martes, 16 de junio de 2009

Dengue, Gripe Porcina y ahora la Doctora Hilda Molina en la Argentina ¿qué hicimos para merecer esto? ¡Salven a los argentinos ! piden las ballenas"

Cinco hermanos de la doctora cubana Hilda Molina envejecen desde hace diez años en las cárceles estadounidenses por luchar contra el terrorismo


YA ESTÁ EN ARGENTINA LA ANTICASTRISTA HILDA MOLINA

Cuba, tan criticada por caso Molina, tuvo un gesto humanitario

Raúl Castro dejó sin argumento a muchos de sus críticos de Miami y Buenos Aires. Le dio autorización para salir del país a la contrarrevolucionaria Hilda Molina en un gesto humanitario, ante la enfermedad de su madre.


EMILIO MARÍN

A los argentinos progresistas les patea el hígado cada vez que prenden la tele porque desde el 12 de junio la noticia destacada es el viaje de Hilda Molina. La médica cubana, con el acompañamiento de la derecha argentina y sus medios afines, más la sumatoria del gobierno kirchnerista, se ha victimizado como una inocente abuelita.

Quizás como “un presente griego” -según Susana Viau en el diario Crítica- esa mujer llegó a Buenos Aires y fue recibida como una heroína por esos medios. Antes de analizar la personalidad de la viajera y sus declaraciones anticubanas, que dejan mal parada a Cristina Fernández, conviene sopesar cómo quedó Raúl Castro tras la decisión adoptada.

Parece que aquél ha ganado puntos, pues fundamentó la salida de la llamada “disidente” en una cuestión humanitaria. Es que Hilda Morejón, la anciana madre de Molina, está internada en el hospital Tornú, tiene 90 años y puede morir en cualquier momento. Esa circunstancia ameritó el permiso. Y parece correcto haberlo otorgado, al margen de la perversa personalidad de la médica que dejó su profesión, como ella contó a los medios, disconforme con el gobierno de su país. ¿Su juramento hipocrático? Bien, gracias…

Los enemigos de Cuba tendrán que rebatir un doble argumento plasmado en hechos por el presidente de Cuba. Cuando Hilda Morejón pidió visitar a su familia en Buenos Aires, la dejaron viajar. Cuando, a su turno, Molina solicitó ver a su madre enferma, también le dieron vía libre. Esto lo hace un gobierno que atiende a los derechos humanos, incluso de sus enemigos, como claramente lo es la ex médica.

Cuando el presidente era Fidel Castro, dejó salir de prisión e incluso del país, caso de Raúl Rivero, a contrarrevolucionarios detenidos en 2003 y condenados a muchos años de prisión, por razones de salud.
no podrá fotografiar a la recién llegada Hilda Molina porque lo asesinaron en Argentina (José Luis Cabezas)

Los enemigos del socialismo en la Mayor de las Antillas tendrían que explicar qué opinan de que el mismo día que se anunciaba el viaje de Molina, la Corte Suprema de Justicia de EE UU se negaba a analizar el pedido de la defensa de los Cinco Cubanos presos en ese país y acusados falsamente de espionaje. Dos de las mujeres de esos revolucionarios presos no han podido verlos en más de diez años. Barack Obama, como antes Bill Clinton y George Bush, no les permite esas visitas.

La prensa que sintoniza la onda del Departamento de Estado norteamericano y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), no ha dicho una palabra sobre esa arbitrariedad.

Hilda Molina, tampoco, tan ocupada como está en atacar y faltar a la verdad sobre la situación de su país natal. Ni siquiera se acuerda de que hace más de 47 años el imperio mantiene un bloqueo total que afecta derechos elementales de 11 millones de ciudadanos.
No podrá entrevistar a la doctora cubana Hilda Molina porque en la democrática argentina lo asesinaron y lo tiraron al Riachuelo (Mario Bonino)


Abuelita de Heidi

El archivo pinta a Molina como contrarrevolucionaria. Por ejemplo, en el libro “Los disidentes”, de Miriam Rosa Elizalde y Luis Báez hay varias menciones, donde se documenta que recibió dinero del mafioso Frank Calzón, agente de la CIA, al igual que otros elementos que trabajaban para la SINA (Sección de Intereses de Norteamérica).

También fue presidenta de un “Colegio Médico Independiente” que trabajó con fundaciones de Miami y Madrid en el programa “Despertando sonrisas”. Su función era tratar de sacar niños cubanos para operar en el extranjero y denostar a la medicina nacional.

El archivo también informa que Molina recibió 10.000 dólares del ex diputado “Chacho” Jaroslavksy, quien había sido tratado en el Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren). Los tomó para sí misma y para distribuir discrecionalmente entre el personal, violando las normas de la institución.

Jesú Cejas Arias no podrá atender a la doctora Hilda Molina cuando ella vaya a la Embajada, es que los represores argentinos lo secuestraron y asesinaron

De tal palo, tal astilla. Fuentes fidedignas confiaron que su hijo, el médico Roberto Quiñones, se fugó a Argentina y aparentemente se habría quedado con algunos dineros del Estado destinados a adquirir instrumentos para servicios de salud.

El desertor o traidor o corrupto o quiera llamárselo, se radicó en Buenos Aires. La madre salió en su defensa, entre 1993 y 1994, al mismo tiempo que, en pleno “período especial en tiempos de paz”, los más difíciles de la economía isleña, quiso orientar el Ciren en dirección privatizadora. La nueva dueña, si prosperaba ese plan, se podía adivinar. El socialismo se había desplomado en Moscú y no sólo el área de salud sino también resortes claves de la economía, pasaban a manos privadas.

Molina soñó con ser dueña del Ciren pero la revolución la destituyó de la dirección, ofreciéndole seguir trabajando allí con una función menor. Ella se negó, abandonó su profesión y se fue a su casa, a componer el personaje de abuelita de Heidi para la prensa argentina y de Miami.

No solamente le creyeron en Buenos Aires los directivos de CADAL, una ONG de extrema derecha alimentada por la CIA y fundaciones europeas, dirigida por Gabriel Salvia, sino también el canciller Rafael Bielsa y el presidente Néstor Kirchner, que se entrometieron en los asuntos internos de la patria de José Martí.

Una quintacolumnista

Cuando los nazis atacaban con sus blitzkrieg a naciones europeas, demandaron de quintacolumnistas al interior de éstas que les dieran información, desmoralizaran a los defensores, cometieran atentados, etc.

Ese es básicamente el papel de Hilda Molina y “disidentes” de la isla como Vladimiro Roca, Marta Beatriz Cabello y otros. Ese rol le cupo a la médica desde 1994 y se agudizó cuando le fue denegado el permiso para juntarse con el desertor en Buenos Aires.

A partir de ese momento, mediante teleconferencias con CADAL, dictó charlas abominando de la medicina cubana, a la que acusó de tener un deficiente nivel, ser corrupta y enviar demasiados profesionales a ayudar a pueblos lejanos.

Ajena a esas calumnias, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), siguieron distinguiendo a la isla socialista como un modelo sanitario.

El índice de mortalidad infantil de 5,6 por mil es de los más bajos del planeta (en Argentina de 13,2 por mil), es una vara científica para ver quién miente.

Arreciando con sus infundios, la jubilada alojó su blog en la página de CADAL y el 29 de enero de 2009 publicó su artículo: “Algunas consideraciones sobre la corrupción en Cuba”. Sostuvo que “la corrupción está vigente en Cuba desde el inicio mismo del actual régimen; y de una u otra forma involucra a la mayoría de la población”.

Habría corrupción desde 1959, cuando empezó la revolución; y el fenómeno alcanzaría a la mayoría de cubanos, por lo que –supongamos- 10 millones son corruptos.

Se deduce de esta barbaridad que antes de 1959, con la dictadura de Fulgencio Batista, se nadaba en moralidad y ética. Ni EE UU dice eso.

la doctora Hilda Molina no podrá asistir a ninguna misa del Padre Mugica asesinado en Argentina, por sus altas miras espirituales, opuestas a las de la doctora cubana


“Somos una nación enferma, ya que durante medio siglo, varias generaciones hemos crecido carentes de algo esencial e inherente a la condición humana: la libertad”, agregaba la quintacolumnista.

Tantas idioteces juntas puede tener que ver con que unos días antes Raúl Castro había sido recibido con ovaciones, por sus pares de países integrantes del Grupo de Río.

Y con que una semana antes del artículo, la presidenta argentina había visitado La Habana, entrevistándose con Fidel y Raúl Castro, sin reunirse con “disidentes”.

Cuatro de copas

Lo único cierto de la nota es la parte donde la poco patriota se confiesa partidaria del capitalismo. “Nunca he defendido conceptos igualitaristas. Estoy convencida de que la posesión legal de grandes capitales no es totalmente incompatible con la honradez, la honorabilidad y la generosidad.

Crescencio Galañena cubano asesinado por militares argentinos no puede dar la bienvenida a la doctora Hilda Molina

Estoy consciente de que las libertades económicas son importantes para lograr sociedades libres y abiertas. Deseo que el ineficiente sistema económico del país, se sustituya por uno racional, próspero y favorable a todos los aquí nacidos”, admitió en su blog, en línea con el FMI y el Banco Mundial.

Los Kirchner la han recibido como una heroína siendo otra cosa. Allá ellos si les conviene para su aritmética electoral, pero si les importan los derechos humanos de los cubanos tendrían que interceder ante Obama por las condenas a cuatro cadenas perpetuas y 75 años de prisión con que se castigó a cinco patriotas.

Ellos están presos por prevenir atentados e infiltrarse en la gusanera de La Florida, la misma que le mandaba dólares a Hilda Molina.

Cristina Fernández es una política avezada, pero tendría que cuidarse de la recién arribada que en un reportaje exclusivo a “La Nación” la puso en embarazosa situación.

Quiere que la mandataria “pida que los cubanos seamos libres sin tener que pedir permiso a nadie. Eso es lo que yo le pediría.

Y eso lleva implícito un paso en relación con la democracia”. Cualquiera sabe que ese discurso maccartista entorpecería otra vez las relaciones argentino-cubanas por culpa de una “cuatro de copas”.