David asustó a Goliath. (esta película todavía no la hicieron los yanquis, les trae malos recuerdos)
Al tomar Fidel Castro el poder revolucionario hace casi cincuenta años y dar señales de implantar un sistema marxista-martiano en Cuba, aliado coyunturalmente a la Unión Soviética, el Presidente de EEUU Gral. Eisenhower, dio órdenes a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de suministrar auxilio financiero, asesoría y adiestramiento a grupos y organizaciones de cubanos opuestos a Fidel con el objetivo de desestabilizar y derrocar el sistema revolucionario.
Debido a estos indicadores, a mediados de 1960 surgieron en Centro América reductos enemigos de los revolucionarios que conformaron la Brigada 2506 y efectuaron la Invasión a Playa Girón.
En la madrugada del 17 de Abril de 1961, mil doscientos exiliados desembarcaron en la costa sur al centro de la Isla para establecer una cabeza de playa y nombrar un Gobierno Invasor en Armas asistido por el Presidente de los EEUU, en ese momento J. F. Kennedy. Esta administración ya había financiado y entrenado en Guatemala y Nicaragua a la apodada Brigada 2506.
Después de tres días de intensos combates y ante la heroica respuesta del pueblo cubano, aduciendo palabra incumplida del apoyo aéreo y falta de cobertura de los acorazados, se excusaron por falta de pertrechos de guerra.
Como corolario, la jefatura militar de la Brigada rompió equipos de comunicación que instaban a cumplir a sus "aliados" y ordenaron la vergonzosa retirada.
Fidel ha manifestado que la batalla duró setenta y dos horas por respetar la teoría del CHE sobre un desembarco por la Habana. Acantonada allí la defensa, se tardó en llegar a Girón, de lo contrario hubieran derrotado al enemigo en 48 horas.
El gobierno Revolucionario tomó prisioneros a cientos de integrantes de la Brigada 2506 y otros se internaron en los pantanos para escabullirse en la tupida vegetación.
Visitando el Museo de Playa Girón observé sorprendida la fotografía del arribo del Comandante en Jefe al sitio, luego de horas de ardua contienda. El compañero me encargado explicó que ni bien Fidel descendió del tanque de guerra, extrajo su arma, apuntó al acorazado norteamericano y su certero disparo lo hizo rendirse. Todos los testigos concuerdan con que la experta orden del Comandante dada con su arma en alto, es la vívida imagen de la victoria, tal como expresa Benigno Julián Fernández, excombatiente de la columna 12 del Ejército Rebelde y jefe de un pelotón de tanques SAU-100 de Managua (La Habana), que participó en la cruzada.
Los combatientes revolucionarios se encontraron con Fidel cuando estaban muy próximos al mar. Los pocos aviones de las FAR que luchaban y la artillería en general tenían la indicación precisa de hundir los navíos.
A Benigno, oriundo de la Ciudad de Camagüey, le correspondió el honor histórico de ser testigo de aquella descarga certera que puso punto final a la invasión mercenaria efectuada en esa zona del sur de la provincia de Matanzas.
El heroico combatiente recuerda también que su pelotón, tras conocer del desembarco y sin perder tiempo se dirigió a Playa Girón, donde se producían enérgicas ofensivas. Se encontraron con el Comandante en Jefe en el sitio conocido por la Isla y él los orientó para progresar con rapidez instándoles a que no se detuvieran hasta que las esteras de sus tanques fueran empapadas por las aguas de la playa.
Avanzaban bajo el fuego de aviones enemigos, la artillería y la infantería enfrentando emboscadas y varios de los tanques patriotas fueron averiados o destruidos. Muchos de los compañeros caían en combate, pero no retrocedían en esa zona convertida en hormiguero de marines y paracaidistas que dejaban huellas sangrientas en la población civil, portando el armamento más moderno: camiones artillados, armas sofisticadas, tanques, obuses, morteros, bazoocas…
Con los agresores a pocos metros, la presencia de Fidel levantó aún más la moral combativa. Primero destruyeron un camión artillado del opuesto y luego prosiguieron la marcha hacia Playa Girón. Los mercenarios se replegaron hacia la costa para embarcar en el buque de guerra Houston, pero las descargas de la aviación y el disparo certero de Fidel, nada casual porque dominaba con maestría todo el armamento, provocó el ansiado naufragio.
Los que estaban próximos en las arenas de Playa Girón experimentaron gran alegría al observar cómo el poderoso buque en llamas se iba a pique.
Con esfuerzo épico hacían retroceder en desbandada a la flota imperial y lograban que los buques invasores escaparan furtivamente plantando a sus “huéspedes”, la mayoría cubanos agitadores abandonados por sus “valientes” aliados yanquis.
Los instantes heroicos de esta gloria del pueblo cubano habían surgido de la decisión de combatientes del Ejército Rebelde, de la Policía y de las Milicias Nacionales Revolucionarias, patrióticamente convencidos. No podían permitir que les arrebataran conquistas logradas y no era su deseo caer en manos de parásitos y verdugos, millonarios y veteranos de miles de crímenes batistianos. Cuba logró aquella victoria sobre la fuerza usurpadora, triunfo trascendente en la historia de América Latina por ser la única batalla ganada al Imperialismo en Nuestra América.
En diciembre de 2007 y por haber representado a su país en la asunción del mando presidencial, tuve el honor de saludar en la Biblioteca Nacional al Héroe de la República de Cuba José Ramón Fernández, uno de los principales jefes militares de las acciones combativas de Playa Girón. Creía no conocer al delegado cubano, pero recordé que en 2001 estando en la Habana, había presenciado la Conferencia Académica: "GIRÓN: 40 AÑOS DESPUÉS" gracias a amigos del Minrex que suelen brindarme amistosos contentamientos.
José Ramón Fernández era entonces Vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba y uno de los principales oficiales que bajo el mando directo de Fidel Castro, dirigió la Histórica Batalla. De su exposición entonces y recordando a la gente que no había podido huir por haber sido abandonada a su suerte, tuve curiosidad por todo lo que se refería al trato de prisioneros.
Durante 72 horas, el enemigo había actuado atacando con destructores y portaviones y las armas llevaban escrita su pertenencia a las US ARMY.
Fernández reconoció en las duras jornadas a unos cuantos invasores alumnos suyos, él fue un militar disidente asqueado por las crueldades de Batista y sufrió cárcel por eso. Abrumado por la forma en que se prestaban para atacar a su patria y matar a su pueblo, la batalla le definió en qué bando estaban la razón y la justicia. Con respecto a cómo fueron considerados los derechos humanos y normas de guerra es conocido que por la parte cubana se respetaron convenios internacionales, reglas éticas y morales. No existió herido que no fuera curado ni hambriento al que no se le prestara atención. A nadie se maltrató en el orden físico, ni se hostigó a pesar de la innoble tarea realizada. Se resguardó a los prisioneros cuando al mismo tiempo se comprobaran maltratos a cautivos cubanos por parte de los invasores.
El amanecer del 17 de abril, un B-26 ametralló el camión donde se evacuaba a una familia carbonera (actividad característica de la zona) Iba sin barandas transportando visiblemente civiles, enfermos, hombres y mujeres ancianos, niños. Incluso habían desplegado una sábana blanca. En el injustificado ataque sobre la carretera que conduce de Pálpíte a Jaguey resultó muerta una madre de familia y su hijo pequeño, herida la abuela y varias personas.
Casi a la misma hora, a la salida de Playa Larga un camión también con carboneros evacuados fue atacado por fuerzas usurpadoras emboscadas. Evidentemente se trataba de civiles, pero el transporte recibió fuego de fusilería y cañonazos que lo hicieron estallar. Murieron Mara Ortiz, obrera, Dulce María Martín de 14 años, y herida muy grave por quemaduras Cira María García y otros lugareños.
Retornados a Playa Larga, a Cira García no se le prestó asistencia médica a pesar de profundas llagas. Agonizó durante casi un día hasta que falleció. A los ruegos del esposo y familiares para que la atendieran se negaron a trasladarla a Cayo Ramona, donde curaban a sus heridos.
Erick Fernández del Valle al caer prisionero declaró que un mercenario nombrado Pedro González Fernández solicitó permiso para rematar a un herido, le puso una pistola en la cabeza y lo asesinó.
La mayoría de estos fratricidas habían regresado por privilegios económicos perdidos, política, tierra, ganados, centrales azucareros y propiedades. Seguramente mejor preparados que los revolucionarios, pero no dispuestos a morir por la Patria sino a matar a su pueblo.
Sobre la evolución del pensamiento de los adversarios y cómo cavilan hoy, Fernández los señaló divididos y atomizados. Los arrepentidos no quieren decirlo y no intervienen en nada. Un extremo es el núcleo de duros vinculados a la fundación cubano americana recalcitrante en su odio contra Cuba, unida a criminales de la peor calaña.
Creyeron que la Revolución se desplomaba y siempre esperan tomarse tres días de licencia para matar.
La gesta de las bisoñas fuerzas armadas, apoyadas por milicianos y población, trasciende como símbolo de victoria, valentía y patriotismo, evidenciando que refrendó el carácter socialista de la Revolución y dio a luz la aptitud de todo un pueblo por no doblegarse ante potencia enemiga alguna.
Dice Fidel Castro Ruz:
“La importancia de Girón no está en la magnitud de la batalla, de los combatientes, de los hechos heroicos que allí tuvieron lugar; la gran trascendencia histórica de Girón no es lo que ocurrió, sino lo que no ha ocurrido gracias a Girón".
ADRIANA VEGA
ILUSTRACION Y ARMADO JOSE MARIO ZAVALETA
A 49 AÑOS DE LA PRIMERA DERROTA ANTIMPERIALISTA DE NUESTRA AMERICA