Valorando la historia revolucionaria de Fidel, la cual le acompaña desde muy temprana edad, y que aún con 90 años y problemas de salud seguía creciendo en su duro batallar por un mundo mejor, es fácil comprender que nuestro Comandante en Jefe no nació para vivir su propia vida, sino para dedicársela a su pueblo y a la humanidad.
De ahí su grandeza y la razón por la que podemos asegurar, amparados en cada una de sus actuaciones, que es el hombre integralmente más grande de todos los tiempos.
MISIÓN CUMPLIDA :
Escuché: ¡Yo soy Fidel!
gritado a coro, en la Plaza,
grito que al enemigo emplaza,
y que une a un pueblo fiel.
El hombre de mil batallas
en victorias devenidas,
viaja por las avenidas
de la eternidad, sin vallas.
Se detuvo en Santa Clara
a dialogar con el Che,
y de ahí juntos, después,
buscan la luz de la aurora.
Llega a la ciudad rebelde
a un reencuentro con la historia,
recordando las victorias
en la Sierra siempre verde.
Con la cabeza erguida
y un saludo militar,
al autor intelectual
le dice: ¡ Misión cumplida !
Nosotros, su pueblo fiel
enfrentando al enemigo,
con mucho orgullo decimos
que todos somos Fidel.
Luis Matos Hernández
20/12/2016