sábado, 27 de febrero de 2010

Fernando Martínez Heredia cubano militante politico

Fernando Martínez Heredia: me define la militancia política

Por Marta Cabrales (Prensa Latina)

Santiago de Cuba .- El relevante intelectual cubano Fernando Martínez
Heredia resolvió con una frase concisa el aparente dilema entre sus
múltiples facetas como historiador, profesor, sociólogo, investigador. Me
siento definido, dijo, por la militancia política.

En diálogo exclusivo con Prensa Latina, durante una breve estancia en esta
ciudad, el Premio Nacional de Ciencias Sociales habló sobre los actuales
afanes del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello
(ICIC), que dirige desde hace un año.

Como es imposible desligar esa responsabilidad de su trayectoria como
hombre de pensamiento y de su impronta decisiva en estas disciplinas en la
Cuba de hoy, afloró la interrogante que intentó ubicarlo con mayor
precisión en alguna de ellas:

"Para mí ese es un gran problema. Como marxista prefiero hablar de la
ciencia social; para Marx no existían en plural. Es cierto que la
especialización y la profesionalización han servido para producir muchos
conocimientos muy valiosos, pero también es cierto que le quitaron en gran
medida al trabajo científico social su filo crítico, y abrieron paso al
control y la manipulación de las ciencias sociales por la dominación
capitalista y colonialista.

"No defiendo regresos imposibles a un pasado superado, pero sí la
recuperación de la utilidad del conocimiento social y de practicar la
relación entre ciencia y conciencia. Las disciplinas sociales han sido y
son hoy territorios en lucha.

"Como practicante de la ciencia social, suelo aproximarme a los campos de
la historia, la sociología, la economía o lo que llaman ciencia política.
Alguna vez, de joven, anduve también con la antropología.

"Pienso que el intelectual debe entender bien la militancia política de su
actividad, en el sentido de que sólo puede cumplir ese deber social a
través de su trabajo intelectual. Si no es más que un individuo obediente,
atento a saber qué es lo que le conviene decir, qué es lo que puede
gustar, es mejor que se dedique a otra cosa. Pero si es un soberbio
persuadido de que tiene la verdad en la mano, es mejor que no se crea
militante, porque no lo es.

Bien vista, la cuestión es realmente complicada, pero todas las cosas
importantes son complicadas."

-En el 2010, el Instituto Juan Marinello cumple 15 años: una buena
oportunidad para el recuento.
-Desde fines de 1995, el Centro de Investigación y Desarrollo de la
Cultura Cubana Juan Marinello dio continuidad a un interés y un quehacer
en esos caminos que venían desde antes. Un exponente cimero de aquellas
labores es el Atlas Cultural de Cuba, una obra colosal cuya elaboración
duró unos quince años, a cargo de abnegados investigadores. El Atlas
identificó y describió, en cada uno de los municipios de Cuba, desde las
comidas hasta las bellas artes. Existen pocas obras de este tipo a escala
mundial. Hemos logrado una buena edición digital de ella.

Por decisión del gobierno, el Centro Marinello se convirtió en Instituto
Cubano de Investigación Cultural, una unidad presupuestada, siempre dentro
del Ministerio de Cultura, desde enero de 2009. Esto amplió nuestras
posibilidades institucionales, en la docencia de posgrado y en otros
terrenos.
Las dos tareas fundamentales del ICIC son contribuir al desarrollo de la
política cultural desde las investigaciones sociales culturales que
realizamos, los eventos y debates académicos, la docencia especializada,
las publicaciones, y las estructuras necesarias para esos fines, por un
lado, y por otro brindar atención metodológica a los centros
pertenecientes al sistema nacional de investigaciones de Cultura, que en
realidad es un conjunto muy diverso.

La investigación cultural que hacemos se ocupa de temas sumamente
variados: el consumo cultural, la participación en el terreno cultural,
las políticas culturales, la economía de la cultura, la familia, la
historia social de la cultura en Cuba, el estudio y preservación de la
cultura popular tradicional, que yo espero que lograremos llamarla de
manera más precisa.

Es decir, tan variados que podrías encontrar estudios sobre formas
musicales, el papel de los conjuros en la tradición oral, las sociedades
filarmónicas del segundo cuarto del siglo XIX, el consumo audiovisual en
niños y jóvenes, el asociacionismo de negros y mulatos en los siglos XIX y
XX, las celebraciones de los quince, el consumo literario de jóvenes,
entre otros.

Acabamos de concluir una Encuesta Nacional sobre Consumo Cultural que ha
sido muy bien recibida por las instituciones de Cultura, lo que nos hace
felices, porque nos sentimos útiles. Nuestras investigaciones quieren
contribuir también, en el campo cultural, a una necesidad estratégica de
la revolución: que la población se vaya dotando de los instrumentos y las
posibilidades para participar de manera decisiva en el control y la
dirección de los procesos sociales.

En nuestro caso, que la cultura no sea meramente algo que unos ofrecen y
otros consumen, y que las iniciativas y la creatividad populares tengan
cada vez más espacio.

Tenemos una política activísima de publicación de libros, y sacamos
también Perfiles, nuestra revista digital.

Tenemos tres Cátedras en el ICIC: Juan Marinello, Carolina Poncet y
Antonio Gramsci. En esta última promovemos el estudio del pensamiento
social y político revolucionario de Gramsci, pero también de Mariátegui,
Rosa Luxemburgo, Mella, Guiteras, Sandino.

La investigación cultural necesita estudiar y debatir las teorías, y
sacarles provecho. A mi juicio, la contribución de Gramsci es excepcional,
al poner al marxismo en función del reconocimiento y la comprensión de la
naturaleza misma de las personas y los pueblos, con fines revolucionarios.
El Instituto otorga tres premios: el anual sobre Investigación Cultural,
al mejor libro publicado, el Memoria Viva, que estimula las
investigaciones sobre oralidad, y el Nacional de Investigación Cultural,
por la obra de toda la vida. Este último se ha otorgado a creadores de la
talla de Joel James, Rogelio Martínez Furé y Ramiro Guerra.

Durante todo el año se efectúan en el Marinello talleres, seminarios,
conferencias y cursos. Los asistentes debaten libremente sus opiniones y
sus ideas en ellos. El Marinello es muy conocido y tiene un prestigio
ganado por ser un lugar al que acuden muchos a intercambiar y practicar en
colectivo ese ejercicio indispensable que es pensar."

-¿Cómo son las relaciones internacionales del ICIC Juan Marinello?

-La más importante es con el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
(CLACSO), con el cual mantenemos una relación muy fuerte. Tenemos
relaciones fructíferas con numerosas instituciones culturales y de
ciencias sociales latinoamericanas, y también con movimientos sociales.
Queremos expandir y profundizar esas relaciones, es un camino que debemos
recorrer."

-Es proverbial la empatía del "Marinello" con los jóvenes. ¿Cómo la
valoraría?

-En dos palabras, atraer a los jóvenes y compartir con ellos es cumplir un
deber de primer orden, y es conservar la lucidez. En la Cuba actual hay
que dar paso a los jóvenes. Heredamos un Centro Marinello con personas
maravillosas, de edad avanzada.

Hicimos una ofensiva muy grande de captación y desarrollo de jóvenes, y
bajó sensiblemente el promedio de edad del Marinello. Continuamos esa
política, pero ahora también buscamos investigadores de edad mediana con
calificación y experiencia.

Hemos ganado mucho con los intercambios sistemáticos con jóvenes, que
suelen pedir temas realmente principales e ideas realmente valiosas, que
aportan entusiasmo a las actividades, ideales anticapitalistas, críticas
profundas y deseos de profundizar la revolución socialista.

Pretendemos facilitarles espacios para que avancen en su formación al
mismo tiempo que tengan voz, su voz, no una voz en nombre de ellos.

Tratamos también de ser vehículo para sus iniciativas. Un ejemplo reciente
ha sido el caso del Taller "Hagamos nuestra la Revolución", convocado en
el marco del 50 aniversario del triunfo de 1959.

Fue organizado enteramente por un grupo de jóvenes adscritos a la Cátedra
Gramsci, con métodos de educación popular y una participación muy intensa.
Funcionó todo el año, con diez sesiones y una asistencia enorme.

Grabamos todo, se hicieron relatorías amplias para la divulgación digital,
y
estamos preparando un libro con esos materailes. Fue una experiencia muy
rica."
ag/mc

PL-68

2010-02-26T08:00:41