martes, 25 de septiembre de 2007

Elecciones en Cuba, la participación superó siempre el 95 por ciento de los inscriptos en el padrón. Votan desde los dieciseis años. No obligatorio.


Elecciones cubanas mantienen cifras record de votantes

Por Javier Rodriguez

La Habana, 13 ago (PL) La participación de los votantes en las elecciones
cubanas superó siempre el 95 por ciento de los inscriptos a partir de 1976,
como expresión del carácter democrático del sistema.

Una ojeada a las estadísticas existentes, hecha ahora en vísperas de
desarrollarse otro proceso comicial en la Isla, señala que la participación
popular ha ido en incremento desde la promulgación de la Constitución
Socialista y la Ley Electoral ese año.

En 1976, cinco millones 655 mil 877 personas ejercieron el voto para
alcanzar el 95,2 por ciento del padrón electoral existente y superar
cualquier otra cifra alcanzada anteriormente.

Pero esa marca fue continuamente superada en las siguientes votaciones al
contabilizarse 96,9 por ciento en 1979, 97,2 en 1981, llegar a superar el 98
por ciento en 1984, 1989 y en el 2000 y mantenerse en más del 97 por ciento
en las restantes ocasiones.

La amplia presencia de la población en cada una de esas citas, algo
imposible en la Cuba prerrevolucionaria y en muchos países del mundo, tiene
que ver con particularidades del sistema electoral nacional.

Además de la nominación de los candidatos por la propia ciudadanía existe
el poder de revocación del mandato de los electos por el mismo colectivo que
los seleccionó con más del 50 por ciento de los sufragios en su
circunscripción de residencia.

La fiscalización de su actitud se completa con las periódicas rendiciones
de cuenta que deberán hacer dos veces al año ante sus electores y los
despachos semanales con los vecinos de cada área para conocer quejas,
propuestas y analizar asuntos de interés general.

Finalmente, el Registro Electoral es automático porque todos los cubanos
forman parte de el tras cumplir 16 años de edad y pueden ocupar el cargo de
diputado al Parlamento a partir de los 18 años.

Estas y otras razones marcan las diferencias con sistemas donde
prevalecen la compra de candidaturas y de votos y donde resalta la
indiferencia del pueblo a la hora de concurrir a las urnas.