miércoles, 25 de julio de 2007

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Pájaros cubanos en extinción y concurso organizado por un héroe


Querida Alicia:

Si te es posible le haces llegar a Gerardo los resultados del Concurso “PARA QUE EL CATEY SIGA VOLANDO”, que aparece en este periódico “Montañés”, de julio.

Yo participé en la actividad de premiación, estuvo muy buena, ya le conté por carta.

Trasmítele el agradecimiento del pueblo cubano por contribuir desde ese lugar a la formación de nuestra niñez y juventud.

Mucho cariño para ti, Bill y Gerardo.

María Orquídea

ALAS Y TRINOS PARA UN HOMBRE EN PRISIÓN.

Por Magalys Chaviano Álvarez y Mercedes Caro Nodarse
(Fragmentos del artículo)

El concurso infantil “Para que el Catey siga Volando”, una idea de Gerardo Hernández Nordelo, luchador antiterrorista cubano que cumple injusta prisión en Estados Unidos, llegó a esta sureña provincia a través de la amistad epistolar que lo une con la cienfueguera María Orquídea Artiles Ruiz. La premiación del certamen devino fiesta del conocimiento sobre un ave en peligro de extinción. Carlos Alberto Martínez Águila, estudiante de cuarto grado del centro primario Fernando Cuesta Piloto, de la ciudad de Cienfuegos, resultó el primer premio.

Lizandra Agüero Calderón y Yaniris González, alumnas de la escuela 26 de Julio, ganaron el segundo y tercer lauros y trajeron hasta el patio del Periódico el trinar de los pájaros de Yaguanabo Arriba, un intrincado batery de las alturas del macizo de Guamuhaya, zona donde residen. Menciones para José Manuel González, Betsy Soto y Orlando Labrada Pérez. Fueron premiados con libros y material escolar, e incentivaron de esta manera la investigación relacionada con el medio ambiente, ese en que interactuamos como seres sociales.

Gerardo Hernández Nordelo, un cubano digno que defiende desde el mismo imperio el suelo donde nació, se mantiene informado sobre el certamen convocado por el censuario Montañés.

Oportunamente, se le darán a conocer los resultados de ésta, su idea, para que los niños conozcan la Patria mediante todo lo que tiene que ver con la identidad.

El nombre científico del Catey es Aratinga euops, se trata de un ave prensora, endémica de Cuba, cuya población se redujo ostensiblemente durante los dos siglos anteriores, debido a la comercialización y explotación indiscriminadas de sus polluelos. En el siglo XIX era un pájaro muy común a lo largo y ancho de Cuba y la Isla de la Juventud. Hoy, sólo se encuentra en la Ciénaga de Zapata, en ciertas áreas del Escambray, en un sitio de cría silvestre en Yaguanabo, la sierra camagüeyana de Najasa y en algunas zonas orientales. Está en veda permanente y sometido a regulaciones prohibitivas.

En la vida silvestre, las parejas de cateyes se unen para toda la vida, y suele decirse que al fallecer uno de ellos, el otro muere de tristeza. Su promedio de vida está estimado en alrededor de 25 años. El plumaje de estas aves, que aniden en los huecos de los árboles, es predominantemente verde, con matices amarillentos lustrosos. Los ojos son rojos y alrededor de la pupila exhiben una faja angosta amarillosa. Aprenden a imitar palabras y oraciones cortas. Su vuelo es rápido y recto, y emiten algunos gritos mientras lo hacen. La talla puede alcanzar los 28,5 centímetros de longitud y se alimentan de semillas y frutas.

Se ha recuperado la nidificación de la especia en 39 nidos, que se vio dañado por el paso de los ciclones, se labora en la siembra de plantas para su alimentación como la guayaba, el ocuje, la ayúa, entre otras.

Pero lo que ha sido muy valioso es la concatenación del trabajo y el intercambio entre la comunidad, la escuela y los integrantes del Proyecto de conservación del catey, en el Valle de Yaguanabo.

Algo que resultó muy factible fue la identificación del canto de las aves que habitan en el lomerío y en otras zonas. Esta experiencia gustó mucho, por eso cada año, cuando realizamos el festival por el fin de la nidada, éste comienza con la grabación e imitación de cada trinar por parte de los pobladores.