lunes, 23 de marzo de 2009

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La Argentina prisionera

Cuarta nota



Por Juan Gabriel Labaké


jglabake@telviso.com.ar


En notas anteriores he dado algunas de las razones de “peso” (de muchos pesos) que le permiten al sionismo gozar de la obediencia debida de la inmensa mayoría de la dirigencia de todos los sectores (de todos, sin excepción) de la Argentina y del mundo entero. Al respecto, mostré los tentáculos por donde fluye el dinero, no siempre bien habido, para financiar la infernal maquinaria sionista-israelí. Hoy es el turno de un personaje argentino que fue el pivote de esa trama de dominación en los años ’90: Rubén Ezra Beraja.


Beraja, el Banco Mayo y los U$S-400.000 de coima para encubrir el caso AMIA


Rubén Beraja desempeñó un papel clave en el sionismo y sus fuentes de financiación mientras fue presidente de la DAIA, presidente de la Universidad Hebrea y protegido político de Menem, de De la Rúa-Chacho Álvarez y de Duhalde.



Como hice antes, me guío por el libro “La mafia judía en la Argentina”, el cual, juro por la venerable memoria de los padres fundadores del terrorismo sionista-israelí, Ben Gurión y Menahen Begin, que no fue escrito por Mons. Williamson, sino por mi comprovinciano sanjuanino de religión judía, el contador Fabián Spollansky.


Según el extenso relato de Spollansky, el Banco Mayo Cooperativo, cuyo presidente y “factotum” era Rubén Beraja (agrego yo, y presidente a su vez de la sionista DAIA), perdió entre marzo y abril de 1998 el 17% de sus depósitos ($169,4 millones). Ante ello, Beraja concibió una maniobra sorprendente para aparentar la solvencia que no tenía.

Presentó ante el Banco Central una oferta del Newbridge Latin America (un fondo de inversión cuyo socio mayoritario era General Electric) para comprar la tarjeta de crédito Provencred (de propiedad del Banco Mayo) por $131,82 millones. Lo raro es que esa tarjeta estaba valuada en el balance del Banco Mayo (auditado por Pistrelli, Díaz y Asociados) en sólo 4 millones de pesos. En la plaza bancaria nadie creyó tan disparatada oferta… salvo el Banco Central presidido por el menemista Pedro Pou.

El dinero del Newbridge nunca apareció, pero la oferta fue considerada aceptable y sólida por el Central y, en base a ella, autorizó a Beraja a quedarse con el recientemente cerrado Banco Patricio.

Pero, ni Beraja ni el Banco Mayo tenían un centavo para pagar esa compra, y el Central lo sabía. Entonces se produjo el segundo acto de esa obra maestra de birlibirloque: $13,3 millones le prestó el Central al Banco de Beraja en efectivo; $120,6 puso “generosamente” el seguro de depósitos (SEDESA) controlada por el Estado; $47 millones salieron del fondo fiduciario formado por el propio Banco Central; $193,8 millones salieron de otro fondo fiduciario (también creado por el Central con bienes del Banco Patricio).

Total: $374,7 millones que recibió el Banco Mayo para comprar el Patricio. Dice Spollansky:


“La compra del Patricio fue un negocio de enormes proporciones para Beraja” (pág. 132).


Tres meses después se supo que el Newbridge retiraba su oferta de comprar la tarjeta Provencred. La insolvencia del Banco Mayo fue ya imposible de disimular. En los primeros 17 días de setiembre perdió $122 millones de depósitos. Beraja logró entonces que el gobierno de Menem elevara la garantía de los depósitos desde $10.000 a $30.000. ¡Poderoso caballero es don dinero-sionismo! Pero fue inútil.

Todo se desmoronó cuando el Banco Central comprobó que $25,6 millones entregados como redescuentos al Banco Mayo para que éste devolviera depósitos de sus ahorristas, habían sido “desviados” a empresas de propiedad del mismo grupo Beraja, para hacer negocios particulares, entre ellos uno tan lejano a las funciones de un banco como fue la compra de una empresa de tiempo compartido.

Ni el poder sionista, ni el menemista pudieron salvar a Beraja. Había ido demasiado lejos. Cayó el Banco Mayo y estafó a miles de argentinos de la colectividad judía, a quienes el sionismo dice defender... Su comprador fue el Citibank que --¡oh, casualidad!-- es de propiedad de la familia Rostchild.

Nada se pierde… todo se transforma en poder sionista.

Pero, ¿por qué el Banco Central permitió, fomentó y amparó tantas y tan graves maniobras de Beraja? Spollansky da la explicación:

“Hay quien dice que la adjudicación del Patricio al Mayo fue digitada por Carlos Corach”. (pág. 132). ¡Y si lo dice Spollansky...!

Sea ello así o no, lo real es que Corach (en esa época, ministro del Interior de Menem) y Beraja, custodiados por el experto Hugo Anzorreguy, jefe de la SIDE del menemismo, y por el ex juez Juan José Galeano, a quien apoyaban la DAIA y la AMIA, planificaron y ejecutaron el soborno de U$S-400.000 a Telleldín. De tal manera lograron que éste recitara el cuento de que “su” Trafic fue vendida a unos policías bonaerenses, y que con ella se hizo volar a la AMIA, cuando es visible que la explosión fue adentro del edificio y no existió ningún coche–bomba, como tampoco existió en la Embajada de Israel. Es que no hay imaginación más portentosa para mentir que la del Mossad. Por algo su lema oficial es: “A través del engaño harás la guerra”. ¡Y vaya si lo cumple!

En resumen: Beraja cometió muchas “travesuras” desde el Banco Mayo y la sionista DAIA, amparado por el gobierno menemista, y fue partícipe del soborno pagado para desviar la investigación sobre el atentado a la AMIA. Encubrió con ello a los verdaderos terroristas. Y si el sionismo se jugó para encubrirlos, ¿quienes fueron, entonces, los autores del atentado terrorista a la AMIA?

Lamentablemente, Spollansky no se metió en esas honduras… siempre muy peligrosas cuando entre bambalinas está el Mossad.

En Uruguay también hay ayudantes del sionismo

Les envío el texto de la carta de lectores que remití hace días al diario LA NACIÓN y que, como era de suponer, no se ha publicado. Ésa es la disposición al diálogo y a la búsqueda de la verdad por parte del sionismo y sus socios. A Adrián Salbuchi lo censuraron para debatir en “la nacion.com”. A los jueces los aprietan para que frenen o rechacen las querellas que se les inician por sus calumnias, y los amparos que se solicitan por sus atropellos a la libertad de expresión. ¡Ni una pequeña carta de lectores soportan que se publique desnudando sus mentiras! Lo que extraña es que un ex presidente uruguayo se preste a ese perverso juego sionista.

Pero, por lo visto, en Uruguay también se cuecen habas.


Sr. Director de LA NACIÓN:

Dice el Dr. Julio María Sanguinetti, dos veces ex presidente de Uruguay, en LA NACIÓN del 23-2-09:
1.- Que el conflicto en Medio Oriente comenzó cuando los árabes no aceptaron la partición de Palestina efectuada (aclaro: contra su voluntad) por la ONU en 1948. Pero olvida que mucho antes, en 1919, Gran Bretaña le “regaló” a la Banca Rostchild esas tierras que no eran suyas y, desde entonces, los grupos sionistas enviaron a Palestina migrantes judíos europeos (financiados por los Rostchild), los cuales se organizaron en dos bandas armadas (la Irgun y la Stern, comandadas por Ben Gurion y M. Begin, nada menos) que impusieron el terror a sangre y fuego. Así comenzó esta cruel historia. En 1948 ya era historia vieja.

2.- Que “desgraciadamente” los árabes no aceptaron la existencia de Israel, pero olvida que en 1806 y 1807 nuestros dos países, que formábamos una sola e incipiente nación, tampoco aceptamos las invasiones inglesas (¡siempre Inglaterra en estos entuertos!), y no creo que el Dr. Sanguinetti lo considere como “lamentable”.

3.- Que Israel era débil en lo militar y pobre económicamente, olvidando los millonarios aportes de la Banca Rostchild, las posteriores jugosas indemnizaciones de guerra (¿?) que aún le paga Alemania, o las ayudas desembozadas de EE. UU. en armas y dólares cantantes y sonantes.

4.- Cita a Golda Meir, como si fuera una pacifista, pero olvida que esa ex gobernante israelí fue quien pronunció en su época y ante la ONU aquel sarcasmo: “¿Palestina? No conozco nada con ese nombre”. Piense el Dr. Sanguinetti que haría él si alguien invadiera su país y luego se justificara ante la ONU afirmando: “¿Uruguay? No conozco nada con ese nombre”.

Finalmente, si el Dr. Sanguinetti me hace llegar su correo-e, con mucho gusto le enviaré 4 mapas de Palestina, para que vea cómo Israel cercenó “manu militare” su territorio desde 1948 hasta hoy, y sobre cuántos centenares de pedacitos inconexos de “territorio” pretenden ”los occidentales” que se funde un “Estado” palestino… aún así negado por Israel.

Luego podemos dialogar sobre el terrorismo.

Juan Gabriel Labaké

jglabake@telviso.com.ar

Del Viso, 2 de marzo de 2009.


Quedan para la quinta nota los casos de Enrique Eskenazy (ampliación), Carlos Escudé y Sergio Spoltsky.