sábado, 24 de julio de 2010

Cuba: Estado e Iglesia se entienden Frei Betto y el sueño de Toto

Yo (Toto) tuve un sueño......

Tras la reunión del Arzobispo de la Habana con Raúl Castro, el primero le confió al grupo de sacerdotes que lo aguardaba ansioso:

"tengo que rezar 26  Padrenuestros y  50  Ave Marías".

Y un monaguillo del grupo molesto comenta ¡¡ UFA     " SIEMPRE ES VEINTISEIS "

Mientras Raúl Castro tiene que atender una llamada telefónica, le dicen que es de larga distancia.

¡ Hable dice Raúl

"Hola aquí..- soy  Zapatero.   Dame tu bendición Raúl, bien que la necesito con los disidentes que importé."

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De: carmen baez [mailto:carmenbaez3@infovia.com.ar]

 Cuba:        Estado e Iglesia se entienden       por Frei Betto

 ALAI AMLATINA, 22/07/2010.- ¿Cómo entender que el Estado cubano, en un

 país socialista, acepte la mediación de la Iglesia Católica para liberar

 presos de conciencia, como son llamados allí los presos políticos?

 La figura central en ese proceso es el cardenal Jaime Ortega, 73,

 arzobispo de La Habana. Hábil negociador, él mismo fue víctima, en el

 pasado, del sectarismo izquierdista que, bajo la influencia de la Unión

 Soviética, atizó la persecución religiosa. Siendo seminarista, en los años

 60, Ortega fue enviado a un campo de "reeducación ideológica". A pesar de

 ello nunca demostró resentimiento ni se alió con los que dieron la espalda

 a la Revolución.

 El período izquierdista de la Revolución cubana repudiado públicamente

 por Fidel- congeló las relaciones Iglesia-Estado. Entre 1964 y 1981, los

 obispos y las autoridades no se hablaron.

 Al encontrarme con Fidel por primeira vez, en 1980, él me hizo la

 propuesta de intermediar para reiniciar el diálogo. Al año siguiente

 participé en la reunión de la conferencia episcopal, en Santiago de Cuba,

 y les expuse la propuesta. Los obispos la acogieron como una señal

 positiva. Poco después, Fidel los recibió en audiencia.

 En 1985, el líder cubano me concedió una larga entrevista sobre la

 cuestión religiosa, publicada con el título "Fidel y la Religión". El

 libro causó impacto en la población, cuya religiosidad posee una fuerte

 raíz sincretista, mezcla de catolicismo y tradiciones de origen africano.

 Era la primeira vez que un dirigente comunista en el poder abordaba el

 tema de la fe de modo respetuoso e incluso admitiendo que su formación

 religiosa le había mejorado su carácter. En un país de 11 millones de

 habitantes, fueron editados 1.3 millón de ejemplares hasta hoy.

 En opinión de un obispo cubano, el libro "quitó el miedo a los cristianos

 y el prejuicio a los comunistas". En 1986, la Iglesia promovió el

 Encuentro Eclesial Cubano, versión local de un miniconcilio para trazar

 nuevas directrices pastorales.

 El buen entendimento entre la Iglesia y el Estado se vio súbitamente

 interrumpido por la caída del Muro de Berlín. El cardenal Law, de Boston,

 al predicar el retiro a los obispos, insistió en que el efecto dominó del

 fracaso del socialismo no libraría a Cuba y que los obispos, a semejanza

 del episcopado polaco, deberían constituirse en nuevos Moisés capaces de

 conducir al pueblo a la democracia...

 En enero de 1990 Fidel vino al Brasil a la toma de posesión del presidente

 Collor. Me encontré con él en Brasília. Insistí en la continuidad del

 diálogo y, poco después, desembarqué en La Habana para entrevistarme con

 Jaime Ortega. Fue la primera y única vez que lo vi pesimista. No creía que

 el gobierno tuviera buenas intenciones. Quizás esperaba para dentro de

 poco el fin de la Revolución.

 Cuba no fue alcanzada por el huracán neoliberal que assoló al Este

 europeo, y una serie de circunstancias favoreció la visita del papa Juan

 Pablo II al país en 1998. Fidel me invitó, junto con un grupo de teólogos,

 entre ellos Leonardo Boff, para asesorarlo en el transcurso de la visita

 papal. Nos tocaba "descifrar" el lenguaje y los protocolos eclesiásticos.

 El éxito del viaje el papa no condenó al régimen cubano, como quería

 Bush, y elogió sus conquistas sociales y la empatía que se originó entre

 Fidel y Woityla reabrieron los canales del diálogo. Sin embargo Fidel, por

 razones de salud, se apartó del mando del gobierno en el 2006, que fue

 asumido por Raúl Castro.

 Intensifiqué mis viajes a La Habana para profundizar en la cuestión

 religiosa con Raúl y con Caridad Diego, jefa de la Oficina de Asuntos

 Religiosos (una especie de Ministerio del Culto). Se decidió conmemorar,

 en marzo pasado, los 25 años del lanzamiento de "Fidel y la Religión".

 Fueron invitadas todas las denominaciones religiosas presentes en el país.

 Raúl estuvo presente y lamentó que ningún obispo católico se hubiera

 aparecido.

 Esa misma noche cenamos juntos. Hablamos de la acción pastoral de la

 Iglesia Católica con los prisioneros y de cómo la Revolución sólo podría

 ganársela con la liberación de los presos de conciencia que no estuviesen

 acusados de delitos de sangre o de actos terroristas.

 El 10 de mayo Raúl Castro recibió, por primeira vez, al cardenal Jaime

 Ortega. La conversación se prolongó durante cinco horas. El arzobispo

 solicitó la transferencia de los presos a lugares cercanos a sus famílias

 y mostró la disposición de la Iglesia a colaborar para que fuesen

 amnistiados. El gobierno consideró que valía la pena apostar por la

 propuesta del cardenal y de ese modo evitar gestos extremistas, de amplia

 repercusión internacional, como huelgas de hambre llevadas hasta las

 últimas consecuencias.

 Jaime Ortega no tiene nada de progresista ni, mucho menos, de

 anticomunista. Su papel como pastor es crear condiciones favorables para

 la evangelización del pueblo cubano. Y sabe que iniciativas humanitarias

 como la liberación de prisioneros no sólo refuerzan el prestigio de la

 Iglesia sino, sobre todo, dan testimonio de profunda fidelidad al

 Evangelio. Y también dan prueba de la tolerancia de la Revolución.

 Lo que más esperan ahora la Iglesia y el Estado es que Obama libere a los

 cinco cubanos presos en los EUA, desde 1998, acusados de espionaje. Ésta

 es la condición para reiniciar un diálogo positivo entre Washington y La

 Habana, teniendo ante la vista la suspensión del bolqueo impuesto por los

 EUA a Cuba. (Traducción de J.L.Burguet)

 - Frei Betto es escritor, autor de la novela "Un hombre llamado Jesús"

 (Rocco), entre otros libros.www.freibetto.org twitter:@freibetto

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