lunes, 5 de abril de 2010

Easter for the Crucified Earth Pascua Tierra crucificada Leonardo Boff

Atención:  La versión en Castellano más abajo    Pascua

Easter for the Crucified Earth

           Leonardo Boff

            Theologian

            Earthcharter Commission


  Easter is a celebration shared by Jews and Christians, and is a metaphor for the present situation of the Earth, our devastated common dwelling. Etymologically, Easter means passage from slavery to freedom and from death to life. The Planet, as a whole, is passing though a severe Easter. We are within an accelerated process of loss: of air, of soil, of water, of forrests, of ice, of oceans, of biodiversity and of sustainability of the very Earth-system. Terrified, we witnessed the Earthquakes of Haiti and Chile, followed by tsunamis.   

How does all of this relate to the Earth? When will the losses end, or where will they led us? Dare we hope, as in Easter, that after Good Friday of the passion and death, new life and resurrection will always burst forth?

We need a retrospective look at the history of the Earth to shed some light on the present crisis. In the first place, we must recognize that earthquakes and disasters are recurrent in the geologic history of the Planet. There is a «basic rate of extinction» that is part of the normal process of evolution. Species exist for millions and millions of years, and, then they disappear. Like an individual who is born, lives for certain time; and dies. Extinction is the destiny of individuals and species, also of ours.

But beyond this natural process, mass extinctions exist. The Earth, according to geologists, may have experienced 15 such great extinctions. Two were particularly grave. The first, 245 million years ago, with the rupture of Pangea, that single land mass that broke apart, giving birth to the present continents. That event was so devastating that it decimated between 75% and 95% of all the living species then in existence. Beneath the continents, the tectonic plates continue active, colliding with each other, overriding or drifting apart, in a movement called continental drift, which causes the earthquakes.

The second occurred 65 million years ago, caused by climatic disturbances, rising of the sea levels and warming, events generated by a 9.6 km asteroid that fell in Central America, causing huge firestorms, tidal waves, poisonous gasses and a long darkening of the sun. Dinosaurs that had dominated, sovereign, upon de Earth, for 133 million years, totally disappeared, and 50% of other living species as well. The Earth needed ten million years to completely remake herself. But it allowed for a wide range of biodiversity such as never before in history. Our ancestors who used to live in the treetops, feeding on flowers, shivering with fear of the dinosaurs, could come down to the ground and make their way, culminating in what we are now.

Scientists, like Ward, Ehrlich, Lovelock, Myers and others, believe that another great extinction is occurring, one that began some 2.5 million years ago when vast glaciers began to cover part of the Planet, altering the climates and the sea levels. That process was greatly accelerated by the appearance of a truely devastating meteor, namely, the human being, through his systematic intervention in the Earth system, particularly in recent centuries. Peter Ward (O fim da evolução, 1977, p. 268), says that this mass extinction is clearly visible in Brazil, where over the last 35 years, four species were definitively extinguished each day. And he ends  by warning: «a gigantic ecologic disaster awaits us.»

It is the existence of earthquakes that destroy everything and kill thousands and thousands of people, such as in Haiti and Chile, that creates in us a crisis of meaning. Here we must humbly accept the Earth such as she is, generous mother or cruel step mother. She follows the blind mechanisms of her geologic forces and ignores us, which is why the tsunamis and cataclysms are so terrifying. But she passes information to us. Our mission as intelligent beings is to decode that information to avoid damage, or to use it for our own benefit. Animals capture that information, and before a tsunami hits, they fly to the highest places. Perhaps at one time, long ago, we also knew how to capture that information, and defend ourselves. We have lost that capacity now, but to supplement our deficiency, there is science. Science can decode the information that previously the Earth passed to us, and suggest strategies of self defense and of salvation.

We are the Earth herself, with her consciousness and intelligence, but we are still in the youthful phase with very meager learning. We are entering the adult phase, learning how to better handle the energies of the Earth and of the cosmos. Then, the mechanisms of the Earth, through our knowledge, will stop being destructive. We all must grow, learn and mature.

The Earth hangs from the cross. We must take her from there and resurrect her. Then we will celebrate a true Easter, and we will be able to wish: Happy Easter! 

 

Leonardo Boff

03-02-2010

 

 

Free translation from the Spanish sent by

done at REFUGIO DEL RIO GRANDE, Texas, EE.UU.

 

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Pascua de la Tierra crucificada

2010-03-02


  La pascua es una fiesta común a judíos y cristianos y encierra una metáfora de la actual situación de la Tierra, nuestra devastada morada común. Etimológicamente, pascua significa paso de la esclavitud a la libertad y de la muerte a la vida. El Planeta como un todo está pasando por una severa pascua. Estamos dentro de un proceso acelerado de pérdida: de aire, de suelos, de agua, de bosques, de hielos, de océanos, de biodiversidad y de sostenibilidad del propio sistema-Tierra. Asistimos aterrados a los terremotos de Haití y de Chile, seguidos de tsunamis.

¿Cómo se relaciona todo eso con la Tierra? ¿Cuándo van a terminar las pérdidas o hacia donde nos podrán conducir? ¿Podemos esperar, como en la Pascua, que después del Viernes santo de pasión y muerte, irrumpa siempre nueva vida y resurrección?

Necesitamos una mirada retrospectiva sobre la historia de la Tierra para que nos arroje alguna luz sobre la crisis actual. En primer lugar, hay que reconocer que terremotos y devastaciones son recurrentes en la historia geológica del Planeta. Existe una «tasa de extinción de fondo» que se da en el proceso normal de la evolución. Las especies existen durante millones y millones de años y luego desparecen. Es como un individuo que nace, vive durante un cierto tiempo y muere. La extinción es el destino de los individuos y de las especies, también de la nuestra.

Pero más allá de este proceso natural, existen las extinciones en masa. La Tierra, según los geólogos, habría pasado por 15 grandes extinciones de esta naturaleza. Hubo dos especialmente graves. La primera ocurrida have 245 millones de años con ocasión de la ruptura de Pangea, aquel continente único que se fragmentó y dio origen a los actuales continentes. El evento fue tan devastador que habría diezmado entre el 75% y el 95% de las especies de vida entonces existentes. Por debajo de los continentes continúan activas las placas tectónicas, chocándose unas con otras, superponiéndose o alejándose, en un movimiento llamado de deriva continental, responsible de los terremotos.

La segunda ocurrió have 65 millones de años, causada por alteraciones climáticas, subida del nivel del mar y calentamiento, eventos provocados por un asteroide de 9,6 km que cayó en América Central, provocando incendios infernales, maremotos, gases venenosos y un largo oscurecimiento del sol. Los dinosaurios que durante 133 millones de años dominaron, soberanos, sobre la Tierra, desaparecieron totalmente así como el 50% de las especies vivas. La Tierra necesitó diez millones de años para rehacerse totalmente. Pero permitió un abanico de biodiversidad como nunca antes en la historia. Nuestros antepasados que vivían en las copas de los árboles, alimentándose de flores, temblando de miedo a los dinosaurios, pudieron bajar a la tierra y hacer su camino, que culminó en lo que nosotros somos hoy.

Científicos como Ward, Ehrlich, Lovelock, Myers y otros sostienen que está en curso otra gran extinción, que se inició have unos 2,5 millones de años, cuando extensos glaciares empezaron a cubrir parte del Planeta, alterando los climas y el nivel del mar. Se aceleró enormemente con la aparición de un verdadero meteoro rasante, que es el ser humano a través de su sistemática intervención en el sistema-Tierra, particularmente en los últimos siglos. Peter Ward (O fim da evolução, 1977, p. 268) refiere que esta extinción en masa se nota claramente en Brasil, en donde en los últimos 35 años se están extinguiendo definitivamente cuatro especies por día. Y termina advirtiendo: «un gigantesco desastre ecológico nos aguarda».

Lo que nos causa crisis de sentido es la existencia de los terremotos que destruyen todo y matan a miles y miles de personas como en Haití y en Chile. Y aquí humildemente tenemos que aceptar la Tierra tal como es, ya sea madre generosa o madrastra cruel. Ella sigue los mecanismos ciegos de sus fuerzas geológicas y nos ignora, por eso los tsunamis y cataclismos son aterradores. Pero nos pasa informaciones. Nuestra misión de seres inteligentes es descodificarlas para evitar daños o usarlas en nuestro beneficio. Los animales captan tales informaciones y antes de un tsunami huyen hacia lugares altos. Tal vez have tiempo nosotros sabíamos captarlas y nos defendíamos. Hoy hemos perdido esa capacidad, pero para suplir nuestra insuficiencia, ahí está la ciencia. Ella puede descodificar las informaciones que previamente nos pasa la Tierra y sugerirnos estrategias de autodefensa y de salvación.

Somos la propia Tierra que tiene conciencia e inteligencia, pero todavía estamos en la fase juvenil, con un aprendizaje escaso. Estamos entrando en la fase adulta, aprendiendo cómo manejar mejor las energías de la Tierra y del cosmos. Entonces, los mecanismos de la Tierra, a través de nuestro saber, dejarán de ser destructivos. Todos tenemos todavía que crecer, aprender y madurar.

La Tierra pende de la cruz. Tenemos que quitarla de ahí y resucitarla. Entonces celebraremos una pascua verdadera, y nos será permitido desear: Feliz Pascua.

 

Leonardo Boff

 

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