CUIDADO " CUICOS ", ¡ NO BUSQUEN EL ODIO A LOS " ROTOS " !
|
Por Manuel Cabieses Donoso/Escritor,
comunicador social, Director Revista Punto Final.
|
“El obrero tiene
necesidad de respeto más que de pan” (Dr. Karl Marx)
“La libertad ha existido siempre, pero
unas veces como privilegio de algunos, otras veces, como Derechos de todos”.
Dr. Karl Marx.
Lo que ocurrió en el mall de Lo
Barnechea la semana pasado, donde los `cuicos´ insultaron y expulsaron a los
`rotos´, puede presagiar un giro dramático -clase contra clase- en el
conflicto político y social que vive Chile.
Lo Barnechea es una comuna de
Santiago en los faldeos de la cordillera. Montañas, glaciares y el nacimiento
del río Mapocho constituyen su entorno geográfico. Pero lo distintivo de esta
comuna es que en ella “convive” la clase más adinerada del país con
pobladores de ingresos medios bajos y muy bajos. Estos últimos son
descendientes de los fundadores del pueblo: campesinos y pastores de fundos
cordilleranos, mineros de La Disputada Las Condes y herederos de tomas de
terrenos. Algunos palacetes de los cuicos están separados solo por una calle
de las poblaciones de los rotos. Las mansiones más lujosas han trepado los
cerros y desde lo alto son testigos de una “convivencia” que se ha quebrado.
Hasta el 18 de octubre la
dominación de los cuicos -como en el resto del país- era indiscutible en Lo
Barnechea.
El alcalde, por supuesto, es de
derecha y también casi todos los diputados del Distrito. Pero este dique
político no fue capaz de contener el alud insurreccional que sacude al país.
Los rotos tomaron conciencia del
poder que tienen porque son la mayoría. Sobre el dominio de los cuicos
vislumbraron lo que escribió Albert Camus: “Ellos mandan hoy, porque tu
obedeces”.
El símbolo del poder en la comuna
es el Portal La Dehesa, un centro comercial de lujo donde los ricos hacen sus
compras y los pobres vitrinean cuando sus exhaustas tarjetas de crédito les
impiden participar en el festival del consumismo. El mall pertenece a la
cadena Cencosud del empresario alemán Horst Paulmann Kemna, hijo de un
oficial de las SS nazis. La cadena incluye los malls Alto Las Condes,
Costanera Center y Florida Center. Son los deslumbrantes espigones que abastecen
lo que hace años el economista y periodista Aníbal Pinto Santa Cruz llamó
“consumo conspicuo”.
Al calor reconfortante de la
protesta social, los pobres de Lo Barnechea marcharon, tocaron cacerolas y
gritaron que se las pelaban, alterando la paz bucólica del pueblo. Además, se
les ocurrió manifestarse en el Portal La Dehesa y allí ardió Troya. Los
ricos, encaramados en el segundo piso, los insultaron con gritos de “fuera
rotos concha de tu madre”, “váyanse a sus poblaciones de mierda”, “atorrantes
hijos de puta”, etc. Como los rotos eran pocos, los cuicos los agredieron y
expulsaron del mall. Un cuico borracho, que portaba dos revólveres, disparó a
unos muchachos, sin herir a ninguno.
La protesta en el Portal La Dehesa
se ha repetido y los golpes -ahora más parejos- están dejando huellas morales
en ambos bandos.
Los ricos que “rotean” a los
pobres, no tienen idea de la chichita con que se están curando. Los rotos son
protagonistas de la historia de Chile. La elite los elogia cuando le
conviene. En la Plaza Yungay levantaron un monumento al roto chileno, carne
de cañón de la maldita guerra imperialista contra la
Confederación Perú-Boliviana (1839). Pero los mismos cuicos se dedicaron
luego a “palomear rotos” huelguistas en la pampa salitrera. El ejército de
los ricos masacró miles de rotos (y rotas) en la Escuela Santa María de
Iquique (1907) y en las matanzas que siguieron en el siglo pasado.
La palabra “roto” tiene valor
ambivalente. Puede ser un elogio en discursos patrioteros o un insulto en el
lenguaje diario. Marca la división entre las buenas maneras -el guante de
seda en un puño de hierro- y las costumbres incultas y groseras de
“hombrecitos” y “mujercitas” que se encargan de las tareas más pesadas y
desagradables.
La palabra “roto” también tiene connotación
racial. El chileno medio clasifica como roto si su aspecto físico se
encuentra más cercano al mestizaje predominante en la sociedad chilena.
En estos días
insurreccionales estamos en presencia de la rebelión de los rotos. Se han
puesto de pie otra vez para reclamar sus derechos. De este levantamiento se
aprovechan bandas criminales y narcotraficantes, hijos putativos del sistema capitalista
salvaje globalizado agonizante, para cometer sus delitos. Pero rotos y
rotas, que son los trabajadores, jubilados, pobladores, estudiantes y
mapuches, constituyen el eje fundamental de esta lucha. Contra ellos apunta
la feroz represión de Carabineros y contra ellos se prepara una masacre
“legal” mediante un entramado de leyes que se tejen con complicidad del Congreso.
Los sectores más belicosos de la
elite -como los cuicos de Lo Barnechea-, hacen una apuesta muy peligrosa al
provocar la ira de los rotos. La indignación de los de abajo pretende
terminar con el sistema capitalista salvaje globalizado humillante que
arrebató sus derechos. La meta superior de esta insurrección es una
democrática Asamblea Constituyente. Pero si los cuicos les buscan el odio,
los rotos se verán obligados a hacerse respetar. Tienen la razón y la Justicia
Plena de su parte.
Lo subrayado es nuestro.
|