jueves, 25 de febrero de 2010

Tesina de Maita mujeres cubanas Santiago de Cuba Adys Cupull Froilan González

 

 

 

 

 

 

 

 

CONCURSO HISTORIA DE MUJERES.

 

 

TESTIMONIO.

HISTORIA  DE LA DELEGACION SAN PEDRITO

Hoy la autora tiene 93 años

 

 

La Primera Delegaciòn de Barrio, fundada en Santiago de Cuba.

 

Autora: Paula Cupull

Federada y combatiente.

Edad: 88 años

Grado de Escolaridad: 4to

Direcciòn Guardado No 60 e/ Alba y L. del Cueto.

San Pedrito.tlf. 655855

 

 

 

INMENSA ALEGRIA.

 

 

El dìa 13 de enero de 1961 fue fundada la Primera Delegaciòn de Barrio en la ciudad de Santiago de Cuba, (Delegaciòn San Pedrito) Fue en la calle Guardado, en el barrio de San Pedrito, en la casa marcada con el nùmero 60, entre Alba y Leopoldo del Cueto.Esa es mi casa , allì todos me dicen  “Maìta” .Fui Secretaria de Bloque durante màs de 35 años.

Aquel dìa de la fundaciòn de la Primera Delegaciòn, la alegrìa era inmensa, casi todas las compañeras estàbamos  haciendo algunas actividades dentro de la Organización llamada Unidad Femenina. Hasta que aquel 23 de agosto de 1960 nuestro Comandante en Jefe y nuestra querida Vilma Espìn  dejaron fundada  la Federación que agrupa a todas las cubanas desde entonces.

Recuerdo que presidieron la reuniòn las compañeras Dora Acosta, Carmelina Lupiañe y Mèrida Garcìa.  El ejecutivo quedò formado por las compañeras Esperanza Griñàn, que era maestra, maestra normalista, y era una joven muy inteligente; Rosa Delestre que era una compañera casada  y en aquellos momentos se habìa incorporado a la Campaña de Alfabetizaciòn, estaba al frente de un grupo de alfabetizadores, en la parte de Mayarì. Tambièn se encontraba Sonia Grandale,  que era maestra normalista igual, estaba casada y tenìa sus niños pequeños. Ademàs estaba en el ejecutivo Juana Masò, en aquellos momentos era ama de casa; Y una compañera muy querida: Mèrida Garcìa, que todos conocimos en la clandestinidad como “La Bruja”. En ese momento ella trabajaba en la Regiòn de la FMC; Tambièn  fuì elegida miembro del ejecutivo, era ama de casa y en aquellos tiempos asistìa a una  de las aulas de superaciòn.

 

UN TE DE CAÑA SANTA

Todas estàbamos como si hubiera sido una fiesta muy grande,  fue asì como alcanzar una conquista, un deseo, nos sentìamos reconocidas, agrupadas, nos dieron carnets, unos carnets muy bonitos que nos hacìan sentir importantes, útiles. Ese dìa repartimos un tè muy sabroso no recuerdo si era de caña santa, se levantò acta. Y a pesar de la alegrìa, hubo un momento de solemnidad.

A partir de ese instante comenzamos a funcionar  con mayor organizaciòn, programamos actividades, trabajo voluntario, hacer censos para incorporar a la mujer al trabajo, al estudio, para alfabetizar las que sabìan o tenìan un nivel mayor. Las que no,  tenìan entonces, la posibilidad de superarse. Las mujeres del barrio San Pedrito constituyeron  un fuerte y organizado bastión de defensa de la Revoluciòn.

 

 

 

 

 

 

 

EL EJEMPLO EN  AQUELLOS DIAS  DE LA INVASION POR GIRON.

 

Un ejemplo de ese bastión de defensa que desde entonces acà, no ha disminuido en su fuerza, aunque sì hay nuevas formas, nuevos mètodos de acuerdo a los tiempos y a las conquistas alcanzadas, pues ya no es lo mismo una mujer en el 60, que debìa aprender a leer, a  hoy, en que ya  todas, todas saben leer y escribir y tienen un doce o noveno grado mìnimo, o una profesiòn, un trabajo, y saben encaminarse.

Recuerdo que en abril de 1961, cuando las fuerzas aèreas mercenarias atacaron el aeropuerto Antonio Maceo de Santiago de Cuba  era  muy temprano, yo me levantè ese dìa muy temprano, como  casi siempre, pero ese dìa màs temprano porque mi esposo Abelardo Garcìa iba para el Trabajo Voluntario, para la caña.

 

Sentì unos estruendos fuertes, y me puse en estado de alerta; pero no esperè màs y me fui a la casa de Mèrida Garcìa, que estaba durmiendo, porque  era muy temprano; cuando toco y ella sale le digo. Y ràpidamente terminò de ponerse el uniforme y me dice: Vete para la Regiòn. Por el camino otras compañeras que ya sabìan lo que habìa pasado, me informan de lo sucedido.

Lleguè a la Regiòn, estaba  la compañera Electra Fernàndez, no recuerdo a nadie màs,  esperando nuevas òrdenes. Ella me orientò de inmediato que bajara ràpidamente y preparàramos un botiquín.

Cuando lleguè a mi casa, casi corriendo, ya estaban las compañeras en pie, en la entrada de la casa, esperando que yo llegara. Trasmitì el mensaje, les expliquè la necesidad del botiquín. Fue muy impresionante porque aquellas mujeres se volvieron como unas hormiguitas, salieron, iban y venìan con màs mujeres cargando toda clase de medicamentos, vendas, esparadrapos, calmantes, inyecciones, en fin todo lo que podìa servir para  el botiquín de Primeros Auxilios.

Cuando nos dimos cuenta que eran materiales  suficientes para hacer màs de un botiquín, distribuimos estos en cinco botiquines y los ubicamos en cinco lugares  màs retirados, por si se necesitaban para algún herido que no pudiera llegar hasta donde estaba el botiquín principal.

Un botiquín fue para la casa de Silvina Sánchez, en Guarina,

Otro en la casa de Celeste Escobar, en Calle Frìas.

Otro en la casa de Berta Alfaro en la calle  Pedrera.

Otro en la casa de Marìa Llamo en la calle Antùnez

Y el Principal quedaba en Guardado nùmero 60, que era mi casa..

Inmediatamente se pensò en las casas que podìan servir de refugio, se hablò con aquellos que tenìan disposición o posibilidad familiar para refugiar a otros, porque hay veces que la casa puede ser buena, pero tienen dificultades para refugiar. Aquel dìa no fue asì, todos se brindaban y las  casas  disponibles aumentaron hasta llegar a  noventa y seis.

Fue tan organizado todo que hicimos una preparaciòn emergente, de Primeros Auxilios, ese mismo dìa, para muchas compañeras y tambièn habìa algunos compañeros ayudàndonos. El curso fue impartido en un tiempo breve por compañeras que habìan pasado con anterioridad, un Curso Especial  de Primeros Auxilios, organizado por la FMC.

Se formò un puente de comunicación desde la Regiòn  de la FMC, hasta  la casa de la compañera Juana Masò en la Carretera de Bacardì y ella bajaba la información a mi casa, donde se  estableciò una especie de cuartel, de centro, para disponer e impartir las orientaciones.

En ningún momento tuvimos miedo, ni nos pusimos nerviosas, actuàbamos con tal serenidad, con tal aplomo, aunque sì estàbamos preocupadas por la magnitud del terrorismo que venìa desde los Estados Unidos.

 

 

LAS GUARDIAS.

 

Ese mismo dìa orientaron llevar a cabo las guardias en los diferentes centros, instituciones, centros de producción, escuelas.

Y en esas guardias participaron casi todas las compañeras, principalmente las que eran màs jóvenes;  eran guardias de recorrido, no tenìamos uniformes, ni armas para hacerlas; pero fueron muchas las iniciativas, algunas salìan con  buenos palos para su defensa, y otras llevaban  lo que podìan y tenìan a su alcance. Y eso que tenìamos unas cuàntas mujeres jóvenes alfabetizando, pero los que estàbamos en el barrio cubrimos su lugar.

De estas jóvenes que alfabetizaban y hombres jóvenes tambièn, todos cumplieron, ninguno dio la vuelta para su casa. Cuando mi esposo llegò de la caña,  ese mismo dìa, porque no se paralizò nada, el que estaba en la caña,  que era otra tarea importante, fue a cumplir con su deber en la producciòn; y cuando èl llegò del trabajo voluntario encontrò la casa llena de mujeres, recuerdo que se cambiò de ropa y se vistiò de miliciano, se fue para su centro de trabajo y luego regresò  hasta nueva orden.

 

 

 

UN ROSAL EN EL PATIO GRANDE

 

Esta Casa de Guardado nùmero 60, en San Pedrito, donde vivo, guarda los secretos màs hermosos de aquellos años. Desde que Fidel subiò a la Sierra y se fundò el Ejèrcito Rebelde, fue lugar de encuentros, y de morada para todo el que llegara desde las  lomas, o para todo el que necesitara enviar un mensaje. Fue una de las casas confiables  de Mèrida  Garcìa en la clandestinidad.  Guarda los secretos de los dìas de Giròn,  y la alegrìa de estos tiempos en que nosotras las de aquella movilización ejemplar, somos  hoy, abuelas y bisabuelas que pertenecemos a diferentes Cìrculos de Abuelos. Aquì se reùnen los del Cìrculo 19 de Noviembre de San Pedrito, realizan sus tertulias, y sus reuniones. Se reùnen los militantes del Partido de la Zona 82, y los combatientes de la Asociación de Combatientes de la Revoluciòn Cubana a la cual pertenezco. Una casa donde se sigue tomando el rico tè de caña santa o de menta, o de albahaca sembrada en mi patio grande donde un pequeño rosal està dedicado a Mèrida, la combatiente organizadora y entrañable compañera ya fallecida.

A la entrada, una placa  señala  que aquì se constituyò la Primera Delegaciòn de la FMC

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

        …Y POR NOMBRE: MARIANA

       ( En el 189 aniversario de su nacimiento)

 

 

                              Adys M. Cupull