de Lenguas Indígenas que coordine actividades de investigación, documentación y difusión de las cuatro lenguas indígenas del estado y las demás que se utilizan por los migrantes que allí se encuentran. En estas tareas, será fundamental trabajar cercanamente con el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) y el INAH, por su experiencia en este ámbito.
El actual gobernador, Francisco Arturo Vega de Lamadrid, ¿aceptará su responsabilidad legal y diseñará políticas públicas para fomentar el uso y preservación de los cuatro idiomas originarios que sobreviven en el estado? O, al contrario, ¿dejará que caigan en desuso? ¿Hará respetar los derechos lingüísticos de las y los trabajadores migrantes que tanto aportan al estado? O, en lugar de ello, ¿permitirá que sigan viviendo marginados a pesar del gran trabajo que realizan, en particular, en los campos agrícolas?
Se le invita al señor gobernador a sensibilizar a las y los funcionarios a su cargo y conjuntar esfuerzos con los cinco municipios para hacer cambios concretos, reales, en este ámbito, para así, ser un ejemplo a seguir en el país, y no permitir que Baja California siga siendo el bastión del exterminio, marginación y olvido de lo nuestro, de lo propio, de lo verdaderamente mexicano.
Literatura
MÉXICO
Gana Hubert Martínez Calleja Premio de Literaturas Indígenas
Jueves, 17 de agosto de 2017
Fuente: www.noroeste.com.mx
Por su poemario Las sombreras de Tsísídiin, escrito en la lengua Mè'pháá (tlapaneco), que presentó bajo el seudónimo "La niña de Lima", Hubert Martínez Calleja ganó el Premio de Literaturas Indígenas de América, que el 2 de diciembre en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
El jurado, integrado por Miguel Andrés Rocha Vivas, Feliciano Sánchez Chan e Irma Pineda Santiago, destacó en el poemario una notable calidad estética-literaria, los recursos estilísticos que usa para elaborar metafóricamente la delicada situación actual y coyuntural de la mujer y las luchas sociales indígenas en el sur de México.
"Para mí es muy significativo el Premio, porque puede dar oídos y ojos a diferentes problemas e invitar a la acción", reconoció Martínez Calleja, en un enlace de video, al momento de anunciarse el fallo.
"Vivimos en una región plagada de violencia donde faltan los derechos humanos".
El poeta ganador destacó la importancia del premio, al considerar que reconoce la tradición de los pueblos indígenas.
"Para que nosotros hablemos nuestra lengua nuestros abuelos tuvieron que apostarle a esta vida. Por eso estamos aquí, porque hubo alguien que no se dejó", agregó.
El mensaje de su poemario, dijo, es una invitación a todas las personas que hablan una lengua indígena a que la abracen, la enseñen a sus hijos.
"Porque nuestra lengua es nuestra manera de interpretar el mundo, y a través de la lengua sentimos, amamos, tenemos esperanza".
PARA SABER
El Premio de Literaturas Indígenas de América está dotado con 300 mil pesos y es convocado por la Universidad de Guadalajara, las secretarías de Educación y Cultura del Gobierno de Jalisco, el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y la Secretaría de Cultural Federal.
MENCIONES HONORÍFICAS
El jurado otorgó también menciones honoríficas a la escritora Celia Rosa Quispe, a Gretzy Chiquinquirá y a Efraín Bautista Sánchez.
Opinión
ABYA YALA
¿Hacia dónde vamos los pueblos indígenas en Abya Yala?
Por Itzamná Ollantay
Miércoles, 9 de agosto de 2017
Fuente: www.telesurtv.net
A una década de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos, y a casi tres décadas de la aprobación del Convenio 169º de la OIT sobre el tema, el 9 de agosto (Día Internacional de los Pueblos Indígenas), es ocasión para reflexionar hacia dónde vamos los pueblos indígenas en América Latina.
Los diferentes derechos colectivos e individuales de los pueblos indígenas (derecho a la autodeterminación, a tierra y territorio, a la consulta previa y libre, a la identidad cultural, etc.) ya tienen mayoría de edad como normas jurídicas vigentes a nivel internacional y nacional.
Pero, las condiciones de vida y oportunidades no han mejorado para la gran mayoría de los pueblos indígenas. Los informes oficiales sobre condiciones de vida, tanto de entidades nacionales, como internacionales, en la región, muestran signos positivos a nivel global. Pero, en los diferentes países de la región, las poblaciones indígenas continúan con un promedio de 70 u 80% de empobrecimiento.
Es más, en países con mayoría demográfica indígena como Guatemala, Perú o Bolivia, las familias indígenas, en la actualidad, subsisten en peores condiciones que en épocas de la Colonia (cuando por lo menos tenían acceso a tierra-agua y disponibilidad de fuentes de vida). Ni hablar de las condiciones laborales de neoesclavitudes en las que jornalean en los monocultivos agrícolas de la región.
¿Qué pasó con los derechos declarados entonces?
Los derechos declarados, mientras no haya sujetos que la ejerza y defiendan, y autoridades que garantice su cumplimiento, no cambia casi en nada la realidad cotidiana de los pueblos.
Si bien, en los últimos años, la autodefinición de personas como indígenas cobró fuerza en segmentos demográficos crecientes de países multiculturales, en especial. Sin embargo, esa conciencia identitaria no necesariamente significó una clara conciencia política de "ser indígena" en países racializados. Y, en consecuencia, la emotiva autodefinición de las personas como indígenas no necesariamente implicó el ejercicio individual y/o colectivo de los derechos sociopolíticos indígenas. Somos sujetos "culturales" sí, pero aún siervos "apolíticos".
A nivel general, en países multiculturales como Guatemala o Perú, la "lucha" de la gran mayoría de actores indígenas no ha superado el culturalismo folclórico "apolítico". Permitido y aceptado por el hegemónico sistema neoliberal.
Peor aún, en países como Perú, los aborígenes no se autodefinen como indígenas, sino como campesinos (una categoría social ideológicamente construida para implantar el mestizaje rural).
En países como Bolivia, Ecuador, México, algunos movimientos indígenas y/o núcleos organizados con conciencia política están o han dado saltos significativos del ejercicio de los derechos culturales al ejercicio de los derechos sociopolíticos. Pero, incluso en dichos países los resultados evidentes para cambiar las condiciones de colonialidad y de dominación de los pueblos indígenas son aún insipientes.
En países como Nicaragua o Bolivia, los actuales gobiernos progresistas han logrado titular grandes extensiones de tierras para indígenas, bajo propiedad colectiva. Es más, en el caso de Nicaragua, el 33% del total del territorio nacional está legalmente reconocida como territorio autónomo indígena (con tierras tituladas), con sistemas de autogobierno propio. Pero, justamente son estas zonas autonómicas las más empobrecidas y marginadas del país. Entonces, al parecer, las autonomías indígenas tampoco son panaceas per se, para avanzar hacia el Buen Vivir.
Los derechos individuales y colectivos para las y los indígenas están reconocidos y declarados. Pero, hace falta que las y los indígenas organizados o no, demos el salto de la cómoda autodefinición indígena (que incluso nos da algunos privilegios en un mundo amante de lo exótico) hacia el ejercicio de los derechos sociopolíticos indígenas, de manera coherente.
Los bicentenarios estados criollos o mestizos no van a implementar más leyes a favor de pueblos indígenas. Es más, como en el caso de Guatemala o Perú, el derecho a la consulta previa, ya fue manipulado para que las comunidades digan sí a las empresas (pero son pocos los indígenas que protestan).
Transitar del culturalismo al ejercicio de derechos políticos implica constituirnos en sujetos políticos para repensar los estados racistas y construir nuevos estados para todos/as. Estados plurinacionales lo llaman.
Esto implica que los movimientos y pueblos indígenas construyamos nuestros propios instrumentos políticos (organización política) incluyentes para disputar el poder electoralmente a los poderes oficiales, e impulsar procesos de asambleas constituyentes plurinacionales. Pero, con métodos y contenidos que superen el individualismo metodológico y el capitalismo suicida.
Los derechos de los pueblos indígenas tienen que ser el fundamento, argumento y horizonte que haga realidad las postergadas transformaciones estructurales en beneficio de los pueblos. No puede ser únicamente el vehículo discursivo o laboral para el ascenso socioeconómico de unos pocos indígenas. Y, en esto, la responsabilidad mayor lo tenemos las y los indígenas que fuimos formados o malformados en la academia occidental, y todos cuantos ocupan responsabilidades en las academias y en las ventanillas de los estados y de la cooperación internacional.
Disidencia Sexual
GUATEMALA
Quetzalí, la primera reina indígena trans de Guatemala que busca la igualdad
Lunes, 25 de septiembre de 2017
Fuente: www.eldiario.es
Tiene 22 años y es una amante del pepián rojo con tamarindo blanco. Tras ser elegida reina indígena transexual, Quetzalí, nacida en la provincia de Huehuetanango, luchará por la igualdad y la diversidad en Guatemala, un país donde los tabúes son el pan de cada día.
La joven, que se convirtió en ganadora de la corona de un certamen que se celebra por primera vez a nivel nacional, destacó la necesidad de buscar la equidad porque, dijo, "no importa cómo vistamos o de qué sexo seamos" pues todos "somos seres humanos".
En un discurso breve en el que apeló a la unidad, Quetzalí venció a otras cinco jóvenes de los departamentos de Alta Verapaz, Chimaltenango y Quetzaltenango en el primer acto de este tipo que tiene lugar en Guatemala y que en la próxima edición se prevé que se traslade a su provincia natal, para encadenar así una tradición.
Uno de los puntos que decantó al jurado, compuesto por tres activistas de derechos humanos de la comunidad LGBTIQ, fue la interpretación, con su traje típico, de una pedida de mano del área norte de Huehuetenango, donde la tradición no es "ir y enamorar", sino que consiste en que la mujer acepte el pañuelo blanco, símbolo de la pureza, que la desposa.
Su indumentaria, de colores rojo -que representa la sangre y el atardecer-, negro -el fin de un día y el inicio de la noche- y verde -en un guiño a la naturaleza que da vida-, atrajo las miradas de los asistentes y de los organizadores, que buscaban la belleza regional en la cultura popular de la diversidad.
El fin era fortalecer los derechos humanos con equidad y en base a la convivencia nacional en el Estado de derecho también de la población LGBTIQ (Lesbiana, Gay, Bisexual, Transexual, Intersexual y Queer) en los pueblos originarios, marginada sobre todo en los departamentos participantes, donde sufre "más estigma, más discriminación y más homofobia".
En frente estaban Mónica Maité, de 19 años y también natural de Huehuetenango; Karla Navarrete, de 23 y oriunda de Chimaltenango; Blanca Azucena Coyoi, de Quetzaltenango, y Mónica Estefanía García y Lía Vásquez, de 25 y 31 años, respectivamente, en representación de la provincia de Alta Verapaz.
Todas apelaron en sus representaciones a sus raíces y algunas, las más atrevidas, mezclaron trajes de fantasía con una música de samba de fondo para mostrar sus encantos y demostrar que se podían convertir en la cara visible de una lucha por la igualdad.
Quetzalí se convertirá así en la voz de Guatemala para luchar contra una triple discriminación, aquella que sufren por ser indígena y pobre y por pertenecer a la comunidad LGBTIQ. Será el rostro visible de una población a la que el país le ha negado su espacio.
Aldo Dávila, director de la organización Gente Positiva y de la Casa de la Cultura 4 de noviembre -donde se celebró esta cita-, recordó a Efe la violencia y estigmatización que sufre esa comunidad en el país, por lo que actos como este servirán para poner en primera plana una lucha que solo acaba de empezar.
Vínculo: http://www.eldiario.es/politica/Quetzali-primera-indigena-Guatemala-igualdad_0_690480953.html
PERÚ
COSHIKOX se pronuncia contra la piratería del arte shipibo
Viernes, 22 de setiembre de 2017
Fuente: www.servindi.org
El pueblo Shipibo, a través del Consejo Shipibo Konibo Xetebo COSHIKOX, denunció públicamente que sus diseños de arte característicos vienen siendo plagiados por la empresa textil Kuna, Huerta y Goischke.
Del mismo modo trascendieron también que reiteradamente ocurren otras formas de apropiación del conocimiento ancestral shipibo, siendo víctimas de piratería del arte cultural, biopiratería biológica y otras formas de vulneración de sus conocimientos colectivos, tradicionales y ancestrales, lo cual también es cometido por otras empresas.
Ante dicha situación COSHIKOX, presidido por Ronald Suárez, no solo denuncia públicamente estos actos, sino también anuncian próximas medidas para la protección y revalorización de los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas del Perú.
A continuación el pronunciamiento.
Consejo Shipibo Konibo Xetebo – COSHIKOX
Gobierno del Pueblo Indígena Shipibo Konibo Xetebo
Región Amazónica de la República del Perú
Pronunciamiento público
El Consejo Shipibo Konibo Xetebo-COSHIKOX, institución del Pueblo Shipibo Konibo Xetebo, que reúne a 144 comunidades nativas con una población aproximadamente de 38,000 habitantes, ubicados en la cuenca del rio Ucayali, así como poblaciones residentes en zonas urbanas de Lima, Ica, Loreto, Huanuco, Pasco, Tacna, Moquegua y Chanchamayo se pronuncia contra la piratería del arte cultural, la biopiratería biológica y cualquier forma o modo de vulneración de nuestro conocimientos colectivos, tradicionales y ancestrales.
Entre los muchos casos que podrían citarse, los de mayor relevancia se considera al Kené (diseños geométricos) shipibo por la empresa Kuna, Huerta y Goischke, además de otras empresas y la patente del procedimiento del tinte natural del Huito. De tal forma, COSHIKOX no debe ni puede quedarse paralizado ante tan flagrantes casos de apropiación ilícita del conocimiento ancestral de los pueblos Shipibo, Konibo y Xetebo.
Por lo tanto, COSHIKOX ha coordinado con el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI), el Ministerio de Cultura (MINCU), el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR) y el Congreso de la República a través de la Congresista Tania Pariona Tarqui, a quienes, Ronald Suarez —Presidentes de COSHIKOX— presentó el Proyecto de Ley de Protección y Revalorización de los Conocimientos Tradicionales de los Pueblos Indígenas del Perú a fin de resolver los principales vacíos y limitaciones identificados en materia de conocimientos colectivos. De tal forma que se acordó lo siguiente:
- Organizar una mesa técnica de conocimientos colectivos para resolver los principales casos de vulneración de derechos.
- Realizar una audiencia pública en el Congreso de la República sobre los casos de kene y huito en afectación a los pueblos shipibo konibo xetebo.
- Tramitar a la Presidencia de Consejo Ministros el Proyecto de Ley de Protección y Revalorización de los Conocimientos Tradicionales de los Pueblos Indígenas del Perú, en el marco de los compromisos establecidos entre el Partido Político Peruanos por el Kambio y representantes de los pueblos originarios del Perú, suscrito por el Estado Peruano, con fecha 20 de mayo del 2016.
- La iniciativa también está planteada en el marco el Convenio 169 sobre los Pueblos Indígenas y Tribales en países independientes de la Organización Internacional del Trabajo OIT y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, donde está adscrito el Estado Peruano.
Finalmente, desde COSHIKOX invocamos al Estado Peruano a promover procesos participativos de formulación e implementación de políticas públicas dirigidas a pueblos indígenas con el objetivo que coadyuven a una gobernabilidad democráticas y un respeto irrestricto de los derechos de los derechos colectivos, en este caso de los pueblos indígenas amazónicos.
Atentamente,
Consejo Directivo COSHIKOX
ARGENTINA
Santiago Maldonado: la persistencia de la gramática colonial en Argentina
Por Silma Estrada
Jueves, 21 de septiembre de 2017
La desaparición forzada de Santiago Maldonado hace más de 40 días a manos de los poderes políticos y militares del Estado Argentino, marcan al menos dos momentos centrales de la actual etapa de dominación colonial sobre los cuerpos y los territorios en América Latina, y su "revolución de la alegría" en su formato nacional: la intensificación del despojo de tierras comunitarias, orientadas a afianzar la extranjerización de la economía local y el reforzamiento, desde el Estado, de las claves coloniales sobre las que se construyó nuestra nacionalidad.
Colonialidad y racismo "nacionales"
"¿Quién le tiene miedo al negro?" La frase sonaba en colegios del interior de la provincia de Mendoza con los años 90 llenos de plenitud, particularmente en un lugar cuasi patagónico como el departamento de Malargüe, se trataba simplemente de un juego de niños en un playón descampado de una escuela primaria. Paradójicamente, en Malargüe (Malal-Hue en lengua mapundungun), como en toda la Patagonia, toda la Argentina y toda nuestra América, el negro hace ya muchas décadas se transformó en el generador de los miedos, antes que el depositario de tanta violencia.
Las horas dramáticas de la Argentina actual, reactualizan las facetas más típicas de esa "nacionalidad" que un grupo social hegemónico logró universalizar como nuestro ADN de país. La mirada regional explica mejor nuestras dependencias, la consolidación de poder del conjunto de las clases dominantes en la región latinoamericana, en la etapa de la colonia primero, y en el periodo pos-independentista luego, encuentra sustento político-económico en una formación social erigida sobre la base de una persistencia clasificatoria colonial.
De manera tradicional se suele denominar colonialismo al tipo de dominación política, económica y cultural de un territorio sobre otro. La colonización ha sido asimilada a la fundación de "colonias" en el marco de la expansión típica del poderío europeo. Los primeros pasos de la expansión marítima, tanto española como portuguesa, comienzan en el siglo XV, a partir de la avanzada imperial sobre las culturas y religiones de los pueblos coloniales, por vía de la desarticulación económica y la implantación de sistemas de sometimiento forzado, tales como la esclavitud, la mita minera o los tipos de labores serviles que apuntalaron la inferiorización de cuerpos y territorios originarios. Esta trama, oficia de antesala del proceso de acumulación primitiva de capitales europeos para la inminente transición capitalista del siglo XVII.
La historia latinoamericana está atravesada por un sutil péndulo de confrontación social y articulaciones políticas, que determinan la forma que adquieren los espacios, los territorios y los cuerpos. El paso del Estado colonial -Estado de las Indias- hacia una forma de "emancipación pos-colonial" opera como distorsión de un tipo de genealogía negada en la inscripción de los procesos políticos latinoamericanos. La Conquista y el tipo de sociedad que se formó en nuestro continente se hizo contra y por sobre los cuerpos/territorios de Mapuches, Puelches, Pehuenches, Diaguitas, y otros.
Las consecuencias de esas formas de sometimiento han hecho de América el primer espacio/tiempo de la configuración del patrón de poder mundial, en el que la idea de raza se consolidó como elemento vital de la clasificación social básica. De manera tal fue la estructuración del nuevo orden hegemónico que, como sostiene el peruano Aníbal Quijano, sin colocar las formas de control del trabajo, la producción-apropiación-distribución de la riqueza y su articulación con la relación capital-salario y el mercado mundial, no podría ser explicada la geografía social del capitalismo actual.
Indios, negros, mestizos son evocados como materialidad necesaria para un nuevo patrón de poder mundial, capaz de ejercer dominio sobre los espacios geográficos y sobre la subalternidad colonial. En otras palabras, la situación de dominación social colonial y las incipientes formas de explotación económicas capitalistas, ordenan a la experiencia de los sometidos en torno de una subjetividad eurocéntrica, un tipo de colonialidad del poder, como novedad en las dinámicas del control sistemático de la producción de conocimiento, así como de las instancias de relacionamiento social.
Argentina liberal
Año 1983, la Argentina que se enfrentaba a sí misma luego de la etapa de violencia genocida arbitrada desde el Estado, se reencontraba con los garabatos del ensayo ficcional que significa el "retorno democrático" al país. No sin dolor, la lucha de Madres, Abuelas y los movimientos populares que habían logrado dar luz al bálsamo de ordenamiento legal no represivo -no completamente represivo, en teoría- después de tanta sangría, parecían hallar algún principio de acuerdo normativo, que al menos significase la apertura a discutir este sistema perverso por el cual tantos habían caído, -tratando de hacerlo caer a él-.
El florecimiento de la primavera democrática en Argentina y América Latina, no fue otra cosa que el lastimoso triunfo del liberalismo como instancia de ordenamiento social, legitimado en la representación y en la contención procedimental del "leviatan". Dicho de otra forma, podríamos pensar que a la salida de la cruenta dictadura cívico-ecliesial-militar iniciada en marzo de 1976, las visiones "contractualistas" de la sociedad se impusieron por encima de aquellos, cuyas lecturas irremediablemente entendían a la acumulación de riqueza y los privilegios de propiedad como la antinomia de cualquier tipo de democracia. Sin justicia social, nunca habría democracia real. Cuanto menos muchos de los 30 mil que se llevó el régimen, algo de eso intuían.
Finalmente, pese a todo, arribamos a periodos democráticos, y en principio tanta lucha no fue en vano. La sucesión de gobiernos administradores del vendaval neoliberal ha significado una constante tensión y lucha del campo popular por las condiciones sociales de vida. Las articulaciones políticas y los movimiento sociales han enfrentado el régimen de propiedad en la fase nueva del capitalismo
En estos años sin embargo, la Argentina que se hermanó a los procesos de impugnación neoliberal, como los de Bolivia, Ecuador y Venezuela; que emprendió articulaciones regionales nuevas y políticas sociales de corte re-distributivo, poco auguró en la larga tarea del arado de la tierra propia/ajena. Grandes propiedades de tierras comunitarias campesinas e indígenas han sido extranjerizadas en Argentina (como en toda América Latina) desde los tiempos más (neo) liberales hasta los periodos más populares.
"Cambiemos", y la pregunta sobre por Santiago Maldonado
Desde la asunción del gobierno de Mauricio Macri en Argentina, una serie de sucesos políticos han radicalizados aspectos de la economía capitalista sobre la que se sustenta la propiedad de la tierra en la Argentina. Rápidamente, una serie de decisiones ejecutivas de la nueva administración del país han profundizado los dispositivos de exclusión social y política sobre los que se asienta el Estado Argentino, sobre todo con especial interés en la anulación de todo tipo de regulación económica previa que hubiera sido ejercida desde arriba posdictadura.
Un paquete político así, tan potente, difícilmente cuente (o pretenda contar) con las herramientas conceptuales para argumentar -de manera lógica- dónde se encuentra la humanidad de Santiago Maldonado. ¿Qué hicieron con un anónimo más, que se animó a acompañar la "lucha subversiva" de cuanto "terrorismo indio" puebla el "desierto" patagónico argentino? ¿Dónde lo depositó este sistema cuya perversión cada día es más obscena?
En hora buena para ellos, los de arriba, capitales ingleses se apuran a repoblar y concretar aquellas tareas incumplidas por la casta moderna de Roca y compañía. Para la alegría del Ministro Esteban Bullrich, la campaña del desierto parece estar más cerca de los cuerpos y los territorios ocupados en 2017, que en los almanaques y metáforas escolares de antaño. En ese camino de reconfiguración de las clases dominantes en Argentina, han surgido nuevas formas de racismo antindigena, ahora complementadas con formas novedosas de extracción económica y devastación territorial. El caso de las escaladas de represión a los pueblos originarios y la desaparición forzada de quienes luchan en defensa de los terrenos ancestrales, son sólo un botón de muestra.
Las fechas próximas de vencimiento de la ley 26.160 que legisla sobre la territorios campesino-indígenas, y declara la emergencia: "en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país, cuya personería jurídica haya sido inscripta en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas u organismo provincial competente o aquellas preexistentes", la ideología liberal de las clases dominantes, ahora cómodas en el manejo integral del Estado nacional y el pensamiento colonial por vía de la modernidad capitalista, apuran las tareas que los viejos próceres no completaron aun.
En ese camino, solo nos resta el eufemismo de la pregunta, que seguramente en algo logra erosionar la indignidad de tanto político, empresario y militar en funciones: ¿Dónde está Santiago Maldonado?