lunes, 4 de junio de 2007

Tango escribe textos sensatos, canta tangos loquísimos como "Sabés Che Guevara "

Socialismo o barbarie por Piru Gabetta canta tangos cuando no escribe

La Presidenta socialista del actual gobierno chileno avaló la organización de un funeral con honores al militar que encarnó- superando- el prototipo de los dictadores latinoamericanos del reciente siglo pasado: Augusto Pinochet Ugarte, asesino serial, torturador, corrupto, ladrón, desaparecedor, traidor a la Patria y a su pueblo. Sin embargo así fue despedido y enterrado, como un inocente, con el argumento de que no llegó a ser juzgado y condenado en vida por la Justicia, presentado como una virtud del alto grado de institucionalidad reinante en Chile. Esta burla siniestra, esta nueva mueca paroxística del discurso democrático se equipara a otras históricas no menos crueles: a Guernica la destruyeron los rojos, el bombardeo y asesinato de 300 civiles en Plaza de Mayo del ´55 no fue tan grave, Auschwitz no existió y los aviones que destruyeron el Palacio de la Moneda con Salvador Allende adentro tampoco. En nuestro país, salvo honrosas e indignadas excepciones-una de ellas provenientes del Ministerio de Defensa-la mayoría de comunicadores, periodistas, políticos oficialistas y opositores, han acompañado y refrendado el argumento con un silencio oprobioso.

El olor que despedirá la pastera desde la costa uruguaya el día de su inauguración, será brisa de jazmines comparado con el que emana del conflicto que tiene como protagonistas a Tabaré Vazquez, a la diplomacia de su país y del nuestro. La humillación pública infligida por la compañía finlandesa al Presidente uruguayo al declarar que éste no le había solicitado la suspensión de las tareas por 90 días acordada con Kirchner, es el pago que reciben los legalistas temerosos e impotentes que se amparan en los compromisos heredados de los gobiernos salientes, aún cuando el pliego de condiciones de la pastera aceptado por los orientales, resulte un calco del que imponía La Forestal a nuestros gobiernos en el chaco santafesino ochenta años atrás. El silencio público al que se ha llamado el valioso Frente Amplio uruguayo es llamativo y desconcertante. Tanto como el papelón de las cancillerías de dos países hermanos, que en carácter de tal, deben dirimir sus conflictos delante de un Papá monárquico a quince mil kilómetros del Río de la Plata, su hogar materno.

En el discurso inaugural de su primer mandato y con los ojos bañados en lágrimas, el Presidente Lula afirmó que su tarea estaría cumplida si al finalizarlo lograba que todos los brasileros pudiesen comer cuatro veces al día. No lo hizo, no cumplió, no lo consiguió, aunque haya sido elegido para un segundo período en el que buscará transformar la materia prima de esa gigantesca deuda social, destinándola esta vez a la fabricación de combustibles alternativos. ¿Para quién?... para el desarrollo dice, que con este nuevo impulso en sus motores acortará el calvario a la llegada del Derrame, ese Mesías del capitalismo que se abocará a producir y distribuir de inmediato los alimentos básicos que siguen faltando en la mesa de 70 millones de brasileros.

Otras lágrimas desembocan en nuestro reseco valle regional: las siempre renovadas de la Iglesia Católica Argentina, quien públicamente manifiesta ser víctima de una persecución política del gobierno argentino en estos días. Lo que inspira la misma credibilidad que una nonagenaria denunciando en una comisaría haber sido acosada sexualmente por un joven tipo Nadal, el musculoso y abultado tenista español.

La baja calidad en la pretendida ironía de estas líneas, no es sino producto de la amargura que producen estos hechos recientes y su carga de sinrazón. Lo que no debe mellar el intento del análisis sobre estas cuestiones:

a) Al cabo de 17 años de gobierno, la concertación chilena o es cómplice voluntaria o no maneja ni conduce a su Ejército ni a sus FFAA, lo que resulta una manifestación de impotencia y debilidad política más que de institucionalidad que evoca a nuestro fatídico “ Felices Pascuas ”, claudicación alfonsinista que la sociedad argentina continúa remedando. Junto al peligro que encarna el Ejército chileno-no es una excepción- que al brindarle ese tributo final a Pinochet, muestra que no ha aceptado siquiera la idea de que dar un golpe de Estado y asesinar a un Presidente constitucional es un crimen gravísimo y condenable en sí, que no precisa ser probado por la Justicia ni puede depender de sus contingencias, claramente subordinadas a la relación de fuerzas de los sectores políticos en pugna que impidieron la condena de Pinochet.

b) Que las condiciones leoninas de una sóla empresa privada extranjera aceptadas por un gobierno nacional sean capaces de generar un conflicto internacional, que dicha empresa se mantenga luego como un ente supraterrenal intocable, fracturando las relaciones políticas de dos gobiernos que hasta ayer se apoyaron públicamente manifestando compartir una fuerte comunidad de objetivos, es una muestra patética de las limitaciones, la impericia, el desdén por la tarea político-diplomática y el provincianismo de ambos estados para dirimir el conflicto, más que su originalidad o la envergadura de su propia existencia: a fines de los años 70, los viñateros franceses perforaban a balazo limpio los camiones que atravesaban su frontera transportando el vino competitivo proveniente de España, cuando este país no se había incorporado aún al Mercado Común Europeo. Y es probable que lo seguirían haciendo de no haberse creado la actual Unión Europea, al cabo de medio siglo de construcción. Si la Cancillería argentina hubiese detectado en el momento debido la magnitud del problema que se avecinaba para solucionarlo en ese ámbito; si ya asumido presidente, Tabaré Vazquez utilizaba esos canales con sus aliados potenciales regionales- Brasil, Venezuela, Chile, Argentina, Bolivia-para blanquear ante ellos el contrato vergonzante que firmó Batlle y el temor a que por su incumplimiento le cayesen duras sanciones económicas desde los Tribunales Internacionales( su supuesto argumento principal ). Y si esos países junto a otros de la región, se sumaban al Uruguay para meter una firme presión al gobierno finlandés, no es muy difícil imaginar cuál habría sido la respuesta de una sóla empresa privada enfrentada a un grupo de naciones que incluye a algunos de los principales productores de alimentos y energía del mundo. Como aseguraba el poeta Leonardo Castillo durante un conflicto mucho más grave, la guerra de Las Malvinas: “ hagamos primero un país en serio y después a la Reina de Inglaterra le comunicamos por carta-con franqueo simple- que recuperamos las islas sin derramar una sola gota de sangre ”.

c) A la autovictimización eclesiástica se encarga de responderle Esteban Echeverría con una reflexión formulada hace 150 años sobre su rol histórico, cristalizado en el presente: “ La Iglesia, sin embargo, emancipada de hecho por la Revolución, pudo constituirse en una unidad bajo el patronato de gobiernos patrios y emprender una propaganda de civilización y moral por nuestras campañas, en momentos en que no era fácil pensar en la enseñanza popular, ni podían sus habitantes, por no saber leer, recibirla sino por medio de la palabra viva del sacerdote. No lo hizo. Los sacerdotes hallaron más agrado y provecho en los debates de la arena política. La tribuna vio con escándalo a esos tránsfugas de la cátedra del espíritu santo, debatiendo con calor sin igual cuestiones políticas, agravios de partido, pasiones e intereses terrestres; y últimamente, los ha visto predicar venganza y exterminio para congraciarse con el tirano de la patria ”.

Estos hechos en la región devuelven como en un fresco a los mismos actores responsables del mapa político que continúa casi intacto desde fines del siglo XIX: débiles estados nacionales, burguesías tenderas y dependientes, una clase política que en el mejor de los casos se convierte en la enfermera del saqueo cíclico a los Estados, con o sin golpes militares mediante, y en el peor, su asociada y administradora directa, junto a una Iglesia Católica que reafirma cada día su opción por los ricos y el Poder, y ejércitos y fuerzas de seguridad al servicio de éste, sin reconversión ideológica alguna. Todo ello en el marco de un capitalismo moderno cuyas entrañas a cielo abierto muestran que ya no está interesado en el trabajo como factor esencial de generación de la ganancia. Carlos Marx descubrió este rasgo esencial del sistema y así lo formula en un pasaje de El Capital:
“ El proceso de producción aparece sólo como un término medio inevitable, como un mal necesario para hacer dinero. Pero todas las naciones de producción capitalista se ven atacadas periódicamente por un vértigo durante el cual desean hacer dinero sin la mediación del proceso de producción”.
Hace unos años, el economista italiano Giulio Pietranera ampliaba esta afirmación: “...un vértigo que atacaba periódicamente a las naciones capitalistas en la época de Marx, pero que se ha convertido para nosotros, en pavoroso aumento, en vértigo permanente del imperialismo, no más capitalismo progresivo, sino involutivo, que trata de reducir el mal necesario de la producción mediante el desarrollo del capital monopolista y financiero ”.

Se ha dicho que toda Latinoamérica es una gran simulación democrática con fondo de barbarie. Podría inferirse que el conjunto de estas reflexiones están gobernadas por un pesimismo nada inteligente, sin optimismo ni voluntad alguna por interpretar de otro modo los hechos de la realidad, deshilachando así la formulación gramsciana.
Lejos y a pesar de ellos, entreveen una esperanza para la región, fundada en la aparición de nuevos actores y paradigmas sintetizados en una nueva y poderosa consigna: socialismo o barbarie. La única que puede traccionar y liberar a los pueblos y a los gobiernos progresistas, populistas o no, del gastado pero eficaz corsé capitalista que les impide saltar este lado del muro donde habita la única y verdadera barbarie.
No serán los países en forma individual, ni aún con gobernantes bien intencionados, los que detengan el avance del hambre, de la desocupación, de las matanzas y desapariciones( un pacífico maestro patagónico asesinado por reivindicar un mejor salario es una matanza; la dimensión de la ausencia de Julio Lopez es equivalente a la del activo aparato que lo desapareció ) ni tampoco el éxito temporal de los indicadores macroeconómicos neodesarrollistas los que sin abandonar la fatídica matriz que los ha parido y determina, puedan llevarnos a algún mejor lugar que el capitalismo involutivo ya no puede mostrar en ninguna parte del mundo.
Esto no debe impedir el reconocimiento de importantísimos avances regionales recientes en la recuperación de espacios económicos, sociales, políticos y jurídicos en el reordenamiento de los escombros que produjo el derrumbe neoliberal, el que se repliega tácticamente después de haber hecho su trabajo y su negocio. Cuanto mejor, mejor para los pueblos y no lo contrario. En los años 70 en nuestro país, los grandes saltos y avances de la conciencia política media de la sociedad, de los trabajadores en particular y de las formas revolucionarias en el intento por salir del fracaso histórico nacional, se dieron con índices de empleo, de distribución de la riqueza, del valor adquisitivo de los salarios, etc., que al ser analizados y comparados con los de la actualidad, habilitarían a que un joven de hoy se preguntase por qué luchaban y querían cambiar aquella sociedad los jóvenes de entonces.



La respuesta emerge de su propia derrota como su mejor triunfo: vaticinaron con justeza y precisión todo lo que encerraba el grito “ Patria sí, Colonia no ”, todos los sufrimientos y la descomposición que acechaban y se escondían detrás de las estadísticas de aquél momento, y que se sucedieron con rigor matemático profundizados desde el último golpe militar, atravesando a las administraciones democráticas que le siguieron, alcanzando su punto culminante en la década del vaciamiento y la infamia menemista. Anticiparon y denunciaron con la entrega de sus vidas, la necesidad de desbaratar a la mentira “ esa que conocemos, que usurpa el poder pero que aún sabiéndola mentira, asistimos estupefactos ante la representación que la disimula ”, al decir de Carlos Fuentes.

La razón de la memoria es transformarse en un proyecto que la trascienda y evite la condena de su propio olvido. Así parecen haberlo entendido Evo Morales o Hugo Chavez Frías, quien va por el segundo intento de implantar un estado socialista por la vía eleccionaria en Latinoamérica. Tiene petróleo, el apoyo de una mayoría ganada en elecciones limpias y-según parece- la convicción de defender militarmente su proyecto apoyándose en su pueblo, a diferencia de Salvador Allende, cuya muerte con una tardía metralleta en mano lo cubrió de honor para siempre, sin alcanzar a evitar con ello, lo que más temprano que tarde le habría ahorrado al pueblo chileno los años más luctuosos y desgarradores de su historia.

Quizás este nuevo fantasma que recorre nuestro sufriente Sur, junto a otras poderosas señales de alarma locales, expliquen en la Argentina la furia con que distintas fuerzas de la derecha embisten contra el actual gobierno y su proyección regional, en un país donde los bancos rebosan de dinero, las grandes empresas siguen ganando fortunas, el mejor sindicalismo no está legalizado, las brechas sociales son escandalosas, tanto como el hambre, la desocupación real o la situación en las cárceles. Quizás porque con todo ello, algunos vientos de cambio lleguen a perturbar la sangrante tranquilidad que esa derecha disfruta desde siempre.


Néstor Piru Gabetta