Por: Gladys González
Fotos: Alexis Rodríguez
La Casa del Pintor de Iberoamérica en La Habana acoge la muestra “Cuba pinta a Guayasamín” que constituye el homenaje de los creadores cubanos al Aniversario 91 del natalicio de quien es uno de los más altos exponentes de las artes plásticas del continente americano. Inaugurada en Cuba justo el día del cumpleaños de Guayasamín (6 de julio), esta exposición colectiva resulta una reinterpretación de la espiritualidad y la fuerza del creador de la Capilla del Hombre.
“Cuba pinta a Guayasamín” que fue mostrada por primera vez en el 2009 en Quito es esa luz que el artista pidió que le dejaran encendida para poder volver. “Cuando me tocó decir unas palabras en la Fundación Guayasamín (Ecuador) recordé esa frase de él: “De Quito y en cualquier rincón de la Tierra dejen una luz encendida, que regresaré tarde” y le aseguré a los presentes que esta era nuestra luz, honestamente se me apretó el pecho y se me hizo un nudo en la garganta”- declaró en exclusiva para Habana Radio Roberto Chile, curador de la muestra.
“En la vida uno a veces hace cosas por encargo, porque hay una efeméride que uno quiere recordar, por compromisos o azares del destino- aseguró. Yo les digo que este homenaje lo asumimos con verdadero sentimiento. Creo que quien tenga un poco de sensibilidad y se detenga delante de un cuadro de Guayasamín, se estremece por minúscula que sea la obra. Este hombre además de haber sido un gran creador, un genio de las artes plásticas, fue un hombre de una dimensión humana ilimitada”.
Los lazos de amistad que unieron en vida a Oswaldo Guayasamín con los cubanos son tan sólidos que los 27 artistas que conforman la muestra acudieron a la convocatoria como un acto de gratitud. Ellos ofrecen al público su imagen del maestro. “Nos basamos fundamentalmente en retratos porque Guayasamín fue además de un gran pintor, artista y luchador, un gran retratista- confesó Chile. Pintó a Fidel Castro en 4 ocasiones, a Raúl Castro, a Silvio, Pablo, Eusebio Leal, Frank Fernández y a muchos otros cubanos. Ahora le tocó a él desde el cielo posar para estos 21 artistas que lo retrataron”. Las otras 5 obras que complementan la exposición son recreaciones de sus piezas.
En este caso vale destacar la pintura titulada “El primer Fidel” realizada por Agustín Bejarano quien a partir de fotografías logró captar la esencia y el espíritu con el cual el gran pintor ecuatoriano dibujó por primera vez a Fidel (pieza perdida). “Recuerdo que fue como una especie de pedido de un amigo- nos aseguró el pintor Agustín Bejarano. El confiaba mucho en mí pero yo tenía que asumir también la forma de pintar de Guayasamín. Es un reto trabajar como otra gente. Es como copiar la forma de pintar, es como mimetizar los sentimientos que el creador dejaba en cada segundo de trabajo, en cada huella y energía sobre el lienzo… fue como vivir un poco la época y el sentimiento que tuvo él para hacer la obra. La idea era capturar la energía y la fuerza de Guayasamín a la hora de pintar.
Como poseído, Bejarano culminó la pieza que recibe a quienes 
visitan la muestra. “No se que pasó pero ese día no llovió como está lloviendo ahora y me dio la posibilidad de avanzar mucho en el cuadro y cuando me di cuenta ya estaba casi terminado. Imagino que Guayasamín no lo hizo en ese tiempo. Ese día fue mágico porque ese cuadro no fue ni dibujado previamente, fue como si lo hiciera prácticamente él”.
A partir de fotografías que facilitó la fundación Guayasamín que también abrazo el proyecto desde el inicio, los artistas cubanos recorrieron todo el rostro de Guayasamín. Un semblante que como nos aseguró Roberto Chile, iba desde la ternura hasta la ira. “Fue un hombre que sintió un gran amor por la especie humana pero también le corrió sangre del dolor que sentía como indígena por el sacrilegio hacia su raza en Centroamérica y América Latina a raíz de la conquista y la colonización. Siempre estuvo montado en su caballo con su pincel como lanza luchando, denunciando y golpeando. Él decía que su arte era para golpear y estremecer a la gente”.
Este homenaje resulta también un llamado al arte con contenido y vinculado con la vida política, social y cultural. “Todos los artistas que estamos en esta exposición estamos comprometidos con la realidad- puntualizó a Habana Radio Nelson Domínguez, Premio Nacional de Artes Plásticas. En el caso de Guayasamín, él hizo de la realidad su bandera y eso es lo más loable en su obra ya que mantuvo una conducta morfológica para expresar sus sentimientos”.
La pieza que Nelson Domínguez propone en “Cuba pinta a Guayasamín” es completamente simbólica. “Guayasamín era como una especie de volcán, de una velocidad, de una conducción flamígera porque se proyectaba así. En este caso no quise acatarme al retrato sino entender un poco la espiritualidad de su obra. Yo digo que la cara de las personas no siempre tiene que ver con lo que ellas hacen y entonces me apoderé un poco de la atmósfera y el ambiente que se produce cuando uno mira su pintura”.
La muestra abre desde la Isla un camino hacia el alma del artista ecuatoriano y es como concluyó Chile una manera expedita de tocarlo. “Diría que vengan a conocer aquí de cerca de Guayasamín no solamente por nuestra exposición sino porque este sitio que el Historiador de la Ciudad Eusebio Leal con todos sus colaboradores ha podido sostener también gracias a la impronta de ese gran genio, es el lugar que más los acerca al Pintor de Iberoamérica y debería ser un punto de confluencia, de visita del pueblo cubano”.
Palabras de Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad, para la inauguración de la exposición “Cuba Pinta a Guayasamín”
En ocasión de reunirnos hoy y dejar inaugurada la muestra “Cuba pinta a Guayasamín”, deseo muy sinceramente expresar mi gratitud a la memoria del maestro que nos distinguió con su amistad de tantos años. Su huella entre nosotros es perceptible y el carácter y el amor a Cuba que le caracterizó es una página hermosa e inolvidable a ser tenida en cuenta más allá del imponderable valor de arte.
Pintor de Iberoamérica hablaba con emoción del mundo que nos precedió en el tiempo y solía responder con intensa convicción, que el pintaba hace miles de años y tenía razón, su voz defendía a los oprimidos, a los pobres, a los perseguidos, con la misma intensidad con que su pincel dejó para la posteridad en la Capilla del Hombre en Quito, su visión del mundo, la epopeya humana y la dignidad de la criatura humana.
Sirvan estas letras para mitigar la pena que me causa el no poder acompañarlos esta tarde.
