COLOMBIA
LA PAZ ES EL DERECHO A LA VIDA
LA PAZ NO ES UN VOTO
Stella Calloni
Ante los resultados negativos del plebiscito del pasado 2 de octubre en Colombia en el que el pueblo debía decidir por un SI o un NO a los Acuerdos de Paz firmados entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) sería muy grave en estas circunstancias traducir que la sociedad colombiana desgarrada no quiere la paz.
Con el voto de poco más de un 37 por ciento de los empadronados el NO se impuso por menos de 0.5 puntos sobre el SI. Entonces establecer que menos del 20 por ciento que dijo NO es el pueblo colombiano en su conjunto es una nueva manipulación informativa, como sostener que se” dijo NO a las FARC” o recurrir a ocultar que en los lugares más golpeados por la guerra el SI ganó por más del 70 por ciento, lo que es esconder la realidad candente de ese país..
Las multitudinarias marchas ciudadanas de estos últimos años en favor de la pacificación para acabar con más de medio siglo de guerra, mostraban al mundo la urgencia de la paz, cuya búsqueda no se termina con los resultados del plebiscito, sino que demanda destrabar los obstáculos en este largo camino.
Por esto hay que ir a fondo en lo sucedido, partiendo en principio desde lo más simple: si los Acuerdos se firmaron el pasado 26 de septiembre, someterlos a un plebiscito sin tomarse el tiempo para explicar debidamente a la población cuáles son los puntos claves que se acordaron, no fue sin duda la mejor decisión.
Y más aún, cuando desde los primeros días de las negociaciones, que duraron cuatro años, ya comenzó la campaña contra cualquier acuerdo que pudiera firmarse, bajo la dirección del ex presidente Alvaro Uribe Vélez, que de existir una verdadera justicia internacional debía ser juzgado por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante sus dos gobiernos consecutivos (2002-2006-2010).
Nadie ignora que Uribe Vélez es Estados Unidos, que mantiene siete bases militares en ese país, y también Israel, el siempre convidado de piedra, que aportó al ejército colombiano y al paramilitarismo asesores y armas. Los paramilitares, dependientes del ejército de la Seguridad Nacional más importante que existe en América Latina, como es el de Colombia, tienen control de buena parte del territorio del país.
Esto explica también que una buena parte de la población no concurriera a votar. Basta haber estado en algunos de esos departamentos en Colombia, para entender el terror de los pobladores contra ese ejército en sombras que pobló el país de tumbas colectivas. La historia del terrorismo de Estado en ese país, es una de las más siniestras en cuanto a violaciones de derechos humanos en la región.
De hecho, partiendo sólo de `principios del siglo XX hasta ahora, Colombia tiene la cifra más alta de muertos y desaparecidos (en este caso junto a Guatemala) en toda América Latina. Sólo después del asesinato de Jorge Elíecer Gaitán, el líder liberal- que hablaba del socialismo colombiano- el 9 de abril de 1948, en Bogotá, crimen ordenado por la CIA estadounidense como se comprobó, unas 300 mil personas fueron asesinadas por los “pájaros” como se llamaba a los feroces paramilitares que ya estaban desde entonces.
Antes de esto, miles y miles murieron ya sea en la guerra de los Mil Días, como en las huelgas bananeras. Y siguieron muriendo. Fue la ”violencia” ejercida especialmente contra el campesinado después del asesinato de Gaitán, lo que llevaría al surgimiento de la guerrilla en ese entonces liberal, a cuyo frente estuvo desde esos años 50 Manuel Marulanda “Tiro Fijo” quien lideró a las FARC, cuyo sustento ideológico se transformó en 1964 hacia el marxismo.
La historia de Colombia nos lleva a recordar que a fines del siglo XIX y principios del XX, Bogotá era considerada la “Atenas” de América, como la nombraba la poetisa chilena Gabriela Mistral, por la profundidad de una cultura que fue revelada al mundo por sus extraordinarios escritores y el nivel de sus universidades, todo lo cual no pudo ser soterrado, ni matado por la violencia. Eso y el coraje de la resistencia popular, hasta la más ignota, hace que Colombia duela en el corazón latinoamericano.
Con el tema del plebiscito, la campaña de desinformación sobre el contenido de los acuerdos para lo cual Washington envió millones de dólares a la Fundación por un Internacionalismo Democrático, que preside Uribe, y a otra serie de organismos similares, pudo transcurrir cómodamente, no sólo al interior del país, sino también en los mensajes que llegaban a los colombianos en el exterior, mintiendo sobre los grandes “beneficios” que se daban a las FARC, por una parte. Por la otra, también hubo una acción negativa de sectores que creyeron que se acordaba impunidad para el paramilitarismo, que quedarian sin castigo los culpables de un verdadero genocidio, y que el terrorismo de Estado encubierto que es la forma como existe en la llamada “seguridad democrática” en Colombia o la eufemística “democracia de seguridad”, continuaría existiendo, con lo cual era imposible pensar una paz duradera.
por Stella Calloni
https://www.youtube.com/watch?v=jGPLj1nGEsY
Leftist enthusiast and, in his own
way, fellow revolutionary Eladio Gonzalez showed off the contents of his
famed Che Guevara memorabilia shop, known as the "Che ...
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