miércoles, 27 de febrero de 2008

Crónica final en Cuba, III parte, pareja argentina se despide al fin de un Enero riquísimo

Esta crónica puede ser difundida a condición que aclaren que la fuente “YO” soy inimputable, sordo, y tengo edad para prisión domiciliaria. Luego me burlaría de todos los argentinos saliendo de prisión para comer un asadito con mis amigos, como hizo hace unos días el Comisario Fanchiotti, condenado a prisión perpetua por dos asesinatos. Toto


PARTE III y final Irene y Toto en Cuba - Enero 2008


En la gigantesca ventanilla del Yutong (ómnibus chino supermoderno con TV plasma) con scotch adhiero la bandera cubana que me compré, y mis carteles, los que usé a lo largo de Cuba.

Uno decía “VIVA FIDEL”, el otro “AQUÍ ESTA ARGENTINA”, el otro “ BUSH TARRÚ ”. Los dos choferes celebraron la ocurrencia y así fue el ómnibus hasta La Habana, provocando la sorpresa de cientos y cientos de cubanos, que lo vieron pasar por cada uno de sus pueblos. Parada para almorzar en un ranchón y las mesas rodeaban un espacio, donde tres operarios picaban y paleaban haciendo un pozo. Ese era el comienzo del basamento para la escultura del Cucalambé, un gigantesco poeta decimista cubano, que en vida fue nativo de esa zona. (El Cornito) Las Tunas.

Pedí hacer trabajo voluntario y paleé tierra disciplinadamente, disfrutando la tarea que tenía un motivo cultural e histórico muy lindo. Tras el trabajo y sentado en una mesa, charlaba con un operario que resultó ser el mismísimo escultor de la obra, cuando el señor que atendía la boutique para turismo, se paró a mi lado y me entregó una hermosa postal del Che Guevara, como reconocimiento a mi trabajo voluntario. Cosas que pasan allí en la Cuba que admiro.

Luego junté piedras por el campo aledaño para reforzar el basamento y todo estaba muy lindo, pero el micro tenía que partir y solo sé que el Cucalambé estará allí dentro de 15 días, sentado de cuerpo entero y escribiendo, para la posteridad.
Camagüey – La Habana – llegamos buscando al asombroso artista plástico devenido en albañil, techista, electricista, pintor y detonador de creatividad entre los niños de La Lisa, un barrio habanero. Jorge Jorge González (no es repetición sino apellido paterno igual a su nombre, nos sále al encuentro y ¡Oh misterio”, nos conocíamos de toda la vida, ó así lo sentí en nuestro abrazo primero.

El flaco, alto, piola, velocísimo, una máquina de trabajar y una sensibilidad exquisita, nos recibió en su palacio. Tenía las manos por el piso, por las paredes y por el techo, todo lo había hecho él. La verja perimetral mostraba su incipiente capacitación como soldador, el autodidacta sin ningún pudor afirmaba realizar los trabajos tras una observación puntillosa.

El año pasado dos jóvenes amigos que habían viajado nos habían traído fotos que mostraban solo las dos paredes y el techo de lo que hoy son habitaciones, cocina y baño totalmente terminadas.

Se escribe fácil, pero allí en Av. 35 A entre 240 y 244, San Agustín, La Lisa en ciudad Habana, teléfono 260 2639 hay una usina de creatividad infantil que gratuitamente imparte entre sus vecinitos los secretos del arte. Jorge es de los que sueñan despierto y proyecta, estudia y concreta a diario. Sus vecinos lo admiran y no es para menos.

Sus pinturas (vi una serie basada en poemas de Nicolás Guillén) son hermosas y hablan. Cuando vende alguna el producto está invertido en la perfección de ese taller elástico y revolucionario, ya que crece y cambia por minutos.

28 de Enero, Adys Cupull, Froilán González y sus hijos, en minutos organizan la filmación de un corto documental sobre el Museo Che Guevara que irá para Italia.

Su casona es otro museo y las paredes de 7 mts de altura están tapizadas casi hasta el cielorraso de Premios, Reconocimientos, Diplomas, Menciones que supieron cosechar en todos los rincones del mundo donde desparramaron historia, cultura y cariño.

El trofeo principal no tiene ubicación fija, me refiero al nieto que corretea y juega con las dos tortugas acuáticas en un balde. Esa agua al contacto con las “jicoteas” se valoriza pues se “energiza” (según vecinos que la solicitan). En el par de horas compartidas nos “engordan” culturalmente con sus anécdotas internacionales, nos hacen ver excelentes documentales que Liban, el hijo filmó. También nos alimentan el estómago, a pesar de que caímos sin avisar.

Por la noche nos paramos en la ochava de la calle, que baja desde la loma del Alma Mater, la Universidad de La Habana. Allí en su intersección con San Lázaro la manifestación de antorchas, recordando al Apóstol José Martí, girará buscando el lugar histórico de la Fragua Martiana, para seguir hasta el Malecón hasta el Edificio de Intereses de EEUU.

Mi cartel sobre Bush es aprobado desde los 4 puntos cardinales por multitud de gentes, que se llegan hasta el lugar para sumarse a la marcha. Tras la espera Irene y yo vemos atónitos como se ilumina esa especie de colina romana donde está la Universidad, al arder repentinamente en sus escalinatas miles de antorchas. Paralizados observamos como la masa ardiente desciende a través de la absoluta obscuridad hacia nosotros, cual lava de un volcán revolucionario.
Encabeza Raúl y ministros pero lo siguen ¡¡ cientos de miles de JÓVENES !! Increíble, “ SOLO JÓVENES “. Hay que ver esos rostros, esas expresiones, esas miradas, esa gestualidad libertaria. Sostengo mi gran cartel abierto hacia la multitud y lo agito para que llame aún más la atención. A medida que el texto entra en foco de las miradas, la voz se corre entre quienes desfilan y cientos de gargantas entonan “Bush tarrú” mientras las manos de los estudiantes se alzan con los dedos índice y meñique simbolizando “cornudo”. El texto es un estímulo a la natural picardía juvenil y las muchachitas blancas ó negras, saltan de alegría, mientras adoptan el refrán contra Bush. Varios miles de espontáneas sonrisas me premian, acariciándome el alma. Primera vez en mi vida que presencio una megamanifestación por un APOSTOL (José Martí y Pérez) y no visualizo una sotana, ni una cruz. Casi una hora con el cartel en alto sacudiéndolo con los músculos de los hombros y espalda dormidos, disfrutando la expresión de los jóvenes de un pueblo, que agradece a su héroe máximo, hombre que fue increíblemente Cónsul Argentino en Nueva York a fines de 1890, que fue corresponsal de lujo del diario argentino “La Nación” que hoy no lo menciona ni por equivocación.

Uno de los más grandes escritores americanos que hayan existido. Cuando la enorme marea humana mostró un resquicio, nos introdujimos Irene y yo en ella y nos dejamos llevar por la cubanía del hecho, mimetizándonos, disfrutando esa raíz amoroso patriótica.

Esa revolución que latía a nuestro derredor impregnándonos, abrumándonos de emociones impensables. Cuadras, cuadras y más cuadras hasta desembocar en el Malecón. Contra la noche y el mar oscuros solo relampagueaban las grandes lenguas de blanca espuma del Mar Caribe, que al estallar contra las rocas empapaban y divertían a los estudiantes.

Mi cartel seguía funcionando y llamó la atención de alguien a quien no esperábamos. ¡¡ Totooo !! se oyó clarito entre el bramido del mar y al girar con el cartel ya Irene abrazaba a nuestro becado argentino Agustín Farina y sus amigos estudiantes que marchaban también. ¡Cuánta emoción! Segundo año de medicina y “las mejores notas”. “Vas bien Agustín, le hubiera dicho Camilo”.
Cuba generosa brinda, ofrece, dá, pero es obligación moral del becado responder estudiando como lo ha hecho hasta hoy nuestro querido Agustín. Un pibe norteamericano, integrante de un grupo de jóvenes cubanos, hembras y varones, me abordó al pasar y en inglés me dijo que estaba de acuerdo con el cartel. Nos estrechamos las manos y pensé, si es de la CIA, la está pasando requetebién el hijo de puta. Seguí caminando hacia el Edificio de Intereses de EEUU, en la terraza el letrero móvil de letras rojas de dos metros de altura, en el que invitan a la mujer cubana, a conseguirse un turista español y huir de su patria y otras barbaridades semejantes.

Pura provocación que como en un enroque Fidel destruyó, erigiendo ante el edificio decenas de mástiles, con enormes banderas con la estrella de 5 puntas que flameando hacen imposible leer el cartel. Hay que estar bajo esos mástiles de 39 metros de altura y oir el seco restallar de las negras banderas con la estrella, que el viento del golfo de México agita interminablemente. Los guardias cubanos no me dejaron pasar las vallas de protección y mostrarles a los yanquis mi cartel de “BUSH TARRÚ”. (Bush Cornudo).

Tempranísimo visito la tumba de un Héroe de Cuba, mi querido Rolando. A partir del amor de los cubanos por este joven policía, nació el grupo “Chaubloqueo”, se materializaron los donativos solidarios enviados a Cuba durante nueve años y fundé el Primer Museo Sudamericano a Ernesto Che Guevara.

El Arq. Rodolfo Livingston y su libro “ Cuba Existe es Socialista y No está en Coma” son culpables maravillosos de esto. Buscando el mausoleo de los 8 estudiantes fusilados por los españoles (uno de ellos se llamaba Eladio González) llegué hasta Teresita Labarca Delgado que es la historiadora de el Cementerio Colón (teléf 2674460) una hora interrumpiéndonos mutuamente de puro entusiasmo y me brindó el teléfono del autor del libro, que hacía 10 años yo buscaba. Su trabajo sobre José Martí y la visita a mausoleos de personalidades vinculadas al Apóstol es excelente. Ojalá me lo envíe como le pedí.

Por la noche, llegamos a la casa que el pueblo le construyó a Rolando Pérez , Héroe de la República, en Guanabacoa. Abrazamos a su madre, a la viuda y a su sobrina. Nos obsequiaron el libro que relata sus tragedias, “La madrugada de los perros”. Cuenta como fueron asesinados 3 guardiafronteras y gravemente herido ese policía por quien fui a dar sangre en Enero de 1992.
Con ellas caminamos dos cuadras hasta la vivienda original del Héroe, que hoy funciona como Museo de los Mártires, esos 4 muchachos muertos en La Habana, pero también los internacionalistas cubanos en Angola. Abrumadora emoción que arrastro desde la mañana de ese mismo día, en que visité en el Cementerio Colón, el Panteón de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, y su tumba en particular.

El hijo de Rolando estaba en su Escuela de Policía y no lo pude ver, él marchó por José Martí con la antorcha y fantaseé que el me hubiera visto con el cartel de Bush sin yo ni él saberlo.

Lástima que no nos pudo acompañar la doctora Pura Avilés Cruz, quien como Jefa de Terapia Intensiva, fue la compañía que tuvo Rolando en 25 días de agonía, con ella se comunicaba y recibía el amor que debe recibir un herido grave de parte de su médica. Pura es diputada holguinera, nos visitó y obsequió dos libros con las reflexiones de Fidel y el fabuloso CIEN HORAS CON FIDEL. Ella y yo tenemos un hijo faltante en común y ese es Rolando Pérez Quintosa, el Héroe del Ministerio del Interior. Pura comentó que el hijo tiene quince años y eligió la misma carrera que su padre.

La visita al doctor Alberto Granado fué inevitable y afortunadamente estaba en Cuba, son tantas las invitaciones desde Italia, México, España, Venezuela que es difícil encontrarlo. En Junio próximo, será huésped de Rosario de Santa Fé para inaugurar el Primer Monumento Oficial a Ernesto Che Guevara en su ciudad natal. Su esposa, hijos y nieta disfrutaron oir el poema que Ramón Labañino le escribió a su madre muerta y Alberto de puño y letra escribió en el libro: A LOS CINCO HEROES FIELES REPRESENTANTES DEL HOMBRE NUEVO LATIENDO POR EL CHE. HASTA LA VICTORIA SIEMPRE. 27.1.08 firma Alberto Granado.

Visitamos los hogares de nuestras amigas entrañables desde hace 15 años, Blanca Mesa y Martha Rodríguez ese día recibieron una heladera con freezer cero kilómetro que el gobierno revolucionario les cambió por la usada, les comenté que 26 días antes en Camaguey (en el campo) ya tenían las mismas heladeras, Me contestaron: "claro chico, primero los guajiros" y eso me acarició el alma.

La madre de Blanca me contó no menos de quince chistes (algunos subidos pero inteligentes), recitó tres poemas y no paró de hablar inteligentemente. Tras leerle la carta de Ramón Labañino a su madre muerta me pidió se la copiara en el acto, y lo hice aunque faltaban diez minutos para irnos al aeropuerto.

Era la despedida las abracé muy fuerte a mis amigas y a la madre un poco menos porque tiene 98 años (está mejor que yo).

La Habana – Panamá Aeropuerto José Martí 3 cámaras asistentes y sonidistas esperan filmar una secuencia de culebrón cubano.

Un camarógrafo se entretiene filmando el cartel “Bush Tarrú” (Bush cornudo) que reviste mi maletín y que 3 esposas de Jesucristo (monjas) de avanzada edad, fingen no ver mientras están en la cola. Por supuesto me les acerco y las interrogo sobre la llegada del Cardenal “Tarcisio Bertone” (mano derecha del Papá, secretario de estado del Vaticano) se desorientan un poquito y le preguntan a un joven alto y fornido, que se ve que es del grupo de ellas (será Patovica?) Con mirada gélida dice que ya se fue de la Habana, a mi requerimiento si viajó hasta Camagüey, contesta que lo hizo a Guantánamo.
Esto no lo había leído yo en el folleto explicativo en la columna de la Iglesia Holguinera, pero a un tipo morrudo, no muy amistoso y de unos 2 mts de altura mas vale no contrariarlo. De todas formas me consuelo pensando, que si el avión se hace mierda, todos los pasajeros, pecadores (izquierdistas) o nó iremos al cielo con las monjas, por ósmosis digo. ¡ No me quiten la ilusión por favor! Los turistas extranjeros o nó de la cola que aborda la empresa aérea Copa, dan extrañas vueltas por el lobby del aeropuerto, pero solo es para poder mirar mi cartel sobre Bush. Tuve la posibilidad de explicar en buen inglés a un canadiense el significado del cartel.

Me voy de un país dolorido, alterado por las imágenes de un documental de Estela Bravo sobre las desapariciones y torturas en Argentina.
TODOS los cubanos con quienes hablé me plantearon conmovidos lo mucho que les dolió nuestra tragedia, y sus sentimientos por los cuatrocientos nietos que faltan aparecer. Se hace difícil explicarlo a un pueblo que nunca tuvo un desaparecido.

Panamá – Buenos Aires
Llegada y epílogo: Desempacamos, descansamos y tras encender el televisor una lluvia de sangre y mierda, nos arruina toda la pureza que veníamos disfrutando. Así nos dá la bienvenida nuestra Patria.
El ex combatiente de Malvinas y amigo Edgardo Esteban me hace feliz, al contarme que viajará a la isla con su familia, presentará “Iluminados por el fuego” el film de Tristán Bauer basado en su libro, con un debate en La Habana y será Miembro del Jurado del Festival de Documentalistas en Santiago de Cuba. Con ellos me quedo tranquilo, los cubanos conocerán a nuestras buenas gentes que las tenemos.

Hubo mucho más en Cuba, pero tanta emoción no se puede registrar puntillosamente y se me escapa contar mil cosas hermosas.

Toto (Irene esta escribiendo su crónica y ya verán.)

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difunden: el 1er. Museo Histórico Suramericano "Ernesto Che Guevara", la Escuela de Solidaridad con Cuba "Chaubloqueo" y el Centro de Registro de Donantes Voluntarios de Células Madre
Irene Perpiñal y Eladio González - directores calle Rojas 129 local (Caballito) Capital -AAC1405-Buenos Aires-República Argentina telefax: 4-903-3285 email: museocheguevara@fibertel.com.ar
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