jueves, 1 de septiembre de 2016

Mumía Abú-Jamal: ¡Hacer a Estados Unidos BLANCO otra vez! Nicolás Guillén cubano Emmet Till norteamericano asesinado por ser negro.

 

¡Hacer a Estados Unidos BLANCO otra vez!

 

Mumía Abú-Jamal      23-7-2016

 

La Convención Nacional del Partido Republicano de 2016, bajo la pomposa presión de Donald Trump, fue, en muchos modos, una fuga de vuelta al pasado – a los años de los 1950s y de los '60s – era cuando Barry Goldwater, Richard Nixon y Dwight Eisenhower fueron grandes figuras Republicanas y defensores de la exclusión, del miedo racista y del terror de El Otro.

 

En esos días, el Miedo Más Grande era el Comunismo.

 

Hoy, los extranjeros dan más miedo –y, naturalmente, los eternos extranjeros, los Negros.

 

Hace medio siglo todo era miedo, miedo... y más miedo.

 

Hoy: todavía es miedo, miedo, miedo --y más miedo.

 

Miedo: es la leche de pecho que amamanta a la política norteamericana.

 

Éso – y la nostalgia por los años de los 1950s.

 

Excepto por unos cuantos títeres, ésta fue la Convención Presidencial  más blanca en décadas.

 

Mayormente blancos en el escenario: muchos más blancos todavía en las tribunas.

 

Y por si acaso los de las tribunas no captaron el mensaje, subió al escenaio Rudy (conocido como, "Adolfo") Giuliani, gritando contra Las Vidas Negras Valen, movimiento al que comparó (no digo ésto en broma) al Movimiento de las Panteras Negras.

 

En serio.  

 

¿Cuál fue el mensaje central de la Convención? Tengan miedo.  Tengan mucho miedo.

 

"¡Solo Trump puede salvarnos!'

 

En serio...

 

La Convención del Partido Republicano fue, "Vuelta al Futuro".

 

No fue, "Hacer los Estados Unidos Grande Otra Vez". 

 

En verdad fue,"¡Hacer los Estados Unidos BLANCO Otra Vez!". 

 

Y otra vez...

 

¡Y otra vez!

 

 

--© '16maj     

Traducción libre del inglés enviado por   Fatirah Aziz, Litestar01@aol.com,

hecha en REFUGIO DEL RIO GRANDE, Texas.   

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No hay duda: Si nos sacaran las fantasías de nuestro cerebro, quedaría un vacío enorme. Lo importante es que las fantasías las podemos convertir en maravillas como la novena sinfonía, o el viaje a la luna. Lo grave es cuando fantaseamos superioridades raciales. Entonces, de imaginativos, nos convertimos en animales peligrosos. 

 

Sucedió en 1955 con Emmet Till, un niño negro que vivía en Chicago, ciudad de fríos y vientos inclementes. Su tío, que vivía en el sur, allá en Misisipi, lo invitó a conocer aquella región tan distinta para el gran paseo de su vida. Allí, un domingo, después de asistir a misa en la iglesia para negros, salió a conocer el pueblo con varios amigos de su edad. Con una moneda en el bolsillo, quiso darse el gran gusto de un niño: entró una tiendecita a comprar dulces. A la salida, sintiéndose dueño del mundo, turista a los catorce años y con un dulce en la mano, se despidió de la dueña y le dijo: "Chao, baby." 

 

Durante varios días, la mujer se encargó de contar a todo el mundo y el "chao, baby" se había convertido en un intento de violación a la que ella hizo frente con pistola en mano. Cada pueblerino aumentaba algo al rumor que crecía. Cuando regresó el marido, que había estado ausente y conoció el rumor, buscó al culpable, y secuestró y torturó a varios afroamericanos.  Al final, un niño afroamericano, golpeado, dio el nombre de Emmet Till. Esa misma noche .....

 

Para terminar de leer esta corta y dolorosa historia, entren a: 

http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas-3/1/eso-es-lo-malo-que-la-ley-es-la-ley 

--

La peor falta de ortografía que existe es que   nunca ponemos punto final a aquello que nos hace daño.

 

ELEGIA  A  EMMETT   TILL  

El cuerpo mutilado de Emmett Till, 14 años, de Chicago, Illinois, fue extraído del río Tallahatchie, cerca de Greenwood, el 31 de agosto, tres días después de haber sido raptado de la casa de su tío, por un grupo de blancos armados de fusiles….

                                        The Crisis, New York, octubre de 1955

 

En Norteamérica,

la Rosa de los Vientos

tiene el pétalo sur rojo de sangre.

El Mississippi pasa

¡oh viejo río hermano de los negros!,

con las venas abiertas en el agua,

el Mississippi cuando pasa.

Suspira su ancho pecho

y en su guitarra bárbara

el Mississippi cuando pasa

llora con duras lágrimas.

 

El Mississippi pasa

y mira el Mississippi cuando pasa

árboles silenciosos

de donde cuelgan gritos ya maduros,

el Mississippi cuando pasa,

y hombres de miedo y alarido

el Mississippi cuando pasa

y la nocturna hoguera

a cuya luz caníbal

danzan los hombres blancos,

y la nocturna hoguera

con un eterno negro ardiendo,

un negro sujetándose

envuelto en humo el vientre desprendido,

los intestinos húmedos,

el perseguido sexo,

allá en el Sur alcohólico,

allá en el Sur de afrenta y látigo,

el Mississippi cuando pasa.

 

Ahora  ¡ oh Mississippi,

oh viejo río hermano de los negros !

ahora un niño frágil,

pequeña flor de tus riberas,

no raíz todavía de tus árboles,

no tronco de tus bosques,

no piedra de tu lecho,

no caimán de tus aguas:

un niño apenas,

un niño muerto, asesinado y solo,

negro.

 

Un niño con su trompo,

con sus amigos, con su barrio,

con su camisa de domingo,

con su billete para el cine,

con su pupitre y su pizarra,

con su pomo de tinta

con su guante de béisbol, con su programa de boxeo,

con su retrato de Lincoln,

con su bandera norteamericana,

negro.

 

Un niño negro asesinado y solo,

que una rosa de amor

arrojó al paso de una niña blanca.

 

¡ Oh viejo Mississippi,

oh rey, oh río de profundo manto !

detén aquí tu procesión  de espumas,

tu azul carroza de tracción oceánica:

mira este cuerpo leve,

ángel adolescente que llevaba

no bien cerradas todavía

las cicatrices en los hombros

donde tuvo las alas;

mira este rostro de perfil ausente,

deshecho a piedra y piedra,

a plomo y piedra;

a insulto y piedra;

mira este abierto pecho,

la sangre antigua ya de duro coágulo.

Ven y en la noche iluminada

por una luna de catástrofe,

la lenta noche de los negros

con sus fosforescencias subterráneas,

ven y en la noche iluminada,

dime tú, Mississippi,

si podrás contemplar con ojos de agua ciega

y brazos de titán indiferente,

este luto, este crimen,

este mínimo muerto sin venganza,

este cadáver colosal y puro:

ven y en la noche iluminada,

tú, cargado de puños y de pájaros,

de sueños y metales,

ven y en la noche iluminada,

oh viejo río hermano de los negros,

ven y en la noche iluminada,

ven y en la noche iluminada,

dime tú, Mississippi….

 

 

Difunde Museo Ernesto Che Guevara de Buenos Aires

Eladio González toto   director fundador.

museocheguevara@fibertel.com.ar

4 903 3285  calle Rojas 129, CABA, Buenos Aires

Lunes a viernes de 10 a 19 hs.

 

 




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